¡Hola a todos!Esta es una historia que se nos ha ocurrido a una amiga y a mí y que espero que disfrutéis. Sin más aquí tenéis los 76º Juegos del Hambre.

Mansión Snow-Afueras del Capitolio-

Una lanza surcó el aire, clavándose en el centro de la gran diana que tenía dibujado el maniquí que colgaba del solitario árbol.

Una sonrisa asomó por los labios de Elizabeth mientras sus ojos se entrecerraban, estirando el tatuaje plateado que adornaba su ojo izquierdo. Se acercó rápidamente al árbol y arrancó la lanza mientras sus ondas castañas saltaban con cada paso que daba.

-¡Elizabeth!- un grito detuvo a Elizabeth de volver a clavar la lanza en el pecho del maniquí. La chica se giró para observar a su madre, que la observaba fijamente desde la puerta trasera de la gran mansión blanca del difunto abuelo de la chica.

Con pasos gráciles se acercó a la entrada, esquivando varios rosales de flores blancas que tanto caracterizaban a su abuelo. Cuando llegó a la entrada pudo contemplar mejor a su madre, la cual tenía los ojos rojos y marcas de lágrimas en sus pómulos.

La mujer, de ya unos avanzados cincuenta años le señalo el interior de la casa. Su hija, obediente, entró en ella. No veía nada raro, era el mismo salón de siempre con sus baldosas de pulido mármol y las paredes hechas completamente de cristaleras, dejando a la vista el hermoso jardín de la mansión. En medio de la gran sala había un sofá de cuero rojo y varios sillones de terciopelo blanco a su alrededor. En frente de los muebles, se erguía una gran pantalla cuya misión principal era ver las noticias.

En ese momento la pantalla reflejaba un símbolo: el de los 13 distritos.

Las dos mujeres se sentaron; Clement se sentó en un sillón cruzando una pierna sobre la otra, mientras, su hija se tiraba en el sofá al tiempo que sus zapatillas volaban hacía uno de los latearles de la sala, cayendo justo enfrente de un criado, que los recogió y guardó.

Siempre que ese símbolo aparecía en la pantalla significaba que los nuevos gobernantes de Panem iban a hacer un comunicado muy importante. La última vez que ese símbolo salió en pantalla, hacía ya dos largos años, había sido para avisar de la muerte de Coin y Snow, y que todos y cada uno de los distritos y el Capitolio sufrirían una nueva orden social: repartir todo el dinero que la gente del Capitolio tenía entre todos los demás distritos.

También los criados se reunieron en la habitación, aunque ninguno se atrevió a acercarse las dueñas de la casa.

El símbolo ardió y la imagen de la nueva gobernante apareció en la pantalla, la Presidenta Paylor, una mujer de cabello y ojos marrones vestía un elegante traje negro.

-Buenas tardes queridos habitantes de Panem, gracias a todos por estar escuchando este importante comunicado.

Lo que vino después hizo que Elizabeth desconectara; era el mismo discurso que daban siempre en los comunicados; contaban la historia de cómo Panem se había liberado de esos días oscuros que se habían cernido sobre el país por tantos años.

-Bien, como sabrán no hemos hecho este comunicado para recordar nuestra gran liberación, sino que vengo a comunicarles una importante noticia.

Las mujeres se enderezaron en sus asientos y los criados guardaron aún más silencio.

-Unos importantes personajes del ahora reformado gobierno han decidido hacer cumplir una de las ideas que se propusieron hace unos años en una reunión. Hemos tardado mucho tiempo en preparar todo, pero ya está listo, por eso hoy hemos decidido mandar esta noticia a todo Panem. ¡Va a haber unos 76º Juegos Del Hambre!

Una exclamación resonó en la habitación, mientras Clement y su hija miraban sombríamente a la figura de la pantalla. Clement sabía que eso iba a pasar. Lo sabía desde el mismo momento en que había el aviso de que iba a haber un anuncio importante de la presidenta se había propagado por las calles. Ya entonces se esperaba lo peor, justo lo que estaba pasando en ese momento.

-Pero no van a ser como los anteriores 75 juegos, sino que esta vez se elegirá a los tributos de la cosecha de niños del Capitolio.

Paylor señalo dos grandes urnas de cristal que estaban detrás suyo, las urnas eran tan grandes que podrían contener perfectamente todos los nombres de los niños del Capitolio.

-Bien, empecemos. Como siempre, primeros las chicas- sonrió sardónicamente.

Se levantó y anduvo hacia la urna. Metió una de sus finas manos y sacó un papelito blanco con el símbolo del capitolio marcado en dorado.

-¡La primera tributo femenino será Selene Louper!

Una a una, las chicas elegidas para ser enviadas a una muerte segura, fueron sabiendo de su condición. Todas y cada una de ellas, inocentes, en una guerra que no había sido la suya, recibieron ese día la noticia de su propia muerte.

-¡Elizabeth Snow!

Una gran exclamación resonó en la habitación. Todas las respiraciones de las personas de la habitación se ralentizaron, al tiempo que el corazón de la muchacha se saltaba un latido. De pronto, Clement se echó a llorar y abrazó a su hija, pero ella no se encontraba allí. Se encontraba ausente, y una única frase se repetía en su cabeza una y otra vez.

"Los juegos, voy a ir a los juegos del hambre"

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Besos

Drea y Cris