Hola a todos! Cumpliendo lo que prometí, en este fic estaré subiendo una serie de Drabbles y One-shot de los personajes de Katekyo Hitman Reborn, ya sean pedidos o ideas mías ! Permitan aclararles que algunos de los Drabbles y los One-shots tendrían relación con el fic de Xanxus, he tenido la idea de mi cabeza de hacer un "universo" y bueno, supongo que puede funcionar x3, de todas formas cuando se publiquen, aquí diré si están relacionados o no.

De igual manera aquí publicaría drabbles de Xanxus y Serena sin relación alguna con el fic o de Xanxus y algún OC que me pidan, espero no estarlos confundiendo, de todas formas en mi perfil prometo explicarlo de mejor manera *inserte una sonrisa aquí*

Bueno, lo prometí es deuda, he aquí el fic de YamamotoxLectora para mi querida Yune Leagrove, espero que te guste y si no ¡escribiré otro, lo prometo!

En los próximos días subiré el que me pidieron de Fran.


Este fic se ubica cuando Yamamoto tiene entre 18 y 20 años, después del final de manga aunque no forzosamente la cronología y los acontecimientos son exactos. Solo déjense llevar por la historia.

YamamotoxLectora -el nombre es para distinguir quien es quien-


Yamamoto Takeshi había tenido 3 meses de arduo trabajo, la Serie Mundial era pesada y ahora en su maleta incluia los DVD's que Squalo le había mandado, claro que los vería, no había olvidado el Shiguren Soen pero simplemente, el Beisbol era su vida.

-¡Viejo, he llegado!- entro animado al restaurante de su padre

-¡Ah Takeshi, bienvenido a casa! ¿Por qué no dejas tus cosas arriba y bajas? Tengo algo que contarte-

Yamamoto asintió y así lo hizo, subió a la casa y dejo su equipaje en la habitación, se dio una ducha rápida y coloco ropa más cómoda para ayudar a su padre en el restaurante.

-Takeshi, déjame presentarte a alguien- dijo su padre al verlo llegar de nuevo.

Yamamoto arqueo una ceja confundido. De la cocina salió una chica.

-Takeshi, ella es Yune, es de América y ha estado trabajando en el restaurante por un rato. Estudia gastronomía, quiero que la conozcas-

-Bienvenido a casa, Takeshi-kun- lo saludo cordial y él le regreso el saludo

Yune tenía algo que le llamaba la atención, aparte de su extraño acento al pronunciar el japonés. La muchacha era delgada y un poco mas alta que cualquier chica oriunda de Namimori, su largo cabello negro lo traía sujetado en una coleta de caballo, su fleco le recordaba al que Haru usaba cuando iban al instituto. Su rostro le daba curiosidad, era algo redondo pero con un mentón fino, una bonita nariz que combinaba en su cara, su piel ligeramente besada por el sol, pero esos ojos verdes como el jade eran algo que lo tomó desprevenido.

-Nunca había visto a una chica con tu color de ojos- soltó sin mas

-Yo…bueno…- Yune no pudo evitar sentirse avergonzada, se esperaba cualquier cosa menos ese comentario.

-Oye Takeshi, deja tus extraños comentarios y ponte un mandil, hay un pedido enorme y necesito tu ayuda-


Habían pasado varios días y Yamamoto había podido ponerse al corriente con sus amigos, aunque viajar era algo divertido, no existía nada como el hogar, como Namimori.

-¡Oh, Yune! ¿Estas sola?- Te preguntó al llegar al restaurante y verlo cerrado por inventario

-Si- contestaste mientras terminabas de anotar en una libreta –Fue al centro a comprar lo que faltaba- el sonreíste.

Yamamoto se acercó hacia ti, sentándose del otro lado de la barra donde tu estabas, él tenia una idea muy vaga de ti, pero se imaginaba que por el tiempo que su padre te hacia pasar en el restaurante, solo ibas a casa a dormir y al despertar regresabas.

-Dime, Yune, ¿Qué haces en Japón?- volteaste a verlo confundida, el beisbolista tan solo sonrío –El viejo dijo que eras de América, hace poco estuve allí pero no pude salir de los estadios- río un para si mismo –Todo es diferente, así que me da curiosidad saber como eres-

Mirabas a Takeshi anonadada y sentías un poco de calor en tus mejillas.

-Bueno yo…- eras algo tímida para socializar, así que no sabias como tratar a una persona tan sonriente como él.

-¿Oh?- Yamamoto te miraba confundido Tal vez solo es tímida –Tengo una idea, esta noche hablaré con el viejo para que te de el día libre mañana, ¿te veo en el centro comercial a medio dia?-

-Yo…su…-intentabas articular palabra alguna –Si…-

-¡Muy bien! ¡Yo terminare aquí por ti Yune-chan, se esta haciendo de noche y no es seguro que camines tu sola a casa-

Caminabas hacia tu edificio con lentitud, pues en tu cabeza aun seguían las amistosas palabras de Yamamoto.

Acaso… ¿el me invitó a salir? ¿A una cita? ¿Así es cuando se siente que te inviten?

Pues para ti que eras tan tímida y callada, que una persona quisiera conocerte sucedía…casi nunca. Llevaste una mano a tu mejilla apenada, habías visto a Yamamoto en fotos que el señor te había enseñado y algunas veces por al televisión, pero ciertamente en persona, el beisbolista era bastante atractivo.

¡Deja de fantasear! Te regañabas a ti misma

Estabas de pie junto a la puerta del centro comercial, por alguna razón en la mañana te había costado mucho trabajo decidir que ponerte, no eras la chica mas diestra en arreglarte, pero al menos sabias maquillarte de manera natural, decidiste usar unos mayones negros hasta los tobillos, tenis negros con tacón puente y un blusón café hasta los muslos con mangas hasta tus codos holgada.

-¡Yune-chan!- volteaste al ver a Yamamoto acercarse animoso -¿Entramos?-

Entraron al centro comercial y caminaron por unos minutos hasta que Yamamoto te jalo a una heladería.

-Cuéntame sobre ti Yune-chan- tu lo miraste confundida, no sabias ni que empezar a decir -¿Cuántos años tienes?-

-Cumpliré 20 en unas semanas-

-¿Enserio?- preguntó animoso –En ese caso, deberíamos de hacer una fiesta-

-Bueno yo… no es como si tuviera muchos amigos en Japón- le contestaste nerviosa

-¿Ah si? Eso lo podemos arreglar, sé que a los muchachos les encantará conocerte, sobre todo a las chicas, Kyoko y Haru son muy amistosas- te seguía hablando con esa particular sonrisa en su cara.

Por alguna razón él te haca sentir menos cohibida.

-¡Oh!- de la nada se calló unos momentos –Perdóname, a veces suelo hablar sin parar, háblame de ti ¿vale? Cualquier cosa que me quieras contar, por ejemplo ¿te ha gustado Japón? El viejo menciono que estudiabas gastronomía- ciertamente Yamamoto era bastante platicador.

-En realidad ya estudie gastronomía, bueno yo…vine a Japón porque me gusta mucho su cultura y su comida, no es lo mismo aprender de cocina japonesa en América que en la propia Japón, por eso estoy aquí-

-¡Es bastante interesante! ¿No sientes a veces melancolía de estar alejada todo el tiempo? A mi me sucede bastante con mi viejo-

Tu sonrisa cayó de tu rostro por unos momentos –Veras yo…- no sabias como empezar –Yo crecí en un orfanato, no se quien es mi familia- viraste tus ojos a Yamamoto y podías ver que el tenia esa mirada de lastima y tristeza que todos ponían cuando les contabas tu historia -¡Pero estoy bien!- tratabas de cambiar un poco el ambiente –Crecer sola no fue tan malo, pude trabajar y estudiar en mi adolescencia-

Yamamoto tenia una mirada puesta en ti, internamente pensabas que lo habías echado todo a perder aunque no fuera tu culpa el haber tenido esa vida anteriormente. De la nada, Yamamoto te tomo de la muñeca y comenzó a caminar hacia afuera del centro comercial.

-Takeshi-kun, ¿A dónde vamos?- preguntabas sin saber lo que estaba pasando.

-Tranquila Yune-chan- volteo a verte –Solo vamos a que te presente a mi familia-

¿Su familia?

Se detuvieron frente a una casa, leíste la placa, "Familia Sawada"

-Por lo general siempre están aquí todos, vamos- Yamamoto te tomo de la mano y tu no pudiste evitar sonrojarte -¡Tsuna! ¿Están aquí?-

Subieron las escaleras y abrieron la puerta de una habitación, adentro estaban tres chicos y dos chicas platicando alrededor de una mesita.

-¡Que suerte, todos están aquí!-

-¡Oh, Yamamoto-kun!- le saludo un castaño –Etto … ¿Quién es tu amiga?-

-Ella es Yune-chan, es de América y ha estado trabajando con mi padre- volteo a verte –Yune-chan ellos son Tsuna, Gokudera, Ryohei, Kyoko y Haru, aun faltan Hibari y Chrome, pero supongo que a ellos los conocerás luego-

Estabas algo abrumada al principio porque no estabas acostumbrada a la muchedumbre, pero por alguna razón los amigos de Yamamoto te tomaron aprecio enseguida, sobre todo las chicas, quienes te trataron muy bien


-¡Lo siento Takeshi-kun!- te disculpabas eufóricamente al ver como el bate que tenias en tu mano había salido volando y golpeado el estomago de Yamamoto.

El beisbolista se tomaba el estomago tratando de darle poco importancia –No te preocupes Yune-chan, son errores de novato-

Las ultimas semanas podías agregarle una actividad mas a tu rutina de trabajo y dormir, Yamamoto y tu se habían hecho amigos y a la vez comenzabas a llevarte mejor con los jóvenes que el llamaba su Familia.

-Simplemente no estoy hecha para los deportes- dijiste resignada mientras te resbalabas y caías en tus rodillas.

-Anda, no es tan malo- Yamamoto se acercó a ti, poniéndose a tu altura. -¡Me encanta que lo intentes!- tomo su rostro entre sus manos y sonrió ampliamente –Te ves muy linda cuando sucede-

No podías evitar sonrojarte cuando el hacia eso, con el paso de las semanas también iban creciendo tus sentimientos hacia Yamamoto, ya fuese porque nunca nadie había sido tan bueno contigo o por lo que fuera, te gustaba a mas no poder el muchacho que tenias enfrente.

-Vamos- te estiro su mano para ayudarte a levantarte –El viejo se enojara conmigo si te maltrato-

A veces no sabias que pasaba, había días que pensabas que Yamamoto también tenia sentimientos hacia ti, te abrazaba, era cariñoso, tierno, educado y atento contigo, cuando caminaban te tomaba de la mano o pasaba su brazo alrededor de los hombros. Pero a veces lo dudabas, porque era natural en Yamamoto ser así, sobre todo…

-¡Takeshi-san! ¡Takeshi-san!, ¿nos darías tu autógrafo?-

-¿Te tomarías una foto conmigo Takeshi-san?-

Yamamoto era demasiado popular con las chicas y los chicos, siempre que salías con él alguna admiradora se acercaba a pedirle un autógrafo y una foto, tu por tu parte siempre te hacías a un lado al ver a la muchedumbre acercarse al beisbolista. La mayoría de las chicas que se le acercaban a Yamamoto eran divinas bellezas japonesas, dotadas en el arte de usar zapatillas con mas de 10 centímetros de tacón, tu con 6 ya te encontrabas sufriendo, por eso preferías las sandalias.

-Perdona Yune-chan- se acercó a ti rascándose la cabeza –El de seguro está pensando que ya te hice algo malo- río divertido, por tu parte, te sonrojaste.

También te habías hecho buena amiga de Kyoko y Haru, aunque lo tuyo no era llevarte con las chicas, ellas eran totalmente diferentes, no se celaban o se criticaban entre ellas, incluso te habías llegado a identificar con Chrome, a quien conociste en un incidente en el colegio Namimori cuando Yamamoto te lo quiso enseñar pero Hibari se enojo y lo quiso "morder hasta la muerte".

De la nada su familia, se habían vuelto tus amigos y por primera vez en mucho tiempo, te sentías aceptada, como si estuvieras en casa.

-Yune-chan, mañana es tu cumpleaños, ¿cierto?- asentiste –Te iré a buscar a tu casa, te tengo una sorpresa.

No podías pegar el ojo en toda la noche, estabas emocionada y nerviosa por la "sorpresa" que te tenía Yamamoto.

Para de pensar en eso Yune, podría ser cualquier cosa si lo piensas bien

-¡Yune-chan!- Yamamoto se lanzo a abrazarte en cuanto te vio salir de tu departamento.

-Takeshi-kun…- sentías que estabas roja como un tomate

El día era claro, por lo que decidiste colocarte un vestido blanco y un bolero violeta –Yune-chan, hoy te ves muy bonita- te dijo con naturalidad pero como siempre, no pudiste evitar sonrojarte.

-Gracias Takeshi-kun, tu…te ves un muy guapo también- una ligera sonrisa se dibujo en tu cara, habías tomado la confianza suficiente para hablarle de aquella manera a Yamamoto.

Se detuvieron en el restaurante de su padre, tu arqueaste una ceja y volteaste a ver a Yamamoto, quien ya te había cubierto los ojos con su corbata.

-Takeshi-kun, ¿Qué es esto?- te llevaste las manos a tus ojos cubiertos por la corbata, solo oíste a Yamamoto reír.

-Te dije que era un sorpresa, ¿cierto?- comenzó divertido mientras te tomaba de los hombros para indicarte el camino.

Y una vez que quito la corbata…

-¡Sorpresa!-

Estabas boquiabierta, te llevaste las manos a tu boca totalmente inmóvil. El restaurante estana bellamente arreglado con adornos de cumpleaños y una gran manta que decía "Felicidades Yune-chan". Tsuna, Gokudera, Ryojei, Kyoko, Haru, Lambo, I-pin y Fuuta , incluyendo al serio Hibari y a la siempre desaparecida Chrome estaban allí tan solo por ti.

-Muchachos…- tus ojos se humedecieron y comenzaste a llorar.

-¡Yune-chan! ¿Te encuentras bien?- te pregunto preocupado Yamamoto

Tu asentiste con tu cabeza –Estoy bien es solo que… ¡Muchas gracias!- exclamabas con total alegría –Por hacer esto por mi- las lagrimas que recorrían tus mejillas eran de felicidad, tenias una hermosa sonrisa en tu rostro y todo no podía ser mas que perfecto.

-¡Nos esforzamos al extremo!-

-No nos agradezcas a nosotros, fue idea de Yamamoto-kun- te dijo Tsuna

-Así es Yune- el padre de Yamamoto apareció a tu lado y puso su mano en tu cabeza como si de un niño se tratara –Takeshi paso días planeando todo para que fuera especial y hoy se levanto a las 6 de la mañana tan solo para ponerse a cocinar. Este muchacho si que te quiere mucho- comenzó a bromear el señor.

-¡Anda viejo! ¿Qué cosas dices? Solo nos avergüenzas a todos- le contesto Yamamoto a su padre mientras se rasaba la cabeza, aunque no pareciera que le molestara lo que le dijera.

-¡Yune-chan!- llamó tu atención Haru –Kyoko-chan, Chrome-chan y yo te hemos preparado un delicioso pastel- te dijo alegremente la chica.

-Tal vez no seamos las mejores reposteras como tu, pero esperamos que te guste mucho- te dijo con modestia Kyoko

-¡Chicas!- te acercaste a abrazarlas al ver el hermoso pastel que hicieron para ti, habían incluso escrito tu nombre en tu lengua natal -¡Claro que me gusta! ¡Sé que sabra delicioso!-

La fiesta fue muy amena, todos se estaban divirtiendo mucho, habías recibido bastantes regalos y la comida era deliciosa. En uno que otro momento Hibari intento asesinar a Tsuna por cualquier tontería y Gokudera se metía entre ellos, haciendo que Yamamoto y Ryohei tuvieran que intervenir, te parecía lo mas gracioso del mundo.

Tus ojos no podían dejar de seguir a Yamamoto, te gustaba la manera que ese chico era con sus amigos, con su padre y con todos, era tranquilo, sin una pisca de malicia en tus ojos. Para tu buena o mala suerte, alguien se dio cuenta de tus sentimientos hacia él.

El padre de Yamamoto apostaba mentalmente cuando tardaría su hijo en darse cuenta de tus sentimientos.

La fiesta había terminado a altas horas de la noche pero tu esperaste a que todos se hubieran ido porque te querías despedir de cada uno y agradecerles por enésima vez. Yamamoto y su padre insistieron en que te quedaras a dormir, pero tu insististe en que no querías ser una molestia que preferías irte a casa. Yamamoto solo acepto que te fueras mientras él te acompañara.

Una sonrisa cálida estaba dibujada en tu rostro, tus mejillas se encontraban sonrosadas y caminabas con tus manos entrelazadas delante de ti, a tu lado, Yamamoto tenia esa típica mirada llena de brillo mientras caminaba a tu lado con su brazo alrededor de tus hombros.

Estabas feliz.

Condenadamente feliz.

Llevabas medio año en Japón, habías estado bastante sola y de la nada, llega este maravilloso muchacho a llenar tu vida de sonrisas y sorpresas. Estabas decidida, te le ibas a declarar, no te importaba si el correspondía tus sentimientos o no, pero querías que lo supiera.

El beisbolista no iba a irse hasta no ver con sus propios ojos que entraras a tu departamento y cerraras la puerta con llave detrás de ti, así que ahí estabas de pie, frente a él. Una idea loca en tu cabeza, de un impulso lo abrazaste y escondiste tu rostro en su torso, Yamamoto lo tomo muy de sorpresa y lentamente tambien te abrazo.

-Mucha Gracias por todo, Takeshi-kun- comenzaste a decir con la voz entrecortada

-Yune-chan, ¿te encuentras bien?- cosa que no paso desapercibida por el beisbolista -¿Qué sucede?- sonaba preocupado

Negaste con tu cabeza, aun sin querer enseñarle tu rostro –Estoy bien Takeshi-kun, más que bien Tu…- tragaste saliva, no sabias ni siquiera por donde comenzar a enseñarle tus sentimientos –Me has tratado de maravilla, ¿sabes? Nunca nadie se había tomado la molestia de conocerme e incluso, me hiciste parte de tu familia, de tus amigos. ¡Me diste amigos, Takeshi-kun! Los mejores del mundo, yo…- Te separaste un poco de él sin dejar de abrazarlo y alzaste tu rostro. Tus mejillas estaban completamente rojas, tus ojos tenían un brillo inexplicable, Yamamoto al verte así también se sonrojo.

-Yune-chan…-

-Me gustas Takeshi-kun- soltaste sin mas haciendo que el muchacho frente a ti se sorprendiera –Me gustas y aunque no tengas los mismos sentimientos hacia mi, yo quería que supieras lo feliz que me haces-

Yamamoto estaba sin palabras delante de ti, sabias que habértele declaro seria algo arriesgado, solo tenias 3 escenarios posibles: 1.-Que te correspondiera, lo cual dudabas enormemente que sucedería, 2.-Que lo tomara bien y las cosas siguieran como estaban, 3.-Que simplemente no sintiera lo mismo que tu y que su amistad quedara concluida a ti.

El serio rostro de Yamamoto que nunca había visto antes, Te estaba dando la señal de que era la tercera opción.

Bajaste la mirada, ya no querías verle a la cara, estabas apenada pero aun así no te arrepentías de lo que habías hecho, te separaste de él y le diste la espalda para comenzar a buscar las llaves de tu apartamento.

-Yune-chan…- lo oíste decir pero lo interrumpiste

-Esta bien Takeshi-kun, no esperaba que sintieras lo mismo que yo-

-Aguarda- Yamamoto tomo tu muñeca y eso te hizo girar al verlo, se le notaba nervioso.

En la secundaria era normal que las chicas le regalaran cosas o se le confesaran, pero nunca les aceptaba las cosas porque no quería herir los sentimientos de ninguna o darles falsas ilusiones, pero tu habías causado algo en él, tal vez por todo el tiempo que pasaban juntos. Yamamoto ciertamente sentía algo por ti, pero nunca le puso "amistad" o "amor" como etiqueta, solo algo por ti y ahora, que te le habías declarado, su corazón había comenzado a latir fuertemente.

-Yune-chan, eres muy bonita- te dijo con su típica sonrisa, tu por tu parte no sabias que pasaba. Tus mejillas habían sido aprisionadas por las manos de Yamamoto y su frente pegaba con la tuya –Y lo eres mucho mas cuando te sonrojas como ahora- su sonrisa se había vuelto inmensa y tu, pensabas que te habían mentido a un tanque de agua hirviendo -¡Creo que también me gustas Yune-chan!- lo casi grito

Y tú internamente gritaste y comenzaste a experimentar algo parecido a un ataque cardiaco, pero no de los ataques que te hacían morir, sino de los que te hacían flotar y sentirte bien.

-Yune-chan, ¿te parece buena idea que comencemos a ser novios?-

La pregunta te tomo por sorpresa, te quedaste boquiabierta ¿Esta pasando? O ¿me he muerto y así es la otra vida? De tu boca salió un si muy tímido SI y de repente, Yamamoto ya había aprisionado tus labios con los suyos.

Tu vida dio un giro total.


No podías creerlo, te levantabas incrédula todas las mañanas pensando que seguía siendo un sueño, eras la novia de Yamamoto Takeshi, el bateador #1 de la Liga de Beisbol Japonesa. Al día siguiente de tu fiesta de cumpleaños te presentaste a trabajar, y el señor Yamamoto te dio una gran mirada, te sonrojaste cuando te empezó a llamar Hija para todo, te sentías avergonzada, probablemente Takeshi le había contado todo a su padre.

Creíste que la situación en el trabajo se iba a complicar, pero para nada, Yamamoto y su padre eran personas tranquilas además, tu jefe te tenía bastante aprecio.

-Oh Yune, veo que estas haciendo bocadillos dulces- te decía el señor

-Si, he estado pensando en regresar a la repostería- terminaste de decorar un Cupcake y se lo diste

-Vaya Yune, realmente eres buena en esto. Tengo una idea, pongamos una vitrina al lado de la barra de sushi y vendámoslos como postres-

-¡¿De verdad?!- comentaste entusiasmada

El señor Yamamoto te puso una mano en la cabeza y comenzó a reírse –Haría lo que fuera por la novia de mi preciado Takeshi. Ese muchacho realmente se ha ganado un gran paquete-

Las bromas del señor Yamamoto aun te avergonzaban.

Los últimos días no habías visto mucho a Takeshi, ya que había sido llamado a entrenar, se levantaba muy temprano por la mañana y regresaba a altas horas de la noche cuando tu no estabas.

Así que esa tarde estabas decidida por sorprenderlo, le habías preparado un obento tu misma y aparte, llevabas una caja con dulce de tiramisú que habías preparado, querías que fuera una sorpresa agradable para le.

Espero encontrarlo descansnado te mirabas muy alegre y estabas tan metida en lo tuyo que no te diste cuenta de que te seguían.

Al llegar al estadio, estaba completamente vacío

-Que extraño, pero se supone que Takeshi-kun saldría a las 11 de la noche y solo son las 5 de la tarde- volteaste a ver tu reloj y se había congelado, ni siquiera te marcaba la hora que creías que era –Algo esta pasando…- musitaste y para empeorar tus nervios, una extraña neblina morada comenzó a mostrar en tu pies.

Te asustaste y comenzaste a correr a la entrada del estadio pero por alguna razón no llegabas, estabas dando vueltas en círculos.

-Correr no te va a llevar a ningún lado- escuchaste una voz detrás de ti, volteaste y te viste con un hombre alto, con gabardinada negra y sombrero, no podías verle el rostro pero podías notar que del anillo de su mano salía una llama morada y tenia una caja en la otra.

-¿Quién eres? ¿Qué quieres de mi?-

-A ti- te dijo sin más –Mi familia podría sacar mucho provecho si secuestro a la novia del Guardián de la Lluvia del Decimo Vongola-

-¿Guardián de la Lluvia? ¿De que estas hablando?- no entendías las palabras de aquel, hombre pero sabias que estabas en grave peligro.

Lo comprenderás muy pronto –El hombre metió la llama del anillo en su caja y de ella salió una sombra de color morado que se dirigía hacia ti.

Tu corazón se detuvo, te pusiste de rodillas cubriéndote con tus manos y pasados unos momentos te miraste ilesa, alzaste tu mirada y…

-¡Takeshi-kun!- ahí estaba tu adorado Takeshi, se miraba mas serio que nunca, tenía una espada en la mano cubierta por una llama de color azul igual que una golondrina que se encontraba enfrente de él.

-Yune-chan, escúchame bien- comenzó a decirte –Estamos dentro de una ilusión, en realidad nos encontramos cerca del Templo de Namimori- tu no podías creer lo que te decía tu adorado Takeshi –Yune-chan- se giro para verte –Necesito que confíes en mi y cubras tus ojos sin importar que-

Tu asentiste con tu cabeza en el tiempo que cubrías tus ojos con tus manos, no dejabas de temblar y habías comenzado a llorar. No oías mucho porque estabas aterrada, pero Takeshi se escuchaba serio, decía cosas que no entendías y también oías los gritos que ese misterio hombre daba. Después hubo un silencio sepulcral a tu alrededor.

-Yune-chan- la voz de Yamamoto te hizo sobresaltar –Ya puedes abrir los ojos-

Obedeciste y te encontraste con que estaban en el bosque de Namimori, cerca del Templo tal y como Yamamoto te había dicho.

Yamamoto se agacho a tu altura -¿Te encuentras bien?-

-¡Takeshi-kun!- te aventaste hacia él, lo abrazaste con suma fuerza y comenzaste a sollozar –Takeshi-kun tuve mucho miedo-

Yamamoto te tomo de los brazos y te separo de él, tú estabas sorprendida. –Yune-chan, hay algo que aun no te he dicho…- dijo muy serio.

En el camino del templo a la casa de Yamamoto, él te contó sobre Vongola, de como todo había empezado, el conflicto de los anillos, de Byakuran, la maldición arcobaleno. Sentías algo extraño por cada palabra que Yamamoto te decía, no sabias que pensar.

Al llegar a su casa se podía sentir la tensión, Yamamoto te había dicho que por tu seguridad, te quedaras esa noche con él para evitar que te volvieran a atacar, su accediste a la idea. Podías notar que tu amado estaba muy tenso, así que mientras te preparaba la cama, tu lo abrazaste por detrás sorprendiéndolo un poco.

-Takeshi-kun, no me importa- comenzaste, el guardián de la lluvia arqueo una ceja e intento verte, pero tu lo tenias fuertemente agarrado –Te quiero Takeshi-kun, demasiado, así como Hana esta junto a Ryohei, Haru del de Gokudera y sobre todo, Kyoko con Tsuna…así quiero estar Takeshi-kun, a tu lado-

Yamamoto apretó fuertemente tu mano y se puso frente a ti, te miro a los ojos y tomo tu rostro con su mano y sin dudarlo te beso.

Un beso tan dulce y apasionado, apretaba tu cuerpo con el suyo y sus manos terminaron en tu cintura.

No supiste en que momento, pero estabas acostada en la cama de tu adorado Takeshi, él estaba encima de ti y te seguía besando, la temperatura comenzaba a subir un poco y tu te estabas dejando llevar con el roce de sus manos por tu cuerpo.

En un momento tu ropa comenzaba deslizarse por tu cuerpo y comenzaba a mostrar tu lencería y en otro, Takeshi ya no tenia la camisa puesta. Las manos de Takeshi acariciaban tu espalda suavemente y tu hacías lo mismo con todo su torso, los besos se convirtieron en ligeras mordidas en los labios y en el cuello, habías empezado a gemir suavemente en el momento que tu amado comenzó a pasar las manos por tus senos y todo te cayó como un balde de agua fría de realidad al darte cuenta que estabas totalmente desnuda debajo de él.

La vergüenza se apodero de ti e intentaste cubrirte a cara con la almohada.

-Yune-chan, ¿estas bien?- te pregunto Yamomoto, el también tenia el rostro rojo

-Es solo que…- dudabas en decirle la verdad, pero suponías que de todas formas él se daría cuenta –Yo nunca…ningún hombre me había visto desnuda y yo…nunca he estado con nadie-

Yamamoto acarició tu mejilla dulcemente –No te preocupes, te prometo que no te hare daño- Fue ahí donde te beso y tu creíste sus palabras

Lentamente Yamamoto separó tus piernas y se acomodó entre ellas, mientras sujetaba fuertemente tu mano.

-Takeshi-kun…- su nombre escapo de tus labios al sentir como poco a poco se introducía dentro de ti.

Gemías de dolor y Yamamoto trataba de suavizarlo mientras jugueteaba con tu oreja y en tu cuello, por los sonidos que salían de tu boca le hacían saber que estaba funcionando.

Sentirlo totalmente dentro de ti, era una sensación extraña y nueva para ti, la forma en la que era delicado contigo, cumpliendo su palabra de no hacerte daño mientras comenzaba a moverse con suavidad en ti, después con un poco mas de velocidad y tu comenzaste a mover tus caderas al ritmo de él suavemente.

Los jadeos que escuchabas de la boca de Takeshi te hacían saber que el lo estaba disfrutando tanto como tú.

-Takeshi-kun…Takeshi-kun…- repetías su nombre cada vez que te acercabas mas en tu climax.

Un gran gemido se ahogo en tu garganta al momento que tenias un orgasmo y sentias algo cálido en tu vientre. El se había venido contigo.

Con la respiración agitada se dejo caer a un lado de ti y tu lo abrazaste. Sabias que no te querías separar nunca de él.

Por la mañana Yamamoto te había explicado que tenia que ir a Italia con Tsuna y el resto de los Guardianes y que no sabia cuando volvería, que entre tantos, te mantuvieras cerca de Kyoko, Haru y Hana.

Los días pasaban y tu trabajabas arduamente en el restaurante, tus dulces y pasteles habían sido todo un éxito que las clientas te hacían pedidos aparte, todo iba viento en popa, pero tu corazón se sentía incompleto al no tener a Yamamoto a tu lado compartiendo tus logros.

Me tengo que acostumbrar te decías a ti misma.

-¡Viejo! ¡Hemos vuelto!-

Desde la cocina pudiste escuchar la melodiosa voz de Yamamoto, saliste enseguida y lo viste allí de pie, junto a Ryohei, Gokudera y Tsuna, los 4 tenian trajes, en tu vida los habías visto vestidos tan formales y tu amado Takeshi se veía tan sexy y elegante.

-¡Tengo un hambre extrema!- se quejaba Ryohei

-Cabeza de Césped, deja de quejarte- le regañaba Gokudera

-Chicos no deben de pelearse- trataba de calmarlos Tsuna

-¡Takeshi-kun!- gritaste emocionada al verlo

-¡Yune-chan!- el también estaba feliz de verte.

Corriste hacia él, entrelazaste tu mano con la suya y allí frente a los Guardianes le plantaste un beso.

El Decimo Vongola y sus guardianes tenían la boca abierta, ellos no sabían de tu relación con Yamamoto y el beso los tomo por sorpresa.

-Te extraño Takeshi-kun- lo abrazaste

-¡Espera! ¡Idiota del beisbol- Gokudera lo señalo enojado -¿Desde cuando tienes una relación con ella?-

-Es cierto- le secundó Ryohei –Al extremo que no nos dijiste nada- los dos guardianes exigían respuesta a lo que acababan de ver

-Chicos…tranquilo…Yamamoto-kun debe de tener sus razones de no habernos dicho nada- Tsuna intento calmarles la curiosidad pero era verdad que el tambien quería saber.

De todos los guardianes, Yamamoto y Hibari eran los que ellos consideraban "hombres codiciados" pues no les conocían ninguna novia a ninguno.

-¿No les dije nada?- Yamamoto se rascaba la cabeza -¡Estaba casi seguro de que s elos había dicho!- comenzó a reírse

-¡Deja de jugar!- a Gokudera no le hizo gracia.

Tu estabas allí de pie junto a tu amado Takeshi, tenias una sonrisa de diversión pintada en tu rostro, amabas a esos chicos, eran de tu familia.

-Yune-chan- se acercó Tsuna a ti –Bienvenida a la familia-

Eso era todo, no necesitabas nada más.
Lo tenias todo, sobre todo, a tu amado Takeshi.