Capítulo 1: Un accidente y un corazón roto.
En una mañana de octubre un chico corría calle abajo por la ciudad de Konoha mientras miraba su reloj de pulsera. Otra vez iba a llegar tarde. Pero eso a su querida profesora no le importaba, lo único que le importaba a esa vieja demente era que tenía el poder de castigarlo por ello. Ya veía la cara de su abuelo al saber que una vez más había llegado tarde y que una vez más, él le juraba que esa sería la última vez que pasaría.
Naruto estaba en el último curso del instituto, y ese año se graduaría. Después del instituto no sabía qué quería hacer, al contrario de la mayoría de sus compañeros, que tenían una idea aproximada: Sakura iba a estudiar medicina, Sasuke quería montar una escuela de artes marciales, Sai quería estudiar arte… Pero nadie estaba en su misma situación, todas y al mismo tiempo ninguna asignatura le atraía.
Excepto la música. Le encantaba esa manera en la que sonaba una guitarra o los acordes de un piano combinada con una hermosa letra y una voz, que contaban una historia; pero no era lo suficientemente bueno. Había compuesto varias partituras, para guitarra, piano y teclado, pero nunca se lo había mostrado a nadie.
Por fin llegó al instituto, y corriendo por los pasillos llegó enfrente del aula en la que se supone que tendría que estar. Llamó tímidamente, y abrió la puerta.
-¿¡QUÉ HORAS SON ESTAS DE LLEGAR, NARUTO!?-su profesora le miraba con rabia por haber interrumpido la clase, y, ah, por volver a llegar tarde-
-Lo siento, profesora Kurenai, disculpe la tardanza -decía mientras miraba al suelo y se empezaba a sonrojar-.
-¡MÁS VALE QUE LO SIENTAS, PORQUE A LA PRÓXIMA LO PAGARÁS CARO! –probablemente alguien le lanzó un dardo tranquilizante o algo, porque en un instante cambió por completo su expresión enfadada a una de absoluta calma- Ahora siéntate, por favor.
-Sí, profesora.
El día transcurrió igual de aburrido y rutinario de siempre hasta la hora del almuerzo.
Estaba buscando a sus amigos y los encontró sentados en una mesa del exterior, y se dirigió hacia allí. Todos estaban extrañamente serios, y cuando llegó supo por qué.
-… En este año nos lo jugamos prácticamente todo, y no nos podemos dormir en los laureles-estaba diciendo Lee-. Hay que obtener buenas notas si queremos tener opciones. ¡Buenos días, Naruto!-le saludó cuando llegó- Ya me han dicho que has vuelto a llegar tarde.
-No ha sonado la alarma, y he tenido que venir corriendo. ¿Ya estás con eso de que tenemos que tener notas impecables?
-¡Es importante, y lo sabes!
- Yo lo único que sé es que me voy a ir a comer a otra parte como sigas así.
-Deberías prestar atención tú más que nadie, Naruto, porque no es que saques unas notazas…
-Vale, me voy. ¿Alguien se viene?
-Yo –dijo Shikamaru-. Me da pereza escuchar todo eso. Vamos a buscar a Hinata, no sé dónde se ha metido. Además, ha estado como ausente durante todo el día.
-Neji también ha desaparecido- dijo Tenten-. Y se le notaba preocupado por algo.
-Pues vamos a buscarlos-concluyó Naruto-.
Estuvieron buscando durante un buen rato, sin obtener resultado alguno. Cuando sonó el timbre, cada cual volvió a su clase con preocupación sobre el paradero de los Hyuuga.
Cuando llegó a la clase y se sentó, alguien le tocó el hombro. Se volvió, para descubrir que era Sakura.
-¿Los habéis encontrado?-Kiba estaba a su lado y Shino al otro.
-No, parece que se los ha tragado la tierra.
-Cuando terminen las clases los llamaremos.
Mierda - se dijo Naruto- ¿Por qué no se nos ha ocurrido llamarles antes?
-O-
Hinata estaba sentada bajo un árbol que se encontraba en una colina cerca del mar. Tenía la mirada perdida en las olas y una expresión de tristeza en el rostro.
-¿Por qué pasa esto? –se decía a sí misma- ¿por qué a ella?
Hanabi estaba en el hospital, había sufrido un accidente.
Cuando iban caminando hacia el instituto, Hanabi dijo que se le había olvidado algo en casa, ellos se ofrecieron a volver pero ella les dijo que se adelantaran, que ella iría. No vieron a la pequeña cuando el timbre sonó y prácticamente todos los alumnos ya habían llegado al instituto, ni en el almuerzo. Neji buscó a Hinata para preguntarle si la había visto y la encontró llorando, en la parte de atrás del instituto, y entre sollozos le explicó que mientras Hanabi venía al instituto, cruzando una calle, un coche no frenó y…
Ambos salieron corriendo hacia el hospital, y cuando llegaron a urgencias allí estaba su padre con expresión triste, mientras les explicaba lo ocurrido. Hinata se tapó la cara con las manos y volvió a llorar cuando su padre les explicó que había sufrido daños importantes, y que los médicos no sabían si sobreviviría. El corazón de Hinata dolía. Dolía mucho. La cabeza le daba vueltas. Y notaba una presión en el pecho como si tuviera una plancha de hierro sobre este.
A Hinata se le escapó un gemido de angustia al recordarlo. Tras escuchar eso, no pudo aguantar más y echó a correr fuera del hospital a su lugar secreto, debajo de ese árbol donde los problemas parecían más pequeños. Apagó el móvil, y se echó a llorar, y lloró hasta que no había más lágrimas, aunque sí había más dolor. Si algo la pasara a su hermana…
De nuevo se le escapó un gemido. Si hubiera ido ella a por lo que se le había olvidado a su hermana, si no la hubiera dejado volver sola, ahora nada de esto estaría pasando. La presión en el pecho aumentó, y el dolor de su corazón no parecía que fuera a remitir.
Notó una presencia cerca de ella, pero no quería que nadie la viera así.
-¿Hinata? –dijo la persona con tono preocupado- ¿Qué ha pasado? –Ella no necesitaba volverse para saber quién era, había escuchado esa voz un millón de veces, y con lágrimas que amenazaban con volver a brotar, giró hacia su acompañante.
