Una noche antes de la tercera prueba del Torneo de los Tres Magos, Harry Potter no tenía idea de que en menos de 24 horas enfrentaría al mismo mago tenebroso que lo había intentado asesinar primero siendo un bebé; y después, en su primer año, sin contar la vez que su recuerdo ordenó a un basilisco que acabara con él.
No sabía que sufriría una de las peores noches de sus vidas, pero tampoco estaba seguro si sobreviviría a la prueba final, por esa razón él y Ron, su mejor amigo, llevaban media hora observando una botella de Whiskey de Fuego.
-¿Seguro que es real?- volvió a preguntar Harry.
-George parecía muy convencido, incluso confiable, y no tratarían de hacerte nada, saben que la prueba es importante, Fred hasta lucía serio- respondió por centésima vez en la noche.
-¿Sólo será un trago verdad?
-Sí, no trataría de emborracharte, aunque…- esa duda estalló con las preocupaciones primerizas y adolescentes del niño-que-vivió.
-¿Aunque? ¡Creí que lo sabías todo! Si mañana estoy ebrio en la prueba podré ser atacado por una banshee o un dementor, ¡Y ni siquiera podré sostener la varita!- Otra vez la histeria pensó.
-Si quieres, la puedo guardar hasta después de la prueba…- no pudo terminar por que su amigo interrumpió contestando casi inmediatamente.
-Si no vivo moriré sin probar whiskey, es ahora o nunca- y con esto tomó la botella decidido, y en una pequeña copa sirvió lo suficiente para un buen trago, parecía que se la llevaría a la boca cuando, bajó el brazo rendido y se tiró en la cama.
-Es mi primera vez, ¿Qué tal si soy alérgico o algo?- ahora Ron lo miraba casi con burla apreciando el patético ejemplo de 'Como no beber Whiskey'.
-Pues…-razonó- yo no tengo nada que perder, así que…- tomó la copa servida y se la llevó a la boca, bebiendo todo de un solo trago. Harry lo miraba con los ojos abiertos, y sabiendo que en un profundo rincón de su mente, estaba deseando poder ser normal y embriagarse a los 14 años con whiskey, sin preocuparse de que un troll lo atacara por no poder hablar coherentemente.
Cuando el pelirrojo acabó con todo, bajó el brazo con paciencia, se sentó con parsimonia y compuso una mueca meditabunda, casi graciosa, considerando que acababa de tomar whiskey de fuego por primera vez .Ni siquiera habló, durante buen rato se dedicó a relamerse los labios y pensar.
-¿Y…? ¿A qué sabe?- preguntó Potter después de unos minutos.
-Es…bueno- Ron nunca fue muy expresivo, por lo que Harry se volteó hacia él e hizo un gesto de curiosidad sincera y algo traviesa- Es como ligero pero pesado en la garganta, al tocarlo y sentirlo… entiendo por qué lo llaman whiskey de fuego, en realidad es una sensación muy parecía a las llamas de una fogata, solo que… líquido.
Ahora Harry actuó pensativo, expresando en su rostro como cambiaba de opinión constantemente, hasta que decidió:
-Si mañana sobrevivo y todo sale bien, nos embriagaremos hasta que terminemos castigados en la enfermería hasta graduarnos, así que guarda esa botella y más te vale no acabártela mientras duermo, Ron- el aludido tomó el frasco, lo guardó hasta el fondo de su baúl, caminando de puntillas para no despertar a Seamus y Dean, y contestando la expresión cómplice de su amigo cuando desaparecía detrás de las cortinas de su cama.
Pobres chicos, no sabían que nada resultaría 'bien', ni que Dean descubriría la botella de whiskey en el baúl de Harry y la guardaría para sus propios planes.
