Sí, ya está lista la secuela de mi fic "Primeras Impresiones". Este fic va especialmente dedicado a mis queridas I-love-the-Sweet-Irony (ex Elizabeth-B-D) y ImjustMaria, ¡gracias por sus comentarios y ánimo! Además, quiero darle las gracias a todas las que leyeron Primeras Impresiones y le dieron una oportunidad. Este fic no estaría aquí si no fuera por ustedes.

Disclaimer: Los personajes no me pertenecen a mí, sino a la genial Jane Austen y a sus descendientes.

Segundas Oportunidades

Capítulo 1: Un Nuevo Comienzo

Lizzie Bennet se sentó sobre su maleta para poder cerrarla, y la dejó junto a un par de cajas con libros a un lado de la puerta de su pieza. Dio una vuelta alrededor de su dormitorio para revisar que no se había olvidado de nada importante, y se sentó sobre su cama.

Parecía increíble que se estuviera yendo de su casa, recordaba claramente muchas cosas que le habían pasado en esa casa, y en los campos que la rodeaban. Miró a la pared, unas fotos del primer concierto de su banda, "Spotless Mind", y las de una fiesta en casa de los Bingley. Sobre el escritorio descansaba una foto de ella con Darcy, su novio, en su fiesta de graduación. Lizzie la tomó y la metió dentro de un libro, para que no se arrugara en el viaje a Oxford, donde estudiarían. Había logrado entrar a una licenciatura en Ciencias Sociales, con la que luego esperaba estudiar Periodismo. Por su parte, Darcy había entrado a una licenciatura pre-leyes, y esperaba terminar estudiando Leyes (1), como siempre había querido. Lizzie estaba muy emocionada por todo lo que iba a vivir ese año, tenía el presentimiento de que su vida cambiaría para siempre, y esa perspectiva la tenía expectante.

Su teléfono celular sonó, distrayendo a Lizzie de sus pensamientos. Lo tomó de la mesilla junto a su cama y se lo llevó a la oreja.

—¿Aló, Fitz? —Contestó, luego de ver el nombre de su novio en la pantalla. —¿Vienes en camino, verdad?

—De hecho, sí, señorita Impaciente —se burló él desde el otro lado de la línea —. Llamaba para avisarte que estuvieras despierta. Aunque creo que no me equivoco cuando adivino que te levantaste a las cinco de la mañana a terminar de empacar.

—A veces odio que me conozcas también —contestó Lizzie, sonriendo por el comentario de su novio, quien había acertado perfectamente —. ¿Te espero en diez minutos, entonces?

—Puntualmente, como siempre —fue la respuesta de Darcy, antes de colgar el teléfono. Lizzie guardó el teléfono en su bolso, y abrió la puerta de su pieza. Bajó al primer piso, saltándose los escalones de dos en dos.

—Buenos días, papá — saludó a su padre, que estaba tomando desayuno en la cocina, con un beso en la mejilla. —Buenos días, Hill —agregó, en dirección al ama de llaves, dándole otro beso en la arrugada mejilla.

—Pareces feliz, Lizzie —señaló el señor Bennet, mientras su hija se sentaba frente a él y empezaba a prepararse una taza de café —. ¿Hablaste con Fitzwilliam? ¿Va a venir a buscarte, verdad?

—Sí, papá. Fitz me acaba de llamar, y estará aquí en diez minutos —contestó Lizzie, devorando una de las tostadas que Hill acababa de ponerle adelante. El timbre de la casa sonó, y la chica saltó de su silla, para abrir la puerta.

—Buenos días, Lizzie —la saludó su novio con un beso en los labios y entrando a la casa —. Pareces muy feliz.

—Buenos días, Fitz. ¿Tú no estás emocionado? ¡Piensa en todo lo que vamos a vivir este año! Sólo de pensar en todo lo que aprenderemos me dan ganas de saltar —contestó Lizzie, con una sonrisa de oreja a oreja.

—Tranquila, todavía nos quedan unas seis horas de viaje hasta Oxford —le contestó él, rodeándola con el brazo cariñosamente —. ¿Todo listo?

—Sí, todo está listo y embalado, pero tengo que bajar unas cajas, mi guitarra y mi maleta. Están en mi pieza —contestó Lizzie, subiendo al segundo piso, seguida por su novio.

—Yo te ayudo —dijo Darcy, entrando a la pieza de Lizzie. Estaba más ordenada de lo que la había visto nunca, aunque la mayor parte de las posesiones de Lizzie estaban en las cajas junto a la puerta de su dormitorio. Darcy tomó las dos cajas, mientras Lizzie se colgaba el bolso al hombro y tomaba su maleta y la guitarra. Antes de cerrar la puerta, Lizzie miró su pieza por última vez.

— ¿Todo bien? —Preguntó Darcy, al ver la cara de su novia. Lizzie parecía estar emocionada por abandonar su casa.

—Sí, todo bien —contestó Lizzie, bajando las escaleras tras de él. Los dos salieron de la casa y se dirigieron al auto de Darcy, regalo de sus padres por su graduación. Darcy abrió la maleta y ayudó a Lizzie a meter sus cosas, guardándolas con cuidado.

Mientras los dos terminaban de acomodar las cosas en el maletero, la señora Bennet salió de la casa, seguida por su marido y sus tres hijas menores. Lydia traía en sus brazos al pequeño Henry, a quien Lizzie adoraba. Sorprendentemente para todos, cuando nació Henry, Lydia pareció madurar de golpe. Incluso su relación con Wickham, quien había optado por estudiar una carrera técnica cerca de la ciudad, había cambiado; los dos parecían haber madurado y cuidaban a Henry con mucho cariño. No era raro ver a los tres paseando por la plaza de la ciudad, riendo y jugando con Henry.

El niño rodeó el cuello de Lizzie con sus bracitos, antes de plantarle un beso en la mejilla a su tía. Darcy, por su parte, estrechó la mano de su suegro, mientras Lizzie abrazaba a su madre y sus hermanas, despidiéndose de ellas cariñosamente. El señor Bennet rodeó a su hija preferida con los brazos, mientras ella lo abrazaba.

—¡Éxito, Lizzie! Te deseo que aprendas mucho, que disfrutes de las cosas nuevas que vas a conocer y, lo más importante, tienes que ser feliz —susurró el hombre en el oído de su hija, muy emocionado por la partida de su hija regalona. Lizzie volvió a besarlo en la mejilla con cariño.

—¡Gracias, papá! —Susurró, muy emocionada también por el tono de su padre. —Te quiero mucho, cuídate — agregó, separándose de él.

—Y tú, jovencito —añadió el señor Bennet, dirigiéndose a Darcy —, cuídala. Y disfruta también de las cosas nuevas que van a conocer.

—No se preocupe, señor Bennet — replicó Darcy, sonriéndole a su suegro —. No voy a dejar que nada malo le pase a su hija, tiene mi palabra.

—Me parece —le dijo el señor Bennet, con una sonrisa dirigida a su hija. La señora Bennet volvió a abrazar a Lizzie y a Darcy.

—¡Suerte! Llámanos apenas llegues, Lizzie, y recuerda no hacer tonterías, no contestarles a los profesores y ser amable con tus compañeros —la señora Bennet comenzó a repetirle una larga lista de instrucciones, haciendo que Lizzie mirara a Darcy de reojo.

—Se nos está haciendo tarde, señora —dijo Darcy, interrumpiendo a la mujer —. No quiero viajar de noche, para prevenir accidentes. Adiós, señora Bennet —agregó, subiéndose a su auto, seguido por Lizzie. La familia de su novia se quedó afuera de la casa, despidiéndolos con la mano.

—Gracias, Fitz. Creo que he escuchado esas recomendaciones al menos un millón de veces —comentó Lizzie, abrochándose el cinturón de seguridad —. ¡Al fin estamos en camino! ¿Conecto mi iPod?

—Sí, claro —contestó Darcy, divertido por la actitud de su novia. Lizzie conectó su iPod a los parlantes y puso una de sus canciones preferidas. —Creo que esa es mi canción preferida de Bob Dylan —señaló él, al reconocer las primeras notas de "Shelter from the Storm". Lizzie le sonrió y asintió, mirando por la ventana mientras tarareaba la canción.

Esa era una de las cosas que más disfrutaba de su relación: no tenían que hablar demasiado, sino que les bastaba con estar juntos. Desde que habían empezado a salir, Lizzie estaba completamente feliz, sentía que Darcy la entendía completamente. Darcy, por su parte, se sentía comprendido por Lizzie, y le encantaba estar con ella. Lizzie era diferente a las chicas que había conocido en su vida, y por eso estaba completamente enamorado de ella.

—¿Cómo están tus padres y Georgiana? —Preguntó Lizzie, luego de un rato de silencio. —Los Bingley estarán felices de quedarse con ella, ahora que sus hijos se fueron, ¿o no?

—Bien, todo bien. Mis padres piensan volver el próximo año a Inglaterra, van a presentar su renuncia a la embajada durante el año, quieren volver a casa. Y los Bingley están muy contentos de tener a Georgiana con ellos, la quieren mucho y les encanta tener gente joven en la casa — contestó Darcy, sonriendo al recordar a su hermana regalona. Se había despedido de ella esa mañana, abrazándola con fuerza y diciéndole que tuviera cuidado. Georgiana le había deseado buena suerte, despidiéndose de su hermano con pena.

—Me alegro, y también me alegro de que sea compañera de Kitty. Al menos así Kitty tendrá una compañera inteligente, y que pueda influir positivamente en ella —contestó Lizzie, mientras miraba el paisaje que iban atravesando, a ambos lados de la carretera se veían los preciosos campos de la Inglaterra rural —. ¿No es precioso? —Exclamó, admirada por la belleza del paisaje.

—Sí, tienes razón —contestó Darcy, mirando de reojo el paisaje, para no desconcentrarse del camino —. Inglaterra debe ser uno de los lugares más bonitos del mundo.

—Y con el peor clima —añadió Lizzie, señalando unas nubes negras en el horizonte, y frunciendo el ceño al verlas.

—Cualquiera diría que después de vivir toda tu vida en este país te habrías acostumbrado a estos cambios en el clima —se burló Darcy —. Tengo que reconocer que a mí siempre me han gustado los cambios bruscos en el clima, me recuerdan a ti.

—¿Tan bipolar soy? —Preguntó Lizzie, burlona. Darcy solía bromear con ella acerca de su carácter impredecible, Lizzie era capaz de hacer mil cosas, siempre sorprendiendo a sus amigos y a quienes la rodeaban por sus nuevos intereses, que surgían a cada rato.

—No sé si bipolar, pero al menos eres impetuosa —contestó Darcy, remarcando la palabra —. O al menos, creo que esa fue una de las palabras que mi padre usó para describirte. Aunque te adoraron de todas formas. — Agregó, al ver la cara que había puesto su novia.

Lizzie arrugó la nariz, recordando cuando había conocido a los padres de Darcy, durante el verano anterior. Darcy y Georgiana la habían invitado a Pemberley a pasar unos días, con el propósito de que la chica conociera a los señores Darcy.

Lizzie saltó sobre la espalda de su novio, mientras ambos subían hacia la casa, después de una sesión de escalada, él afirmó sus rodillas con cuidado. Darcy se rió, mientras Lizzie le rodeaba el cuello con los brazos y lo besaba en la mejilla.

Me encanta escalar contigo —dijo, con una sonrisa —. ¡Fue genial!

Especialmente cuando competimos, y te gané —agregó Darcy, riendo. Ya estaban cerca de la casa y podían ver la terraza que miraba al parque. Lizzie lo golpeó suavemente en el hombro. —¡Auch! Eso me dolió —se quejó Darcy —. Te recuerdo que estás colgada de mi espalda, tu vida está en mis manos.

Lizzie levantó las cejas, riendo con suavidad antes de besarlo de nuevo en la mejilla. Darcy le sonrió, bajándola y dándose vuelta para besarla. Ella le devolvió el beso, apoyando sus manos en los hombros del joven. La voz de Georgiana los sacó de su beso, con un grito.

¡Fitz, Lizzie! ¡Papá y mamá están aquí! —Exclamó, mientras salía a la terraza, seguida de dos adultos. Lizzie y Darcy se separaron bruscamente, poniéndose rojos como tomates. —¡Vengan aquí, tortolitos! —Agregó Georgiana, con un brillo malévolo en la mirada. Llevaba semanas esperando eso, para poder molestar a su hermano frente a sus padres, como él hacía cuando eran menores. Su hermano nunca le había dado muchas razones para molestarlo, y no pensaba perder la oportunidad.

Darcy le dio la mano a Lizzie, mientras terminaban de subir la cuesta que llevaba a la terraza. Los señores Darcy sonrieron al ver que su hijo parecía estar muy feliz con esa chica, la prueba era la enorme sonrisa que tenía en los labios.

¡Hola, mamá! ¡Hola, papá! —Se adelantó Darcy, abrazando a sus padres. —Hay alguien a quien tienen que conocer: ella es Lizzie, mi novia —señaló, tomando a Lizzie por el brazo y obligándola a acercarse a sus padres.

Querida, es un gusto conocerte —dijo la señora Darcy, tendiéndole la mano a la chica, quien se la estrechó tímidamente —. Me alegro de que hayas sido capaz de quitarle lo malhumorado a mi hijo, ya le hacía falta —bromeó, haciendo que Lizzie se relajara inmediatamente.

Sí, cuando lo conocí era un amargado de película… —soltó Lizzie, haciendo que Georgiana estallara en carcajadas histéricas. La chica se dio cuenta de lo que acababa de decir acerca de su novio, y se puso roja como un tomate, haciendo que los señores Darcy rieran con aún más ganas que su hija. Darcy se encogió de hombros, mirando a Lizzie y la rodeó con un brazo.

Bueno, creo que rompiste el hielo de una forma muy efectiva —susurró.

— ¿Cuánto falta? —Preguntó Lizzie, después de un rato.

—No me digas que vas a empezar con eso, Lizzie —comentó Darcy, riendo —. ¿Cuántos años tienes?

—Dieciocho, pero de todas formas quiero saber cuánto falta —protestó Lizzie, cruzando los brazos frente al pecho.

—Un par de horas, ¿te parece si paramos a almorzar? Hay un restaurant muy bonito unos kilómetros más allá, solíamos venir con mis padres cuando Georgie y yo éramos niños —le respondió Darcy, mirando el reloj del auto.

Lizzie asintió, tenía mucha hambre y no pensaba quedarse sin comer hasta llegar a Oxford. Darcy siempre le decía que le gustaba mucho eso de ella, que no se pusiera remilgada cuando tenía hambre, como muchas chicas que conocía. Unos kilómetros después, Darcy estacionó fuera de un sencillo local, de aspecto casero. Al entrar, una amable mujer los atendió, sonriéndoles.

—Buenas tardes, pasen por aquí —los saludó, guiándolos a una mesa. En el comedor había algunos grupos de jóvenes, y una o dos parejas mayores —. ¿Van camino a la Universidad, o no? Aquí suelen parar muchos estudiantes —agregó, al ver la cara de sorpresa que ponían los dos frente a esa pregunta.

—Sí, a Oxford —contestó Darcy, con una sonrisa amable, la mujer le había caído bien —. ¿Qué nos recomienda de la carta? —Agregó, señalando la tarjeta plastificada que le había pasado la mujer.

—Bueno, los estudiantes suelen pedir las hamburguesas con papas fritas. Son hamburguesas caseras, las prepara mi hermana —les explicó la mujer, cordialmente —. Aquí tratamos de cocinar con los mejores ingredientes, queridos.

—A mí me parece bien —comentó Lizzie, sonriéndole a Darcy por sobre la carta —. ¿Qué piensas, Fitz?

—A mí también me parece. Dos hamburguesas con papas fritas, por favor —pidió el joven, tendiéndole su carta y la de Lizzie a la mujer —. ¿Qué quieres para tomar, Lizzie?

—Una coca-cola light —contestó la chica, simplemente. Su mirada se posó en los jóvenes que estaban sentados a una de las mesas y su mente comenzó a divagar. ¿Cómo se habían sentido ellos en su primer año? ¿Cuánto habría cambiado desde entonces? ¿Seguirían siendo amigos de sus compañeros del colegio?

—Una coca-cola light y una normal, por favor —le dijo Darcy a la mesera, quien se dirigió inmediatamente a la cocina —. Un penique por tus pensamientos —agregó, sacando a Lizzie de sus divagaciones.

—¿Tan poco? —Le respondió ella, burlona. —Estaba pensando en… que todo cambiará este año. Conoceremos gente nueva, nuevas aficiones e intereses. No sé si quiero que todo cambie, quiero mucho a mis amigos… y a ti —explicó Lizzie, dudando a ratos. Darcy le sonrió y tomó una de las manos de Lizzie por sobre la mesa.

—No te puedo prometer que la vida no va a cambiar para nosotros, pero sí puedo prometerte que lo que siento por ti no va a cambiar. Te quiero, Lizzie, y no creo que eso cambie alguna vez —dijo con suavidad, mirando seriamente a Lizzie. Lizzie le sonrió, agradecida por la respuesta de su novio.

—No prometas algo que no puedas cumplir, Fitzwilliam Darcy —contestó, con un tono súbitamente serio —. No puedes prometerme que siempre te sentirás de la misma forma por siempre, porque eso es imposible.

—Pero puedo intentarlo —contestó él con una sonrisa. Lizzie se rió ante la expresión seria del joven. —No te preocupes por el futuro, Lizzie. No vale la pena que pienses en lo que aún no ha pasado. Lo importante es que ahora estamos juntos y somos felices.

—Tienes razón, me estoy preocupando por tonterías. Seguro que este año será increíble —contestó Lizzie, estrechando la mano del joven —. Te quiero, Darcy. — Agregó, mirando a su novio a los ojos.

—Yo también, Lizzie —le contestó él, riendo. La camarera les sirvió sus bebidas, diciéndoles que sus órdenes estarían listas un rato después. — ¿Has hablado con Jane?

—Sí, hablé con ella anoche. Dijo que había llegado a Londres sin problemas y que Bingley la había dejado en su residencia puntualmente. Vivir en Oxford será perfecto, podremos ir a verlos a Londres los fines de semana —dijo Lizzie, súbitamente más animada por la perspectiva de ver a su hermana. Durante el año anterior, mientras Jane estaba estudiando en la London School of Administration, Lizzie había extrañado mucho a su hermana. Por suerte tenía a su novio y a sus amigos para hacerle compañía, porque si no se habría vuelto loca.

Antes de que Darcy pudiera comentar algo, la camarera llegó con sus órdenes: dos enormes hamburguesas con verduras, acompañadas de sendas porciones de papas fritas. Todo tenía muy buen aspecto, y rápidamente pudieron comprobar que así era.

—Esto está delicioso —dijo Darcy con la boca llena. Lizzie se rió y le pasó una servilleta para que él se limpiara una mancha de mostaza que tenía en la barbillla.

— ¿Quién diría qué tú eres el elegante Fitzwilliam Darcy de Pemberley? —Se burló la chica, riendo al ver a su habitualmente bien educado novio, comiendo como un animal hambriento. Darcy se encogió de hombros y sacó unas papas fritas del plato de Lizzie. —¡Oye! —Protestó ella, frunciendo el ceño.

—El que termina, ayuda al vecino —respondió Darcy, con una sonrisa infantil. Lizzie le sacó la lengua y le dio un sorbo a su bebida. —Menos mal que hay alguien maduro en esta relación —se burló él.

Cuando sus platos estuvieron vacíos, Darcy pidió la cuenta. Lizzie se agachó para alcanzar su bolso que estaba bajo de la mesa. Darcy la detuvo con un gesto.

—Yo pagaré —indicó, levantando las cejas. Lizzie frunció el ceño y sacó su billetera, poniéndola sobre la mesa con un gesto desafiante.

—No, yo pagaré —repuso, obstinada. Darcy rodó los ojos y tomó la billetera de Lizzie.

—Ya hemos discutido esto antes, Lizzie, y sabes perfectamente cómo termina —contestó, guardando la billetera de Lizzie en su bolsillo —. Yo pago.

Lizzie suspiró y asintió, con una mueca. Darcy no pudo evitar reírse para sus adentros al verla, era algo común entre los dos desde que habían empezado a salir. Lizzie era una chica independiente y solía insistir en pagar la cuenta, lo que chocaba con los principios básicos de caballerosidad que le habían inculcado desde niño. Cuando salía con Lizzie, siempre terminaban discutiendo acerca de quién debía pagar, a lo que se habían acostumbrado. Al final, apenas terminaban de comer, los dos empezaban a hacer los gestos que acostumbraban, entre risas y bromas. Lizzie, había logrado pagar la cuenta algunas veces, pese a la molestia que le causaba a Darcy. "Fitz, estamos en el siglo veintiuno, supéralo", le decía ella, frente a la cara de disgusto del joven, antes de darle un beso en la mejilla que hacía que Darcy volviera a sonreír.

Al subirse al auto, Lizzie se acomodó en el asiento del copiloto mirando por la ventana. Sin darse cuenta, se quedó dormida mientras miraba el paisaje. Despertó unas horas después, con Darcy sacudiéndole el hombro con suavidad.

—Despierta, dormilona —le dijo él con una sonrisa brillante —. Llegamos a Oxford.

Lizzie se desperezó y se incorporó en el asiento, observando a su alrededor con admiración. La ciudad era hermosa, llena de edificios de todas las épocas. Era cosa de observar las diferentes calles que iban recorriendo para ver que había desde edificios medievales y renacentistas, hasta edificios victorianos y modernistas. Una sonrisa iluminó la cara de Lizzie.

Definitivamente, ése iba a ser un año inolvidable.

(1) En Inglaterra y Estados Unidos, se suele ir a un college, que es una especie de licenciatura general en un área (Ciencias Sociales, Artes, Inglés, etc). El área que estudias es tu major , y también puedes obtener un minor en otro tema, relacionado o no. Por ejemplo: estudias un major en Ciencias de la Educación, con un minor en Desarrollo Cognitivo Infantil. Y después de estudiar cuatro años, estudian una carrera profesional (grad school). En el caso de carreras que exigen conocimientos muy específicos, existen colleges especializados, el caso de los pre-med y los pre-law. Aquí traduje el término "major" como licenciatura, ya que es lo más similar (y en mi carrera, al hablar de licenciaturas como la nuestra, usamos "major" como sinónimo de "licenciatura")


¿Qué? ¿Les gustó? Aquí tenemos un recuento de lo que pasó desde que nos despedimos de Lizzie y Darcy, al final de "Primeras Impresiones", antes de que los dos se embarquen en un año que les cambiará la vida a ambos. Gente nueva, ramos nuevos, y todo eso. ¿Qué les esperará?

Y como además, soy súper linda y tierna, les dedico un one-shot, que pueden encontrar en mi perfil.

Un abrazo a todas, y ¡hasta el próximo capítulo!

Muse