La vida después de la gran Batalla con Hades Rey del Inframundo, comienza poco a poco, con los poderes de la Diosa Athena los Caballeros de Oro que sucumbieron en la batalla han revivido y se encuentran en el Santuario cumpliendo sus deberes como Caballeros de la esperanza.
Por su parte los Santos de Bronce Seiya, Shiryu, Ikki, Hyoga y Shun se encuentran descansando en la gran Mansión Kido ya que Saori no les permitió que se marcharan hasta sanar sus heridas de guerra además de que les ha dicho que ha tramitado todo lo necesario para que ellos al igual que ella porten el apellido Kido y ser una gran familia, solo a Ikki no le agrado la idea los demás están mas que contentos.
En esta nueva etapa todos confían en que ahora habrá paz en la tierra y ya no habrá mas peleas… es lo que más anhelan en estos momentos y todo parece que así será.
Todos los nobles caballeros se encuentran en la gran sala de la Mansión Kido descansando y disfrutando de una buena conversación.
-Amo este periodo de calma y paz.-con los ojos cerrados Seiya sonríe, -pues es más que merecido este tiempo de descanso.
-Así es Seiya, de hoy en adelante tendremos una vida normal- Shiryu contento observa a Shun, quién se encuentra a un lado de su hermano.
-¿Una vida normal? ¿Será que es algo a lo que nos acostumbraremos?- Declara Hyoga.
-Calma chicos, verán que pronto se acostumbran a una vida sin peleas.- Saori les responde a todos los presentes, con una voz cálida, llena de amor y bondad.
-Una vida normal que estupidez, seamos sinceros nosotros no conocemos otra forma de vida- Ikki con un semblante duro y lleno de odio, se encuentra muy molesto ya que a su parecer todos quieren olvidar todos los recuerdos de las numerosas batallas en las que se han visto envueltos.
-Hermano, por favor no digas eso, ¿acaso no deseas vivir con nosotros y empezar una nueva vida? -Shun con sus hermosos ojos esmeralda solo mira a su hermano, quien ni siquiera se digna a mirarlo.
-¡Tonterías! Todos ustedes son muy ilusos al creer que podemos tener una vida normal, solo ¡son unos patéticos!- Ikki sale de la sala hacia uno de los jardines de la mansión.
Las palabras de Ikki retumban en los oídos de sus compañeros, ¿acaso será verdad, que no pueden llevar una vida normal?
Todos se quedan callados y sumergidos en sus propios pensamientos que ninguno se da cuenta que Shun a salido tras de su hermano.
En el jardín se encuentra Ikki recargado en el tronco de un gran árbol, la luz de la luna le ilumina su rostro serio y triste. Shun ve a su hermano y se dirige hacia él.
-Ikki, hermano.-la cara de Shun esta llena de dolor y tristeza, odia el hecho de que su hermano haya perdido la esperanza de una vida normal, le duele en el alma.
-Shun, mañana me voy de este lugar, lo odio, me asfixia, lo lamento.- El fénix ni siquiera se molesta en ver a su hermano.
-¿Por qué? ¡Solo te vas de nuevo y desapareces como siempre!- reclama a su hermano- ¿Por qué me dejas? ¿Por qué?- una lagrima cae por la mejilla de Shun.
El ambiente se vuelve tenso, Ikki ya que no puede contestar esa pregunta, nota como Shun se va cabizbajo sin insistir más.
No lo entiendo porque no se queda con nosotros, conmigo, ¿acaso no le importo ni un poco? Odia que yo haya sido el cuerpo de Hades y ¿por eso no me mira? Los pensamientos de Shun no lo dejan de torturar.
Ikki solo ve a su hermano que se encuentra triste pero no dice nada ya que su orgullo es más grande que las ganas de salir corriendo y abrazarlo.
Y así es, al día siguiente Ikki se ha marchado, la cara de tristeza de Shun causa gran nostalgia al resto, ellos también se preguntan si no es mejor continuar con sus pasadas vidas y regresar a su lugar de origen, sin decir mas, uno a uno comienza a marcharse, primero Shiryu quien regresa a los 5 viejos picos con Sunrei ya que el maestro Dhoko se encuentra en el santuario, el siguiente es Hyoga quien vuelve a Siberia, y por ultimo Seiya quien regresa con su hermana Seika, todos se van sin un adiós para Shun ya que todos odian las despedidas por eso ninguno le da la cara al joven peliverde.
-¿Tanto odian el hecho de convivir conmigo?-es la pregunta que diariamente se ha hecho Shun desde que sus amigos se marcharon sin un adiós. Una lagrima cae por su mejilla al ver una fotografía de todos sonriendo.
