–Perfect Liar–
Aomine y Akashi dan un gran paso en su relación de noviazgo. Vivir juntos es lo que necesita una pareja para afianzar sus lazos, y conocer las manías e inquietudes del otro. Ahora todo va a toda mecha, pero Kise Ryota, el exnovio de Aomine, vuelve para recuperarlo. Celos, Palabras malsonantes y sobretodo... mucho Lemon. [Aoaka & Aokise]
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Prólogo.
Akashi había recibido una llamada de su novio, citándolo en la cancha de baloncesto. La idea de volver al instituto a esas hora no le había agradado, pero no tenía más remedio. Aomine seguramente quería echar un polvo en los vestuarios, y sinceramente no le disgustaba la idea. Ya había pasado una semana desde la última vez, y aunque por fuera no lo demostrara, por dentro necesitaba atención de su novio.
Despues de un rato de larga caminata, por fin llegó a la cancha de baloncesto donde lo estaba esperando Aomine. Efectivamente, el chico estaba apoyado en el palo de la canasta.
–Aomine–El mecionado levantó la cabeza, vestido con una sudadera azul y unos vaqueros. Se acercó a él, y ambos compartieron un fugaz beso en los labios.–¿Para que me has citado?–Preguntó, aún sabiendo cuál era la respuesta de su novio.
–Bueno. Verás, necesito contarte algo.–Aquello dejó al pelirrojo un poco desconcertado.–Sé que sólo llevamos tres semanas...
–Un mes y dos días –Corrigió el pelirrojo.
–De igual manera. No quiero sonar cursi, pero quería proponerte una cosa.–El rostro de akashi era imperturbable, pero interiormente su corazón latía vertiginosamente. Acaso... Aomine le iba a pedir matrimonio.–Quiero que vivamos juntos.–Dijo sin titubear. Akashi sintió un hormigueo recorrer su vientre. Aomine no iba a pedirle matrimonio, pero quería que ambos viviesen juntos. –No tienes porqué decidirlo ahora...–El moreno se acercó a Akashi, y atacó suavemente su boca.–... Tómate tu tiempo.–Entre acaricias y besos, Akashi no sabía que hacer. Aquél paso que podía dar iba a ser muy grande, y aunque conociera a Aomine desde el instituto, llevaban relativamente poco tiempo saliendo. Pero, por otra parte, Aomine demostraba con este gesto que confía plenamente en esta relación. Cuando el moreno iba a proceder a quitarle la camiseta, Akashi dijo;
–Está bien, viviremos juntos.–Aomine sonrió de lado, y besó profundamente al pelirrojo. Sin decir nada más, la tarde siguió entre gemidos de placer, y gruñidos de satisfacción.
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El aeropuerto estaba repleto de gente que subía y bajaba del avión. Entre la multitud de personas, una restaltaba en especial. Un rubio que cargaba con una mochila encendió su móvil, dónde una foto de Aomine y él apareció cómo fondo de pantalla.
–Ya falta poco, Aominechi.–El rubio sonrió, y besó la pantalla del móvil.–Nada nos volverá a separar.
