Lágrimas y una confesión

Era una noche tranquila y fría en la ciudad de Beika, una joven de largos cabellos castaños y hermosos ojos celestes se encontraba dando vueltas en su cama tratando de conciliar el sueño, pero por mas veces que lo intentara no podía lograrlo.

Su mente no paraba de pensar en aquel muchacho que se había ido de su lado ya hace mucho tiempo, se preguntaba ¿Que estaría haciendo ahora?, seguramente enfrascado en un difícil y peligroso caso de asesinato, si, eso era lo que motivaba al joven Detective de Secundaria Shinichi Kudo a seguir adelante.

Sonrió tristemente al pensar esto, los casos, siempre los casos, parecía que eso era lo único que verdaderamente le importaba a su querido amigo de la infancia, siempre que hablaba con él por teléfono, nunca le preguntaba como estaba, siempre hablándole rápidamente ya que estaba ocupado.

-Shinichi…- Exclamó en tono dolido- Es que… acaso ¿Ya no te importo?-Tras decir esto lágrimas cristalinas comenzaron a caer desesperadamente por su rostro, los sollozos fueron incontenibles.

Mientras tanto, en esos momentos un pequeño niño de gafas negras, se dirigía a la cocina para beber un buen sorbo de leche fría para ver si así lograba dormirse de una vez por todas.

En cuanto paso por la puerta del cuarto de la muchacha sintió como esta sollozaba tristemente, bajo la mirada sabiendo que el único culpable de ello no era nada mas ni nada menos que el mismo.

Todas las noches era lo mismo, oírla sollozar de esa manera era la peor tortura existente para él, no lo soportaba, su único deseo era la felicidad de Ran.

Así que con una expresión decidida en su rostro giró el picaporte de la puerta y en silencio entro al cuarto de la chica.

-Ran-neechan- Dijo con voz de niño, tratando de ocultar la tristeza que sentía-

-¡Co-Conan-kun!-Exclamó ella sobresaltándose y secando sus lágrimas rápidamente-

-Lamento haberte asustado, es solo que te oí llorar y…- No pudo continuar el nudo que tenía en su garganta no dejaba que las palabras salieran de su boca.

-No te preocupes Conan-kun, estoy bien- Sonriendo forzadamente-

-No lo estas- Dijo agachando la mirada- es por… Shinichi-niichan ¿cierto?

-Si.- Dijo y más lagrimas cayeron de sus ojos.- No lo entiendo Conan-kun yo me preocupo por él pero a veces siento que yo no le importo- hablo entre sollozos.

-¡Te equivocas!- si que le importas, más de lo que crees…- Contestó en un pequeño susurro-

-¿Cómo lo sabes?-

-Porque…. Yo… yo…-apretaba sus puños, ya no deseaba herirla más, había llegado el momento de contarle toda la verdad-

-¿Qué sucede Conan-kun?-Preguntó preocupada al verlo en ese estado.

-La verdad es que yo…- No podía decirlo, temía la reacción de la chica, sabía que se merecía lo peor por ser tan idiota y hacerla sufrir pero no quería ser rechazado.

-Eres Shinichi ¿cierto?-

Se quedó de piedra, lo único que debía hacer era negarlo como siempre y asunto arreglado, pero no lo haría ya no le ocultaría nada más a la chica que amaba.

-Si- dijo seriamente

Ran sonrió tristemente en respuesta, lo miró a los ojos, se levantó de su cama se acercó a el, le sacó los pequeños anteojos y le acarició el rostro cuidadosamente-

-Prométeme una cosa, pero esta vez cúmplela por favor-

-Lo haré, lo juro-

-Quédate conmigo para siempre-

Así ambos se abrazaron, sabiendo que estarían juntos siempre pasara lo que pasara.

Fin