Pastel de cumpleaños

Capitulo I

Dieciséis de abril… había esperado muchos meses para que llegase aquella fecha tan importante. No solo se trataba de un cumpleaños más, si no… iba a cumplir veintiún años, la mayoría de edad en muchos países y se sentía realmente emocionado, por fin Yuki dejaría de tratarlo como un mocoso, al menos eso era lo que deseaba y esperaba. Aquella mañana se despertó muy temprano, antes de que el despertador empezara a sonar con aquella melodía irritante que su amante había configurado, todo para asegurarse que se levantaría a la hora indicada. Shuichi le echó una mirada asesina después de apagarlo de malas maneras aun recostado, al menos se encontraba al alcance de su mano, pero lo que le sorprendía es que Yuki no se despertara con aquel escandaloso ruido, ya que no había sentido movimiento alguno del otro lado de la cama. Shuichi había tenido la intención de esperar a que Yuki lo saludara por su propia cuenta, pero luego de algunos segundos de silencio pensó que lo mejor sería molestarlo como de costumbre, ya que por lo general Yuki estaba demasiado ocupado para preocuparse por esas cosas, pero al final siempre lo terminaba llevando a un elegante restaurante o le compraba alguno de sus caprichos, y al término del día… pasaban una noche maravillosa. Shuichi sentía que se derretía con solo pensar en eso, así que con todo el entusiasmo del mundo se dio la vuelta para sorprenderlo y ganarse un regaño por parte del rubio, pero grande fue su decepción cuando se dio cuenta que Yuki no se encontraba ahí. Shuichi se quedó algunos segundos en silencio, analizando la situación o intentando hacerlo mejor dicho, ya que no entendía por qué su rubio amante no se encontraba en la cama. Por algunos momentos pensó que tal vez Yuki le habría dicho que se levantaría temprano porque tenía que ir a algún lugar, pero no… no recordaba nada de eso, ni siquiera habían charlado lo suficiente la noche pasada ya que como siempre, Shuichi regresaba hecho polvo de los ensayos con la banda y encontraba a Yuki encerrado en aquella habitación donde escribía sus novelas.

El cantante cambió su expresión por completo, pero luego de torturarse mentalmente pensó que solo se estaba ahogando en un vaso con agua, lo de Yuki de seguro solo era trabajo y regresaría pronto a casa, era imposible que se olvidara su cumpleaños. Así que cambiando aquella cara de tristeza por una de alegría, buscó algo decente que ponerse y después de coger su mochila, salió corriendo del departamento al darse cuenta lo tarde que era, sabía muy bien que ni en su cumpleaños su adorable y amoroso manager, se contendría de no apuntarle con aquella arma que parecía salida del mismo infierno.

Era una mañana extrañamente calurosa, ya que se suponía que estaban en medio de la primavera y el verano aún tardaría en llegar. Y como se negaba rotundamente a comprarse un auto por tener una excusa para que Yuki siempre lo lleve al trabajo, y la idea de tener una moto como Hiro, no le llamaba mucho la atención, tuvo que acomodarse la gorra y colocarse las gafas oscuras para no ser reconocido y empezar a correr como un loco desquiciado por las calles. Realmente Mister K lo asesinaría si se enteraba que andaba arriesgándose de esa manera, podría ser descubierto por las fans, sufrir algún accidente o peor aún, ser víctima de un secuestro, pero Shuichi como siempre de confiado, solía decir que solo exagerada y nada sucedería.

Además lo único que quería era llegar rápido a los estudios para ser felicitado por su cumpleaños, al menos su mejor amigo de toda la vida estaría ahí para él.

Pero cuando llegó a aquel edificio y el elevador lo llevó hacia el piso deseado, se encontró en medio de un caos. Apenas puso un pie en la oficina tuvo que hacerse a un lado para evitar ser atropellado por alguien que pasaba rápidamente con unas cajas a cuestas, persona que reconoció como Suguro, al menos eso creía. Shuichi dejó su mochila sobre una silla y al dirigirse a la sala de grabaciones, se dio cuenta que todo había sido guardado en cajas o bolsas, por algunos segundos pensó que se trataba de un sueño, ya que aquello no tenía lógica alguna, pero en eso apareció Hiro con la expresión de alguien que había sido obligado a salir muy temprano de casa.

- ¡HIROOOOOOOOO! ¡BUENOS DIAS! – gritó entusiasmado Shuichi, esperando un abrazo o algo parecido, pero su amigo solo le dirigió una mirada cansada.

- Al parecer lo has olvidado – dijo con voz seria.

- ¿Eh? ¿Olvidar que?

- ¡La mudanza! ¡Hace dos semanas el demonio de K ha estado repitiéndolo! Como nos ha ido tan bien con el disco que sacamos, hemos podido por fin… ¡por fin! Pasarnos a las oficinas del último piso, las cuales son más grandes y mejores que estas, claro esta que Seguchi-san lo autorizó con una mueca de dolor... ¡pero no importa!, al fin tendremos más espacio para ensayar.

- Es… es verdad, la mudanza… lo había olvidado por estar pensando en…

- ¿Qué cosa?

- ¡Nada! – se obligó a decir Shuichi con una sonrisa fingida. Aunque en pocos minutos supuso que solo se trataba de una broma y que pronto Hiro le diría que se animara, ya que celebrarían junto a sus amigos su cumpleaños después de realizada la mudanza. Aún era temprano, por lo que se aferró a aquella idea feliz y pronto estuvo cargando cajas y llevándolas a la oficina del último piso. Realmente la vista era hermosa desde ese lugar, al abrir las ventanas de par en par casi juro sentir toda la energía de Tokio inundando sus pulmones. Estaba decidido, no podía pensar en tonterías y mucho menos atreverse a decir que Hiro se había olvidado por completo de él, pero… conforme las horas pasaban y el trabajo aumentaba, empezaba a sentir que aquellas vibras positivas con las cuales había empezado el día iban abandonándolo. Al final, terminó tirado sobre el piso pidiendo a gritos un vaso de agua, ya que Seguchi-san había sido tan amable de no contratar personal de limpieza para que ellos no se perdiesen de la oportunidad de ordenar todo por ellos mismos. Shuichi sabía que lo había hecho apropósito, solo para verlos sufrir, pero no le importaba ya que aquel piso era completamente suyo ahora, una vez que terminasen de instalar todo quedaría muy bien y podrían descansar un poco si es que Mister K no los obligaba a ensayar al menos dos canciones antes de irse a casa.

A eso de las tres de la tarde terminaron de acomodar todo. Shuichi se apoyó contra la ventana para recibir un poco de aire fresco mientras abría una bebida y la empezaba a tomar, en el proceso sacó su celular de uno de los bolsillos de su pantalón y se dio cuenta que Yuki no había mandado ni un solo mensaje, mucho menos llamado en todo el día. Eso hizo que se entristeciera y más, al notar que ninguno de sus amigos lo había saludado por ese día tan especial, ni siquiera lo habían comentado. Intentó aferrarse a una última esperanza, que al terminar todo el trabajo le dieran una sorpresa y el se sintiera tonto por haber pensando en que se habían olvidado de él, pero… tanto como Hiro, Suguro y Mister K, estaban tan ocupados yendo y viniendo, discutiendo porque nadie quería ensayar después de todo el trabajo y acusando al rubio de cabello largo de explotador, empezó a darse por vencido. No tenía sentido decirles nada, en otra ocasión se los hubiera reprochado, hasta armado un escándalo… pero esta vez permaneció callado, ya que si no recordaban por si mismos que aquel día cumplía la mayoría de edad y realmente era muy importante para él, no tenía ninguna gracia hacerlo a la fuerza.

Al final terminaron ensayando bajo amenaza de muerte. Suguro y Hiro sentían que los dedos empezaban a sangrarle por tanto tocar el teclado y el piano respectivamente, mientras Shuichi por poco y pierde la voz por segunda vez, pero siendo ya las ocho de la noche y viendo que sus representados estaban al borde del desmayo o mejor dicho con un pie en la tumba, anunció que podían irse a casa. Shuichi, quien había hecho todo lo posible para que su comportamiento fuese el mismo de siempre, fue el primero en salir, tomando su mochila sin despedirse de nadie, estando en ese punto lo único que quería era regresar a casa lo más pronto posible y pasar algunas horas agradables junto a Yuki, aunque el mencionado… no había dado la menor señal de vida en todo el día.

Si al menos… alguien se hubiese acordado de él, pero parecía que con la mudanza y lo demás, se habían olvidado completamente de aquella fecha. Shuichi no pudo evitar que sus ojos se llenaran de lágrimas mientras regresaba a casa caminando.

Realmente aquel día había sido horrible… ¿acaso algo peor podría suceder?

Mientras tanto, regresando a los estudios, los chicos aún permanecían ahí. Hiro había pensado que Shuichi solo estaba en el baño, pero cuando lo buscó por todos lados no lo encontró. Sabía que algo había sucedido ya que lo conocía bien y su comportamiento no fue el mismo de siempre a pesar que se esforzase por ello, pero realmente creía que había estado deprimido a causa de Yuki como siempre, pero al regresar a la sala principal y dejarse caer sobre el sofá, de repente se puso de pie de un salto como si se hubiese sentado sobre clavos, rápidamente se puso en el camino de Suguro, que se disponía marcharse a casa, el chico de cabellos negros lo miró sorprendido, preguntándose porque lo sujetaba de los hombros con aquella expresión en su rostro, parecía haber visto un fantasma por lo pálido que estaba.

- ¿Qué? ¿De qué me perdí? – preguntó confundido.

- Dime que día es hoy…

- Lunes… pero…

- ¡No! ¡No! ¡Quiero saber la fecha!

- Es dieciséis de abril… - dijo el chico tranquilamente.

- ¿Eres consciente de lo que acabas de decir?

- ¿Eh?

- ¿¡No recuerdas que día es este!

- Claro… hoy fue la mudanza, Mister K nos lo vino repitiendo hace semanas.

- ¡Mierda! ¿¡Como pude olvidarlo! ¡Y tu igual! ¡Se supone que también eres su amigo! Pero… yo lo conozco desde la escuela, no me va a perdonar… ahora entiendo porque estaba tan decaído.

- No entiendo nada de lo que estas hablando.

- ¿Pueden dejar de gritar? Es mejor que se vallan a casa – dijo Tohma apareciendo repentinamente – Nakano-san deja de armar tanto drama, cualquiera puede olvidarse el cumpleaños de su supuesto mejor amigo de ves en cuando… - dijo el rubio sin la menor pizca de piedad y desapareciendo al entrar al elevador.

Hiro y Suguro se quedaron en silencio. Hiro sabía que Tohma Seguchi odiaba a Shuichi por haber ganado el corazón de Yuki, por eso no le importaba lo que dijera… pero en esta ocasión si que había tenido la razón al decir "supuesto mejor amigo", se supone que él tendría que estar pendiente a fechas como aquellas, y más cuando siempre había sido el primero en saludar al pelirosa. En esos momentos salió corriendo para ver si lo alcanzaba, caso contrario iría directamente al departamento de Yuki, sabía que lo encontraría ahí, y no le importaba si interrumpía algo entre ellos, lo único que quería era disculparse con Shuichi antes que fuese tarde… bueno, mas tarde de lo que ya era. En el camino, marcó varias veces a su celular pero no respondía, esto indicaba que estaba realmente molesto con él, por eso aceleró en la moto siguiendo el camino que solía tomar para ir a casa, no sin observar bien a los alrededores por si este se encontraba aun en la calle.

Sin embargo al llegar al departamento y tocar miles de veces el timbre, nadie salió a abrirle. Vio las luces apagadas y pensó que su amigo se estaba ocultando, hasta tuvo que gritar su nombre para ver si alguien se asomaba por la ventana, pero dejo de hacerlo cuando el guardián del edificio salió por tanto griterío. El hombre le dijo que el cantante no había vuelto a casa, menos aun el rubio escritor, por lo que Hiro se quedó sentado fuera, esperando que alguien volviese… en esos momentos solo habían tres cosas en su mente. La primera era que Yuki había encontrado a Shuichi vagando por las calles y se lo habría llevado a algún lugar, esta idea era la más probable aunque no lo convencía del todo; la segunda… que Yuki Eiri se habría olvidado por completo del cumpleaños de su amante, y apenas lo viese lo golpearía; y la tercera… que Shuichi no tardaría en regresar a casa y le pediría perdón por haber sido tan mal amigo. Sucediese lo que fuera, tenía tres opciones, así que se dispuso a esperar hasta la medianoche si fuese necesario, y si no ocurría nada… tendría que recurrir al ultimo recurso, a un número que tenía registrado en su teléfono pero que evitaba siempre que podía.

- Si lo llamo ahora… solo lo insultaré… algo me dice que no fui el único en olvidarse de su cumpleaños – dijo Hiro con voz baja, mientras esperaba a un lado de la moto.

Mientras tanto, en otro lado de la ciudad se encontraba Shuichi apoyado contra el barandal de un puente, viendo los autos pasar y levantando de vez en cuando la mirada para apreciar el cielo nocturno. Al principio había estado realmente enfadado porque su mejor amigo se olvidase de aquel día, pero conforme iba pensando las cosas se dio cuenta que todos habían estado atareados por la mudanza, no podía culparlo… al menos no como quisiera, en esos momentos se arrepintió de no haber sido el mismo de siempre, debió molestarlos y empezar a armar un gran berrinche por olvidarse de él. Shuichi tenía la intención de llamarlo por teléfono e invitarlo al departamento, quizás podrían salir a comer algo o a ver una película, la noche era joven aun y no tendrían que ir a ensayar hasta mediodía. Realmente con deprimirse no conseguiría nada. Así que se dispuso regresar a casa y llamar a su amigo, también molestar a Suguro con sus berrinches vía teléfono, estos pensamientos hicieron que se sintiera tonto, había desperdiciado el día por estar deprimido pero aun podía hacer algo para compensarlo. Pensó en marcar el número de Hiro mientras regresaba a casa, cuando en eso algo lo hizo detenerse y mirar hacia la derecha del puente, no sabía que había sido esa fuerza que lo llevó a mirar hacía ese lado y se arrepintió de haberlo hecho, ya que en esos momentos el auto de Yuki se estacionaba frente a un conocido restaurante. Al principio pensó que solo se estaba dejando llevar por sus ideas, pero nunca había fallado al reconocer aquel bendito auto, y lo peor no fue eso, si no que al bajar el rubio… lo hizo junto a un jovencito de cabellos negros. Shuichi se quedó paralizado al ver aquella escena, el chico lo cogía del brazo mientras lo miraba amorosamente y Yuki no hacía nada por evitarlo.

El peor defecto de Shuichi era sacar conclusiones muy rápido y en esta ocasión no fue de otra manera. Primero porque Yuki había desaparecido desde la mañana y no le había dejado ni una nota, mucho menos llamado en todo el santo día; luego por aparecerse en un restaurante con un chico que se parecía mucho a él físicamente y por último, las cosas habían sucedido en el día de su cumpleaños y esto hizo que no pudiese contenerse ni pensar correctamente, en esos momentos salió corriendo ignorando los constantes timbrazos de su celular. Simplemente quería desaparecer y no hablar con nadie.

Sus piernas lo llevaron lo más lejos que pudieron, hasta que se detuvo cansado y sintiendo que el corazón le iba a explotar dentro del pecho por los constantes latidos que daba con furia. Tuvo que respirar por la boca al sentirse ahogado y llevarse una mano hacia el pecho para intentar aliviar el dolor que le ocasionaba su corazón. Al principio no le importó en donde se encontraba, pero al recuperar el sentido se dio cuenta que no conocía aquellas calles. Se puso alerta ya que se había alejado mucho de la avenida principal y todo estaba silencioso por esos lares. Shuichi intentó regresar al camino pero aquellos sucios callejones parecían laberintos sin salida, estuvo caminando perdido y al parecer solo iba adentrándose más en aquellas desconocidas calles. Shuichi pensó que lo mejor sería pedir ayuda y llamar a Hiro de una vez, pero cuando sacó su teléfono se dio cuenta que alguien lo observaba desde la oscuridad haciendo que un escalofrío horrible se apoderara de su cuerpo. Intentó alejarse sin llamar mucho la atención, pero pronto notó que no solo era uno, si no dos o tres que estaban pendientes de él.

- ¿Por qué tienen que pasarme esas cosas a mi? – se dijo mentalmente intentando conservar lo poco que aún tenía de calma. Pero apenas apresuró el paso vio como aquellos delincuentes empezaban a seguirlo, ya estaba dicho… iban a robarle sus cosas o quizás algo peor. El cantante salió corriendo de nuevo, pero sus piernas le dolían y sus pasos eran torpes, esos hombres estaban demasiado cerca y lo último de lo que fue consciente fue que tropezó y cayó bruscamente al suelo…

Después de eso, todo fue oscuridad para él.

Era más de medianoche cuando Hiro se rindió y se dispuso regresar a casa. Cuando viese a su amigo le pediría perdón y haría lo que fuese para compensarlo, pero apenas subió a su moto… vio como aquel auto negro tan conocido llegaba y se estacionaba en la entrada para llamar al guardián. Hiro no pudo contenerse y bajo de la moto para acercarse a él, el escritor estaba solo como lo había pensado y peor aún, con una expresión de lo más tranquila.

- ¿Qué demonios crees que haces llegando a estas horas? –dijo lanzándose sobre él y sujetándolo con brusquedad por la camisa.

- ¿¡Eres idiota o qué! - respondió Yuki, liberándose de un manotazo - ¡No me importa que seas el amigo de Shuichi! ¡No voy a dejar que nadie me hable así!

- Ahora si pronuncias su nombre… ¿¡No! ¡Cuando acostumbras llamarlo de mil maneras!

- ¿Qué carajos te pasa? ¿Acaso estas drogado o qué? – dijo Yuki cerrando de un golpe la puerta de su auto y entregándole las llaves al guardián que se había apresurado en salir al escuchar el escándalo, para ayudarlo a guardar el auto.

- ¡Por tu culpa Shuichi anda perdido por ahí y no ha regresado a casa!

- ¿Eh? Pero si lo conoces mejor que yo… si está con sus berrinches de seguro se ha ido con Sakuma-san a llorarle.

- ¿Berrinches? Pues tendría toda la razón… Shuichi generalmente llora por idioteces, pero… ¿te imaginas como se sentirá después que sus amigos y cierto escritor con el corazón de hielo han olvidado su cumpleaños?

- ¿Qué estas diciendo? Su cumpleaños es la próxima semana.

- Es hoy… mejor dicho fue ayer, dieciséis de abril. Siendo su mejor amigo no tengo perdón… lo olvidé por completo, pero al menos su pareja debió acordarse…

Yuki cambió de expresión en esos momentos y buscando las llaves del departamento se dispuso a subir con Hiro siguiéndolo. Cuando abrió la puerta y encendió las luces, buscó al pelirosa por todos los rincones y no lo encontró. Tampoco tenía llamadas perdidas y eso indicaba que Shuichi había estado esperando que él se comunicara primero. Yuki se dejó caer sobre una silla, llevándose una mano a la cabeza, sintiéndose tan idiota por haber confundido las fechas. Ya era muy tarde y quien sabría donde estaría su amante. Pero en eso recordó sus propias palabras, sobre que Shuichi quizás habría ido a refugiarse con Sakuma-san, pero Hiro fue más rápido que él y ya se encontraba marcando los números para preguntarle si lo habría visto. Pero antes de que apretara el botón verde para realizar la llamada… el teléfono de Yuki empezó a sonar. El escritor vio que era un número desconocido pero rápidamente contestó y bastó que intercambiara algunas palabras con aquella persona, para ponerse tan pálido como la cera. Luego de afirmar muchas veces como un robot, la llamada se cortó y soltó el teléfono como si este le quemara la mano.

- ¿¡Era Shuichi! – preguntó Hiro conteniéndose de sacudirlo para que reaccionara.

- No… pero, ya se donde se encuentra – dijo Yuki con voz débil.

- ¡Ya suéltalo de una vez!

- Está en el hospital… Shuichi ha sufrido un ataque por parte de unos delincuentes y ahora está en cuidados intensivos…

Yuki parecía haber perdido el control de su cuerpo, no podía reaccionar y aún mantenía aquella expresión en su rostro. Hiro no podía creer lo que acababa de escuchar, hace pocas horas había estado con él, hace tan poco tiempo… pero la culpa que sentía en esos momentos, no llegaba ni a la mitad de la de Yuki. El rubio reaccionó bruscamente y empujando a Hiro para quitarlo de su camino, salió rápidamente del departamento…

Continuará…