DISCLAIMER

Los personajes que utilizo a continuación no son de mi propiedad: pertenecen a su respectivo autor original Hajime Isayama; obra sin fines de lucro.

DERECHOS DE AUTOR RESERVADOS

Queda terminantemente prohibida la adaptación, copia y/o publicación de ésta obra sin mi autorización.


CAPÍTULO UNO: COMIENZOS

⁝⁝⁞ Eren Jaëger ⁞⁝⁝

"Otoño, las hojas caen sobre el pavimento desteñidas, con infinita melancolía por nunca estar cerca de su amor, era verano e invierno quienes se interponían de primavera."


Cerré el libro que leía, "Jane Eyre". Subía las escaleras con los demás estudiantes uniformados atravesando el portón, hacía poco entré de nuevo ingreso en uno de los mejores institutos de la ciudad, me gustaba la lectura pero realmente aborrecía la filosofía, mis calificaciones se estan deteriorando sin decir que desde un principio fueron malas en ése aspecto.

¿Por qué complicarse tanto? Sólo tengo una filosofía en mi vida: "Lucha".

Desde pequeños, Mikasa me protegía. Se dirigía conmigo a donde sea que fuera, sé que ella cree que mis impulsos me llevaran a estar en peligro, es la única persona que me queda en el mundo y viceversa, perdernos es algo que no podríamos permitirnos.

Cuando tenía siete años, mis padres adoptaron a Mikasa luego de un incidente que ocasioné. Maté a los delincuentes que asesinaron a los padres de Mikasa cuando yo fui con el mío a chequear el tobillo fracturado de su madre. Había descubierto el escondite cuando secuestraron la niña y puse a práctica mi filosofía. Años más tarde, luego de la muerte de mis padres en su accidente automovilístico, Armin Arlett, el pequeño frágil rubio que vivía cerca de nuestra anterior casa, fue quien nos brindó más apoyo que cualquier autoridad, su abuelo nos acogió en su casa con él, que antes de morir de la vejez le concedió a Armin la enmancipación y así un mayor de edad ante la ley puede estar a cargo de nosotros. De cualquier manera, Mikasa pronto cumplira los dieciocho. Por lo que solamente yo seré el menor. Además de su propia custodia, Armin también heredo una herencia que cubría los gastos de la comida, permitiéndonos darnos pequeños lujos al dedicarnos a trabajar arduamente por las noches en el mejor restaurante de la ciudad, los tres aplicamos a una beca que nos ayuda con los gastos de los estudios, Mikasa y Armin tenían más privilegio al quedar entre los mejores, mientras que yo era solo de los excelentes.

Como siempre hago mis típicas bromas, qué "Aquella chica te guiñó el ojo, Armin." o, "Jean está loco por ti, Mikasa.", disfrutábamos estar juntos, íbamos de camino al trabajo recorriendo los pasillos estrechos del instituto.

— Mira Eren, ése chico te está viendo.

— Basta Armin —el comentario borró mi sonrisa—, no juegues con eso.

— Es enserio —susurró mi pequeño amigo de ojos cielo—, mira al final del pasillo.

Dirigí mi atención a la dirección indicada, en efecto, había un chico y se encontraba mirando hacia nuestra dirección. Lo conocía de nombre, tenía diecisiete años, cabello azabache de corte militar, de más baja estatura que Armin, se trataba de Levi Ackerman: era un prodigio innato. Me sentí amenazado por su mirada sombría, casi opaca. No lograba ver sus ojos, su cabello estaba largo permitiéndose dos flequillos paralelos.

— ¡Enano!

Una voz chillona detrás de nosotros hace presencia, era Hanji Zoë, la vice-presidenta del consejo estudiantil, corría con mucha prisa entre tanto papeleo que cargaba, Mikasa y Armin se apartaron de su camino, pero apenas pude reaccinar; Hanji tropezó torpemente contra mí esperando que me moviese hasta el último segundo y todos sus papeles cayeron hacia arriba.

— ¡Auch! ¿Por qué no te moviste...?

La castaña con gafas y coleta alta, se calló apenas cruzamos una mirada, mi corazón dio grandes palpitaciones, detrás de los cristales de sus lentes enmarcados de color caoba, sus ojos se iluminaron radiatemente.

— Yo, huh —tartamudié—, lo siento mucho, vice-presidenta —la lluvia de papeles caían sobre nuestras cabezas—. Ha sido mi culpa.

—Sí —contestó ella, un tanto embobada—. Ha sido toda tu culpa, pequeño ciego —su respuesta me sorprendió un poco—. Pero te lo perdono sólo si me invitas un café.

Procesé durante un instante la información, Mikasa y Armin se agacharon a ayudar a recoger los papeles. Me dispuse a ayudarlos de igual manera.

— Me debe usted disculpar, pero trabajo. —me limité a responder educadamente.

— ¿Becado?

— En efecto.

— ¡No importa, yo pago mi café!

Hanji vio al frente en dirección de su obstinado amigo, me volteé y vi que veía la escena con los brazos cruzados, al verme rodeó los ojos y reboteaba su zapato de pequeño tacón contra el piso, me hizo sentir nervioso, él estaba impaciente.

— ¿Dónde trabajas?

Mikasa y Armin ya habían recogido todo y se lo dieron a Hanji. Repetí la acción.

Le Restaurant Rose. —le entregué los papeles.

— ¡Perfecto! —ella se levantó con una sonrisa de oreja a oreja— ¿Nombre?

— Se lo acabo de decir... —me levanté y vi sonrojado el suelo.

—¡El tuyo!

— Eren Jaëger, a sus órdenes.

Al decir mi nombre con orgullo, tomé una bucanada de aire y recté mi pecho, haciéndome parecer más alto de lo que era, mi collar tintineó con el botón de la camisa, era una llave dorada griseáca puesta en un cordón negro, Hanji se emocionó.

— ¡Hasta pronto!

La castaña se fue conrriendo con su impaciente amigo y decía en voz alta "¿Has visto eso? ¡Desde...!", sentí un ardor en mis mejillas hasta que su voz se perdía a lo largo de los próximos pasillos, pero la espalda de Levi fue la última en desaparecer, y antes de esfumarse de la vista, vio hacia atrás con una mirada sombría y crítica hacia mi.

— Eso ha sido extraño. —comentó Armin.

— Ella es ruidosa. —prosiguió Mikasa, indiferente.

— La vice-presidenta siempre ha sido extraña... —dije en casi un susurro.

La había visto muchas veces antes, siempre haciendo morisquetas y juegos, rodeada del Presidente del consejo estudiantil, Erwin Smith, y su «enano» Levi. Algunas veces me recuerda a nosotros, Erwin rubio e inteligente como Armin, incluso se las arregló para ser el presidente estando en primer año apenas, Hanji era como yo, animada y social, castaña también. Y Levi Ackerman, con Mikasa Ackerman... Una vez ella se acercó a preguntarle por su familia, él la rechazó de tal manera que ni nos quiso decir.

Seguimos nuestros caminos, Armin comentaba acerca de un nuevo libro a la venta, Mikasa sacó la bufanda roja que le regale cuando nos conocimos y salimos del instituto, yendo hacia la residencia para prepararnos ésta noche.


Viernes por la noche, la ciudad ruidosa iluminaba las calles de la capital París, en especial la lujosa estadía de Le Restaurant Rose, donde algunos arboles ayudaban no solo con la decoración exterior del lugar, sino también con la iluminación nocturna, reflejándose pequeños reflectores circulares en el alto tejado rojo del restaurante, centrado en el mismo, se encontraba un letrero que marcaba su nombre. A su alrededor se encontraban mesas circulares de vidrio decoradas con un mantel blanco, y encima se visualizaba un jarrón de cristal, largo y hecho de olas a la par con el mar, y dentro de él se hallaban Lirios de distintos colores con varias Astilbes blancas a su alrededor, que en su núcleo residía una ponponante Clavel rojo, llenaba de un aroma sutil y fresco el resto del ambiente.

Pasando por sus puertas con marcos hechos de madera padouk, su resaltante color vinotinto hacía combinación con las columnas pintadas de igual color, que a su vez, jugaba con el contraste del color de las paredes champagne, haciendo una maravilla visual de un matiz clásico francés. Los asientos eran amueblados con mesas rectangulares adornados de igual forma que el exterior pero más extenso con platos de procelana en cada asiento, cuyo unicolor era vinotinto. Las pequeñas siluetas de un tono más profundo del champagne que reposaban en las paredes, hacían combinación exacta con las obras de arte que colgaban de ella. Cabe destacar su originalidad, podrían haber costado millones de dólares. Los candelabros que guindaban del techo de un color dorado, hacían detalle a la elegancia del lugar, con una iluminación opaca perfecta para celebraciones de alta clase.

Cualquier persona soñaría con trabajar en dichoso restaurante, donde servían comida de primera calidad, con una hermosa presentación, un maravilloso sabor y una cordial atención al cliente. Ofrecían gran variedad en su menú, desde luego, no solo su decoración destacaba, sino las apoteósicas creaciones del cheff principal Reiner.

Le Restaurant Rose estaba lleno de los empresarios emprendedores y millonarios inversores, mi cabeza dolía por tanta ocupación, estaba por estallar hasta que decidí respirar un poco en el balcón mientras que Annie ocupada mis labores.

Acomodé mi uniforme, el cual consistía en una camiseta manga larga de color azúl opaco, con chaleco informal negro, una corbata unicolor de la camiseta, zapatos de tacón fino con suelas de goma. Las mujeres usaban faldas secretariales de cintura alta unicolor negro matte, las blancas camisas pomposas cuyas mangas eran largas ajustadas, y un cuello cascada.

La elegancia y sutileza era requisito mínimo para trabajar aquí, además de que nuestra preparatoria nos ayuda en gran magnitud ya que los tres hemos elegido hostelería y turismo.

— ¡Eren, apresurate! —gritaron desde la cocina.

— ¡Enseguida, Bertholdt!

Tomé las ordenes que se posaban sobre una larga mesa de acero inoxidable con suma delicadeza, crucé la puerta principal que separaba la cocina de los comensales y llevaba la exquisitez hasta sus mesas.

Armin estaba en la cocina, era cheff aprendiz, tenía las manos suaves pero firmes a la hora de cocinar, al principio tenía miedo pero con un poco de ánimo se atrevió, y Mikasa cajeaba gracias a su gran intelecto y buena concentración. Hannes dijo que yo era cautivador y atraía clientes, así que era mesero, con buena comunicación y trato a la clientela, siempre dejaba a los mismos con ganas de volver.

— ¡Eren, aquí!

En la entrada, se divisó un largo vestido con cola de sirena acentuada con ojuelas plateadas que subía de forma prolongada hasta el corte corazón en su pecho, posándose sobre sus antebrazos se hallaba con pompón de filas telas entrelazadas de un suave color salmón. Su cabello seguía recogido con la diferencia que era un broche más elegante, y sus gafas eran lentes sin contorno. Hanji Zoë se veía más que guapa, se veía como una nube para mi.

A su lado estaba el azabache, con un traje negro cuyo saco de gala estaba en su mano reposando sobre su hombro y caía a su espalda en forma de cascada, dos pequeños clavel rojos en su cuello destilaban seducción, más de una mujer se le quedó viendo. Aunque para mí, lucía obstinado como siempre.

— ¡Vice-presidenta! —logré articular al verla— La mesa treinta y siete se encuentra desocupada, sígame por favor, pero antes... —me acerqué y con una suave mirada le señalo su pompón, al entregarmelo con una leve sonrisa me fijé en el saco de su acompañante

— ¿Puedo?

Levi me carcomía con su mirada, entrecerro sus ojos algo celoso, después de meditarlo unos segundos y soportar el escalofrío con una sonrisa, me entregó el saco.

— Ni se te ocurra ponerlo en un lugar sucio, pequeño mocoso.

— Si, señor.

Las primeras frías palabras que el azabache me dedicó hicieron se me helara la sangre apenas retumbó en mis oídos, mi asentimiento se oyó timidamente y muy pero muy, molesto. "¿Acaso cree que no limpio bien el mejor restaurante de la capital o quizás de todo el país o qué?".

Dejé mi molestia de lado y tomé del antebrazo a la señorita, guiándola pacíficamente hasta la mesa treinta y siete, mientras su acompañante nos seguía a su lado.

Noté los ojos curiosos de Hanji viendo todos mis movimientos mientras los atendía a ellos y a otros clientes, se notaba abiertamente fascinada. Me acerqué nuevamente a ellos con una bandeja de plata vacía.

— Espero estén difrutando su estadía —observé la copa de agua de Hanji vacía, mientras que la de Levi seguía intacta goteando algún que otro efecto que conseguía el hielo dentro—, ¿Decidieron qué ordenar?

— Una taza de café robusto, sin crema. —rozaban las 9pm y la castaña quería café fuerte y amargo, algo mal andaba con ella.

— Una copa de la mejor cosecha de Vino para mí —dijo el azabache cerrando el menú—. Y para cenar un platillo de sushi mixto salteado, sin nada crudo.

—Yo quiero Ramen. —añadió la dama, sorprendiéndome.

—Hanji-san... —susurré cerca de ella— No vendemos Ramen.

— Pero amo que digas mi nombre... —ella sonrió junto con su respuesta en susurro— ¡Bien! Lo mismo que el enano pero con el café.

Tomé los menús de la mesa mientras Hanji me observaba y su acompañante azabache veía su platillo vacío, me retiré con una ligera inclinación hacia delante. Llevando sus órdenes hasta la cocina, y atendiendo a los demás comensales.

Chequeé mi reloj de aluminio, una de las antiguas posesiones de mi padre, doce minutos posteriores, la orden estaba lista, me apresuré y tome la extensa bandeja alrededor de cuidadosamente la comida en bandejas poniendo todo en su lugar mientras los jóvenes discutían acerca del consejo estudiantil.

— Mr. Ackerman... —recordé que Levi es menor de edad, mientras vertía el vino dentro de su copa de cristal— Es usted menor de edad, es un delito grave beber alcohol...

— Nadie ha pedido tu opinión. —fue su corta, penetrante y fría respuesta.

Decidí no decir nada al respecto y voltear los ojos encontrándome con los de Hanji, que recorría mi cuerpo lentamente. Mis mejillas ardieron y en acto reflejo me retiré lo más apresurado que pude, sus invitaciones a ocupar un asiento en su mesa se disiparon cuando me retiré.

Chequee mi reloj nuevamente, habían pasado una hora con cuarenta y tres minutos, los comensales se retiraban, y con ellos, la misma Hanji, dejando sólo a Levi mientras veía su copa vacía las líneas de expresión en su rostro permanecían tan quietas y relajadas como sus ojos.

Antes de retirarse, Hanji se me acercó, me ofreció su número de teléfono que con gusto le acepté, y me acerqué a Mikasa comentándole sus claras intenciones, mientras ella me sonreía, Armin veía divertido la escena en la cocina ahora que estaba un poco más desocupado. Quince minutos depués, se hicieron las 11:58pm, rozando la hora de cerrar, el azabache seguía en la misma posición, parecía estar concentrado en algo, por lo que decidí acercarme a su mesa.

— Mr. Ackerman, pronto cerraremos.

Levantó su vista escudriñando mi ser, incurable desde mis adentros, no hizo otro movimiento más que fijarse en mis pupilas, mis manos temblaban, trague saliva, mis glandudas sudoríparas se contagiaron de mi etapa hormonal y pequeñas humedades se asomaban por mis patillas afeitadas, traté de mantener la calma pero no podía cargar con su mirada por más tiempo.

El Mr. Ackerman se levantó, agradeció la comida, felicitó el cheff, y se retiró en silencio.


NOTA DE AUTORA

Primero que nada, quiero darles las gracias a todos ustedes por leer éste fanfic que con mucho cariño y esfuerzo construyo para nosotros. Éste es el primer long-fic que subo aquí en FanFiction y que originalmente escribo en Wattpad. Espero que les guste y sean pacientes conmigo, mis actualizaciones y demás. Iré mejorando cada vez más y quiero aclarar que profundizo el amor mediante la filosofía socrática. No soy experta pero con mucho gusto acepto críticas y comentarios. Espero que hayan disfrutado al leerlo tanto como yo al escribirlo, saludos y feliz 2018.