Descargo de responsabilidad: Esta historia NO me pertenece. Su autora es Krazy Ky-Sta Hatter, yo me he limitado a hacer una traducción. Los personajes y el argumento principal pertenecen a Thomas Astruc y a todas sus productoras.


I

~HAGAN SUS APUESTAS~


—Vamos, es solo cuestión de tiempo —dijo Kim en voz alta.

—Oh, sí, ¿y qué te hace pensar eso? —lo retó Alix, siempre la primera del grupo en retar a su amigo—. ¿Y si son diferentes?

—¡Es que no lo son! —exclamó él. La clase entera estaba escuchando su discusión mientras esperaban a que llegara la profesora. Era una discusión que había ido creciendo día a día—. Todo el mundo tiene emociones negativas. Todo el mundo se enfada, o se molesta o se asusta. Y cualquiera que sienta eso corre el peligro de ser poseído por un akuma. Es solo cuestión de tiempo antes de exploten.

Todos miraron hacia las dos sillas vacías en el frente de la clase. Adrien y Marinette. Otra vez, llegaban tarde.

Hasta la fecha la clase entera se había hecho una buena idea de cómo funcionaban los akumas. Cómo te podían poseer y qué ocurría después. A todos los habían poseído, al fin y al cabo. A todos menos a esos dos. Hasta ahora Adrien y Marinette eran los dos únicos estudiantes de su clase que no se habían transformado todavía.

—Es bastante probable —afirmó Max—. El 84.6 por ciento de esta clase se ha convertido en algún momento. Y entre la poca seguridad que tiene Marinette a veces y el padre de Adrien, es una sorpresa que no lo hayan hecho ya.

—Lo harán —acordó Nino firmemente—. Es El complot de la Clase Akuma. ¡Nos han marcado como objetivo, gente! —se levantaron gemidos por toda la habitación, pero muchos menos que cuando contó su teoría la primera vez. Entre más compañeros se demonizaban, más empezaban a estar de acuerdo con él.

—Tú y tus teorías conspiratorias —murmuró Alya—. ¡No hay nada de malo con esta clase! Todos leéis mi blog, sabéis cómo va. Y que conste que mi amiga no va a «explotar».

Chloé se rio por la nariz suavemente.

—Oh, sí, bueno, ya veremos.

—¡¿Qué has dicho?! —ante la no tan sutil amenaza, Alya se puso de pie rápidamente y Nino tuvo que frenarla. Era de conocimiento común que Chloé había sido la causa de que más de la mitad de la clase se hubiese convertido en un akuma.

—Me duele reconocerlo, Alya, pero la mitad del tiempo Mari parece que está a punto de explotar —dijo suavemente Mylène—. Y me dolería ver qué pasaría si alguna vez Adrien la rechaza.

—Cosa que hará —interrumpió Chloé.

Alya apretó los puños y Nino la devolvió a su asiento de un tirón. La miró como si quisiera decirle «no empieces nada».

—Adrien explotará primero, creo —intervino Nathanaël. Su voz seguía siendo tranquila. No levantó la vista de su libreta mientras hablaba—. Marinette es fuerte. Se levanta con rapidez. Pero Adrien… Todos oímos cómo le habló su padre la semana pasada. Si lo vuelve a amenazar con darle clases en casa otra vez, no creo que sea capaz de soportarlo.

Alya seguía echando chispas. Miró a Nino, esperando que defendiera a su mejor amigo, solo para encontrarlo mirando la mesa fijamente con aire abatido. Lo fulminó con la mirada y él le contestó con un ceño fruncido.

—Tiene razón —dijo con calma—. Adrien intenta que no se le note, pero estas cosas lo afectan, ¿sabéis?

—Lo que tú digas. Apuesto que Marinette explotará antes que mi Adrien.

—Nah, Nath tiene razón. Creo que será Adrien quien lo haga —dijo Kim.

—Yo no creo que Mari vaya a ser poseída. Pero sí, creo que Adrien sí —añadió Alix.

—No, Chloé tiene razón —dijo Sabrina—. Adrien ganará.

¿Ganar? Espera, ¿qué? ¿Desde cuándo se había convertido esto en una competición?

—Creo que los dos están a salvo —comentó Rose con una sonrisa discreta.

—Me da igual —dijo Juleka, impasible.

—No sé. Mari es fuerte, pero también es muy emocional sobre todo —dijo Ivan. Sus ojos se abrieron con exageración cuando se dio cuenta de lo que había dicho—. Quiero decir, no emocional emocional. Más bien como que ella siente todo con mucha intensidad. Es realmente apasionada sobre todo lo que hace. Y eso nunca es bueno cuando algo te decepciona.

—¡Ja! ¡Le doy una semana para que explote! ¡Adrien no va a permitirle que babee por él toda la vida! —Alya habría saltado contra Chloé entonces si Nino no hubiese estado sentado a su lado sosteniéndole la mano.

—Estadísticamente hablando, los dos tienen altas posibilidades de ser poseídos y de que sea durante el próximo mes —Max cogió su tablet y empezó a hacer dibujar una tabla—. Será difícil de calcular, pero si la diseñamos con cinco columnas, podría funcionar. Lo que significa que todos hacemos de dos a cinco apuestas diferentes. Dos serán para Marinette, si se convierte o no, y cuándo. Lo mismo para Adrien. Y la quinta columna será para ver quién de los dos se convertirá primero.

—Apunta cinco euros de mi parte. Poseerán a Adrien primero.

—¿Solo cinco, Kim? —se burló Chloé—. Apuesto cincuenta euros a que será Marinette —había una expresión siniestra en su rostro que todo el mundo interpretó como que ella misma se haría cargo de que fuera así.

—Whoa, whoa, whoa, un momento —dijo Alya, levantando las manos en el aire con incredulidad. Exudaba rabia por todos sus poros y por un instante la clase entera retrocedió con miedo—. ¿En serio estamos haciendo esto? ¿De verdad estáis apostando sobre esto?

Alix se encogió de hombros.

—¿Y qué? Si terminan poseídos, esta apuesta no cambiaría nada. Además, ya hemos hecho apuestas sobre si y cuándo empezarán a salir Mari y Adrien. Recuerdo que estuviste bastante entusiasmada.

—¡Pero ser poseído por un akuma no es algo que pueda tomarse a la ligera! ¡Os ha pasado a todos! ¡Recordáis cómo fue!

Por un momento, todos se limitaron a mirarla.

Entonces se giraron hacia Max.

—Yo apuesto cinco euros a que ni Marinette ni Adrien se convierten —le dijo Rose.

Alya gruñó con frustración, y Nino se rio de ella.

—No tiene caso, Alya. Además, Alix tiene razón. Que detengamos la apuesta no significa que no se vayan a convertir en un Akuma. Si tiene que pasar, pasará. Mientras estemos allí para ellos cuando suceda… ¿No crees? Además, sé que tienes fe en Mari. Puedes apuntarte con que ella no se convertirá.

—¿Quieres que apueste? —siseó.

—Solo te digo que no hay nada de malo —se defendió él.

—Está bien. ¡Apostaré! —dijo ella. Elevaba la voz con rabia—. Será mejor que añadas una nueva columna, Max, porque esta es mi apuesta: ninguno de los dos será poseído por un Akuma. ¡Porque me apuesto que Adrien y Marinette son Cat Noir y Ladybug!

Como respuesta recibió silencio. Todo el mundo la miraba con sorpresa, confusión e incredulidad. De repente, Chloé soltó una risotada y, poco a poco, otros la imitaron hasta que la clase entera estaba riéndose.

—A-Alya, ¿estás segura de que quieres hacer esa apuesta? —preguntó Nino, secándose una lágrima. ¿De verdad le hacía tanta gracia?—. O sea, sé que tú tienes tus propias teorías locas, pero ¿de dónde te has sacado esa?

Ella refunfuñó hacia la clase entera.

—No es una teoría tan loca.

—¡Ja, claro! Si Marinette es Ladybug, entonces mi padre está en quiebra.

—Por supuesto. ¿Cómo te explicas sus ausencias? Y no me digas que no lo has notado. Siempre están desapareciendo, especialmente cuando aparece un akuma, o si Lady y Cat están allí. Y cuando regresan siempre lo hacen con una excusa barata.

—Por favor, Alya. No son razones estúpidas. Lo que pasa es que tienen suerte estúpida —le dijo Mylène—. Como cuando yo estuve poseída. Los atrapé en esas vainas. En otra ocasión los convirtieron en caballeros y Juleka los volvió fantasmas. Rose los pegó en su álbum de fotos y…

—Pero ¿estás segura de ello? —preguntó, dándoles a todos una mirada severa—. ¿Realmente los viste atrapados o convertidos, o ellos te lo dijeron? Porque cuando Jalil me secuestró, Mari desapareció de mi vista bastante pronto. Debería haberse quedado atrapada en el museo, pero después me dijo que se transformó en momia. Y conozco a mi mejor amiga, sé cuándo me está ocultando algo. Cuándo nos oculta algo. A veces tiene cara de querer hablar con alguien sobre algo, pero cuando yo le pregunto, me dice que no es nada. Ella me lo cuenta todo… Pero si estás intentando mantener tu doble vida en secreto… —siguieron mirándola como si estuviese loca—. Vamos, ¡me concede entrevistas exclusivas! Nunca concede entrevistas para nadie. ¡Y Marinette siempre es la que las organiza! —Nada—. Por el amor de dios, ¡se parecen una barbaridad!

—Um, Alya. Esa es una... eh, buena teoría. Pero te olvidas de una cosa —le dijo Nino—. Marinette es la persona más torpe que conocemos. La salvamos cada día de que se mate de un tropiezo. Tienes planes enteros de reserva por si pasa algo estando ella cerca. No me trago que una chica que apenas puede quedarse sentada sin caerse pueda saltar de azotea en azotea.

—Exacto, ¡Marinette es demasiado torpe! —dijo Chloé—. Oh, Max. Se me había olvidado decirte que me apuesto otros cincuenta euros a que esa perdedora se habrá convertido para cuando acabe el día.

El enfado creció en su interior y se apartó de un empujón de su mesa. Ni siquiera le importó que la silla chirriara audiblemente contra el suelo. Ya no le importaba. Alya estaba harta de todos.

—¡Pues muy bien! —Siseó—. ¡Haced vuestras estúpidas apuestas! Pero yo sostengo lo que he dicho.

Con esto, puso una mano bajo su barbilla e hizo un gesto grosero con ella antes de salir corriendo hacia la puerta. Se giró hacia ellos con los brazos en alto, enseñándoles el dedo. Mientras cruzaba la puerta de espaldas, se sintió chocar contra algo…

O, bueno, contra alguien.

—Alya, ¿por qué estás saliendo de clase? ¿A quién le estás haciendo ese corte de manga? —escuchó que decía su profesora con exasperación.

Oh, mierda.