Dónde tú corazón vive

Dónde tú corazón vive

Una búsqueda de dos en tatoukai Nakusuto

Prólogo: Todos mis pasos me llevan a ti

Era el fin de una gran aventura como ninguna otra de las que vivieron previamente. Porque no todos los días acabas viajando al Cielo, luchas contra un Dios y descubres una antigua ciudad de oro perdida durante más de 400 años. Pero como todo lo bueno siempre tiene un final, esto no iba a ser una excepción. Por supuesto no podía acabarse de una forma corriente. No. Para ellos, "los Mugiwara", el final tenía que ser casi igual de emocionante y sorprendente como toda su aventura recién vivida.

Y aquí están, descendiendo los 10 kilómetros que separan Skypiea del Mar Azul en su Going no Merri sujeto a un globo pulpo. Un viaje agradable pero terriblemente lento. Aunque si no fuera por su ayuda tal vez sería el último viaje de sus vidas. El recuerdo de aquel viejo galeón cayendo sobre sus cabezas aún estaba fresco en la memoria…y lo estaría por el resto de sus vidas ya que algo así no se olvida fácilmente.

Solo necesitó unos minutos de tranquilidad para que los acontecimientos vividos recientemente volvieran a estar frescos en su cabeza. Unos prefirió apartarlos de su mente…concretamente los referidos a cierta morena de ojos azules. De esta forma lo que llenaba su cabeza ahora mismo, sin los recuerdos de esa mujer tan irritante, eran todos los errores que cometió tanto durante sus combates como, simplemente cuando caminaba por cualquier zona de Skypiea.

Su cuerpo no paraba de recibir cantidad de heridas que podían haber sido fácilmente salvables si hubiera estado más centrado en los combates y no se dejara distraer de las maneras más simples. En cierta parte esas heridas eran una ayuda para llegar a ser un mejor espadachín porque le recordaban que siempre había alguien que fue mejor que él. Aunque no soporte que algo así suceda bastante a menudo. Pero lo que realmente no podía llegar a soportar fue comprobar la gran resistencia que poseía el shandia llamado Wiper. Ver como recibía las descargas de Eneru y a pesar de ello ser capaz de levantarse después de semejante castigo. A su lado parecía algo tan débil como un gatito. Y eso era una situación que no soportaba.

Decidiendo que este era tan buen momento como cualquier otro para continuar con su entrenamiento, Zoro se levantó en busca de sus pesas. Unos cientos de movimientos servirán para desentumecerle los músculos antes de empezar con el entrenamiento en serio. Sin que ninguno de sus nakamas le prestase atención Zoro sacó sus pesas y las llevó a la popa de Merri donde había decidido entrenar durante el descenso. En unos minutos ya llevaba cincuenta movimientos con ambos brazos. Esta vez decidió usar las barras con los pesos en ambos brazos como si fueran sus katana mientras en su boca sujetaba una de menor tamaño y peso para que no le entorpeciera con los movimientos que realizaba.

'Esto me recuerda a mis entrenamientos en el dojo de Kuina…' cierta melancolía cruzó el rostro del espadachín pero logró reponerse casi de inmediato, no sin antes dedicarle un respeto por el alma de su amiga, 'tal vez podría pedirle a Usopp que me construyese algo parecido'

Transcurridos veinte minutos y casi mil doscientos movimientos con ambos brazos su cuerpo empezaba a calentarse por todo el esfuerzo realizado. Descalzo y con el torso desnudo su cuerpo era un mar de sudor. Por suerte gracias a que estaba a bastante altura había bastante fresco para no sentirse ahogado y poder continuar con sus ejercicios con mayor facilidad que en el Mar Azul…'me pregunto hasta cuándo me estaré refiriendo al mar como el Mar Azul', pero antes de que pudiera apartar ese pensamiento y centrarse en el entrenamiento sintió, antes de escuchar, la presencia de alguien acercándose hacia donde se encontraba. Eran unos pasos delicados casi como si no quisieran ser descubiertos. Abriendo todos sus sentidos Zoro buscó a cada miembro de la tripulación.

Luffy se encontraba en su lugar favorito de la nave. Viendo el increíble paisaje que ofrecía este descenso desde la cabeza de Going no Merri.

A estribor estaban sentados en el borde del barco Usopp y Chopper mientras hablaban. Seguramente Usopp le estaría contando todas sus brillantes intervenciones en Skypiea que lograron salvarlos no solo a ellos si no a todas las gentes del Cielo. Por supuesto Chopper lo escuchaba maravillado totalmente inocente a cada mentira que pudiera salir de la boca de Usopp.

A diferencia del resto Nami si parecía estar haciendo algo de provecho, ya que parecía estar tomando notas y/o dibujando todo lo que podía captar desde estas alturas. Seguramente se estaría alegrando al saber que muy pocos debieron ser testigos del mundo desde un lugar tan privilegiado como éste y que los que lo vivieron tal vez no pensaron en dibujar las islas que podían verse para tener un mapa más perfecto de la zona. Y esto unido al mapa más perfecto y actual de Skypiea que iba a dibujar hacía que todas las penalidades sufridas hubieran valido la pena. '¡¡Esto y el oro!!', se dijo para si misma con una gran sonrisa en el rostro la navegante.

Totalmente en el opuesto de Nami se encontraba Sanji que tras preparar unos aperitivos para todos, ahora se encontraba al lado de Nami fumándose un cigarrillo llevando esa cara de ero-kukku salido imaginándose, seguramente, que estaba con Nami contemplando el paisaje, de alguna manera romántico, ellos dos solos.

'¡Idiota!'

Por desgracia no quedaba ningún miembro más de la tripulación que con el que precisamente no tenía ganas de entablar ningún lazo profundo. Ni por asomo. Que precisamente para eso ya estaban los demás. Para reírle sus gracias, aceptar todas sus propuestas tan libremente y alabar su inteligencia y belleza…Zoro frunció el gesto, 'no acabo de pensar eso último…no, no lo he hecho…' al ser sus pensamientos podía negarlo todo el tiempo que quisiera porque nadie más que él tenía conocimiento de lo que le estaba pasando con ella. Tal vez ni siquiera él mismo lo supiera ciertamente.

"¿Qué es lo que quieres ahora mujer?" preguntó con fuerza y secamente Zoro sin detener sus ejercicios.

Robin se sintió sorprendida una vez más por la gran capacidad que tenía el espadachín respecto a lo que sucedía a su alrededor sin la necesidad de usar la vista. Aunque sospechaba que tal vez si lo hiciera, junto al resto de sus sentidos, pero de una manera más intensa. No pudo evitar sonreír por esto ni por la sequedad de su voz. 'Siempre alerta.' Pero a cada paso que le acercaba junto a él su corazón la traicionaba acelerándole el pulso. Nervios. Un montón de ellos. 'Pero realmente, ¿por qué?'

Decidiendo que prefería tratar esto de la manera más privada posible que se podía en la cubierta caminó los pasos necesarios para quedar oculta tras la cabina en la que aparte de cocinar solamente trabajaba en ella la navegante. El capitán se conformaba con la cabeza de Merri. Esto trajo otra sonrisa a su rostro. 'Ciertamente es una tripulación única.'

A cada segundo que pasaba sin contestar su más que sencilla pregunta Zoro empezaba a ponerse algo nervioso, pero no en el sentido de ponerse nervioso por su presencia, por supuesto. Si no que le había hecho una pregunta bastante simple y en vez de responderla inmediatamente para que volviera a cualquier otra parte de la nave salvo dónde se encontrase él, va ella y se dedica a pasear a sus espaldas mientras no deja de sonreír. Si. Zoro sabía que estaba sonriendo de esa manera tan suya. Eso era algo que no podía soportar. Esa sonrisa. Porque para Zoro esa sonrisa no era una sonrisa como la de los demás…ya que igual que con el resto de ella…esa sonrisa ocultaba algo…

'Algo importante', pensó Zoro, 'seguro que si lo descubriera, todo lo demás respeto a ella tendría una explicación.'

Era algo extraño pensar que toda la forma de ser de una persona, en este caso de esta mujer, pudiera explicarse sabiendo un dato tan simple como el por qué de sus sonrisas.

"Lo siento, kenshi-san. No pretendía molestarte." Por primera vez desde que se inició el descenso al Mar Azul, Zoro volvía a escuchar su dulce…'pero irritante sabelotodo, tan segura de si misma'…voz. Como no hubo réplica, Robin supo que se estaba haciendo el desinteresado. Otra sonrisa nació en sus labios.

'Como siga va a terminar por romperse' pensó Zoro al notar que una vez más volvía a sonreír.

Cogiendo una bocanada de aire fresco Robin decidió lanzarse sin miedo. "Quería darte las gracias." Esto logró una ligera alteración en el ritmo de Zoro…en su ejercicio…lo de su corazón solo era por el esfuerzo. Pero ella notó ese imperceptible titubeo lo cual le dio más alas. "Por cogerme antes de golpearme con el suelo después de que Ener me acertase con aquel rayo."

Por primera vez Zoro detuvo su ejercicio. Pero aún así se quedó manteniendo las pesas en el aire, solamente dejó caer la que llevaba en la boca aunque para evitar que se le hiciera un nuevo agujero a Merri lo bajó con delicadeza cogiéndola usando el pie para deslizarla con suavidad hasta la cubierta. Ciertamente no se esperaba que viniera por parte de ella el presentarse ante él a agradecerle algo tan…irrelevante. Porque lo era. Irrelevante.

Girándose levemente tanto el cuerpo como la cabeza para que ella pudiera verle el rostro, Zoro le proporcionó una muestra de su propia sonrisa. Cuando los ojos de Robin crecieron levemente supo que la había sorprendido…'espera un poco y ya verás lo que es una sorpresa de verdad', pensó Zoro. "Bueno, no iba a permitir que sufriera daño esa cabecita tuya. Podrías haber perdido tanto conocimiento…" la sonrisa de gratitud de Robin se fue diluyendo por el tono final de aquellas palabras.

El claro gesto de sorpresa en el rostro de Robin fue como echar alcohol al fuego para Zoro. La había cogido por sorpresa y no la iba a soltar tan fácilmente. No. Debía mostrarle cuales eran las cartas en este juego.

"¿Qué…?... ¿de qué estás hablando?" era obvio que intentaba recuperar la compostura de su voz.

Finalmente Zoro estaba cara a cara con Nico Robin. Las pesas de la derecha apuntando hacia el suelo, mientras las de la mano izquierda las colocó sobre el hombro. La cabeza que tenía una leve inclinación de dominación recuperó la verticalidad junto a su mirada gélida y dura de puro fuego que Robin sabía que era la que siempre tenía cuando está luchando. Porque eso era lo que estaba pasando en este mismo momento. 'Zoro busca sangre…mi sangre.'

"Te ayudé. Lo volveré a hacer si se presenta la situación de nuevo. Eres un miembro de la tripulación…" lo siguiente parecía que le costaba más decirlo pero a pesar de ello lo hizo, "y una nakama." Entonces, si eso era posible, su mirada se volvió diabólicamente aterradora. "Pero no me fío de ti."

La mirada de Robin traicionó su máscara de calma al mostrar como aquellas palabras le dolían. A pesar de ello seguía ante Zoro con su impertérrita postura. Vivió muchos años y sufrió lo indecible, por lo que soportar las duras palabras de un espadachín no resultaría nada duro.

Se equivocaba.

"Porque no sabes hacer otra cosa que manipular a los que están a tu alrededor, lo necesites o no." Lentamente se fue acercando a la mujer que tenía ante él. "Sobra el ejemplo de la primera vez que nos vimos cuando nos hiciste creer que te habías cargado al tipo de los rulos. Y solo para mantener tu fachada tanto ante Crocodile como ante nosotros. Por supuesto que también lo estabas utilizando a él y se mereció su final por no haber sabido actuar consecuentemente."

Sabía que les había contado cómo buscaba morir sepultada tras haber fracasado. Eso quería decir que le estaba diciendo qué Crocodile debería haberla matado.

Unos pasos más cerca. "Entonces llegas a nosotros y no solo manipulas a Luffy para que te deje ser parte de los Mugiwara si no que lo haces con el resto de la tripulación para que no se opongan. De manera perfecta pues ya conoces la forma de ser de cada uno gracias a tu especialidad: la información." Otros pasos más. "A Usopp mostrarle que no eras una cruel asesina con unas cuantas bromas. Con Chopper simplemente tratándole con lo que el resto del mundo durante toda su vida salvo un par de personas le negó: amabilidad. Con ese ero-kukku bastó con ser una mujer kawaii para que no pudiera intentar pensar por primera vez en su vida. Y a Nami se la gana con darle algo de valor…" Zoro no pudo evitar una pequeña risa al respecto, "de todos nosotros ella es la viva imagen de lo que suele conocerse por un pirata…y eso que decía que los odiaba. Supongo que es cierto que del amor al odio solo hay un paso." Y como sirviendo casi de ejemplo Zoro se detuvo a un paso de Robin. Cara a cara.

"A ti no te manipulé."

La voz de Robin sonaba sin calidez. Cual fue su sorpresa cuando sus palabras hicieron brotar una sonrisa sarcástica de los labios de Zoro. '…esos labios…' pero decidió centrarse en los ojos del espadachín. Otro error. Tendría que haber recordado que los ojos son el espejo del alma…y tras la frialdad y dureza que se podían ver en ellos existía algo que hacía demasiado tiempo que lo había visto por última vez. '…Zoro…' Su corazón buscaba el ritmo del latido que se sentía en el cuerpo del espadachín.

"Si lo hiciste," susurro débilmente Zoro. Pero no dijo nada más sobre este tema. "Pero seguir manipulándonos ahora cuándo no tienes la necesidad de hacerlo. Eso es algo imperdonable." Cuando Robin iba a decir algo para negarlo, algo que Zoro sabía que haría, siguió hablando impidiéndoselo. "Arrastraste a Nami al bosque con la falsa promesa de encontrar alguna joya…para ayudar a arreglar a Merri, dijiste."

La verdad no podía ignorarse pero Robin no recordaba haberlo hecho a propósito, si no como algún tipo de efecto reflejo tras tantos años de manipulación para poder sobrevivir. Era algo que no podías dejar de hacerlo de un día para otro.

"¿Y todo para qué? Para intentar encontrar unas piedras antiguas que no les importa a nadie más."

Aquello encendió un brillo en la mirada de Robin de la que fue testigo Zoro. Sabía lo que había hecho pero lo hizo deliberadamente. La única forma de saber en qué está pensando esta mujer es lograr romper ese disfraz que lleva puesto y solo se podrá conseguir de la única y más segura forma de hacerlo. Atacando lo que más quiere.

"¡¡TÚ NO SABES DE LO QUÉ ESTÁS HABLANDO!!" gritó de improviso Robin. Sus ojos desorbitados por la rabia incontenible.

Le salió desde el fondo de su alma sin poder evitarlo, aunque por suerte fue capaz de escucharse a si misma y logró controlarse lo suficiente para no seguir gritando a Zoro. Aunque se lo mereciera. Por desgracia todos la habían escuchado y ahora permanecían en silencio. Incluso Sanji que había empezado a llamar de todo a Zoro fue silenciado con un golpe de Nami. Todas las miradas buscaban atravesar la madera para poder ver lo que pasaba entre aquellos dos.

La sonrisa satisfecha de saber que tocó una fibra sensible de esta enigmática mujer era una muestra de que esto era lo que buscaba. Alterarla. Levantar la ceja en señal de falsa sorpresa, por increíble que pudiera parecer, era para tranquilizarla. Robin no sabía a que podía estar jugando el espadachín…'no, no está jugando…' pero no podía negar que por un momento la tenía en sus manos. Y por qué esa sensación no se sentía como algo malo era algo que Robin no quería pararse a pensar.

"Mi búsqueda de los…" perdiendo la voz como si fuera atrapada por su propio pasado Nico buscó otorgarle un premio a Zoro por su brillante actuación. Le daría parte de su vida. "…la búsqueda de los poneglyphs se ha cobrado la sangre y las vidas de mucha gente en lo largo de la historia." Sus ojos buscaron los de Zoro para que viera la verdad en ellos. "Todos mis amigos y maestros. Ellos que fueron mi familia cuando la única que tenía de sangre me trataba como a un animal despreciable….Pero sobre todo, y justo cuando la volví a ver tras largos años de separación y cuando ya no recordaba cómo era, perdí a mi madre." Los ojos brillaban por lágrimas que querían brotar pero que se negaba a liberarlas mientras veían como Zoro la escuchaba con gran atención en silencio. "Presenciar como le pegan un tiro y ver como se desangra es el último recuerdo que tengo de ella. De rodillas en el suelo diciéndome que la investigación no puede abandonarse por el bien de nuestro futuro…"

Su mirada posee una gran determinación y Zoro solamente puede pensar en que al final será capaz de lograr su propósito. Alguien como ella no se permitirá fallar.

"Esta búsqueda es más que mi propio sueño. Es el del mundo."

Y el silencio se hizo entre los dos.

Cuando sintió cómo le enjugaba las lágrimas que no sabía que estaba derramando casi habría deseado no tener ninguna búsqueda y permanecer así durante mucho tiempo. '¿Aceptas para siempre…?' Zoro recogió las lágrimas y en un gesto natural se las llevo a los labios.

"Es lo más importante de mi vida."

Y de pronto la niña vulnerable volvió a dejar su sitio a la mujer determinante trayendo consigo una sonrisa al rostro de Zoro. No de burla, ni de satisfacción por lo que había logrado, si no la del reflejo de su propia determinación.

Acercando su rostro a la distancia de la mismísima respiración, y engañando a su continua timidez, Zoro le susurro directamente a los labios de Robin.

"Y por eso mismo no me fío de ti." Y con esto se volvió encaminándose hacia donde había dejado la pesa en el suelo. Mientras caminaba y sin volverse volvió a hablarle. "Te estaré vigilando."

Robin cerró los ojos mientras intentaba volver a levantar los muros que regían su vida. Cuando los abrió ya no había lágrimas en ellos y los fijó en el espadachín.

"Y yo haré lo propio contigo…" susurró Robin…sin apartar la vista de Zoro.

Una dulce sonrisa brotó de los labios de Nico Robin.

La habitación estaba a oscuras mientras toda la tripulación dormía placidamente como si lo ocurrido con el almirante Aokiji nunca hubiera pasado. El ligero vaivén del Going no Merri actuaba como la nana que les ayudaba a dormir a los bebes. Tras el susto todos necesitaban un merecido descanso. Unos más que otros. Curiosamente la persona que necesitaría el mayor tiempo para recuperarse de lo acontecido permanecía despierta.

Nico Robin miraba pensativamente al techo de la sala. Como un acto de seguridad se decidió sin decir palabra que todos dormirían juntos. Juntos pero no revueltos. Estaba tan conmovida por la reacción de sus nakamas cuando su vida se puso en peligro a manos de Aokiji. Sabía que todo el daño que sufrió senchou-san como el sufrido por kukku-san y kenshi-san había sido solamente por su culpa. Su presencia en esta tripulación solo les acarrearía graves problemas con el Gobierno Mundial.

"Duérmete de una vez y deja de pensar en sinsentidos, oroka onna." Rugió susurrante la irritada voz de Zoro.

Estas palabras tan inesperadas consiguieron sobresaltarla pero estando ella tumbada y él a sus espaldas no tuvo ocasión de darse cuenta de ello.

"Si crees que lo ocurrido va a cambiar algo lo que Luffy y los demás piensan de ti, entonces supongo que no eres tan lista como pretendes ser." Zoro hablaba con los ojos cerrados mientras intentaba dormirse. Por alguna razón el sueño le estaba esquivando esta noche. Y se repetía que nada tenía que ver la morena herida que tenía delante de él. "Eres nakama."

A pesar de no estar muy convencida Robin cerró los ojos e intentó dormir. Solo algo de lo dicho por Zoro seguía resonando en su cabeza. 'Lo que piensen Luffy y los demás……pero que hay de lo que piensas tú…' Una lágrima cayó por su mejilla.

No parecía que fuera necesario decir nada más.

Con cierto sobresalto Zoro recuperó la conciencia mientras los recuerdos se iban diluyendo de su memoria. La mano sobre Wadou Ichimonji lista para desenvainarla en un movimiento letal para el enemigo que cometiera el error de venir contra él, mientras el resto de sus sentidos intentaban ayudarle a centrarse.

Los sucesos ocurridos en menos de un día empezaron a volver a la superficie. El trágico destino final de Going no Merri…el robo de los 200 millones de berris por parte de la Franky Family…que provocó la lucha y posterior abandono de los Mugiwara por parte de Usopp…pero para Zoro lo que más le preocupaba era sobre todo la confusa desaparición de Robin.

Con la cabeza apoyada contra la pared y la vista al cielo una sensación extraña le recorrió el cuerpo. 'Y ahora va y le pegan un tiro a ese tal Iceburg. ¿Y por qué tengo la horrible sensación de que existe una relación que no le va a gustar a nadie?'

La respuesta a una pregunta nunca formulada llegó con los gritos de la gente de Water 7 pidiendo las cabezas de Luffy y toda su tripulación.

Antes de que pudiera pensar en algo más pudo escuchar rápidas pisadas que se dirigían en su dirección. Al tejado. Poniéndose en pie decidió que antes de empezar una masacre sería mejor encontrarse con los demás. No fuera a empeorar la situación actual al acabar con todo el que se le cruzase en su camino.

Corriendo sin mirar atrás saltó al tejado más cercano y continuó en dirección sur pues era el camino hacia el interior de la ciudad, donde Zoro vio dirigirse a Luffy. Lamentablemente dos edificios más tarde y ya no podía seguir por los tejados. Dejándose caer hasta un callejón detuvo su avance cuando los recuerdos volvieron a su mente.

Estaba hecho. El crimen ha sido inculpado a los Mugiwara como estaba planeado y pronto el plan sería completado con lo que sus caminos nunca jamás se volverían a encontrar. Era lo que debía hacerse y no existía otra manera. Pero eso no aliviaba la pena en el corazón de Robin.

Todos los buenos momentos vividos con Luffy y el resto de sus nakamas no paraban de repetirse una y otra vez en su cabeza, más como castigo por sus acciones que por rememorar la felicidad que poseían.

'No, no su nakama. Porque un verdadero nakama no les haría lo que yo les he hecho.'

Pero justo cuando se iba a volver para encontrarse con CP-9, para poner en marcha la parte final del plan, una imagen captó su atención. A varias calles de distancia podía ver una figura corriendo por los tejados. Y a pesar de la distancia aquella silueta era inconfundible. Una persona portando tres katana. 'Zoro.' Como si se hubiera tratado de una ilusión la figura desapareció de la vista realmente como si en verdad nunca hubiera estado allí y todo hubiera sido cosa de su imaginación culpable.

Para ella era obvio lo que había pasado. Zoro se vio obligado a bajar al suelo para seguir su marcha. Y eso era algo que la propia Robin debía hacer también. Por lo menos había sido capaz de verle una última vez y eso después de poder despedirse de Sanji y Chopper ya era más de lo que se merecía. Por suerte no se encontró con Luffy. No sabría si sería capaz de encarar a la persona que le dio la vida que tenía ahora. 'Por lo menos ahora mi final servirá de algo.'

Volviéndose se encaminó hacia el encuentro con CP-9. Solo unos pasos fue capaz de dar antes de detenerse abruptamente. Su cuerpo temblaba y no podía evitar morderse el labio inferior para no romper a llorar. Había sido tan duro mostrarse tan fría y distante con sus dos nakamas. Como le partía el corazón ver lo afectado que estaba Chopper. Pero tenía que hacerlo. No había marcha atrás. 'Lo mejor para todos es que nuestra relación acabe aquí.' Debía moverse. Enfadar al CP-9 sería contraproducente para sus planes. No era momento para sentimentalismos…pero quién puede ir contra el corazón.

"Ojos fleur."

De espaldas a la pared Zoro se fue deslizando hasta el suelo mientras su imagen se repetía sin cesar en su mente. Había salido con Chopper de tiendas, seguramente acabaría comprando unos cuantos libros más. Tanto para ella como para el Doctor. La última vez que fue vista había sido antes de entrar en la librería. Primero estaba allí y acto seguido…desapareció.

"¿Solo buscabas protección? ¿Como hiciste durante todos tus años de persecución?"

Lo que su cuerpo estaba sintiendo le provocaba más que dolor. No quería creerlo pero en verdad era lo que desde el primer momento en que manifestó su deseo de entrar en la tripulación había esperado que sucediese. Debería estar contento de saber que no se había equivocado. Debería estarlo…pero no podía.

Su mano izquierda formaba un puño que blanquecía sus nudillos. Su espíritu estaba roto pero su voz sonaba determinante.

"Crees realmente qué puedes desaparecer sin dar ninguna explicación, maldita mujer." Zoro empezó a golpear la pared con la nuca provocando una terrible grieta que crecía a cada nuevo golpe. "¿O es que piensas qué perteneces a una tripulación como las demás? Estúpida. Aunque tengas la excusa perfecta para desaparecer nunca te la voy a aceptar. Eres nakama y eso significa que todos somos uno."

El puñetazo partió el muro como si estuviera hecho por un crío de dos años.

"Atrévete a darme tu excusa mirándome a los ojos…atrévete a desaparecer delante de mi." Los gritos de la gente obligaron al espadachín a volver a ponerse en movimiento. Ciertamente tenía que encontrarse con los demás. "¡Ríete de mi!"

Oscuridad.

Soledad.

Es lo único que existe aquí…aquí.

'¡¡HAY QUE JODERSE!! ¡¡CÓMO COÑO HE ACABADO AQUÍ ATRAPADO!!'

Encajado en una chimenea. 'Por lo menos nadie me ha visto hacer semejante ridículo.' Zoro sabía que si alguno de sus nakamas se enterase nunca vería el final de sus burlas. 'Ese kuso-kukku disfrutaría de lo lindo.'

'¡¡MALDICIÓN!!'

Todo era culpa de Robin. Por huir de sus propios nakamas para irse con el maldito Gobierno del Mundo. Todo porque tiene un deseo que nunca podría ver realizado si se quedara con ellos. 'Entonces por qué diablos te quedaste con nosotros todo este tiempo.' Las palabras de Aokiji resonaron como si las estuviera escuchando en este mismo momento…Zoro nunca había confiado en ella y su traición era algo que realmente no le afectaba demasiado…'nada en absoluto'…pero lo que si le sacaba de sus casillas era que hubiera tomado por idiota al imbécil de su capitán. Después de aceptarla con tanta libertad…

'Maldita seas. Tú y tus deseos. ¿Así que no tienes por qué decirme tu dichoso deseo? Pero tu fría mirada…no puede ocultarme…'

Deteniéndose a pensar en lo ocurrido existían varias cosas que le resultaban extrañas a Zoro. 'Ese misterioso deseo…'Robin solamente había mostrado interés cuando trataban con antigüedades y cosas por el estilo. Además ella misma les dijo que su sueño era descubrir el "Río Poneglyph" para conocer algo oculto sobre la historia del mundo. '¿Por qué el Gobierno la iba a ayudar si durante los últimos veinte años han intentado detenerla? ¿Y por qué ella les ayudaría?' Y aún más extraño fue que le dijera el motivo por el que los abandonaba con su mirada fija en la suya propia. Justo como lo había pensado en aquel callejón. ¿Lo habría estando espiando en aquel momento o solamente fue una coincidencia?

Y por intentar ayudar a su capitán tuvo que dejarse golpear por ese maldito Guepardo del infierno. No tenía otra salida. No después de oír que lo estaba lanzando para que cayera al mar. En el estado en que se encontraba Luffy no podría evitar caer al agua y ahogarse. Por eso en ese momento la única solución que se le ocurrió a Zoro fue seguirle de la misma forma. Lanzado por los aires por el bestia ese. Una idea excelente pero por desgracia totalmente inútil ya que no encontró rastro alguno de Luffy. A pesar del mal estado del tiempo y que resultaba imposible ver nada bajo el agua, Zoro estaba seguro que Luffy no estaba allí. De alguna manera logró evitar caer al agua.

'Tiene una suerte de narices…en cambio yo…'

No solo había perdido a Sandai Kitetsu si no que por culpa del maldito temporal y ese estúpido resbalón…'maldito e inoportuno golpe de viento…'se encontraba atrapado y totalmente encajado en una chimenea.

'Si, es una suerte que ninguno de ellos me haya visto en semejante situación, suspiró Zoro. Demos gracias por los pequeños favores…'

"¡¡ZOROOOO!! ¡¡ZOROOO!! ¿¡ME OYES!! ¡¡SOY YO!!"

…tansei…'claro por qué no……por lo menos no es ese maldito ero-kukku.'

"¿¡Chopper!!"

Zoro abrió los ojos no soportando ver la imagen que no paraba de repetirse dentro de su cabeza. Una y otra vez veía a Robin despedirse antes de saltar por aquella ventana. No podía creer que se hubiera entregado por ellos…Por él…'Y por eso mismo no me fío de ti.' Poniéndose en pie empezó a deambular por el vagón incapaz de seguir allí sentado sin hacer nada mientras a cada segundo que pasaba Robin se alejaba cada vez más de sus nakamas rumbo al infierno en la tierra. "Impel Down".

Un fuerte golpe sacudió el vagón donde se encontraban y notaron como por un momento el lado izquierdo de "RocketMan" perdía el contacto con los raíles. Varios gritos de sorpresa y miedo acompañaron al ruido del metal de las ruedas mientras buscaban de nuevo la unión con los raíles.

Cuando el peligro parecía haberse superado los ojos de Nami inspeccionaron cada pulgada del vagón intentando averiguar que había pasado. Por que no tenía ninguna duda de que fuera lo que fuera lo que había pasado sucedió en el vagón donde se encontraban.

"AAAAGGGHHH." La pureza que tenía el grito de Nami volvió a asustar aún más si cabe a todos los presentes.

Cuando siguieron la mirada de la muchacha sus mandíbulas casi tocan el suelo al ver como la parte derecha del vagón presentaba una enorme abolladura que parecía a punto de resquebrajar el metal. Y a su lado aún con la mano izquierda formando un puño de pura rabia se encontraba Zoro totalmente ajeno a la expectación que había causado.

"¿EN QUÉ DIABLOS TE CREES QUE ESTÁS PENSANDO MALD-?"

La pregunta le quedó sin rematar cuando Nami sintió como alguien apoyaba una mano con gran firmeza sobre su hombro desnudo. La diferencia de temperatura entre las pieles le provocó un escalofrío. Girándose se encontró con un sonriente Luffy. Eso casi provoca que Nami le diera un puñetazo si no fuera que podía ver que en esa sonrisa había algo más que la alegría y despreocupación de siempre.

Orgullo…Cariño…Amistad…Respeto...Agradecimiento.

"Casi nos mata, Luffy. Y por qué." Siseó entre dientes la navegante. "Debería controlar mejor esa fuerza monstruosa que tiene. Y si no lo hace yo le enseñaré a hacerlo."

Los ojos de Luffy pasaron de su navegante para quedarse fijos en la figura de su nakama y primer miembro de su tripulación. El segundo al mando.

"Discúlpale, Nami. Todo esto es muy duro para Zoro."

Aquello resultó totalmente inesperado para Nami. "¿Huh?"

Por un momento pensó que Luffy no le iba a decir nada más y que pronto dejaría de observar a Zoro para volver a sus desvaríos de siempre. Una vez más su capitán logró sorprenderla.

"Tú eres mi navegante, Nami. Chopper es el médico de a bordo y Sanji el mejor cocinero que habría podido encontrar. Us-…Robin es…bueno, digamos que es nuestra fuente de información. Supongo que también nuestra espía. Y yo soy el capitán." Por supuesto había dejado fuera a Usopp, 'nuestro artillero', pensó Nami. "¿Pero puedes decirme cuál es lo que hace Zoro?"

"¡¿Dormir, comer, entrenar y luchar?!" no pudo reprimirse Nami. La sonrisa de Luffy trajo una propia a Nami. "Supongo que Zoro lucha." Acabó por responder seriamente a la pregunta de su capitán.

"Yo lucho." Le replicó Luffy. "Sanji lucha, Chopper y Us-…Robin luchan, Nami. Incluso tú misma lo haces." Luffy negó ligeramente con la cabeza.

Por un momento Nami se encontraba asombrada por el momento de seriedad y lucidez que estaba teniendo Luffy. No tenía muchos pero los pocos eran increíblemente intensos.

"Entonces, ¿qué es lo que hace Zoro en esta tripulación?", preguntó Nami.

La sonrisa de Luffy se hizo más grande.

"Mantenernos unidos y a salvo."

Por un momento Nami quedó sin palabras mientras intentaba digerir lo dicho por Luffy. ¿Mantenerles unidos y a salvo? Pues no estaba haciendo un buen trabajo últimamente.

"Eso no puede ser, Luffy. Vamos, recuerda lo ocurrido con Us-…con el asunto de Going no Merry. Zoro no movió ni un dedo para impedir nada, actuando todo el rato fríamente como si lo sucedido desde que zarpamos de "Syrup Village" no importara para nada." No podía evitar mirar al espadachín que continuaba en su propio mundo antes de volverse hacia Luffy. "Y de Robin casi no habría que hablar, pues nunca se fió de ella y ni intentó amigarse con el paso del tiempo. Siempre estaba mirándola con esos ojos de sospecha y si está cabreado por algo habría sido por haber permitido subirla a bordo con nosotros."

Luffy no pudo evitar unas cuantas risas al escuchar a Nami. "Tienes razón en que Zoro no se fiaba de Robin pero eso no le impedía considerarla como una nakama más." La sonrisa de Luffy nunca dejaba su rostro. "Tienes razón en que está bastante cabreado, pero no porque Robin nos "traicionara" si no porque Robin no confió en que pudiéramos protegerla de aquellos que intentan hacerle daño."

Nami iba a decir algo pero fue interrumpida por Luffy. "Pase lo que pase Zoro siempre tratará de manteneros a salvo. Porque sois nakamas. Porque sois mis nakamas y os necesito a mi lado."

Eso era. Zoro haría todo lo que fuera necesario para lograr que Luffy cumpliera su sueño con las mismas ganas con las que intenta cumplir el suyo propio.

'¡Pero no se te ocurra abandonar tu objetivo! ¡SI LO HACES, YO MISMO TE MATARÉ!'

"¡…el mejor espadachín del mundo!" susurró para si Luffy. Cubriéndose ligeramente la cara con su querido Mugiwara se volvió hacia la ventana con una sonrisa en el rostro.

Desde que Nami se unió a la banda Mugiwara sabía que viviría momentos increíbles, divertidos y, por supuesto, sumamente peligrosos. Pero a pesar del miedo sabía que estaría a salvo. Era una extraña sensación que empezó a sentirla viniendo de Luffy y Zoro desde que se juntó con ellos dos. Solamente el trauma ocurrido en su infancia consiguió que fuera capaz de darles la espalda a sus nakamas. 'Y ahora Robin está sintiendo lo mismo. Su peor miedo, la "Buster Call" dirigida a sus nakamas.' La salvarían. Ella sabía que ellos jamás se detendrían hasta tenerla con ellos de nuevo.

"¡¡PERO PARA ESO TENEMOS QUE PODER LLEGAR!!" le gritó Nami al tiempo que le golpeaba en la cabeza a Zoro. "Así que deja de intentar mandarnos al fondo del mar."

Todos los presentes huyeron de la ira de Nami juntándose en el lado opuesto y más alejado posible del vagón. Había que temer a cualquier mujer capaz de hacerle eso a semejante monstruo y actuar como si en verdad no hubiera hecho nada sumamente peligroso.

Zoro solo sabía que esa bruja le había vuelto a golpear sin motivo alguno mientras el imbécil de su capitán no paraba de reírse. Sabía que si ella estuviera con ellos, ahora mismo también se estaría riendo.

'Volverás aunque tenga que traerte a rastras.'

El viento le azotaba su rostro impasible mientras, junto al resto de sus nakamas, observaba, sobre el muro en el que estaban subidos, la Torre de la Justicia.

Y en el balcón a pesar de toda la gente reunida Zoro solo tenía ojos para ella. Ojos que miraban como la máscara de indiferencia hacia sus amigos se resquebrajaba junto a su antigua creencia de no merecer vivir por el simple hecho de haber nacido como cualquier otra persona de este mundo.

Y a pesar de toda la inútil cháchara que no dejaba de decir aquel imbécil, Zoro solo tenía oídos para ella. Oídos que escuchaban sus vacías palabras en un fútil intento de lograr que la abandonaran como lo habían hecho durante toda su vida todo aquel que tuvo contacto con ella.

'Un miedo que cada día se lo fui aumentando cada vez que la miraba con desconfianza y ella trataba de ocultar su dolor con esa sonrisa con la que siempre te responde'.

'Mi culpa'.

Robin solamente tiene que creer en las palabras de Luffy. Creer en sus nakamas. Y dar voz a su mayor deseo. '¡Vamos dilo!', pensó Zoro. Su rostro nunca reflejando sus pensamientos ni sus sentimientos.

'…yo…' "¡¡QUIERO VIVIR!! ¡¡…LLEVADME CON VOSOTROS…!! ¡¡…A SURCAR LOS MARES!!"

Oídos que a través de los sollozos que cubrían su voz rota podían escuchar claramente su firme y real deseo.

De pronto el puente levadizo que les separa de la Torre de la Justicia empezó su lento descenso. Demasiado lento para Zoro.

"Bajadlo deprisa.", exigió el espadachín.

Tan metido estaba ya Zoro en su espíritu de lucha que no escuchó las palabras de Nami, '¡¡Vaya cara de malvado!!'. Solo deseaba el inicio del combate para poder acabar con todos los insensatos que se interponían entre ellos y su nakama.

No podía evitarlo. A cada poco tiempo tenía que volver a desenvainar a Yubashiri para comprobar que realmente había muerto. Cerrando los ojos no pudo evitar un suspiro de pena. No solo había permitido que aquel capitán de la marina matara a Yubashiri si no que al hacerlo también dañó la confianza del hombre que se la entregó como muestra de respeto. ¿Estaba de vuelta tras tanto tiempo su antigua época de destructor de katana?

'Imagínate como se pondrá esa loca de la marina cuando se entere de lo que le pasó a Yubashiri. Una excelente excusa para querer quitarme cualquier katana que caiga en mis manos.' Un escalofrío le recorrió el brazo que sujetaba la katana.

Con gran solemnidad envainó a Yubashiri.

Ahora debería buscar una tercera katana, puesto que con solamente dos su poder disminuía tanto que hasta ese ero-kukku podría ponérsele todo chulo. Por supuesto también debía encontrar el lugar de reposo para Yubashiri. Después de todo lo que le había dado era lo mínimo que podía ofrecerle.

'Encontraré tu lugar de descanso, Yubashiri'.

Había salido a dar un tranquilo paseo para poder sentir como el peso de sus hombros empezaba a aligerarse por primera vez en 20 años. Ahora su carga, su sueño…recaían también en los hombros de sus nakamas por su propia decisión. Porque la consideraban más que una simple amiga. Su nakama. Familia. Por ese motivo el ver a Zoro se había sentido muy feliz. Era una sensación tan extraña y maravillosa el encontrarse con un nakama de improviso. Es algo que te alegra el alma.

Cuando le vio desenvainar una de sus katanas no pudo evitar una pequeña risita pensando en la gran obsesión que tiene Zoro con su entrenamiento. 'El mismo que tienes tú con los Poneglyphs, Robin'. Se reprendió ella misma. Sus ojos se le abrieron incrédulos al comprobar el mortal estado en que se encontraba la katana. Una víctima de su liberación a manos del gobierno.

El rostro de Zoro le encogía el corazón. Una de sus amadas katanas no había sobrevivido al combate pero en ningún momento había dicho nada al respeto. Entonces pensó en que hubiera pasado si la katana muerta hubiera sido la más querida por el espadachín. La que su mano siempre busca empuñar en un primer momento. Seguramente la odiaría por eso……

'¿Me odiará por lo que le ha pasado?'

No pudiendo hacer nada más por ahora que lamentarse, Zoro decidió que lo mejor que podía hacer sería entrenar para fortalecerse lo suficiente para evitar notar la falta de una tercera katana cuando tenga que combatir con solamente dos.

'¿Existirá el entrenamiento suficiente para no notarlo?' Zoro lo dudaba. Ya había luchado anteriormente usando el "Ni tou Ryuu" y no podía compararse a la poderosa sensación que obtuvo cuando empezó a usar el "San tou Ryuu". 'Lo primero que debo hacer cuando volvamos al mar es encontrar una nueva katana'. Sin pensárselo dos veces saltó a la calle con gran despreocupación tocando suelo con una delicadeza que contrarrestaba con su imagen cayendo al vacío desde tanta altura.

Cuando iba a dar el primer paso, ajeno a las miradas de asombro e incredulidad de la gente a su alrededor, se fijó en la persona que le bloqueaba el paso.

Nico Robin.

'¡¡Otra vez ella!!'

Por supuesto se refería tanto a la mujer como a la sonrisa con la que le recibió. Aunque esta vez pudo notar que se trataba de una sonrisa ligeramente triste…

"Hola, kenshi-san." Su saludo solo recibió una ligera elevación de la ceja izquierda. "¿Estás bien?" Su voz sonaba extraña incluso para ella misma. '¿Acabas de preguntarle si está bien? ¿En que estás pensando Robin?'. "O sea, quiero decir si-"

"¿Te apetece un kouhii?" le interrumpió Zoro. Algo que Robin daba gracias antes de que empezara a ponerse en evidencia balbuceando sinsentidos.

"Por favor."

'Creo que tendría que ser yo quién le preguntara si es ella quién está bien y no al contrario. Me pregunto que estará pasando por esa cabeza suya'. Entonces cuando Zoro iba a ponerse en marcha se quedó congelado en el sitio mientras buscaba algo con la mirada. La sensación de agobio en sus ojos le trajo una cálida sensación de compasión a Robin que la hizo apiadarse de él.

"Sé donde tienen buen kouhii." Le dijo con su sonrisa mientras se ponía en marcha.

Con un ligero rubor en las mejillas Zoro fue detrás de Robin. Si de algo podía estar seguro era que una buena manera de no perderse era no perderla de vista…y caminando de esta manera tenía algo que definitivamente incluso Zoro no podría perder de vista. 'Menudo movimiento'. Fue incapaz de evitar pensar Zoro.

No necesitaron caminar mucho más lejos que un par de calles para encontrar el lugar que conocía Robin. Por varios motivos había elegido el mismo lugar en donde se reunió con el CP-9. Tanto por querer tener algún recuerdo más agradable del lugar, por lo menos con una compañía con la que se sintiera a gusto, como porque fue el sitio donde se fraguó los acontecimientos que llevaron a la katana de Zoro a su fin.

Robin notó como el espadachín había hecho tiempo para que ella se sentara primero antes de hacer lo propio. 'No que esperase que me ayudase con la silla. No sería muy propio de él…aunque si sería bonito'. A pesar de que intentaba animarse su sonrisa resultaba forzada incluso para ella misma. Por suerte la camarera vino a su rescate al preguntarles por su pedido.

Para su sorpresa Zoro habló por los dos.

"Kouhii con kasutera y para mi dos biiru y un plato de niku mizu-mizu."

Con una ligera reverencia la camarera se alejó dejándoles a solas. Entonces Zoro se dio cuenta de lo que estaba haciendo. Los dos solos en un bar mientras beben y comen algo. Quienes les vieran pensarían que estaban en una…cita.

Zoro empezó a notar como se ponía colorado sin poder evitarlo. Bajando la mirada incapaz de mirarla a la cara…o a cualquier otra parte de su anatomía pensó en que podría hacer ahora, ya que en verdad Zoro no sabía de que podía hablar con ella pues la invitación le salió de improviso por el simple hecho de ver lo extrañadamente nerviosa que parecía encontrarse Robin. Por lo que preguntarle por cómo se encuentra resultaría…'¿por qué me preguntó si me encontraba bien?', se preguntó Zoro frunciendo el rostro. Bueno, esto era un inicio de conversación tan bueno como cualquiera.

'¿Y ahora qué piensas hacer, Robin?', se preguntó mirando hacia la mesa. '¿Disculparte porque por tu culpa una de sus katana ha sido destruida? No creo que unas simples palabras puedan servirle de consuelo…' Esperando que una vez llegara la comida la conversación pudiera surgir con una mayor facilidad Robin decidió que lo menos que podía hacer era no agachar su mirada.

Justo cuando alzó su mirada coincidió con que Zoro había hecho lo mismo lo que provocó que ambas miradas quedaran fijas entre ellas.

Si era posible Zoro se puso más colorado. Lo que podía haberle servido de excusa al tono que usó para lanzar su pregunta a Robin.

"¿A qué te referías con lo de 'estás bien'?", preguntó sin ningún tacto Zoro.

La única respuesta fue un grito ahogado de sorpresa por aquel tono frío y seco.

La suerte se alió con Robin cuando llegó la camarera con los pedidos. Entonces volvió a utilizar su sonrisa dirigida a la camarera para darle las gracias mientras al mismo tiempo era perfecta para ocultar el nerviosismo que la atenazaba. Pero esta vez podía haberse reservado su sonrisa porque la camarera solo parecía tener ojos para el espadachín. Estaba clarísimo que la muchacha tenía un interés especial en Zoro pues no dejaba de ofrecerle las más cálidas sonrisas sin dejar de hacerle ojitos. Todo esto mientras de una forma sutil, para los hombres porque para las mujeres era un movimiento muy personal para insinuarse algo descaradamente pero que pareciera que se hacía de forma inocente y sin percatarse de ello, le mostraba su amplio escote que no dejaba ninguna duda de que estaba muy bien dotada en esa parte de su cuerpo.

Ese descaro de la camarera provocó que Robin se sintiera bastante molesta. Porque lo normal era que la camarera hubiera pensado al verlos juntos que se trataban de una pareja, y flirtear de esa manera tan desvergonzada delante de su novia solo le serviría para traerle muchos problemas.

"Aquí tienes, guapo." Y con un guiño se alejó moviendo sus caderas que ni Ms. Doublefinger en sus mejores tiempos.

Tan metida estaba Robin en sus pensamientos que casi no se percató de que Zoro había ignorado todos y cada uno de los flirteos de la camarera. Lo que le preocupaba era esa sensación que podía sentir recorrer por todo su cuerpo.

'¿Saigishin?'

Era cierto que desde que le conoció no dudó ni un instante en provocarle a la primera oportunidad que se le presentara. Y en ciertos momentos de privacidad, que no podían ser muchos con semejante tripulación, había flirteado de forma sutil e inocente. Era cierto y no podía negárselo a ella misma. Primero porque no había nada malo en ello y segundo…porque le gustaba hacerlo. En cambio la camarera actuó como una perra en celo metiéndole las tetas en la cara y si ella no hubiera estado sentada en la misma mesa aseguraría que la tía se le habría sentado en el regazo restregándose como cualquier vulgar puta barata.

"¿Sigues conmigo?" preguntó Zoro al verla en silencio durante tanto tiempo.

Esta vez fue su turno de ruborizarse. 'Se ve kawaii.', pensó Zoro.

Robin no podía creerse que se hubiera quedado durante tanto tiempo totalmente embobada por culpa de presenciar el descarado flirteo que esa camarera insolente había tenido con su kenshi-san que ni siquiera podía recordar qué fue lo qué le había preguntado o si había sido él quién había hecho una pregunta. '¿Acabo de referirme a él como mi kenshi-san?'

"Lo siento, creo que estaba en las nubes." Se disculpó Robin. Para su sorpresa sus palabras hicieron reír a Zoro. "¿He dicho algo gracioso?"

"Pues ciertamente si lo has hecho." Logró decir entre risas Zoro. "Es que me parece a mí que ya estuvimos suficiente tiempo en las nubes."

La referencia estaba clara. Skypiea.

Sin poder evitarlo Robin también se puso a reír. Este sonido si que le parecía celestial a Zoro y le gustaría poder escucharlo más a menudo.

Sintiendo la fuerza de la mirada de Zoro centrada en ella no pudo evitar agachar la cabeza en un claro síntoma de timidez. Al ver su taza de kouhii aprovechó para tomar un sorbo y así poder tranquilizarse. La situación se le estaba escapando de las manos y eso solo serviría para enrarecer el ambiente una vez sus intenciones salieran a la luz.

Zoro vio este momento perfecto para que él también aprovechara para darle un bocado a su ración de niku mizu-mizu y comprobar si lo que Luffy le había dicho era cierto o no. Con él nunca se puede estar seguro cuando se refiere a la comida ya que parece ser que no le hace ascos a nada. Todo quedó olvidado cuando saboreó la porción de niku. Estaba delicioso. Un par más fueron devorados al momento antes de tomar un trago de su biiru.

Con pequeños bocados Robin empezó a comerse su kasutera que era tan dulce y esponjoso que consiguió que pensara de nuevo en las esponjosas nubes de Skypiea.

"Por favor, kenshi-san. ¿Me dijiste algo?"

Mirando al cielo lanzó un suspiro. 'Esto es todo para ella, Zoro. Deja de pensar en imposibles.' Zoro volvió su mirada hacia aquellos ojos azules. "Te había preguntado con que a qué te estabas refiriendo cuando me dijiste si estaba bien."

¿Cómo podía haberse olvidado de eso? ¿Tan afectada estaba por culpa del flirteo de la camarera como para no recordarlo? Ahora mismo daba igual. Era el momento.

"Te vi en el tejado." Su voz había perdido la alegría de los últimos minutos y Zoro sabía que no le gustaba que eso tuviera que pasar, que ella no se lo merecía. "Vi el estado de tu katana…y lo siento mucho."

Zoro no sabía que lo tenía más asombrado. Si el hecho de que le estuviera pidiendo perdón o que lo estuviera haciendo por la muerte de Yubashiri.

"No tienes por qué pedir perdón."

Vale, salió demasiado seco pero no le resultaba fácil tratar con ella. Nunca parecía que estuviera hablando en serio con él ni cuando lo hacía, por eso ahora que sí lo sabía le cogió totalmente desprevenido.

"¿Cómo puedes decir eso, kenshin-san?" preguntó alzando la voz sin percatarse de ello. "Tu katana ha sido destruida por mi culpa. Si no hubieras ido a rescatarme aún seguiría en perfecto estado."

Por increíble que pudiera parecer el tono de Robin variaba entre la pena y el enfado a ritmos semejantes. Era como si pensara que Zoro se tomaba a la ligera como le afectaba lo ocurrido a Yubashiri.

"Yubashiri cumplió con su deber como hicimos el resto de nosotros. Es cierto que me da pena su destino pero…" Zoro profundizó en aquellos preciosos ojos azules. "si hubiera sido necesario también habría aceptado el mismo final para Sundai Kitetsu y Wadoui Ichimonji si con ello te hubiéramos recuperado a salvo. Incluso mi propia vida."

La seriedad de la voz de Zoro no dejaba fuera de duda que sentía lo que estaba diciendo y por alguna razón a Robin le asustaba semejante convicción al mismo nivel que se sentía halagada por ella.

"Por favor no digas eso. Yo no merezco que nadie de su vid-" su voz casi inaudible.

"La daría y sin dudarlo." Le interrumpió Zoro tajantemente. "A ver cuando te va a entrar en esa cabeza tuya en que clase de tripulación te has enrolado." Lo último fue dicho con una sonrisa de falsa malicia antes de tomar otro bocado de su niku.

La carne era tan suave que ver el simple acto por su parte de comerla resultaba de una sensualidad abrumadora. Robin se ruborizó ligeramente. 'Bueno, ya sabes que se dice que comer es un placer.' Seguro que si le dijera esto a Sanji se le saldría el corazón del pecho al cocinero.

"¿Entonces eso quiere decir que ya sabes tus respuestas?" preguntó Robin tomando otro bocado de su kasutera.

Esta vez fue el momento de Zoro para no saber de qué le estaba hablando lo que logró sacarle una de sus sonrisas a Robin.

'¡¡Jamás cambiará!!' pensó Zoro y se alegraba de ello.

"Ya sabes…'Cómo o por qué salvamos a esta oroka onna' Es lo que habías dicho, ¿verdad?" le dijo mientras usaba una "mano fleur" para intentar coger del plato de Zoro un niku mizu-mizu pero, sin desmerecer las habilidades de Luffy cuando se trata de comida, Zoro fue rápido suficiente para impedírselo.

Zoro la reprendió levantando una ceja con cara de sorpresa y falso enfado que venía diciendo algo así como "¿qué son estos modales? Si lo quieres solo pídelo…furau." A lo cual ella le respondió con un rostro sonriente que clamaba una infantil inocencia que parecía decir "no he hecho nada malo…yo solo quería probar un poquito" si no fuera por el fuego de su mirada que llevaba su respuesta a otro nivel no tan inocente.

Cual fue la sorpresa de Robin cuando Zoro le acercó el trozo de niku a la boca. La duda solo le duró un latido hasta que separó levemente sus labios para aceptar el regalo que le hacía el espadachín. El contacto de aquel niku tan tierno que casi se deshacía al contacto de su lengua caliente provocó un escalofrío de placer a Robin. Era increíble la sensación tan sensual de esta simple acción de dar de comer. Y como no quería que fuera solo ella quien disfrutase de esta sensación decidió que éste era un buen momento para volver a provocar a Zoro. Pero esta vez dando un gran paso en el flirteo, tan grande que casi…casi era un paso de gigante.

Justo en el momento en que Zoro pensó que definitivamente había perdido la cabeza, de que otra forma podría explicarse qué se dedicara a darle de comer directamente con la mano, y se disponía a recuperar su mano sintió como algo húmedo y caliente hacía contacto con sus dedos.

Por alguna causa desconocido Zoro no cayó fulminado allí mismo cuando vio a Robin apoderarse de dos de sus dedos con los labios introduciéndolos lentamente en su boca donde su lengua empezó a lamerlos con suma delicadeza.

El tiempo pareció dejar de avanzar mientras Robin le chupaba los dedos tomándose su tiempo para disfrutar de las sensaciones que estaba provocando. Una de ellas por lo menos pasaba desapercibida al no poder ver bajo la mesa la enorme erección que ansiaba la misma atención que le estaba dedicando a aquellos dos dedos tan afortunados.

Por suerte Robin era consciente de donde se encontraban y, a pesar del largo tiempo que pareció durar su interacción, liberó sus dos rehenes tras un par de eternos segundos.

Zoro necesitaría toda su capacidad mental para recuperar el control de todas las partes de su cuerpo que Robin había conseguido reclamar para ella. Tal vez en otra vida o en otro momento las cosas podían haber sido diferentes pero Zoro sabía, a pesar de lo ahora vivido, que nada podía pasar entre ellos dos. Nada.

Mientras Zoro recuperaba el aliento que se había quedado atrapado en sus pulmones durante esos segundos de puro placer, Robin tomaba otro sorbo de kouhii. Sin apartar su mirada del espadachín se relamió sensualmente los labios acabando con una sonrisa.

"……" Zoro se bebió toda la biiru que le quedaba de un solo trago e hizo una señal a cualquier camarera para que le trajeran otro par. Sus ojos oscuros observaban el brillo en la profundidad de los zafiros de Robin. "Porque nunca se aprende."

Idéntica media sonrisa surcaba los rostros de los dos nakamas.

La tranquilidad que le rodeaba no parecía de este mundo. Era casi como si se le hubiera permitido una corta estancia sin ninguna preocupación ni sobresalto en el Cielo, y sobre Cielo se refería a Skypiea. Una calma tanto de espíritu como física que sentía tan bien que casi desearía que nunca acabara…pero teniendo aún tanto por hacer ese era un pensamiento que jamás tendría lugar en su cabeza.

Aparte de la sensación de paz también podía sentir como su cuerpo estaba envuelto por un manto fresco y agradable. Algo húmedo. '¿Húmedo?' Por suerte, o eso espera, esa humedad era total y no estaba centrada entre sus piernas. Un alivio porque no le gustaría tener semejante momento bochornoso ante sus nakamas por culpa de algún sueño húmedo sobre Nico Robin.

'¿Y por qué iba a tener que ser precisamente sobre ella?' A pesar de la pregunta sabía que desde toda su vida había sabido como controlar todos los impulsos que su cuerpo ofrecía respecto a la presencia de las mujeres. Lo que hacía era dedicarse ciegamente a la conquista de su sueño y entrenar hasta quemar esos deseos. O eso, o desconectar mientras está tomando una larga siesta. Pues en esos momentos todo su mundo queda en blanco y su cuerpo solo reacciona por instinto de supervivencia.

Pero a pesar de que su mente se dedicara a plantearse absurdas cuestiones en estos momentos, Zoro sabía que algo no iba bien. Esta sensación estaba fuera de lugar.

"¿Qu-?"

Su pregunta quedó cortada cuando su voz se ahogó. Y no figuradamente, si no que realmente se estaba ahogando. Zoro abrió los ojos para ver dónde se encontraba y qué estaba pasando. Lo que se encontró era la oscuridad abismal acercándose hacia él mientras devoraba la poca luz que existía en ese lugar.

Los ojos de Zoro se abrieron completamente cuando vio como aquella oscuridad llevaba a su alrededor una enorme cantidad de colmillos y dientes absurdamente gigantescos. Lo de ser devorado por la oscuridad llevado a sus últimas consecuencias.

'La oscuridad es la boca de un maldito monstruo marino.'