Capitulo 1 El retorno
La luna brillaba esa noche de 29 de julio como ninguna otra estrella. La luz blanca que esta desprendía se filtraba por un pequeño resquicio en el techo de una oscura, pero amplia habitación. No había nada en ella, excepto en el centro de la luz un pequeño caldero.
Tenía forma ovalada y pequeñas figuras grabadas en su estructura. Las figuras representaban a pequeñas personas que salían de un río y otras que rezaban a un gran árbol, cuyas ramas se extendían a través de todo el caldero. A los bordes del caldero, cuyo material era de plata, había incrustados pequeños fragmentos de esmeraldas.
De repente algo rompió el silencio de aquella habitación. Hubo un gran estruendo que retumbo por todo el habitáculo. Solo se oía el chillar de varias personas.
Pero esa habitación seguía intacta. Seguía sumida en la más absoluta oscuridad, a excepción de la pequeña luz.
De repente todo cambio. Aquella tranquila perfección fue destruida por la entrada de personas.
Las grandes puertas fueron abiertas de golpe. Y al abrirse, de la fuerza que llevaban, al chocarse contra las paredes, provocaron un gran estruendo.
Todo el sonido lejano de los gritos que antes oían, ahora eran de una gran perfección. Los gritos de dolor, de piedad, de miedo resonaban claramente.
La persona que había abierto la puerta ahora se precipitaba hacia el preciado caldero protegiéndolo con su propio cuerpo.
Ahora se podía contemplar a través de la luz de la luna aquella persona que había interrumpido la tranquilidad de aquella magnifica sala. Su cara reflejaba a un hombre de unos 40 años. Sus ojos marrones eran ocultos por su cabello negro como la noche, que hacia su rostro. Su cabellera, mojada por el sudor del miedo, le llegaba ligeramente por debajo de los hombros. Sus facciones eran marcadas ligeramente por su estructura ósea. Su rostro, anteriormente feliz, ahora mostraba miedo. No-miedo por el mismo, sino miedo por lo que ocurriría si ese ser conseguía su fin.
-No! No puedo permitir que te lo lleves!!-Grito. Sus ojos mostraban desesperación.
-Ya no puedes evitar que sea mía- La voz provenía de un ser que helaba la sangre. Su tono era frío y agudo.- JA,JA,JA. Por fin seré inmortal! JA,JA,JA,JA,JA,JA,JA,JA,JA.- Su risa daba realmente escalofríos. El ser que hablaba era un hombre, alto y delgado como un esqueleto, ocultado por una túnica negra. Su rostro era más blanco que la nieve. Sus ojos eran de un rojo vivo y la nariz era aplastada como la de una serpiente, con pequeñas rajas como orificios. Era Lord Voldemort, El-quien-no-debe-ser-nombrado. Aquel que mataba a los muggles solo por diversión, y llevo el caos y la desolación al mundo mágico hacia 14 años.
-No lo serás!!- Una sonrisa se ilumino en el rostro del hombre al contradecir a aquel ser.
-Y se puede saber porque estas tan seguro?- El Lord oscuro hizo una mueca muy parecida a una sonrisa en su rostro.
Los gritos habían cesado. El lugar estaría en completo silencio, sino fuera porque se oía el sonido de pasos acercándose a aquella sala. Los pasos cesaron y la sala se lleno al menos con 200 individuos enmascarados. Eran mortifagos, y todos se situaron detrás de su señor.
-Señor, esto... ya no queda nadie con vida.-Dijo una voz como de una rata. La persona que había hablado era muy bajito. Tenia el pelo ralo y descolorido, aunque tenia una pequeña calva. Su piel era áspera. Tenía los ojos pequeños y su nariz era puntiaguda como lo de una rata.
-Muy bien Wormtail. Ahora apártate.
-Si, mi señor.- Dijo inclinándose y dando unos pasos hacia atrás, sin mirar a su señor. Después se inclino y sonrió al hambre que protegía el caldero.
-CONTESTA!!!-Grito Voldemort.
El hombre le miraba fijamente a los ojos. Mantenía su mirada con la del señor oscuro. No quería contestar, aunque sabía muy bien como acabaría todo para él: como todos sus compañeros que protegían el Caldero de Dagdé... muerto.
-Muy bien, si no me lo quieres decir por las buenas, lo haremos a mi manera. Crucio!!-
-AAAHHHHHHHHHHHH!!!!!!!!!!!
El hombre gritaba de dolor. Era un dolor agudo por todo el cuerpo. Sentía un dolor muy intenso dentro de él mismo. Se retorcía del dolor que sentia. Era insoportable. De repente paro.
-Dilo!-
-Jamás.- Murmuro el hombre con una sonrisa en su cara dolorida y sudada.
-Muy bien. Crucio!!
-AAAHHHHHHHHHHH!!!!!!!
-Dilo!
-NO!- Volvió a repetir por enésima vez. No sabía de donde le salían las fuerzas. Llevaba más de media hora siendo torturado.
-Cabezota. Al final me lo acabaras diciendo- Su voz era áspera y tenia un tono de enfado.- Espera... - En su cara se diviso una pequeña sonrisa.- Snape! Trae el Veritaserum.
-Sí, señor!- Dijo un mortifago inclinándose, y desapareció.
-Ahora me lo dirás quieras o no.
De repente apareció el mortifago que se había ido, con una pequeña botella llena de un líquido incoloro.
-Aquí esta señor.- respondió, el recién llegado dándole la botella.
-Dasela- Ordeno al mortifago. Voldemort mientras miraba seriamente a su pobre victima- Imperio!!
El mortifago se acerco al individuo que se estaba quieto por la maldición.
-Y ahora tómatela- Ordeno el Lord.
Y como una marioneta, cogió la botella que el mortifago le ofrecía y se bebió su contenido de golpe.
-Y ahora dime- Esbozo una malévola sonrisa- porque no puedo ser inmortal si ya tengo el caldero mágico. Dime.
El hombre no mostraba ningún signo de vida propia. Era como si estuviese siendo movido por uno pequeños hilos.
-Porque te hace falta la druidesa.
-Druidesa? ¿Qué druidesa?
-Te hace falta la Druida Ceridwen. Ella es la última de la estirpe de Gwenddydd. La única que sabe conjurar el poder del Caldero de Dagdé. Aunque tengas el Caldero, si no la tienes a ella, no conseguirás ser inmortal.
Al oír estas palabras el Lord mostró claramente su enfado.
-Crucio!!!
Y el hombre volvió a chillar.
-AAAAHHHHHHHHHH!!!!!!!!!!!
-MALDITA SEA! Y DONDE ESTA ESA DRUIDESA?!- Grito con enojo Voldemort.
El hombre miró al Lord. Sus ojos marrones eran inexpresivos.
-Antes estaba aquí. Pero al empezar el ataque huyo junto con su guardia personal.
-Hacia donde huyo?-Gruñó el señor oscuro.
-No lo sé.
-AVADA KEDAVRA!!!!-Grito- Ya no me sirves de nada.
Y el cuerpo del guardián del caldero de Dagdé cayo inerte frente a su asesino.
-BUSCADLA!! ENCONTRADLA!! Y traedla junto a mí!-Grito.- Pero el que le haga un solo rasguño a esa Druidesa, me rendirá cuentas. Ahora iros. YA!!-
Y todos desaparecieron ante los ojos del Lord, excepto uno.
-Señor...
-Callate, Wormtail!
-Sí, señor.
-Coge el Caldero! Y cuidado que no le hagas un solo rasguño si no quieres pagarlo con tu vida.
-Sí, señor.
En otro sitio muy distinto, muy lejos de esa habitación, en una calle llamada Privet Drive. Un muchacho de unos 15 años se despertaba en mitad de la noche.
Sus ojos se abrieron de golpe, dejando ver sus dos esmeraldas que tenia por ojos. Su pelo negro azabache y siempre revuelto, estaba sudado por culpa de la pesadilla. Se llevo las manos a la frente y se incorporo de golpe, dejando ver su delgado y pequeño cuerpo a la luz de la luna que se filtraba por la ventana de su habitación. Sus labios se apretaron con fuerza, intentando ahogar un grito de dolor. Su cicatriz, por la que todo el mundo le conocía, le dolía como nunca. Era como si hubieran cogido un hierro incandescente y se lo hubiesen puesto en la frente. Le ardía, y nada, ni nadie podía hacer nada por aliviar ese dolor.
Al cabo de unos minutos de continuar en esa posición, sin moverse, parecía que el dolor se disipaba. Se tumbo en la cama. El dolor había desaparecido del todo. El único pensamiento que había en ese momento en Harry, pues ese era su nombre: Harry Potter (más conocido como el niño que-vivió), era que haría. Se lo diría a Dumbledore? O a Sirius? Estaba indeciso.
Desde que había muerto Cedric, se sentía culpable, y había decidido alejarse de todo el mundo. Sentía que todo el mundo que le conocía estaba en peligro por el simple hecho de conocerle, de estar en contacto con él.
Volteo sus preciosos ojos verdes hacia su ventana. Y vio un montón de cartas que sus amigos le habían escrito durante el verano. A las cuales él no había respondido, por lo que tendría alrededor de unas 20 cartas.
Las dos esmeraldas se llenaron de unas pequeñas lágrimas, que empezaron a surgir de sus ojos, recorriendo su rostro. Las lágrimas aumentaron, pero él no emitía ningún sonido.
-Cedric- Fue lo único que dijo el muchacho mirando desde la cama a la luna- Lo siento. Fue culpa mía. Yo soy el culpable de tu muerte.- Y otra lágrima surgió de sus ojos.- Y la de mis padres... Papa... mama... -Las lagrimas recorrían con mas fuerza que antes.- No permitiré que nadie mas muera por mí. Lo prometo.
Y así paso la noche. Llorando en soledad. Sintiéndose culpable por la muerte de sus conocidos. Por aquellos que le habían querido. Y jurando que no volvería a permitir que Voldemort hiciese daño a sus seres queridos.
Que os ha parecido? Espero que os haya gustado. No sé! Un poco triste. Verdad? Bueno. Solo quiero aclarar un par de dudas.
1° Esto ocurre en el verano del comienzo de 5° Año en Hogwarts. Se suponer que Harry tiene 14 años, pero yo he puesto 15 ya por, total solo le falta 2 días para su cumpleaños.
2° Lo siento, si a alguien no le a gustao el capitulo, peri es que mi especialidad es la comedia.
Y por último
3° Saldrá un tío to' buenorro a la que todas alabamos. No! No es Snape! Es un tío con un carisma, una clase, un cuerpazo.. un to'. Sí! Es SIRIUS BLACK! Y yo no aré como la perra de la Rowling. Tú siempre estarás vivo y colendo( y moviendo ese culito que tienes; .)
Bueno os dejo asta el capitulo 2.Sueños.
Xao!
