NICOLE

Nicole se despertó temblando esa noche, no es que hiciese frío, estaban en pleno agosto y el calor se pegaba a la piel como si fuese súperglue, algo le decía que las cosas no iban bien, y no eran las noticias de la mañana, horribles y asquerosas. Miró el reloj preocupada, las 6:45 de la mañana, justo cuando se tenía que levantar para ir a su trabajo, rezando por que su hermano despertase ya de ese horrible coma.

Nicole Grimes, o Nicky para todo el mundo que la conociese un poco y se ganase una pequeña parte de su confianza, había aguantado muchas cosas en la vida, para empezar, la muerte de su autentica madre, a la corta edad de seis años, para después aguantar a su horrible madrastra, Lauren, hasta que por fin su padre se dio cuenta que esa mujer era horrible y se divorció, para luego quedarse soltero y sin compromiso, pero después de unos años, cuando ella acababa de cumplir su mayoría de edad y acababa sus estúpidos estudios de medicina.

Nicky abrió la ventana de su cuarto, haciendo que la luz entrara por la ventana, haciendo que su cerebro diese volteretas en su cabeza, Nicky cerró los ojos, la ventana y se tiró otra vez a la cama, para sacar su mano por un lado y coger sus gafas de sol, para luego reír por ser tan predecible para ella misma, se las puso y abrió las ventanas de su habitación, impregnándose del horrible calor de Savannah, Georgia. Miró a las calles, jodidamente vacías, eso hizo que su espalda tuviese un escalofrío, normalmente, veía pasar a la gente que iba hacia sus trabajos, y es lo que tenía que hacer ella ahora mismo, vestirse y trabajar.

Se vistió con unos pantalones cortos y una camiseta de Aerosmith, junto con sus inseparables All Star negras con los cordones azules pitufo, en combinación con su precioso reloj G-SHOCK azul pitufo, que le regaló su hermano para el cumpleaños del año pasado, se vino abajo al recordar que quizá su hermano no estaría en su cumpleaños de ese año, quedaba apenas un mes y él no tenía pinta de poder despertar del coma. Nicky suspiró, llevándose la mano a la boca y apoyándose en la encimera de su cocina, mientras escuchaba como el café se hacía, lentamente.

'' ¡No te pago para que vayas tan lento!'' Nicky le gritó a la estúpida cafetera que había comprado meses atrás, era estresante estar cada mañana esperando cinco minutos a que el estúpido café saliese de la máquina. El sonido que más le enfadaba era el del estúpido timbre, el de la calle, Nicky rodó los ojos mientras iba hacia la puerta, mientras el timbre sonaba y torturaba sus oídos. '' Jess te dije que picases una vez…''

'' ¡Estoy tan emocionada por el asunto de la boda Nicky!'' Nicky entrecerró los ojos cuando su mejor amiga irrumpió en su casa, mientras la Jessica, alias su mejor amiga, rubia tonta y futura esposa del señor Wallace Smith, daba pequeños saltitos.

'' Si, ya me lo has dicho unas ocho veces, pero tranquila, solo quedan dos semanas para que seas la señora Smith. '' Nicky se giró a por su café, imitando el tono de tonta de su mejor amiga.

'' Nicky, deberías salir con alguien, enserio, es tan… perfecto. '' Jess siguió a su mejor amiga hasta la cocina, sentándose en la encimera donde su mejor amiga había dejado su barrita energética, chafándola. '' Ups, lo siento. ''

'' ¡Jess! Joder, si antes tenía alpiste, ahora tengo alpiste aplastado. '' Jess empezó a reír con su amiga, eran las dos muy diferentes, Jess era rubia, con tetas y la típica Barbie estereotipo que a los hombres les volvía locos, mientras que Nicky tenía los ojos azules de su madre y el pelo castaño de su padre, un cuerpo normalito y una sonrisa preciosa y tranquilizadora, junto con una inteligencia que la había hecho medico, a parte de ganar siempre al ajedrez a su sobrino.

'' ¡Lo siento!'' Jess río por lo que había hecho, colocándose su pelo rubio detrás de la oreja. '' Venga, debemos ir al hospital antes de que Judy se dé cuenta que llegamos tarde. ''

'' Pero si es…'' Nicky no acabó la frase, su mejor amiga la empujó fuera de su piso, sin su bolso y con el móvil y las llaves en la mano, mientras rodaba por segunda vez los ojos desde que su amiga había llegado, abrió la puerta y cogió su bolso, con las llaves del coche. '' ¡Hey Glenn!'' El chico asiático levantó la mirada de la cerradura de la puerta.

'' ¡Hola Nicky!'' Glenn levantó la mirada junto a su brazo, para saludar a la chica, que bajaba la escalera junto a su amiga. '' ¿Has visto a mis padres? No abren la puerta…''

'' No, bueno, no sé, acabo de salir, si esta tarde los veo te llamo. '' La chica le sonrió mientras bajaba por las escaleras, mientras Glenn le gritaba algo que no entendía, pero tenía algo que ver con Atlanta.

Las dos chicas se subieron al New Beetle rojo descapotable que Nicky había comprado hacía unas semanas, el coche de sus sueños, suspiró cuando lo encendió, mientras se amiga reía como una posesa, Nicky subió los ojos al cielo y se largó hacia el hospital donde las dos trabajaban.

'' Nicole, ¿puedes atender a este hombre?'' Judy le pasó los informes de un hombre de unos 60 años a Nicky, mientras observaba atentamente los informes de su hermano y miraba al fondo del pasillo, donde se encontraba su habitación.

'' Si, claro, llámalo por megafonía a mi consulta, por favor. '' Nicky empezó a caminar hacia la consulta, al lado vio como su ayudante se le unía, Layla, era una chica mucho más joven que ella, por lo menos se llevaban cinco años. '' Buenos días Layla. ''

'' Buenos días doctora Grimes. '' Nicky rodó los ojos, parando a la chica en la puerta de la consulta. '' Lo siento, bueno días Nicole. ''

'' Así me gusta, mi apellido no suena tan bien como se escribe…'' Las dos mujeres entraron en la consulta, viendo al hombre tirado en el suelo. '' Oh dios mío. '' Nicky se acercó al hombre y se tiró al suelo. '' ¡Layla, llama ahora mismo al doctor Seacrest!''

'' V-Voy…'' La ayudante salió corriendo mientras Nicky comprobaba al hombre, las constantes de ese hombre habían parado, declarándolo muerto, el doctor Seacrest, el medico jefe, entro en la consulta apresurado, junto a una junta de enfermeras detrás, preparando al hombre para alguna cirugía o simplemente, observarlo mejor.

'' Dios mio, Héctor…'' El doctor Seacrest se giró, mirando a su compañera, que estaba en el suelo, aún en shock por haber visto eso, pero se recompuso en menos de un minuto y se levantó. '' ¿Cuántos casos van ya?''

'' Muchos, y no me gusta mucho la idea de la morgue, cada vez son más, Nicole…'' El doctor la miró duramente, mientras Nicky le rogaba con los ojos.

'' Héctor, esto está mal…'' Nicky recordó las noticias de la noche anterior, ya no eran casos aislados, si no hordas de muertos que volvían a la vida. '' ¿Sabes algo de Atlanta?''

'' Preparada para los enfermos, tu hermano saldrá pasado mañana, allí lo cuidarán bien, y tu deberás ir con él. '' Nicky asintió, saliendo de la consulta, observando como la gente corría al final del pasillo, otro horrible escalofrío pasó por su espalda cuando un muerto la miró fijamente, bueno, no era un muerto, ¡era un jodido zombi!

'' Qué cojones…'' Nicky miró de nuevo al zombi, con miedo en los ojos, mientras el muerto se acercaba a ella, cojeando por la falta de coordinación y un pedazo de pierna, que colgaba de un tendón. Nicky gritó con todas sus fuerzas, mientras el mejor amigo de su hermano se ponía delante de ella y pegaba un tiro al bicho. '' Dios mío, Shane, ¿qué está pasando?''