Notas previas:

Hi! Me siento algo avergonzada por pasar por aquí y publicar esta historia… hace años que no escribía! Pero bueno…. Ya estoy aquí. =)

Hace mucho tenía ganas de escribir una historia sobre aventuras y éste es el resultado de ello.

Espero que lo disfruten. En un UA

Dedico esto al Clan! … ellas saben quienes son… las mejores escritoras de fics que existen!!!!!

Para que vuelvan a escribir y me permitan disfrutar de sus maravillosas historias!

Por favor chicas… aparézcanse alguna vez!

Light´s Travel

By kasumi_21


Capítulo I: El inicio.

- es una escena muy bonita, verdad? –

Sintió la voz dulce y aguda de una niña. Se volteó lentamente a observar quien era, para encontrarse con los ojos verdes de aquella adorable criatura de al parecer, siete años. Llevaba un chaleco celeste, seguramente de Denisse, el cual denotaba aun más su pequeño cuerpo infantil.

El niño notó como su amiga observaba hacia un costado, mientras embozaba una sonrisa cristalina y sus ojos brillaban con emoción. Un escalofrío recorrió su cuerpo rápidamente, sin entender el porque.

- que miras… - preguntó el chico a la muchacha con suavidad, mientras llevaba una criatura amarilla a su cabeza – Misty? –

- vamos Ash! – exclamó la muchacha algo enojada, mientras arrugaba su entrecejo. El movimiento provocó que la alta coleta que llevaba al costado de su cabeza, se moviera con sutileza y gracia – mira este paisaje!! –

El chico le dirigió una mirada algo enojada por su pedido, estaban visitando la ciudad por motivos de entrenamiento y la pelirroja sólo quería divertirse. De igual forma cumplió su pedido y dirigió sus ojos almendrados hacia donde la chica indicaba. Allí se encontró con un hermoso y cristalino río, que estaba rodeado por la orilla de hermosos árboles de cerezo en flor.

- Wau! – exclamó el muchacho encantado por la belleza del lugar. Al observar el actuar de su amigo, la muchacha sonrió con complicidad hacia la criatura que llevaba en brazos, un pequeño huevo que poseía cabeza, manos y pies. De repente, el moreno sintió la pequeña mano de su amiga entrelazada a la suya, sonrojándolo levemente. Esta pareció no notarlo.

- ven Ash – dijo esta con una sonrisa y una alegre expresión – te mostrare algo – y la chica empezó a caminar, guiándolo hasta un puente beige de estilo inglés que cruzaba el riachuelo. Allí se apoyaron en los barandales para observar mejor la puesta de sol que cubría a la ciudad, anunciando la llegada de la noche. Aunque por su pequeña altura, ambos niños debieron pararse de puntillas para lograr apoyarse.

- es muy lindo – exclamo el niño en un susurro, cuando sentía el viento rozar sus mejillas y desordenar el pelaje de su pokémon.

- hum… - respondió la chica, mientras dirigía su vista hacia el suelo. Un silencio cómodo los cubrió por un momento, siendo quebrado por la voz de su amiga – pro… prométeme algo Ash – dijo esta con la mirada perdida, el niño la vio sorprendido pero con un dejo de ternura.

- que Mist? – preguntó suavemente. La pelinaranja tomó su tiempo para dirigir su mirada hacia él.

- que algún día volveremos… y disfrutaremos del mismo atardecer … juntos – la ultima palabra fue sólo un susurro, pero lo suficientemente alto para que el chico lo entendiera. Éste se limitó a sonreír y a jurar en silencio.


- ya veo… - dijo un muchacho de piel morena de unos 30 años, mientras acariciaba su mentón con su mano derecha. Luego levantó su vista hacia el chico, aunque sus ojos no se abrieron – has vuelto a soñar con ella –

- si – respondió de inmediato un moreno de 17 años, mientras trataba de peinar su desordenado cabello azabache. Solía hacerlo cuando algo le preocupaba – crees que es otra ilusión creada por mi subconsciente? –

- no lo sé Ash – respondió mientras caminaba hacia una larga mesa de madera. Esta estaba cubierta por un fino mantel de lino y encima de ella, se distribuían botellas con distintos y desconocidos compuestos que burbujeaban sin cesar.

- vamos Brock – exclamó el muchacho algo enfadado, mientras alzaba una de sus cejas y llevaba sus manos a los bolsillos de su jeans – eras mi única esperanza para saber sobre aquella niña!! –

- y por que te importa tanto? – preguntó con un tono irónico, mientras observaba al joven con una sonrisa cómplice haciendo que se sonrojara levemente, como en su sueño.

- no pienses mal Brock!! – gritó enojado, mientras movía sus manos horizontalmente algo nervioso – sabes que estoy con May y además, es sólo un sueño. Ni siquiera tengo certeza de que sea real – señaló el chico como último ataque, ante esto su maestro pareció serenarse.

- que bueno que te diste cuenta – señalo con una voz grave, parecida a la voz que utilizaba con Ash en los entrenamientos. – recuerda que May es la princesa del país Pallet y cualquiera traición que le hagas, será pagada con tu vida –

- a veces exageras, lo sabías? – comentó, mientras levantaba una de sus cejas.

- solo tómalo como un consejo – señalo el moreno, mientras se dirigía a una de las mesas cercanas. Allí dormía plácidamente una criatura de pelaje amarillo, largas orejas puntiagudas y sonrosadas mejillas; denominado pikachu por los milenarios libros sobre pokémon. – aunque seas un entrenador, los reyes no aceptaran que hagas sufrir a su dulce hija – señaló mientras acercaba una lámpara a la camilla, para observar mejor a la criatura. Pikachu era uno de los legendarios pokémon, seres de origen desconocido que poseían habilidades mágicas y acompañaban a un humano desde su nacimiento. Estas afortunadas personas, ya que sólo eran 10, son los llamados "entrenadores" y también poseen habilidades mágicas.

- lo sé – señaló el muchacho algo cansado, mientras se apoyaba en la pared y elevaba su mirada al cielo – pero a veces pienso que la protegen mucho –

- lo único que los reyes desean es que su única hija sea feliz – contestó su maestro, mientras observaba una de las orejas de pikachu. Brock era un gran amigo de Ash, se conocían desde que el último tenía diez años, cuando había llegado a la capital de Pallet y había sido adoptado por la familia del moreno. Desde ese instante él se había encargado de la educación del muchacho porque, aunque no fuera un entrenador, poseía gran conocimiento sobre ellos y pokémons.

- si, eso no lo discuto… pero, el dolor es lo que te enseña en esta vida –

- vaya Ash – exclamó Brock algo sorprendido, luego se dio vuelta para verlo fijamente – no sabía que tenías esa percepción de la vida – ante el comentario, el pelinegro sonrió melancólicamente.

- lo aprendí de Denisse – explicó algo contrariado, mientras rascaba su mejilla izquierda – solía decir esa frase todo el tiempo, para que no temiera al entrenamiento –

- ella era tu antigua maestra, verdad? Antes de que llegaras a aquí –

- si… - contesto el muchacho algo pensativo – ahora que lo mencionas… no he sabido nada de ella desde que llegue por la muerte de mis padres –

- pues algún día deberías visitarla –

-si… puede ser… - señalo vagamente el muchacho. Permaneció en silencio unos segundos, muy pensativo, para luego abrir sus ojos desmesuradamente y exclamar –ESO ES!!! –

- q-que pasa?!! – exclamó su maestro algo asustado por el reciente grito, despertando al pokemon

. esa niña estaba usando su ropa!!! – menciono con una sonrisa y con más energía, acordarse algo de ella provoco que la esperanza de recordarla volviera a su corazón – la de Denisse! -

- uf! Otra vez – susurro para si mismo Brock, algo cansado. Su amigo pareció no escucharlo, o simplemente no tomarlo en cuenta.

- vamos pikachu!! Debemos hacer una visita –

- cha… pika!! – contestó alegre la criatura, para luego saltar ágilmente al hombro de su entrenador, que se dirigía a la salida del pequeño laboratorio.

- hey… Ash!! - exclamó su maestro antes de la salida del chico – recuerda que hoy es el cumpleaños de May y… –

- lo sé Brock y llegaré a su fiesta, no te preocupes – interrumpió el chico con un tono aburrido. Era verdad que a veces se olvidaba de las reuniones formales, pero era su novia ¿cómo creían que se podía olvidar de su cumpleaños? – bueno, nos vamos. Adiós!!–

El chico llegó hasta la entrada de su casa y tomó su bicicleta. Un lindo transporte de tonos azules y grises, que solía ser su medio más común para recorrer las calles de Pallet, la capital del próspero reino que poseía el mismo nombre. La familia de Brock, es decir, la familia que lo había adoptado; le habían facilitado autos y motos de elevada categoría, pero el trigueño prefería los bienes de valores más humildes, ya que podría decirse que lo representaban más. Al fin y al cabo, sus fallecidos padres habían sido campesinos y nunca solieron tener lujos por su escasa entrada monetaria.

Subió a ella e inició el camino hacia la casa de Traecy. Aquel muchacho de cabello y ojos azabache, poseía la misma edad de su actual maestro; y era unos de los consejeros del rey, por lo que poseía amplio conocimiento en diferentes temas. Era posible, según las deducciones de Ash, que tuviera algo de discernimiento sobre Denisse. Llegó rápidamente a su destino con una inexplicable ansiedad. Allí lo recibió una muchacha de largo cabello castaño y una coqueta mirada.

- vaya Ash! – exclamó alegre, en modo de saludo – que gusto verte por aquí!-

- gracias Melody – respondió el chico, mientras sonreía cortésmente e ingresaba al hogar – esta Traecy?? –

- si – respondió la chica con algo de frustración, para luego suspirar sonoramente – encerrado como el ratón de biblioteca que es –

- vamos Mel! No es tan malo – dijo el pelinegro, sonriendo nervioso – puedo verle? –

- claro! Conoces el camino, verdad? – el chico asintió de inmediato y antes de esperar respuestas, cruzo los pasillos que lo conducían a la enorme biblioteca de su amigo. Era un lugar bastante cálido, con amplios ventanales y grandes estantes repletos de libros. Allí estaba el chico de melena azabache, que dejo inmediatamente su libro para acercarse al recién llegado.

- que paso ahora Ash? – preguntó con una sonrisa, cansado. – que problema has tenido que te viste en la obligación de verme?? – ante la acusación, el chico se sonrojó de golpe. Era cierto que pocas veces lo visitaba, pero era por la simple razón de que la mayoría del tiempo libre que disponía, lo utilizaba en su novia.

- vamos Traecy! No seas injusto - dijo el chico avergonzado, mientras llevaba su mano derecha hacia su cuello.

- de acuerdo – señalo con resignación, mientras cerraba sus ojos y suspiraba – en que puedo ayudarte? –

- has oído hablar alguna vez sobre una maestra de entrenadores, llamada Denisse? – el pelinegro se quedó pensando un rato mientras tomaba su barbilla con la mano derecha.

- mmm… creo haberla oído alguna vez – dijo finalmente, para luego ir en busca de un mapa. Este lo colocó encima de una mesa cercana y señaló un lugar en las cercanías del reino. – este es el lugar donde reside –

- ese sitio lo conozco!! – señaló sobresaltado el chico – es donde vivía en mi niñez!! Crees que podría visitar la ciudad hoy? –

- si quieres faltar al cumpleaños de May, porque te demoras por lo menos tres días en llegar –

- vaya – exclamó entristecido el joven, pero luego cambio su expresión a la misma de siempre – tu no sabes si tiene alumnos? –

- mi conocimiento no llega a tanto Ash –

- lo siento Traecy – se disculpó nervioso y avergonzado, luego de reír suavemente. – bueno, creo que ya nos vamos – dijo el moreno, mientras se dirigía a la puerta – no lo tomes a mal, pero aún no compro el regalo de May –

- descuida Ash, ve tranquilo – respondió mientras su amigo salía, para luego suspirar – nunca cambiará –


Las lujosas lámparas con pequeñas lágrimas alumbraban con gracia el elegante salón. En él, se ubicaban diferentes parejas de baile, de la cual se destacaba una compuesta por dos jóvenes. La joven, castaña y de unos grandes ojos azules, llevaba un traje de color rosa que delineaba su esbelta figura femenina; y era la responsable de aquella celebración. En su corto cabello descansaba un hermoso broche que asemejaba una flor, de tonalidades rosa. Su nombre era May y era la princesa de aquel hermoso reino al este de Kanto. Aquel día cumplía diecisiete años, cinco años de conocer a Ash y dos años de ser su novia; por lo que aquella fiesta había sido preparada personalmente por ella. Todos los criados del palacio habían observado los esfuerzos de la adolescente para que todo resultara perfecto, sabían que desde pequeña había adecuado la perfección como característica principal de su personalidad.

Junto a ella se encontraba un chico moreno y de profundos ojos almendrados. Llevaba un terno de color negro, junto con una camisa blanca y una corbata azul. A pesar de los intentos de su amiga y novia castaña, su cabello azabache permanecía totalmente desordenado. Aunque aquella particularidad física era una de sus herramientas para producir suspiros entre los miembros del sexo opuesto. Una de sus manos descansaba cómodamente en la cintura de la chica, mientras que la otra estaba enlazada a su mano.

La música suave y tranquila, acompañaba cada movimiento que realizaban en la pista de baile, sumergidos en su propio mundo. Ash de improvisto cambió su posición, llevó ambas manos hacia la espalda de la chica y la abrazó con suavidad. Ésta debió ubicar sus extremidades en el pecho del moreno para evitar el contacto directo entre sus cuerpos, ya que sabía que sus padres estaban siguiendo sus acciones atentamente y no verían nada agradable en aquel abrazo tan afectuoso. May levantó su rostro tímidamente buscando los ojos almendrados del muchacho, a pesar de llevar tanto años como amigos aun no se acostumbraba a las caricias y las demostraciones de afecto de parte del trigueño; algo extraño, sabiendo que él era de aquellas personas que demostraban sus sentimientos fácilmente.

- te amo… - susurró con voz ronca en el lóbulo de la castaña, causando un escalofrío tibio que cruzo rápidamente la espina dorsal de la joven. Esta se sonrojó levemente, para luego sonreír y apoyar su cabeza en el hombro del muchacho, ya su familia y sus invitados no importaban… sólo quería disfrutar esos minutos con el moreno que le había robado su primer beso.

- yo también Ash – titubeó luego de unos minutos claramente avergonzada con lo que acontecía, pero no incómoda precisamente.

El chico la abrazó con mayor fuerza. De nuevo ese sentimiento de agonía lo estaba atacando, un extraño e inquietante temor que le impedía disfrutar de esa velada tranquilamente. No quería dejar a su novia ni por un instante sola, algo le decía que corría peligro… aunque tal vez solo fuera un miedo irracional.

- Ash… - susurró la muchacha sacándolo de sus pensamientos, esta estaba totalmente pegada a su torso masculino y algo sofocada por el afectuoso abraso – necesito aire -

- lo … lo siento – exclamó el chico soltándola rápidamente, mientras llevaba su brazo derecho a su cabeza y se inclinaba – disculpe princesa – dijo irónico, sabiendo de antemano que su querida amiga odiaba aquella palabra.

- Aaassshhhh … - se escucho la voz de May bastante enojada, para luego mostrar sus ojos azules arder de impotencia – sabes que odio que me llames así!!! – exclamó mientras el trigueño se escapaba caminando de la situación y corría en busca de refugio, claro que repitiendo la frase en cada momento. La pelicastaña se vió en la obligación de perseguirle, primero con el ceño fruncido y luego con una sonrisa infantil, por todo el salón. Hasta que él se perdió por uno de los pasillos que llevaba a la terraza principal del castillo. – ya verás!! Te atraparé!!! – gritó la chica, mientras salía de la sala y entraba al lugar. Este estaba completamente desolado, acompañaba el silencio el viento que mecía con suavidad sus cortos cabellos y la oscuridad que parecía haber absorbido cualquier existencia de luz. La chica empezó a temblar, el viento se colaba por su delgado traje rosa erizando toda su piel y la noche, que parecía carente de estrellas, no ayudaba en nada a aquella situación aterrorizante. La muchacha ahogó en chillido cuando unos brazos la tomaron por la cintura y la atrajeron a un cuerpo masculino, cerró sus ojos con fuerza temiendo cualquier acción del desconocido, pero pasaron unos minutos y no ocurría nada. Sus sentidos empezaban a captar lentamente aquel aroma conocido, aquellos cálidos brazos, aquellos suspiros anhelantes; sabía quién estaba a su lado.


- MAY! MAY!! – su voz se perdió por el largo y oscuro pasillo, sin recibir respuesta. El moreno empezaba a preocuparse, ¿acaso la ojiazul era tan distraída como para perderse en su propia casa??!. Sinceramente no le extrañaría. Desde su niñez May había sido distraída y mimada, en especial por ser la única heredera al trono real. Ash todavía recordaba como cuando niño la había encontrado llorando en la esquina de una de las calles de la ciudad, porque se había extraviado; claro que en aquella ocasión se había escapado del castillo sólo para divertirse un rato. – MAY!! SAL DE UNA VEZ!! – gritó nuevamente, recibiendo como respuesta sólo una voz preocupada que repetía la misma frase, se cruzó de brazos mientras retenía un fastidioso suspiró. Luego de aquella acción, el vestíbulo fue envuelto completamente por un tenso silencio a la vez que una ráfaga de viento abría sonoramente una de las ventanas. Ash dirigió su mirada rápidamente hacia ella, a la vez que las nubes cubrían el brillo de las estrellas e impedían cualquier presencia de luz natural en el salón. Esta vez el muchacho permaneció quieto mientras cerraba lentamente sus ojos almendrados, ya que según las indicaciones de su maestro en cualquier situación donde no se sintiera cómodo – o simplemente tuviera un presentimiento – debía cerrar sus ojos y unirse con el ambiente, para encontrar al extraño que causara aquella sensación. El moreno pudo sentir claramente la presencia de una criatura desconocida, que según sus cálculos estaba tras de sí. Se volteó rápidamente hacia ella, mientras susurraba algo y su mano adquiría un tono rojizo, que en una milésima de segundos formó una ardiente llama. Sintió como su oponente empezaba a temblar, abrió sus ojos seguro, sabía hacia donde dirigir su ataque y sabía que la criatura no tendría escapatoria…

- ASHHHH!!! – el gritó desgarrador de May detuvo su actuar y por momento se quedo totalmente estático, hasta que la adrenalina provocó que corriera rápidamente hacia el sitio de llamado. Podía sentir como la voz de la muchacha se expandía lentamente por todos los compartimentos de la casa, y permanecía en el aire efímeramente. Podía sentir como su respiración se agitaba, como su corazón empezaba a bombear más rápidamente, como el travieso viento se oponía levemente a sus movimientos, queriendo impedir su llegada hacia donde se encontraba su amada.

Cuando llego a su destino, luego de una trayectoria que pareció durar siglos, el moreno se encontró con la elegante terraza de diseño francés. En ella estaba la castaña, con sus ojos carentes de brillo e inclinada, abrazándose a sí misma; mientras un resplandor dorado, proveniente de un círculo con extraños símbolos en su base, la rodeaba. Esto hacía resaltar exquisitamente su figura juvenil, mientras el viento y la luz hacía que sus cabellos castaños tomaran distintos tonos rojizos. Cuando la chica pareció notar su presencia, tras los largos cristales que los separaban, elevó temblorosa una de sus blancas manos y el trigueño vio como se reflejaba en aquellos ojos – ahora – fríos. La emisión lumínica aumento radicalmente su luminosidad, provocando que Ash debiera tapar sus ojos almendrados con uno de sus brazos, para luego desvanecer lentamente a la joven. – MAY!! – gritó desesperado el muchacho. De pronto todo pareció suceder en cámara lenta, intentó mil veces abrir la puerta que le permitía salir a la azotea, pero esta parecía trabada; intentó quebrar los refinados cristales que permanecían en aquel edificio desde el siglo XVII, pero estos no reaccionaban a sus puñetazos... paralizó por un segundo su actuar cuando notó como una pequeña masa de color rosado cruzaba feliz y fácilmente los ventanales.

- qué?! – susurró asombrado como alarmado cuando reconoció a aquel extraño animal. Había visto su forma inusual y sus pequeños ojos negros en unos de los libros de Brock, que trataba sobre los diez milenarios pokémons.

Al acompañar con su mirada almendrada el camino de la criatura, pudo reconocer a la persona que lo esperaba en el lugar más apartado de la solana. Sus brillantes cabellos azulados flotaban libremente con la fuerza del viento y sus ojos celestes reían silenciosamente ante la situación. Alzó su mano mientras realizaba un movimiento con su muñeca, la puerta que antes permanecía estancada se abrió hasta el final, frente a los sorprendidos ojos del entrenador.

- buenas noches – saludó cortes con una sonrisa, mientras se inclinaba levemente en una reverencia y tomaba dificultosamente una parte de su apretada falda azul. El gesto logró que un mechón de cabello azulado cayera libremente por uno de sus hombros. – su alteza -

- donde esta la princesa – preguntó impaciente con voz ronca y fría, que lograría en cualquier persona normal un temblor involuntario. La chica sonrió arrogante, para luego voltearse y coger del piso la rosa criatura que había robado la atención del joven.

- nunca pensé que un príncipe fuera tan descortés – comentó la muchacha, mientras se llevaba un índice al mentón y miraba pensativa a ningún lugar específico.

- yo no lo soy – contestó fríamente, mientras se acercaba hacia la muchacha y empezaba a crear un bola de fuego en su mano. Esta no parecía asustada, más bien cualquiera diría que disfrutaba la situación.

- bueno … eres el novio de la princesa así que es lo mismo – explicó mientras llevaba al apretado bolsillo de su falda, una de sus manos. Ash permaneció a una distancia prudente temiendo alguna acción de parte de la joven, finalmente ella era una entrenadora pokémon. – me gustaría quedarme un rato más, pero debo irme – lanzó rápidamente al suelo un objeto metálico, que cuando alcanzó el piso empezó a brillar y a formar un espeso gas a su alrededor. Ash cerró sus ojos para protegerse … - Adiós príncipe – se despidió la voz femenina con una risilla. Cuando abrió sus ojos, la muchacha había desaparecido…


Continuará….

Que les pareció?? …

Bueno… espero lo sigan….

Reviews por fa!

I'll see you!! =)

Kasumi_21