Aquí Leviatan con una nueva historia que no durará más de tres capítulos… ¿Cuatro?… ¿Cinco?

En fin, este regalo es para mi linda Ame :3

Ya sé que ya paso tu cumple y lo lamento tanto :'v

Pero más vale tarde que nunca. (?)

ADVERTENCIAS: Eren kaguai desu ne nya nya, Levi buena onda con bipolaridad :v, etc., etc.

DISCLAIMER: Esta serie y sus personajes no me pertenecen, porque soy demasiada sensualidad para ellos uwu

Gracias a Mabo por el beteo y a Suriel por la imagen ;3

DEDICADO ESPECIALMENTE A MI NENA QUERIDA: Ame8910


Capítulo 1:

"La fragilidad de las cosas"


Todos los días eran iguales, su madre le despertaba con una dulce sonrisa en su rostro y una melodiosa voz. Su padre le recibía en el comedor con aquella aura cálida que parecía muy irreal.

Eren se sentía fuera de lugar en su casa. Su madre era bellísima, hasta pudo haber sido una estrella de televisión o una modelo si hubiera querido, y su padre era atractivo, ambos hacían la perfecta pareja.

Por eso no entendía cómo es que él era hijo suyo, feo, lleno de granos, flacucho, con lentes gigantescos y brackets con un año de estancia en sus dientes.

Sí, definitivamente pensaba que era adoptado, aunque sus padres ya lo habían negado varias veces.

Entonces se volvía a preguntar, ¿qué mierda salió mal durante el embarazo de su madre?

Por lo menos le quedaba el alivio de ser muy inteligente, ya con eso estaba seguro de que tendría algo de éxito en la vida.

Suspiró, acomodando la mochila que traía puesta. Cuando llegó a su casillero se apresuró a abrirlo y a meter su mochila dentro, poco después sacó un par de libros de allí y tranquilo intentó largarse del pasillo de la escuela lo más pronto posible.

Y cuando estuvo a punto de lograrlo pasó un chico a lado suyo y le empujó, causando que tirara sus libros al suelo.

Había extrañado un poco el bullying en la escuela. Maldita preparatoria llena de abusadores.

—Ups, lo siento, Jaeger. No me di cuenta que estabas allí, tamaño de pulga.

El castaño ignoró olímpicamente a Jean Kirchstein, uno de los chicos que más le molestaba en la escuela.

—No pasa nada, al cabo había olvidado lo que se sentía —murmuró, antes de que el otro se fuera con sus amigos y tuviera que agacharse a recoger los libros que había tirado.

—A veces son algo molestos, ¿no es cierto? —alguien más se había agachado a ayudarle. Eren estaba sorprendido, pero no dijo nada, no quería que de la nada esa persona se burlara de él. Solía pasarle.

—Estoy acostumbrado —respondió cortante, extendiendo su mano para que el desconocido le entregara su último libro.

Oh, sorpresa, era el chico más popular de toda la preparatoria, Levi Ackerman. El moreno se sonrojó al instante, poniéndose nervioso.

—Toma, creo que vas a necesitarlo —el azabache sonrió de lado, dándole su libro. Eren quiso disculparse por el trato frío, pero Levi se levantó antes de que pudiera hacerlo—. Hey, ¿quieres sentarte a lado mío?

Si Ackerman lo necesitaba para copiarle o algo no le importaba para nada, estar tan siquiera cerca de él era suficiente para ponerlo a saltar de alegría.

Le pareció tan maravilloso que casi pensó que era un sueño.

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—Esta de aquí, no la comprendo —señaló, mostrándole su cuaderno al castaño. Eren solo sonrió.

—Es sencillo, solo mueve la constante, olvídate de ella y podrás contestar la derivada —Levi miró su cuaderno una vez más, dándose cuenta de su error.

—Es cierto. Vaya, era muy sencilla.

—No, bueno, todos podemos equivocarnos —trató de animarlo.

Levi Ackerman era un chico serio, pero demasiado popular. No sonreía mucho, ni siquiera reía, pero siempre tenía esa aura de inteligencia y madurez que a todos les llamaba la atención.

Sin mencionar lo guapo que era.

—De hecho a veces me equivoco en cosas muy tontas —continuó el azabache.

—No lo creo, siempre estás en el cuadro de honor.

—Y por debajo de ti —susurró algo disgustado y Eren se dio cuenta de ello—. Ah, lo lamento, es solo que siempre me esfuerzo y como quiera acabo siendo el segundo lugar. Quizás no soy tan inteligente.

—Eso es mentira, estoy seguro de que puedes ser mejor, solo necesitas intentarlo.

El azabache se quedó en silencio, luego volteó a verlo y al final le sonrió.

Sí, quizás Levi no sonreía mucho, pero a él ya le había dedicado dos sonrisas. Eren se sentía muy halagado.

—¿Estarías dispuesto a ayudarle a tu competencia?

—Por supuesto —Jaeger sonrió también, contento de ser de ayuda.

—¡Ustedes dos! Han estado hablando mucho durante la clase. Sacar buenas calificaciones no significa que no deban poner atención.

Ambos rieron en voz baja. Eren se mordió el labio inferior, aguantando la risa, pero también estaba muy feliz. Hasta ahora era la única persona en escuchar su risa.

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Ahora se llevaba bien con Levi, el chico más popular de la escuela. Vaya, era increíble lo que había pasado ese día.

Aún en su mundo no se percató de que alguien le había arrebatado su charola con el almuerzo.

—Hey, Jaeger, ¿no crees que esto no es bueno para ti? —el castaño rodó los ojos, apretando los puños—. Tanto vegetal te hace aburrido.

Jean sonrió divertido, tirando a la basura todo lo que traía en su charola.

—¡Hey! Eso lo pague con mi dinero —Eren frunció las cejas, molesto.

—¿Quién te dio permiso de hablar, nerd asqueroso?

Rayos. Tragó saliva; Kirschtein lo había tomado del cuello de su camiseta y su puño estaba muy cerca de su rostro.

—Jean, no seas tonto, si haces eso los maestros vendrán —Ackerman apareció, con su propia charola en sus manos.

—Es cierto… —susurró el bravucón, soltando al moreno—. Luego arreglaremos cuentas, cerdo.

Jean salió de la cafetería, apartando a todos de su camino. Eren suspiró aliviado, acomodándose su camisa y cabello.

—Gracias, Levi, te debo una.

—No pasa nada. Anda, podemos compartir mi almuerzo.

Eren se acomodó los lentes, avergonzado.

—No tienes que hacerlo.

—No es obligación, créeme.

No insistió más y siguió al azabache.

Levi estaba haciendo de su día el mejor.

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—Menciona un ejemplo de un compuesto químico.

—La sal.

—Correcto.

Eren pasó a la siguiente hoja del libro, preguntando varias cosas más. Levi y él llevaban estudiando varias semanas, Jaeger ya no sufría de bullying, pero por alguna extraña razón Jean seguía viéndole como si quisiera matarlo.

Dentro de cinco días serían los exámenes del primer periodo, así que Levi aún tenía oportunidad de salir bien en su segundo semestre de primer año de preparatoria.

Eren estaba dispuesto a brindarle toda su ayuda, de hecho ni siquiera le preocupaba que el azabache lo alcanzara o acabara quedando en primer lugar en vez de él.

Ambos se había hecho muy buenos amigos y eso era lo que Jaeger amaba. Nunca había tenido un amigo como Levi, por lo que ahora era más que feliz.

Levi era su mundo, su admiración y su deseo de ser mejor.

—Creo que esto es suficiente, por hoy —el azabache sonaba exhausto. Se echó el cabello para atrás con su mano derecha y el moreno solo pudo tragar saliva.

Últimamente estaba muy consciente de lo guapo que era el Ackerman.

—Estoy seguro de que mejorarás.

—Bueno, tengo un excelente tutor. Además, seguiré estudiando en casa.

Eren frunció las cejas, angustiado.

—Solo no te sobre esfuerces —pidió el castaño, con tono preocupado. Levi sonrió.

—No te preocupes, no me desvelaré toda la noche, si eso crees que haré.

El castaño suspiró aliviado, acomodando los libros que ya no ocupaban. En la biblioteca solo debías entregar los libros que sacaste al recepcionista, y casualmente el recepcionista era un estudiante de la escuela.

Su nombre era Marco Bodt.

—Veo que ya terminaron su sesión de estudios. ¿Qué tal les fue?

—Excelente —respondió Eren, poniéndose de puntillas para mostrar su entusiasmo. ¿Había olvidado mencionar que era tan miserablemente pequeño?—. Levi está mejorando mucho, me sorprende varias veces.

—Oh, vaya —estaba nervioso, el azabache estaba apenado—. No me halagues demasiado, me lo creeré.

—¡Pero es cierto! —Insistió una vez más Eren, alzando la voz.

—Eren, baja el volumen —pidió Marco con un dedo sobre sus labios.

—Lo siento… —murmuró, avergonzado de haber perdido el control de sí mismo.

—Tenemos que irnos, gracias por las recomendaciones, Marco —Bodt siempre les recomendaba los mejores libros para estudiar y siempre acertaba, por ello el chico siempre estaba en buenos lugares del cuadro de honor—. Por cierto, dile a Jean que deje de mirar a Eren como si quisiera matarlo.

El chico de pecas sonrió, riendo en voz baja, después asintió y les despidió ondeando su mano en el aire. Nadie podía descifrar cómo es que esos dos eran mejores amigos.

—Levi, no tienes que amenazar a Jean por mí —eso le ponía en mucho conflicto consigo mismo. Se sentía como una princesa y Eren no era un niña.

Por algo usaba pantalones y tenía pene.

—Es lo menos que puedo hacer, tú me estás ayudando con el estudio y yo te ayudo con el caballo. Es un trato justo, ¿no crees?

—Está bien.

—Ah, sí —Levi se detuvo y Eren también lo hizo, confundido.

Ackerman volteó a verlo y sonrió una vez más, acercó su mano al rostro del castaño y su dedo índice chocó contra la morena frente de Jaeger.

—Es lindo verte animado.

Lindo.

Eren sintió una sensación extraña, algo como mucha vergüenza y felicidad al mismo tiempo.

¿Qué era eso?

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Corría lo más rápido que podía, pero aun así no parecía ser suficiente. Quizás era porque no tenía buena condición. Sin embargo, debía hacer todo lo que pudiera, no podía llegar tarde a ese momento especial para Levi.

Paró unos segundos, recuperando el aire perdido, estaba cerca. Alzó la mirada y se dio cuenta de que ya varios alumnos estaban checando la lista de calificaciones.

Levi también estaba allí, de hecho estaba saliendo de la bola de alumnos que había en aquel lugar. Estaba buscando a alguien con la mirada y lo encontró de inmediato, lo buscaba a él, al nerd y no importante Eren Jeager.

Levi levantó su mano en el aire y mostró tres dedos.

Tres puntos, por tres puntos Eren le había ganado a Levi. Eso era mucho menos que las anteriores veces.

El castaño corrió hacia el azabache, sonriendo como lo haría un idiota.

—¡Muy bien! —le felicito, levantando la mano también para chocar cinco con Levi.

—Solo un poco más.

—Ya verás que lo lograras, Levi, me alcanzarás y entonces lo lograrás.

—No me lo hagas fácil.

—Por supuesto que no.

Se sonrieron una vez más, antes de caminar a la cafetería e ir por sus almuerzos.

Todo iba de maravilla.

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Y entonces allí estaba, lo que ambos quisieron, lo que ambos soñaron. Estaba allí, frente a ambos, mostrándoles que todo esfuerzo hecho no había sido en vano.

—Lo… lo lograste.

—Corrección, lo logramos.

En primer lugar estaba Eren Jaeger empatado con más y nada menos que Levi Ackerman. Ambos habían sacado el mismo puntaje y ahora estaban sus nombres allí, juntos.

Ahora que Eren lo pensaba eso era algo romántico.

—Es increíble, por fin lo logramos, no lo puedo creer —dijo Eren mientras el azabache posaba su mano en el hombro del contrario, sonriendo.

—Pues créelo, tú eres un estupendo tutor, gracias a ti lo logré.

—¿Puedo llorar? —preguntó, muy emocionado.

—Si eso quieres, claro, no le diré a nadie —Levi se quitó su suéter y lo puso sobre la cabeza del castaño, cubriendo su evidente llanto.

—Ugh, no tengo con qué limpiarme… —iba a emprender una carrera al baño por papel, pero Levi le pasó un pañuelo—. ¿Cómo supiste…?

—Pensé que yo sería el llorón, pero me equivoqué —contestó, quitándole importancia.

Eren sonrió, usando el pañuelo antes de inhalar el aroma del suéter de Levi. Olía como su amigo.

Olía tan bien que podría quedarse dormido allí mismo.

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Él no se daba cuenta, pero mientras se movía por la cocina bailaba y tarareaba una canción. No sabía cuál era, pero sonaba tranquila y ligera, como algo clásico.

Carla estaba muy sorprendida. Eren se veía muy feliz yendo a la escuela, lo cual era muy extraño en él, no era nada normal.

Pero verlo tan feliz era algo que a ella le hacía feliz.

—Últimamente te ves muy feliz de ir a la escuela, ¿qué pasa? —el castaño detuvo sus pasos de bailes y miró a su madre con la felicidad llenando sus ojos.

—Nada.

—Eren, ¿estás jugando conmigo? —le preguntó divertida, nunca había visto esa etapa en su hijo.

Qué lástima que no estuviera Grisha para verlo.

—Tengo un amigo, su nombre es Levi y… ¡es genial! —exclamó, terminando de servir la cena.

El platillo era pasta con salsa de tomate, algo que le salía muy bien a Eren.

—¿En qué sentido?

—Es popular, inteligente, muy buena persona, excelente amigo.

—Me alegra que sean cercanos, pero, ¿desde cuándo? Nunca me lo contaste.

—Oh, perdón, mamá, es solo que estaba ocupado ayudándolo. Él necesitaba ayuda con sus estudios y me ofrecí a hacerlo, desde entonces nos hemos llevado muy bien.

Carla sonrió, su hijo se veía tan sumamente feliz que de verdad esperaba que sus días en la preparatoria siguieran así.

—No pasa nada. De hecho, me gustaría que algún día lo trajeras a casa, sería bueno conocerlo.

—Claro.

Respondió su hijo antes de comenzar a cenar.

Las cosas de seguro seguirían así, eso quería pensar Carla.

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—Ya que este es el último periodo y ya llevo dos de ellos en el primer lugar, contigo, deberíamos ir a comer para celebrar. Yo invito.

Eren parpadeó, sorprendido de escuchar eso, casi se ahoga con su propia saliva.

No supo cómo, pero recuperó la compostura y asintió varias veces.

—Sería fantástico. Gracias, Levi.

—No hay de qué, te lo debo.

Levi tomó asiento a lado de él una vez más, ya siempre lo hacía. De vez en cuando se mandaban papelitos con notas, criticando a los compañeros que contestaban mal las preguntas.

Quizás era muy pretencioso, pero era algo divertido a pesar que siempre eran atrapados por el maestro.

Si no fueran tan inteligentes los hubieran mandado a dirección.

Afortunadamente la última clase pasó muy rápido y con ello fueron a un restaurante familiar, ya que Eren no quería hacer gastar mucho a Levi.

Aunque Levi le dijo que no importaba. Bueno, ahora el castaño sabía que al azabache le sobraba dinero.

—¿Malteada y hamburguesa con papas fritas? ¿Dulce y salado? —Ackerman lucía algo asqueado, pero Eren sonrió.

—Créeme, es delicioso, en serio —Levi se apoyó en el respaldo del asiento, viéndole inseguro.

—Bueno, te daré un mordisco de mi salmón si tú me das un poco de lo que pediste, así probaré si en realidad sabe delicioso como tú dices.

—Está bien, verás que tengo razón.

Al principio solo llegaron las bebidas, un refresco y la malteada de fresa de Eren. Comenzaron a charlar sobre las clases, los exámenes y luego fueron a cosas más privadas, cosa que no sorprendió a ninguno de los dos.

Ya eran muy amigos, a decir verdad.

—Tu madre debe ser muy bella —dijo Levi, tomando algo de su soda.

—Lo es, aún no sé qué pasó durante su embarazo para que saliera yo —Eren rio, estaba acostumbrado a molestarse a sí mismo.

Sin embargo, Levi no se rio. De hecho, frunció las cejas y lo vio seriamente. Parecía molesto.

—No eres feo, para nada, estoy seguro de que solo necesitas un par de arreglos.

—No, estoy bien así, no me gusta cambiar.

—Y eso está bien, que seas tú mismo.

La orden llegó y Eren se sentía muy nervioso, lo que Levi había dicho le puso demasiado incómodo.

—Tenías razón, sabe bien.—dijo el azabache, probando la comida del castaño.

—Te lo dije —sí, Jaeger había salido victorioso.

—Oye, tienes algo en tu mejilla —Levi señaló su mejilla derecha y Eren pasó la servilleta, fallando—. No, mira, ¿sabes qué? Lo haré yo.

Ackerman agarró su servilleta y limpió la mejilla del moreno.

Vaya, esa había sido una sensación muy refrescante.

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Ya lo había aclarado, ya había tenido esa conversación consigo mismo varias veces, estaba convencido, pero aun así le parecía imposible.

Estaba muy enamorado de Levi Ackerman, de su primer amigo.

Mierda, realmente lo estaba, estaba que babeaba por el azabache. Bueno, no era el único, pero no era su culpa.

Era encantador, amable y maravilloso, estupendo, fantástico…

Debía detenerse, debía dejar de pensar así de su primer amigo. No quería perderlo por esos tontos sentimientos, no quería pero era inaguantable.

Y más cuando el maldito lo miraba atentamente mientras comía.

—¿Sucede algo?

—No, nada —susurró en respuesta, desviando la mirada a su comida.

—Hey, tu cabello creció un poco —Levi tomó un mechón de su cabello castaño y lo acarició suavemente entre sus dedos.

Bien, basta, era suficiente.

—Levi, me gustas.

Los dedos pálidos soltaron su cabello.

—¿Qué?

¿No lo había escuchado?

—Dije que me gustas —esta vez lo vio a los ojos, dispuesto a todo.

—Me das asco —fue lo único que recibió como respuesta.

¿Qué?

—¿Levi?

—No lo puedo creer, todo este tiempo me estuviste mirando con esos ojos, todo el tiempo pensaste en mí de esa manera. Qué repugnante.

Su frágil corazón, el corazón de Eren Jaeger se había roto tan fácil, tan sencillamente que era demasiado irónico.

—Yo…

—No hables, no me vuelvas a hablar, no te me acerques. No quiero verte, marica.

Ah, con que era eso.

Sí, bueno, eso no explicaba las lágrimas en sus mejillas.

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Ni siquiera se tomó la molestia de saludar a su padre y a su madre, solo corrió hasta su cuarto y se encerró, no queriendo ver a nadie más.

Se sentía horrible, el peor ser humano en todo el mundo.

—Eren, ¿qué pasa?

Su madre, Carla, sonaba preocupada, pero Eren no quería contestar, no quería que se diera cuenta de sus estúpidos llantos ni de su corazón roto.

—Ábreme, cariño, me estás preocupando.

Limpiándose las lágrimas se levantó de su cama, quitó el seguro de su puerta y le abrió a su madre.

Se había mentalizado para no llorar más, pero el rostro de su madre, su gesto amoroso, no pudo evitarlo. Abrazó a su madre en silencio y empezó a llorar otra vez.

—Lo siento, mamá, perdón —murmuraba con voz sollozante.

—¿Por qué te disculpas, Eren?

—No soy normal, no soy nada normal.

—Tú eres normal —dijo su madre, abrazándolo con algo de fuerza.

—Mamá, no me gustan las chicas…

Su madre había estado acariciando su cabello, pero en ese momento paró toda caricia.

—Eren, mírame —Carla lo tomó del rostro para que la viera a los ojos—. Tú eres mi hijo y que no te gusten las chicas no me importa en lo absoluto.

—¿Se puede saber qué está pasando?

Allí llegó Grisha, su padre. Eren no lo vio, pero Carla miró a su esposo de una manera que solo una madre podría hacer.

—Papá, me gustan los hombres… Soy gay.

Grisha no dijo nada, solo caminó en silencio hacia ambos miembros de su familia y los abrazó.

—Eren, no pasa nada, esto es normal.

Entonces… ¿por qué Levi lo hizo sonar como si no fuera normal?

¿Por qué Levi se vio tan asqueado que Eren no podría olvidar su rostro mirándolo de esa manera?


No es un escrito mío si no los hago sufrir un poco :v

Supongo que no tengo nada más que decir al respecto, solo esperen el próximo capítulo con ansias…

OH YEAH.

Sin más sho me despido :3