Lean la nota de autora al final del capítulo donde hay una importante pregunta.
El infierno, eso era su vida. Una joven rubia de largos cabellos miraba desde el balcón de su habitación el atardecer y como poco a poco la oscuridad de la noche invadía y opacaba esos hermosos rojos y amarillos que teñían el cielo en ese momento. Una suave brisa movió sus dorados cabellos hacia atrás mientras una lágrima se escapaba de sus ojos celestes. Cualquier persona quedaría prendada por la belleza de aquella mujer. Pero como el destino siempre busca el balance, maldijo esa increíble belleza y gracia con un compromiso matrimonial que le impuso su familia el día que nació. Aun siendo una adolescente de solo 16 años fue forzada a casarse con un poderoso vampiro unos años mayor que ella pero por el cual nunca sintió nada. A pesar de haber tratado de llevarse bien y de que su relación siga adelante fue abandonada. Su marido del cual había soportado sus abusos y sus malos tratos hacia ella la había abandonado por otra mujer que trabaja en la mansión donde vivían. Eso en sí debería haberla alegrado, pero el haber pasado 4 años de su vida de tal manera le habían hecho que sonreír de manera sincera le fuera muy difícil. Pero en esos años de oscuridad había una luz que lograba llenarla de energía para poder seguir adelante con la esperanza de un mejor futuro.
Se bajo del balcón de su habitación y recorrió los largos y fríos pasillos de esa mansión en la cual había vivido desde hace años pero que aun así no sentía como su hogar. Las tétricas sombras de los retratos del que ahora era su ex esposo la hacían sentir como si todos sus fantasmas del pasado todavía estuvieran rodeándola y haciéndole recordar que todavía tenía dueño, alguien a quien debía serle fiel. La desolación de ser abandonada por una persona con la que intento por todos los medios amar o que al menos se vuelva su compañero era deprimente.
Llego hasta el jardín de la mansión donde las flores se cerraban en capullos esperándolo la luz del sol a excepción de algunas flores que ella misma había cultivado y eligió ya que florecían en la noche adornando la oscuridad del cielo. La dulce fragancia que dejaban era algo mágico. Siguió su camino hasta un pequeño laberinto que había en el fondo del jardín, los altos arbustos no te permitían ver el camino, pero ella al haber ordenado que se creara ese laberinto sabía cada camino con exactitud. Dio algunas vueltas entre los verdes muros hasta llegar al objetivo de aquella encrucijada. Una hermosa fuente se hallaba como regalo a la vista para aquellos que lograran llegar. Más de una vez cuando peleaba con su esposo o simplemente no podía verlo se refugiaba en esa fuente que parecía ser lo único que podía controlar en su vida.
Se sentó en el borde de la fuente viendo su reflejo en el agua cristalina. La hermosa luna llena que había esa noche alumbraba en la oscuridad del jardín dejando ver la belleza tanto de su reflejo en el agua como de la fuente. Siguió admirando la noche en silencio por unos minutos cuando un murciélago voló hacia ella. El animal en cuestión traía un ramo de seis rosas blancas para ella. Su rostro se ilumino al instante. Tomo el ramo entre sus brazos con extrema delicadeza mientras que respiraba su dulce fragancia. Aquel olor tan dulce y encantador solo la hacía recordar a una persona. Una sonrisa se formó en su rostro a la vez que tomaba la tarjeta que tenía el ramo. No le sorprendía que la carta en cuestión estuviera en blanco, el solo gesto de mandarle las flores era acto más que suficiente para interpretarlo todo. Antes de que el familiar (el murciélago) se retirara tomo una de las flores violetas que florecían solo en las enredaderas que rodeaban a la fuente y se la entrego para que se la entregara al responsable del ramo. El murciélago voló y desapareció entre la noche con la flor violeta entre sus garras.
Desde que se caso cada primero de diciembre recibía flores; aunque no cualquier clase de flores, eran 6 rosas blancas de aquella persona que tuvo que dejar en su pasado para poder casarse. Aquella persona que creyó dejar solo como un hermoso recuerdo de su pasado volvía cada primero de diciembre en forma de un ramo de rosas blancas y una carta. Ese solo gesto tan hermoso era aquella luz que alumbraba la oscuridad de su vida. El recordar la última vez que vio a su pequeño príncipe la hacía sentir tristeza y alegría a la vez.
Flashback
Una joven adolescente de cabellos rubios algo más cortos de lo que tenía en el presente, posaba su vista en el hermoso jardín de rosas. Ella junto a su prometido y futuro marido habían sido invitados por el mismo Karl Heinz a pasar unos días en la mansión donde vivían sus tres esposas con sus 6 hijos. Ya había conocido a la primera esposa Cordelia y a sus tres hijos Ayato, Kanato y Laito. Luego conoció a la segunda esposa Beatrix y sus dos hijos Shu y Reiji. Pero a la que nunca conoció fue a la tercera esposa Christa y al menor de todos los Sakamakis. Le habían dicho que el estado mental de aquella mujer era muy inestable y que por eso era mejor que no la conociera. Sintió gran pena por ella, el ser aislada de esa manera debía ser devastador.
Siguió el recorrido de los rosales hasta llegar a una gran torre donde un pequeño niño albino se encontraba enfrente de la misma. El niño parecía estar viendo algo y al alzar la vista se podía ver el objeto de admiración del infante de no más de 12 años. Una mujer igual de hermosa que él estaba mirándolo desde la ventana de la alta torre. Se podía ver angustia y tristeza en esa penetrante mirada roja que luego se adentró en el lugar al igual que la misteriosa mujer. Volvió a mirar al pequeño y vio como este agachaba a cabeza al ya no ver a aquella mujer de la torre. Era una escena por demás desgarradora. Decidió acercarse para tratar de animarlo.
-hola- lo llamo provocando que el pequeño albino la viera. Por unos momentos dejo de hablar al quedarse algo hipnotizada por aquella mirada roja -¿Cómo te llamas?-
-S-Subaru… Sakamaki- parecía algo avergonzado haciéndolo ver adorable.
-es un gusto Subaru, mi nombre es Rebeca- se acercó y le extendió la mano al albino en señal amistosa.
Algo dudoso el oji rojo le tendió la mano pasando la daga que tenía en su mano a la otra, luego de soltar su mano volvió a desviar su vista nuevamente a la torre. La rubia pudo notar como la mirada del pequeño se entristecía, no le tomo mucho tiempo deducir que aquel niño era el menor de los Sakamakis y la mujer en la torre su madre y la tercera esposa del rey vampiro. Quiso ayudar aunque sea al menor ya que él no tenía por qué sufrir por los errores de sus padres.
-Subaru, gustarías de acompañarme un rato en el jardín- la verdad su prometido le había dicho que no se tardará mucho en el jardín, pero no podía simplemente voltearse dejando al niño solo como el resto de su familia.
-claro…- parecía no estar seguro pero igual acepto su oferta. Para hacerlo sentir más seguro lo tomo de su pequeña mano y le dedico una alegre sonrisa que hizo sonrojar al contrario. Caminaron por el gran jardín de aquella extravagante mansión mientras de tanto en tanto la mujer le preguntaba cosas al menor quien solo contestaba y a veces preguntaba. Le explico que estaba ahí como invitada de su padre con su prometido y que solo estarían unos días, el albino por su parte al sentir la amabilidad en esa mujer y un aura de bondad muy parecida a la que tenía su madre le conto sobre sus problemas y tristezas. Quería invitar al niño a que tomaran un té juntos cuando la voz de su futuro esposo llamándola la hizo darse cuenta de que ya había pasado mucho tiempo.
-Subaru-kun debo irme, pero me gustaría que volviéramos a hablar mañana. ¿De acuerdo?-
-esta bien Rebeca-sama- le dijo con una sonrisa que hasta ese momento no le había mostrado y que hizo estrujar su corazón.
Al llegar con su esposo tuvo que aceptar regaños del mismo por haberse tardado tanto en un simple paseo por los alrededores, pero no lo escucho, definitivamente el haber pasado la tarde con ese adorable albino había sido mejor que pasarla al lado de su prometido como un simple adorno al cual presumiría. Luego de esa tarde ella y Subaru se vieron todas las tardes durante los días que se quedó en la mansión Sakamaki. Lo difícil fue el día que tuvo que irse debido a que su boda se acercaba.
-Subaru-kun, sabes que mañana me iré- tenía que despedirse del niño antes de irse, ya que era obvio para ella que no se volverían a ver.
-ya sé, pero igual no me gusta que te vayas- se notaba por su tono de voz que estaba conteniendo sus ganas de llorar, por lo que lo tomo entre sus abrazos dándole un cálido abrazo –Rebeca-sama… antes de que te vayas… quería darle algo-
-enserio, a ver que es- pregunto animada aunque se sintiera por demás triste al tener que marcharse. El albino se paró ya que ambos estaban sentados en el jardín y salió corriendo hasta un arbusto de donde saco un hermoso ramo de 6 rosas blancas.
-sé que te gustan las rosas blancas así que recogí algunas para ti-
La rubia no pudo evitar que algunas lágrimas salieran de sus ojos ante tal acto tan atento y dulce. El albino vio eso y se sorprendió – ¿no te gustan?- pregunto con temor a que su regalo fuera rechazado.
-no, no, me encantan. Muchas gracias-
-¡en serio! ¡Entonces te mandare un ramo cada año para esta fecha!- su voz había sonado más animada de lo usual sorprendiéndolos a ambos y avergonzándose a los segundos.
-me encanta la idea, muchas gracias Subaru-kun-
Fin del flashback
Esa había sido la última vez que lo vio, pero no la última vez que supo de él. Y como todo un caballero cumplió su promesa y después de 4 años seguía mandándole un ramo de rosas blancas cada primero de diciembre. Ese niño en verdad había hecho un lugar en su corazón y ahora que su esposo la había dejado, ya nada impedía que pudiera volver a ver a aquel que era su pequeño y quien seguramente ya se había vuelto un hombre.
Hola, la verdad es que esta historia se me ocurrió anoche al escuchar una canción y quiero aclarar que no será una historia muy larga (tengo en mente 3 capítulos) pero tengo una pregunta a todos los que lean esto y quieren que continúe.
Como aclare esta historia (aunque no lo parezca aun) tendrá YAOI y como protagonista a Subaru. Por eso la pregunta es… ¿Quién quieren que sea la pareja de Subaru? Necesito elegirla y hasta no tenerla no podre avanzar con el siguiente capítulo. Así que espero sus reviews con la respuesta, puede ser tanto Sakamaki como Mukami, es su elección.
Nos leemos…
