Disclaimer: todos los personajes pertenecen a Jo Rowling, aunque la idea de este fanfic es mía.

Cuando se me ocurrió la historia, pensé que podía llegar a ser muy divertida, y por eso la he publicado. ¿Hermione y Draco a menos de un metro durante 7 días? Eso va a ser un infierno (o quién sabe). No he dicho en que curso están, pero se sobreentiende.

Además se me ocurrió una locura, también mientras escribía esto, ¿alguien se apunta a la première de Harry Potter en Londres en Julio? =)

Bueno, ya os dejo ¡Disfrutad!

Silencio, por favor. Firmado: Mrs. Pomfrey.

Día 1

- Malfoy, ¿podrías callarte un rato?

Una hora. Ese era el tiempo que llevaba aguantando a ese estúpido egocéntrico tarareando una canción en la que salían sangresucias, pobretones y cabezas rajadas. Todos con delirio de grandeza. Qué chiste.

Y es que por si fuera poco tener que estar una semana en la enfermería viendo como se te cae la piel a tiras, encima tenía de compañía a Draco Malfoy.

Calma Hermione, tienes cosas más importantes en las que pensar. Pero sus pensamientos rivalizaban con la cancioncilla, que le estaba taladrando los oídos y sacándola de sus casillas.

Entonces consiguió lo que se proponía, agotarle la paciencia.

Hermione descorrió de mala gana la cortina que la separaba del Slytherin y lo miró. El chico se hizo el distraído, pero no pudo esconder una amplia sonrisa: la había molestado hasta el punto de que se enfrentara a él.

- ¿Estás sordo o qué?

- Sinceramente, después de lo que me has hecho, la que debería callarse y hacerse el favor de tirarse por la ventana, eres tú.

- ¿¡Qué!- salió un chillido- ¿Lo que YO te he hecho?

- Exacto. Se me está cayendo la piel a trozos gracias a ti. Pensaba que eras inteligente, Granger, pero se ve que esa característica está bastante sobrevalorada hoy día.

- Para qué me voy a molestar en responder absurdeces…- iba disminuyendo la voz, hablando más para sí.

Sin embargo el Slytherin sólo acababa de empezar.

- ¿Y qué tal tus amiguitos? Me ha parecido ver a Weasley revolcándose por los rincones con esa loca de Gryffindor. La naturaleza los cría y ellos se juntan… - asintió muy seguro de la gran verdad que acababa de salir de su boca.

- Malfoy, como sigas te voy a-

Pero se quedó cortada al ver que la Sra. Pomfrey se acercaba con dos vasos de un color verde ciénaga bastante asqueroso. Los depositó en las respectivas mesillas y los miró, resoplando con cansancio.

- ¿Se puede saber qué os ha pasado? Me ha dicho el profesor Slughorn que vendría en un rato, para ocuparse de vosotros. Que había sido un incidente.

- Créame que derramar un caldero a posta no puede tratarse de un incidente sin más…- el rubio miró con altanería a la morena.

- Una poción salió mal, Sra. Pomfrey, nada más – Hermione resolvió el tema, aunque por dentro empezaba a tener tentativas homicidas.

- Ya… Bueno queridos, tendréis que estar aquí al menos una semana. El problema no es sólo el aspecto de la piel, sino que además se os está cayendo constantemente. Y no quiero tener que llevaros a San Mungo, ¿de acuerdo? Así que me encargaré de que estéis lo más tranquilos posible – su gesto se volvió duro- Tomaros eso, hasta la última gota.

Se marchó dirigiéndoles una sonrisa, y apenas salió, Hermione le envió al chico una mirada asesina.

- Derramar un caldero que previamente mi compañero de mesa había saboteado, se te ha pasado ese pequeño detalle, ¿no Malfoy?

- Sinceramente, no sé de que hablas- se volvió a mirarla- Pero suponiendo que fuera verdad esa enrevesada y poco creíble versión tuya, ¿quién me tiró el caldero después? Tú. Así que, ¿quién tiene la culpa de mi estado? Tú. Es bastante sencillo.

- Malfoy, me agotas. Creo que voy a dormir un rato- se miró las manos que al apoyarlas en la cama dejaban todo impregnado de piel. Observó de reojo al rubio y se dio cuenta que su cara tenía un aspecto bastante degradante. Con tanta discusión, ni siquiera se había fijado.

Entonces fue cuando vio que la piel que se le estaba desprendiendo a él en el lado izquierdo de la cama, era de aspecto oscuro. Cuando empezó a divagar en el porqué, entró alguien en la enfermería dando un portazo.

- ¡Draco! ¿Cómo estás? No he podido venir antes – Pansy Parkinson aceleró el paso y se sentó en el borde de la cama, con aspecto muy preocupado - ¿se puede saber qué es lo que te ha hecho esa estúpida repelente?

Hermione se quedó con un palmo de narices ante semejante comentario en su propia cara. Aunque, viéndolo bien, ¿de qué se sorprendía?

Draco fue a correr la cortina cuando entraban Zabini, Crabe, Goyle y otro que apenas le había dado tiempo a ver a Hermione. Como la puerta estaba del lado del Slytherin, aunque hubiera querido, no habría visto nada más.

Empezaron a hablar en voz baja, a susurros, pero de cosas bastante triviales. Incluso le sorprendió que no protestaran a gritos sobre lo injusto que era que tuvieran que compartir el castillo con gente como ella. A diferencia de otras ocasiones, los Slytherin se mantuvieron tranquilos, al menos hasta que se fueron.

- ¿Sabes Granger? Ya no tenemos 11 años, y los de nuestra casa jugamos en ligas superiores- Pansy se apoyó en los barrotes de la cama de Hermione, sonriendo- Así que lo mejor será que dejes de jugar con fuego si no quieres quemarte.

- Pansy, que no se te olvide traerme lo que te he pedido- la voz de Draco sonó seria.

La chica alzó las cejas a la Gryffindor, soltó una risita y se perdió tras la cortina despidiéndose de Draco. En unos minutos se escuchó la puerta cerrarse, y volvió la calma a la sala.

Tan sólo un momento después volvió a entrar alguien. Hermione no divisaba quién estaba allí, pero al escuchar las voces y los improperios que dirigieron al rubio de al lado, sabía de quiénes se trataban.

- … ¿sabes Malfoy? Te queda de maravilla ese aspecto de serpiente descamada.

- La verdad Weasley, es que es demasiado sencillo insultarte, así que me guardaré mis comentarios para otro día- sonó cortante.

Ron y Harry aparecieron tras la cortina y se quedaron sorprendidos al ver el aspecto de Hermione. Tenía la piel descamada, y estaba repartiéndola por todo alrededor.

- Tampoco hace falta que me miréis así, que no me estoy muriendo – se rió cuando respiraron algo más tranquilos.

- Pues de todas las veces que hemos visitado la enfermería, sin duda ésta es la que da más impresión – Harry la miró mientras lo decía. Seguramente él sería el alumno que más veces había visitado la enfermería desde que entró en Hogwarts.

- ¿Nos vas a contar ya qué pasó?

- Sí, pero cuéntalo bien Granger- Hermione rodó los ojos ante el comentario que provenía del rubio.

- ¿No te ibas a callar un rato Malfoy?- Ron empezó a perder los estribos.

- ¿Y por qué no te vas tú con tu noviecita a daros el lote y acabáis sorbiéndoos el poco cerebro que tenéis?

Hermione miró para otro lado evitando reírse. La verdad es que había dicho justamente lo que ella pensaba, y le liberaba un poco que al menos alguien lo dijera en voz alta. Harry la miró comprensivamente, instándole a hablar.

- Bueno, Slughorn me colocó con Malfoy porque su poción estaba saliendo mal (francamente mal). La verdad es que no es fácil hacer un filtro para limpiar heridas, pero si se sigue el…

- Hermione, conocemos el proceso, o bueno, al menos tú lo conoces. ¿Qué pasó?

- Pues me puse a arreglarla y el muy inútil… - miró mal a Ron por detenerla mientras se escuchaba un ¡Eh! del Slytherin, del otro lado- … echó algo en la poción y ahora en vez de limpiarnos la piel, se nos está cayendo, ¿paradójico, eh? El caso es que si no se tiene cuidado, podemos tener una infección grave.

Harry y Ron se miraron, algo preocupados, y volvieron la vista a Hermione.

- ¿Podemos hacer algo por ti? – Hermione miró a Harry, analizando mentalmente la cantidad de cosas que tendrían que llevarle.

- Pues, si me trajerais los libros y lo que vayan mandando en clase, os lo agradecería muchísimo.

Los dos Gryffindor estuvieron más rato que los amigos de Draco, así que la Sra. Pomfrey acabó echándolos para la cena. La mujer les llevó tanto a Hermione como a Draco una bandeja con comida, no sin antes asegurarse que estaban bien.

- Creo que voy a teneros que vendar algunas partes, por lo menos las manos y brazos. Con el tiempo quizás más… - los dos se la quedaron mirando suplicantes- …lo siento, pero es que no quiero exponerme a que empeoréis. Avisaré a Dumbledore y al profesor Slughorn de vuestro estado. Cuando terminéis de comer, vendré a poneros las vendas. Que os aproveche, queridos.

La enfermera salió de allí, y el silencio volvió a inundar todo. Hermione se dispuso a acercarse la bandeja de comida, dándole vueltas a todo. ¿Una semana en la enfermería? Bueno, al menos se quitaría de encima a Cormack. Lo malo es que iba a perder tiempo, y dentro de poco serían los exámenes de primavera.

- Va a ser tremendamente divertido estar una semana a tu lado Granger – eso sacó a la morena de sus pensamientos.

- ¿Por qué? ¿También piensas amenazarme como lo hizo Parkinson?- el rubio estaba comiendo, y en ese momento pinchaba con el tenedor una patata, sonriendo para sí – Como si fuérais a decirme algo que no supiera.

- Créeme, siete días dan para mucho. Casi hasta me alegro de que me tiraras el caldero y tenga este aspecto.

Las últimas palabras las pronunció siseando y sonaron justamente como él quería, con sorna y a la vez de forma elegante.

Así es como debía actuar todo buen Slytherin, adelantándose a los hechos para llevar la ventaja, y manteniendo la compostura. Sobretodo, manteniendo la compostura.