Disclaimer: Los Juegos del Hambre pertenecen a Suzanne Collins.
Este fic participa en el Reto ''Estaciones'' del foro Días Oscuros.
Olor a casa
Las estaciones en el Distrito 7 eran todas distintas, a la vez que iguales siempre año a año. Adoraba la blanca nieve, los frutos jugosos y las hojas caídas... pero lo mejor eran las hojas olorosas de primavera.
El olor de pinos, el olor de casa. Eso hacía que Johanna no se quitará la vida, después de que el Capitolio la dejará sin nada. Después de que matarán a su madre, a su padre y a su hermano. Después de todo.
La primavera, dónde el Capitolio finalizaba la Gira de la Victoria. Dónde daba paz a todos los habitantes de los Distritos. Dónde les daba la libertad.
Johanna salía de su casa por la noche y se escapaba a los bosques. Paseaba por allí, acompañada de su hacha. Olía el aire, los bosques, todo. Y amaba eso.
—Creí que no te vería nunca, Mason —le dijo Hutchon.
Ella se giró hacia él. Derek Hutchon era un chico muy alto. Tenía el pelo corto, casi al rape, de color castaño. Una nariz no muy grande, pero tampoco era pequeña, algo chata. Los labios gruesos y cortados. Y una cicatriz en el brazo derecho.
—Te equivocaste Hutchon —dijo ella.
Pero era cierto el motivo con él que le dijo eso. Desde los últimos juegos, dónde ella había ganado, se había refugiado en su casa, saliendo a comprar y hacer de todo como antes. Después de la Gira de la Victoria, se había encerrado permanentemente en su antigua casa. Las cabañas del antiguo leñador Mason siempre habían sido un sitio pobre pero a ella le recordaba a casa.
—¿Qué es ser la ganadora de los Juegos? —le preguntó el chico. Y empezaron a caminar.
Todas las noches Johanna Mason dejaba de ser la vencedora inhóspita del Distrito 7 y se convertía en la nueva chica dulce en la compañía de Hutchon. Y cada noche se encontraban, año a año, hasta llegar la víspera de la cosecha de los 75 Juegos del Hambre.
—No puedes marcharte Mason —le dijo el chico. Se hallaban en el bosque de nuevo y Joahnna estaba sentada en las raíces de un árbol y Derek la miraba desde encima. Sus ojos reflejaban aquello que Johanna había visto tantas veces: dolor y tristeza.
—Debo hacerlo Derek —le dijo ella levantándose y quedando cara a cara con el chico. —Para poner fin a la tiranía de Snow, es vital que vaya.
—Pero puede ir otro —dijo cogiéndola de la cintura, ella negó con la cabeza intentando no mirarlo. —Si Johanna. Podemos escapar, podemos llegar a un lugar seguro.
—Soy la única mujer Derek —le respondió. —Ya he sido elegida.
Y entonces se besaron, como nunca antes habían hecho. Un beso en extremo, dulce a pesar de todo. Un beso como que el que compartieron en esa primavera.
Y es que en Derek y en el beso de primavera fue en lo único que pensó Johanna al ser electrocutada en las celdas del Capitolio después de esos Juegos. Es en lo que soñaba cada noche.
Después de las pruebas para ir al Capitolio, en el hospital, Katniss la fue a ver.
—¿Qué es eso? —preguntó con voz ronca.
—Lo he hecho para ti. Para que lo pongas en un cajón —se lo puso en las manos. —Huélelo.
Levantó el paquete hasta la nariz y hizo una aspiración vacilante.
—Hace olor a casa —los ojos se le inundaron de lágrimas.
Porqué Katniss le había llevado un trozo de los recuerdos de las primaveras que pasó con Derek, y eso fue lo que siempre le gustó más.
La primavera.
Fin
Espero que les guste. También quiero dar las gracias a Nochedeinvierno13 por betearme el fic.
¡Y qué la suerte os acompañe a todos!
Athena-Black13
PD: La parte en negrita es un trozo de Sinsajo, desde la vista de Johanna.
