Kate estaba perdiendo la paciencia. Odiaba no resolver un caso y en este no solo parecían estar muy lejos de resolverlo sino que en vez de avanzar, retrocedían. Todavía no sabían quien era la víctima, no tenían ningún sospechoso ni pistas. Y el arma no había conducido a nada, solo a hacerles perder el tiempo, lo cual seguramente era parte del plan del asesino. No habló durante casi todo el trayecto a la comisaría.

Castle la conocía bien y sabía lo que podía estar pasando por su cabeza. También sabía que romperse la cabeza pensando sin tener elementos era agobiante y solo empeoraría las cosas. Miró la hora y consideró que lo mejor sería distraerla un poco para que luego pudieran rendir mejor el resto del día. Mientras esperaban en el tráfico, Castle carraspeó.

- Kate, vamos a comer algo, ya es más del mediodía.

- Podemos comprar algo por el camino. – le contestó un poco ofuscada.

- No es eso, necesitas distraerte un poco.

- Distraerme es lo que menos quiero en estos momentos.

- No dije que quieras, dije que necesitas. Tienes que despejarte un poco para ver con más claridad las cosas. Si seguimos así, no vamos a llegar a nada.

Kate se quedó callada y se concentró en conducir. Castle pensó que no le haría caso pero cuando se dio cuenta, estaban llegando a Remi's.

- No nos quedaremos mucho. – le dijo tajante.

- Está bien. Siempre y cuando prometas no hablar del caso. – le pidió. Kate rezongó pero finalmente aceptó.

Salieron del auto y una vez adentro del local, se sentaron en un lugar apartado.

- Si no quieres que hable del caso, ¿de qué quieres hablar? – Castle estaba por hablar pero fueron interrumpidos por la camarera, que les tomó el pedido y luego se retiró.

- No se… Podríamos hablar de lo hermosa que eres y de cómo te extraño. - le dijo con una leve sonrisa.

- Vamos Castle, hablo en serio. – lo regañó ruborizándose.

- Yo también. – la tomó de la mano y se la acercó para darle un beso. - ¿Tienes algo pensado para la noche?

- En realidad, ni lo había pensado.

- Me alegro. Me gustaría llevarte a comer… y podríamos ir a bailar, ¿quieres?

- Lo de comer afuera… preferiría comer en casa si no te molesta. Pero acepto lo de ir a bailar, hace mucho que no salgo.

- Grandioso porque desde que te vi bailar hace más de un año, cuando fuimos a ese club, me muero por repetirlo. – le miró con una gran sonrisa.

- ¿Eso? No creo que fuera para tanto… aunque sí recuerdo que mirabas algo que no debías. – le reprochó.

- Oh, créeme que lo fue… y si, estaba mirando. ¿Realmente no pensabas qué me provocaría que te movieras así? – le preguntó. Ella se mordió el labio conteniendo una sonrisa traviesa.

- La tentación era muy fuerte, no lo pude evitar. Sólo estaba jugando contigo.

- Y lo hiciste muy bien, debo decir. Con ese cuerpo, tienes que medirte. Creo que no tienes idea de lo que provocas en los hombres. – le advirtió. Ella lo miró sorprendida. Pensaba que por haber sido un mujeriego, estaría acostumbrado a esas cosas. Pero en vez de eso, reconocía que hasta sus gestos más sutiles eran capaces de despertar su imaginación. – Con respecto a la cena… - continuó sacándola de sus pensamientos. – …acepto que sea en tu casa pero yo me encargaré de todo.

- Mucho mejor para mi entonces.

- Voy a necesitar que me prestes tus llaves. – le avisó extendiendo su mano. Kate le miró la mano pensativa.

- Eso no será necesario. – le dijo finalmente. Castle iba a preguntar por qué pero justo llegó la comida y Kate siguió con otro tema. - ¿Ya tienes pensado donde me llevarás a bailar?

- Si, pero es una sorpresa. – dijo empezando a comer.

- Por lo menos dime como tengo que vestirme. – Castle lo meditó.

- Puedes ir con algo parecido a aquella vez, con eso será más que suficiente.

- ¿Seguro que no quieres decirme?

- Seguro, ahora come. – Kate rezongó por lo bajo y luego se dedicó a comer.

Cuando terminaron, Kate lo dejó en la comisaría y se excusó diciendo que se había acordado de que tenía que terminar un trámite. Él la quiso acompañar pero ella prefirió que se quedara ahí a ayudar.

Mientras esperaba, se puso a hojear unos registros bancarios en busca de algo que hubieran haber podido pasar por alto. Después de un rato decidió que necesitaba desesperadamente un café así que se levantó y se dirigió a la sala de descanso.

La comisaría estaba muy tranquila, casi desierta a excepción de algún que otro agente concentrado en llenar algún reporte.

En ese momento llegó Kate, que lo buscaba con la vista a la vez que miraba si alguien los estaba observando. Entró en la sala de descanso, le agarró la mano y le dio un juego de llaves. Se acercó a su oído. – Puedes quedártelas, no las pierdas. – le susurró. Luego le dio un beso rápido en la mejilla, dio media vuelta y se dirigió a su escritorio.

Castle no tuvo ni tiempo de reaccionar. Cuando se dio cuenta del significado de sus palabras, sonrió y rápidamente se guardó las llaves en el bolsillo… sus llaves, del apartamento de ella.

Terminó el café que había estado haciendo y preparó otro para ella. Después de pasarle el café se sentó a su lado para seguir con los informes.

Esposito y Ryan habían vuelto al barrio para ver si encontraban a alguien que no hubiese estado la primera vez y chequearon todos los accesos que se pudiera tener al edificio, incluyendo los más inverosímiles.

A eso de las 5 de la tarde, Castle se levantó con la idea de irse. Pero antes, se acercó un poco a ella, sin llamar la atención, y le habló despacio. – Me voy, tengo algunas cosas que hacer, ¿quieres que te prepare otro café antes de irme?

- Me vendría muy bien. Esto de estar sentada todo el día leyendo es peor que correr una maratón. – Castle fue a preparárselo y se lo dejó en el escritorio. Esposito y Ryan ya habían vuelto, un poco frustrados, aunque habían traído algunos datos para chequear. Castle tenía que decirle algo más a Kate pero no quería llamar la atención de ese par, que estaba muy atento. Agarró un papel y escribió:

Detective, nos vemos a las 8.

Cuando llegues toca el timbre, no entres.

Es una sorpresa.

I L Y

RC.

Le pasó el papel. - ¿Me podrías hacer el favor de averiguarme esto? – le dijo aparentando normalidad. Kate tomó el papel intrigada y lo leyó. Se mordió el labio.

- De acuerdo… pero recuerda que es un ida y vuelta. – le dijo en clave, refiriéndose a que ella también lo amaba.

- Te lo agradezco. – y dirigiéndose a todos. – Tengo cosas que hacer así que me retiro. Nos vemos mañana. – Saludó con la mano y fue camino al ascensor.

Se dirigió primero a su casa para buscar algunas cosas que necesitaría, después pasó a comprar las cosas para la cena y por último se dirigió a lo de Kate.

Cuando sacó las llaves se dio cuenta de que tenía un llavero en forma de placa de policía en miniatura. Inspeccionándola mejor notó que se abría y dentro tenía una foto. Nada más ni nada menos que una foto de ella, en primer plano, donde se le veían esos hermosos ojos que tanto le encantaban.

Kate estuvo un rato más revisando los informes y cuando terminó, sin encontrar nada, decidió ayudar a los muchachos con los datos que necesitaban. De esa forma, si no conseguían nada, por lo menos podrían irse todos más temprano. Y de todas maneras, tenía que hacer tiempo hasta las 8.

Castle entró al departamento de Kate y vio que le faltaba un poco de orden. Supuso que era por la pesadilla que había tenido la noche anterior. Dejó las cosas en la cocina y subió la ropa y el bolso a la habitación. Después decidió que lo mejor sería primero ordenar y preparar el lugar, luego cocinar y mientras todo se cocinaba, se ducharía. Se puso manos a la obra.

Cuando finalmente salió de la ducha, no se vistió, por dos razones. Primero que no quería que la ropa se le ensuciara y segundo porque no quería que ella lo viera ya preparado cuando llegara. Divisó su pijama, el cual se encontraba en el medio de la cama, arrugado junto con las sábanas. 'Durmió abrazada al pijama', pensó y eso le sacó una sonrisa. Se puso únicamente el pantalón. Antes de bajar a ultimar detalles de la decoración y la comida, armó la cama.

El equipo había terminado de chequear la información que tenían a eso de las 7:30 PM. Desgraciadamente, una vez más no habían llegado a nada. Acordaron que era suficiente por ese día. Cuando se estaban retirando, Kate recordó que si salían a la noche le costaría levantarse temprano, necesitaba una excusa para llegar tarde así que simuló que estaba un poco descompuesta. Espo y Ryan la vieron tan adolorida que se preocuparon pero ella dijo que lo único que necesitaba sería estar en su casa tranquila y una buena noche de sueño. Los muchachos le dijeron que no se preocupara, que si al otro día se seguía sintiendo mal, que ellos se ocuparían de la investigación. Misión cumplida.

El tránsito estaba fatal así que llegó a su apartamento a eso de las 8:20. Castle le había pedido que toque la puerta pero ella se moría por ver lo que había hecho dentro. Abrió la puerta lo más despacio que pudo y cuando pensó que lo lograría, algo trabó la puerta y luego empezó a cerrarla. Enseguida, él se asomó.

- Te pedí que tocaras la puerta. – le recordó. – No puedes ver, es una sorpresa.

- Vamos, Castle. Quiero subir a alistarme. Déjame pasar.

- No. Tendrás que entrar con los ojos cerrados.

- Ni se te ocurra pensar que subiré las escaleras con los ojos cerrados. – le dijo ella. Castle lo pensó.

- Entonces, yo te cargaré hasta arriba. – miró el pasillo para ver si había gente y salió. Kate no pudo evitar echarle una mirada. Estaba terriblemente sexy medio despeinado, con el torso desnudo y descalzo. Aparte, ese pantalón le quedaba muy bien.

- ¿Vas a quedarte toda la noche con esa ropa? – se le acercó y lo abrazó fuertemente. – Por mi, encantada. – Él le sonrió y le dio un beso.

- No quería que me vieras todavía. Bueno, veamos como hago para cargarte escaleras arriba. – Pensó un poco y después quiso agarrarla de la cintura para cargársela al hombro pero Kate retrocedió.

- Ni se te ocurra, piensa en otra. – le advirtió.

- De acuerdo… súbete a mi espalda. – le dijo dándose vuelta. Ella se imaginó la situación y se le ocurrió una forma más segura y por qué no, más divertida.

- No está mal pero es el ángulo incorrecto. Será más seguro por delante. De esa forma, si pierdes el equilibrio nos caeremos hacia adelante.

- Ese ángulo me gusta mucho más. – le dijo levantándole una ceja.

Se pusieron uno frente al otro y Kate levantó una pierna para que él la sostuviera. Sin embargo, no sabían muy bien como seguir.

- Es complicado hacer esto en el aire.

- De acuerdo, probemos algo. – le dijo él. Miró a ambos lados del pasillo cuidando que no hubiera nadie mirando. La acorraló contra la pared y la besó apasionadamente. Mientras, bajó un poco el cuerpo y la agarró de los glúteos para levantarla. Instintivamente, Kate levantó ambas piernas y le rodeó la cintura. Entonces, él dejó de besarla y le dijo con una sonrisa de satisfacción. – Funcionó.

Kate rápidamente se bajó indignada por ser tan predecible ante sus caricias y su tacto.

- Vamos Kate, no te enojes. No es algo malo que nuestros cuerpos reaccionen ante el otro. Es como cuando te muerdes el labio.

- ¿Que pasa cuando me muerdo el labio? – le dijo extrañada.

- Lo haces cuando te reprimes. Por ejemplo… hoy lo hiciste cuando leíste la nota que te dejé. Eso me hizo ver que te gustó lo que puse y que te morías de ganas de besarme, ¿me equivoco?

Kate lo pensó y se dio cuenta de que estaba en lo cierto y se odió por eso. Le daba vergüenza ver como la leía y se daba cuenta de todas sus reacciones. Golpeó suavemente su cabeza contra su pecho y lo abrazó.

- Odio admitirlo pero… es cierto. – le dijo casi en un susurro. – Yo no noto ese tipo de cosas contigo, por lo menos no tan claramente.

- Es que yo soy más directo y si quiero algo, te lo digo o simplemente lo hago sin consultarte. – le dijo para molestarla. Kate levantó la vista para regañarlo por decir que hacía lo que quería. – O te preparo café. – continuó. Ella relajó la cara y asintió… esa seña la conocía bien. – Bueno, ¿vamos de nuevo? No pienses en nada, sólo concéntrate en mí. Kate asintió.

Castle volvió a mirar a los lados y la acorraló contra la pared. La besó de nuevo con intensidad y vio que ella se dejaba llevar. Entonces volvió a bajar un poco el cuerpo y la agarró nuevamente para levantarla. Otra vez y sin darse cuenta, ella levantó las piernas para abrazarse a él. Esta vez, el beso duró un poco más. Ambos se estaban dejando llevar. Castle reaccionó y dejó de besarla, un poco agitado. Miró y vio que habían logrado la posición de nuevo.

- Infalible. – le dijo con una sonrisa. Kate se mordió el labio. – Ahí esta de nuevo, por mi no te reprimas. – Kate le sonrió. Se abrazó fuerte a su cuello y se acercó a su oído.

- Ya quisieras. Entremos antes de que alguien nos vea. Aparte, tengo hambre.

- De acuerdo. Una última cosa… ¿puedes sostenerte sola? Necesito mis manos. – le pidió. Kate se aferró con brazos y piernas mientras él sacaba un antifaz para dormir. – Para asegurarme de que no veas nada. – Se lo puso. – Bien, aquí vamos.

Entraron y llegaron al pie de la escalera sin problemas. Antes de subir Castle se acomodó y la agarró un poco mejor. Mientras subía Kate empezó a jugar con su cuello, le lamía y mordía la oreja, detrás de ella, el cuello. Cuando estaban por la mitad Castle estaba muy agitado.

- Ahora veo por qué estabas preocupada de que pierda el equilibrio. – le dijo. Kate sonrió sin apartarse de su piel y lo mordió suavemente en el cuello. - Kate, si no quieres que nos caigamos, deja de hacer eso. – le dijo.

- ¿No te gusta? – le susurró con voz sensual.

- El problema es que me gusta demasiado y vamos a terminar por matarnos. Por lo menos aguanta a que llegue arriba.

- No veo que tendría eso de divertido. – se burló.

- Ja-ja-ja, muy graciosa. – se quejó. Respiró hondo y siguió subiendo.

Una vez en la habitación, se tumbó sobre la cama apoyándola delicadamente sobre ella. La posición en la que estaban era muy sugestiva y Kate quiso torturarlo un poco más así que empezó a besarlo de nuevo. Castle le siguió un poco la corriente pero notó que estaba empezando a excitarse demasiado, más sabiendo que ella tenía los ojos vendados. Era jugar con fuego.

- Será mejor que te prepares. Tengo que ver la comida. – le dijo separándose de ella. Kate se sacó el antifaz y se irguió apoyándose sobre los codos.

- ¿No eras tú la comida? – le preguntó con una sonrisa.

- Yo puedo ser el postre si quieres. – tomó su bolso y un traje que estaba colgado y enfundado. Se dirigió a la puerta y antes de cerrar se dio vuelta. – Cuando estés lista mándame un mensaje o una señal para saber que estás por salir así me acomodo. – y sin más, cerró la puerta. Kate se dejó caer en la cama suspirando y tratando de calmarse.

Castle bajó, miró la comida y luego fue hasta la oficina para cambiarse.

Kate eligió su ropa detenidamente y se fue a preparar. Lo hizo lo más rápido que pudo porque la curiosidad y la ansiedad la estaban matando. Cuando estuvo lista, le mandó un mensaje al celular como le pidió. Castle revisó que todo estuviera listo y le avisó que podía bajar.