¡Buenas, buenaaaaaaas!

Mi hermosa gente amante del SasuHina, ¡he vuelto!

Así es, ya lo había dicho, pero lo reitero: ¡he vuelto, joder!

¡Ah! Qué bien se siente escribir kilos y kilos de letras; y lo mejor, de la OTP (Ainss ). El SasuHina month ha llegado por fin, y yo voy a contribuir en el lado de los fanfics; a pesar de que he tenido toda la intención de hacerlo con fanarts, prefiero esperar al próximo año, cuando ya tenga conmigo mi tableta X3 Pero, bueno, mientras aporte algo, no importa mucho en qué campo lo haga XD

Realmente quise empezar desde el primer día, juro que lo ansiaba; sin embargo, no tenía Internet en el móvil, mi madre no quería ponerme una recarga y tuve que valerme del Wi-Fi de mi tía sólo por unos momentos. Pero, a pesar de las dificultades que tenga para actualizar, sí que voy a hacer cada tema XD

Antes de comenzar, quiero dejar en claro varias cosas: primero, que en algunos de los Prompts tendrán a Sasuke y a Hinata con la personalidad del RTN. ¿Por qué? Bueno, simplemente quise dejar el drama un tantito de lado, y con Charasuke yo sólo puedo imaginar comedia por doquier. Sin embargo, os aseguro que en los tres primeros temas estará nuestro Sasuke emo sufriendo de mis delirios "cómicos" XD Segundo, puede que uno que otro tema sea la continuación de un capítulo anterior; así que no se sorprendan de que le dé un poco más de enfoque a otro tema. Y, por último, no me pidan Lemon, sucias; yo ya lo he puesto, pero no os diré en qué capítulo está. Así que tendréis que esperar a que llegue XDD

¡En fin!

Éste es el primer tema del día; todo lo que tenga que decir, lo diré al final. Así que, mejor disfrutar de este capítulo.

¡Abur!


Disclaimer: Naruto no me pertenece, sino a don Masashi Kishimoto. De ser mía la serie, Sakura sería un mito en la historia; hace muchísimo que la habría eliminado de la trama XD Ah, y Sasuke sería el honorable culpable de dicho suceso 😎


💕[SasuHina month 2016]

#Prompt 1: Princess and Knight


Advertencias: Este capítulo está ubicado en un Alternative Universe. Contendrá, además algo de lenguaje soez; fantasía. ¿Comedia? Un tanto de OoC.

Habrá insinuaciones al juego The Legend of Zelda: Spirits Tracks.


Parejas involucradas en el capítulo: SasuHina; mención de NaruIno.


Si no estás de acuerdo con lo que se va a ver aquí, según tengo entendido, hay un botón que dice «Atrás». Púlsalo y nos evitamos malos ratos.


Summary: Estaba al tanto que Hinata, ahí, no era su esposa. Él era un simple caballero, y ella la hermosa princesa del reino; sin embargo, eso no le molestó en absoluto; al contrario, hasta le dio cierta diversión pensar en cómo tratar a su mujer con tanto respeto.


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Princess and Knight


Recuérdame que jamás volveremos a salir con los idiotas de Naruto e Ino.

Uchiha Sasuke entró al pequeño, pero cómodo departamento que había arrendado una vez que su largo viaje de redención hubiese parado por tiempo indefinido, dando grandes zancadas; tiró el juego de llaves con el que abrió la puerta en un pequeño recipiente de cristal que estaba encima de una especie de armario. Se quitó la enorme capa que traía encima y la dejó tirada, sin amainar su rabia, sobre el sofá de la sala; luego, se dejó caer sobre uno de los sillones y cerró los ojos, mientras fruncía aún más el ceño.

La otra persona que le acompañaba, entró con calma al lugar, sonriendo levemente en respuesta al comportamiento del azabache; tratando de ahogar la pequeña risa que quería escapar de sus labios, cerró la puerta con delicadeza y se cambió los zapatos ninja por unas confortables pantuflas. Se dirigió hacia donde estaba el Uchiha, a pasos lentos, y cuando estuvo frente a él, habló por fin, sin dejar lado su buen humor.

—Fue divertido.

Sasuke miró a la pequeña mujer que entró en su rango de visión como si hubiera perdido todo uso de razón; como si hubiera cambiado de cerebro con el idiota de Uzumaki Naruto, y ahora sólo podía decir estupideces. ¡No podía estar hablando en serio!

—Me estás jodiendo, ¿verdad? —Ella negó, sentándose como si nada a un lado del hombre, apoyándose en el amplio respaldo del mueble—. Hinata, me estás jodiendo, ¿verdad? —repitió, alzando más la voz.

La chica de perlada mirada frunció un poco el ceño, extrañada por su interrogante—. No, Sasuke-kun, yo... realmente me divertí con la película.

—Fue una completa mierda. —Contraatacó.

—Fue muy tierna.

Una mierda. —reiteró Sasuke, enfatizando cada sílaba.

—Y también muy romántica.

El Uchiha bufó ante la contraria que estaba llevándole su propia esposa. ¡El mundo estaba conspirando contra él! ¿Era ése el karma por ser tan hijo de puta en el pasado? Como sea, esa sería la última vez que aceptaría intentar ser menos huraño y más «sociable»; por culpa de un par de ojitos tristes de tonos liláceos, pasar la tarde en el cine en compañía de Naruto y su esposa había sido una de las peores ideas que Hinata hubiera tenido.

Para comenzar, Naruto había permitido dejar a petición de las esposas de ambos la elección de la película; conociendo bien al Uchiha, se imaginaba que a él le valía un soberano pepino la función que fuesen a escoger; es más, a leguas se notaba que no estaría ahí de no ser por su mujer. Sin embargo, al final había sido Ino quien terminase escogiendo y, claro, como Hinata no podía negar nada a nadie, había estado totalmente de acuerdo con la rubia en ver una estúpida película que trataba de debiluchas princesas y caballeros arrogantes.

No se podía negar que las escenas de acción hicieron menos insoportable la pésima elección, pero, la mayor parte de ésta eran cursis declaraciones de amor, besos más castos que un abrazo, y una que otra escena llena de lágrimas de cocodrilo —ah, y sin mencionar el excesivo uso de efectos especiales. No obstante, no era la proyección en sí lo que había jodido su tarde; la realidad era que Naruto, de pronto, se había puesto a cachondear con su esposa y, pese a que ésta le reñía por su comportamiento, no tardó en unirse al juego del Uzumaki.

¡Tan incómodo... Y asqueroso!

La única persona que estuvo al cien por ciento atenta a la película había sido su pequeña esposa; supo en ese momento que, también, fue buena idea dejarla en el otro extremo de los asientos, quedándose él a la par del matrimonio Uzumaki; así, ella no tendría que soportar escuchar las risas bobas y gemidos mal contenidos de sus amigos.

—Si hubieras puesto más atención a la película, te habrías dado cuenta de que estaba basada en una hermosa historia. —La suave voz de la mujer le sacó de sus horribles recuerdos; cosa que agradeció, mentalmente. Mas, al recapitular el significado de sus palabras, volvió a fruncir el entrecejo.

—Tonterías —exclamó, arrugando la nariz, como si algo apestara en esa habitación—. Eso era una completa mie-...

—Está bien, ya entendí —Ella le interrumpió, sonriéndole con calidez antes de darle un leve beso en la mejilla—. Vamos a dormir, ¿sí, Sasuke-kun?

El aludido asintió, totalmente complacido con esa idea. Había sido un día realmente agotador y traumante, sólo quería tirarse a la cama, dormir sobre los grandes y suaves pechos de su mujer y, tal vez, «jugar» un poco con ella; después de todo, tampoco es que estuviera tan rendido.


«Ésta es la historia que se plasmó en una época lejana.

Comenzó hace muchísimo tiempo, cuando, por aquél entonces, los dioses velaban por la paz de su pueblo; cerciorándose que nada les faltase. Sin embargo, aquélla agradable paz se vio terrible y abruptamente perturbada cuando aquel ser maligno cubrió de oscuridad las tierras de los dioses.

Éstos, furiosos, le hicieron frente, comenzando así la lucha contra el bien y el mal. Usaron casi todo su poder, quedando muy débiles; pero, a pesar de ello, lograron sepultar con plácido éxito al mal, levantando luego una torre sobre sus restos. Unas largas cadenas se extendieron por todo el reino, dando así mayor seguridad de que el endemoniado ser no escaparía.

Los dioses regresaron al cielo y, entonces, el pueblo heredó el magnífico reino; seguros de que ya nada haría daño a su felicidad».


Una sonrisa zorruna se posó sobre sus labios, una vez que terminó de relatar, con mucho ánimo, aquellas palabras. Cuando volteó a ver a la persona que le acompañaba en la pequeña habitación, sonrió aún más y volvió a hablar.

—¿Y? ¿Qué te parece? —Su blanca dentadura se hizo presente, alzando un puño a la altura de su cara, mientras la otra se afianzaba a su cintura—. Creo que la llamaré: ¡La eterna lucha entre el bien y el mal: la mejor obra jamás escrita por Uzumaki Naruto 'ttebayo!

La otra persona contestó, sin pensárselo dos veces, en un acto reflejo—. Es estúpido.

Aquellas palabras desataron la furia del rubio frente a él, haciéndole poner los ojos en blanco cuando se le acercó a grandes zancadas.

—¡Eh, Sasuke bastardo! —gritó, frunciendo el entrecejo—. Te he permitido disfrutar gratis mi futura y más grande obra maestra, ¡¿y te atreves a insultarla?! ¿Podrías dejar de ser tan imbécil por unos minutos, y disfrutar de mi magnífica creación? —masculló, cogiendo al azabache del cuello de su camisa. Sin embargo, sólo hubo un profundo silencio como respuesta, a esa interrogante—. Oye, Sasuke, ¿me estás escuchando?

Uchiha le miró aburrido y, cuando por fin entreabrió la boca para decir algo, sólo sonrió burlón.

—Vale, he captado la indirecta. —Naruto murmuró, molesto; siempre era lo mismo con su amigo. Hasta hoy en día, seguía preguntándose por qué era su mejor amigo; si ambos eran tan distintos y siempre acababan peleando, ya fuera una simple discusión o con golpes incluidos, ¿por qué luego se sonreían como si nada?

El sonido de la puerta abriéndose de manera súbita, llamó la atención del rubio, sacándole de sus obtusos pensamientos; caso contrario al otro, quien sólo se soltó del agarre del rubio como si nada, mirando con una ceja alzada al individuo que venía entrando con una amplia sonrisa al lugar que, para su sorpresa, no conocía de nada.

—Oh, Suigetsu —exclamó Naruto, acercándose al susodicho—. ¡Cuánto tiempo 'ttebayo!

¡Hey! —La violeta vista del recién llegado se posó en el Uchiha, haciéndole alzar una ceja, incrédulo—. No jodas, ¿todavía sigues aquí, Sasuke? Y, encima escuchando las boberías de Naruto —Se burló, provocando que el aludido pegase un fuerte «¡Eh!» en protesta; sin embargo, ambos le ignoraron. El hombre que respondía al nombre de Suigetsu, continuó hablando—. Vamos, hombre, ¡que hoy se celebra tu nombramiento!

—Ah... —respondió Sasuke, entrecerrando la mirada, sin comprender a qué se refería Suigetsu. ¿De qué estaba hablando? Y, a todo esto, ¿por qué vestía tan raro? No obstante, eso no era lo único que estaba raro; ya se había dado cuenta cuando echó una rápida ojeada a su alrededor, en el momento que el de cabellos blancos entro a ése lugar. El azabache pudo notar muchísimas cosas que lo desconcertaron en gran medida.

Para empezar, el lugar tenía sólo una cama en una esquina, un fregadero en la otra, y una mesa en el centro. Tan pequeño era el espacio, que se sorprendió que Naruto viviese ahí; después de todo, su situación económica había mejorado mucho con las múltiples misiones que hacía—eso sin contar con el hecho de que era el héroe de la aldea—, no había razón para vivir así. Luego de dar una última ojeada a su entorno, se fijó en el vestuario del Uzumaki: éste llevaba una camiseta blanca, unos pantalones bombachos de color azul y, en la cabeza, un pañuelo color rojo cubría su rubio cabello. Entonces, se fijó que el Hōzuki traía un atuendo parecido, con la única diferencia de que el color de la camiseta era verde.

Extrañado por ello, quiso exteriorizar su duda respecto a tan ridículos trajes, y el porqué de ese pequeño espacio; sin embargo, y sin querer, se dio un rápido vistazo en su atuendo. Contrario a aquellos dos, él llevaba una polera y unos pantalones de color negro, no traía un pañuelo como aquellos dos, y sus zapatos no eran las típicas sandalias ninjas, sino que éstos estaban completamente cerrados; incómodos, a su parecer, por el simple hecho de no tener los dedos al aire libre. ¡Ah! Y sin mencionar que de pronto le había vuelto a crecer el puñetero brazo izquierdo; como si nunca lo hubiera perdido en aquella lucha contra Naruto, en el Valle del Fin. Hizo una mueca ante su propia imagen y frunció el ceño; no saber qué estaba pasando le cabreaba a niveles inimaginables.

—No me digas, Teme, ¿lo habías olvidado? —La voz de Naruto le hizo salir de sus pensares respecto a su pésimo vestuario; le miró por el rabillo del ojo, alzando una ceja. «Al menos, él sigue siendo el mismo», pensó, al escuchar llamarle de aquella manera—. ¡Es un acontecimiento muy importante 'ttebayo!

—En realidad, no sé de qué demonios hablas.

—¡Venga ya! Deja de hacerte el interesante, Sasuke —dijo el de cabellos blancos, sonriendo ampliamente—. Hoy te nombran como uno de los caballeros de la princesa, de manera oficial. ¡Debes llegar cuanto antes al castillo! —Y, acercándose a él, expresó en un tono más confidencial, susurrándole en el oído—. No puedes hacer esperar más a la muñeca de porcelana.

—Vete adelantando, Suigetsu —Naruto interrumpió, acercándose a ambos y colocando una mano sobre el hombro del recién nombrado—. Yo hablaré un momento con este cabrón.

Suigetsu hizo una mueca, disconforme, pero aceptó de todas formas—. No queda mucho tiempo, así que date prisa. —Sin decir más, se dirigió hacia la puerta del lugar, saliendo sin mirar atrás.

—Venga, Sasuke —El Uzumaki rodeó los hombros del Uchiha, quien le veía con los ojos entrecerrados—. Hoy te reunirás con la princesa para que seas nombrado caballero oficial del reino —explicó, mirando hacia el frente, poniendo mucho sentimiento en sus vocablos; ésa imagen le dio un ligero escalofrío porque le recordaba a los momentos motivacionales de Rock Lee—, puede que éste sea el día más importante de tu vida, así que no la cagues.

—¿De qué hablas, Naruto? ¡Oye...! —Sasuke intentó deshacerse del fuerte agarre de su compañero; sin embargo, éste no se daba por enterado, ya que siguió hablándole, ignorando las protestas del otro.

—Por fin dejarás de ser un simple aprendiz, para convertirte en un auténtico guardia —Entonces, de pronto, Naruto había empezado a llorar de manera exagerada, haciendo que el de mirada oscura le viera como si, por fin, la única neurona que tenía en su hueca cabeza, hubiera explotado—. No sabes... no sabes, lo orgulloso que estoy de ti —En un repentino arranque de sentimentalismos, el rubio abrazó con fuerza al otro—. ¡Sasukeeeeeeee!

—¡Tú...! ¡Suéltame, usuratonkachi!

—¡Vamos, imbécil! —Le soltó, acatando al forcejeo del azabache, para luego empujarle hacia la salida de ese lugar—. ¡Mueve rápido ese estreñido culo que tienes! ¡El castillo te espera!

Cuando Sasuke estuvo en el exterior de esa diminuta casa, quiso reclamarle a Naruto por su estúpido comportamiento; sin embargo, al momento de dar media vuelta, sintió la puerta cerrarse de golpe, en sus narices. Gruñó por lo bajo, preguntándose por qué el idiota de Naruto estaba más idiota de lo usual; incluso Suigetsu, que a pesar de ser otro idiota, se había comportado muy raro. ¿Qué coño era eso de que iba tarde para su nombramiento como caballero? ¿Qué demonios era eso? Y, además, ¿quién jodidos era la dichosa princesa que le daría «tal honor»? Pero, todavía más importante aún: ¡¿dónde mierda estaba su esposa?! Mientras iba en búsqueda de Suigetsu, el Uchiha no pudo evitar preguntarse si estaba soñando o, en el peor de los casos, si estaba en un Genjutsu; no obstante, de ser éste último, él ya se habría dado cuenta. Seguramente era un estúpido sueño y, debido al cansancio que le dejó la salida al cine el día anterior, su cuerpo se negaba a reaccionar.

Siguió su camino, resoplando por la nariz, molesto; después de todo, no tenía podía hacer más que esperar a que despertara, o que la dulce voz de Hinata diciéndole que el desayuno ya estaba listo, hiciera acto de presencia. Paró sus pasos de pronto, pues, no pudo evitar preguntarse si la chica de mirada perlada también estaría en su sueño; de ser así, ¿dónde estaría? Ni él mismo sabía dónde coños estaba.

Mientras iba sumamente inmerso en sus cavilaciones, no pudo darse cuenta que una voz le llamaba, de manera acaramelada; cuando se dio cuenta de ésta y se puso a tratar de identificarla, frunció el entrecejo. ¿Cuánto tiempo había pasado que no escuchar a aquélla persona hablarle así? No, más bien la pregunta era: ¿por qué se sorprendía?

—¡Sasuke-kun, hola! —Haruno Sakura le saludó, con su voz chillona, mirándole con los mismos ojos coquetos que le dedicaba cuando eran críos. No obstante, una mueca de fingida decepción se dibujó en sus facciones, de manera repentina—. ¿Podrías ayudarme, Sasuke-kun?

El aludido alzó una ceja, mientras la chica de cabellos rosas le indicaba, con el dedo índice de su mano derecha, que se acercase; suspiró con pesadez, y decidió hacerla caso. Después de todo, no es que tuviera nada más que hacer. ¡Al carajo su supuesto nombramiento! Él no tenía vela en ese entierro. Además, pese a que su relación con Sakura no había mejorado ni un poco después de haberla dejado en claro que nunca podría corresponder a sus extraños sentimientos por él, Sasuke no podía dejar de sentirse en una fuerte deuda con ella; y es que, varios intentos de asesinato y múltiples rechazos no eran cosas que se olvidaran a la ligera, ¿verdad?

—Estas rocas, que extrañamente aparecieron de la nada, no me dejan entrar a mi casa —Ella le sacó de su letargo, mientras le señalaba con una mano las susodichas rocas; éstas, se encontraban frente a una choza muy parecida a la de Naruto, impidiendo el paso al interior. El Uchiha frunció el ceño, preguntándole con la mirada qué quería; la Haruno siguió hablando—. Yo... soy muy débil para poder moverlas, así que pensé que tú, siendo ahora un caballero, tal vez podrías hacerme el favor de quitarlas.

La oscura ceja del hombre se alzó, patidifuso ante las palabras de Sakura. Es decir, ella, la discípula de la poderosa Senju Tsunade... ¡¿débil?! La fuerza de esa mujer de extravagante cabello era la de una bestia, ¿y se creía tan inútil como para mover unas piedras que, fácilmente, quitaría del camino de una patada? Ésa fue la señal perfecta que le indicó que, efectivamente, estaba dentro de un puto sueño.

Entonces, Yamanaka Ino hizo acto de presencia, aplaudiendo con diversión al escuchar, también, los falsos vocablos de su mejor amiga.

—¡Buena esa, frontuda! Pero, ya deja de hacerte la sufrida, ¿quieres? Con tu monstruosa fuerza, quitas esas piedras de una sola patada.

«Ya decía yo», Sasuke pensó, cruzándose de brazos, en un acto inconsciente; no obstante, al segundo deshizo ese movimiento. De alguna manera, ya se había acostumbrado a ser manco del lado izquierdo; enredar sus extremidades superiores era extraño a esas alturas.

—¡Ah! No te metas, cerda. —La susodicha sólo sacó su lengua con burla, ignorando los reclamos de la otra.

De pronto, y justo a tiempo, Uzumaki Kushina llegó a paso rápido, para ponerse en medio de las dos jóvenes, evitando una absurda riña.

Un momento...

¿Kushina, la difunta madre de Naruto, anterior Jinchūriki del Kyūbi? ¿La esposa del Cuarto Hokage? ¡¿Viva?!

—¡Hola, Sasuke-kun! ¿Qué tal estás? —Le saludó eufórica la mujer de larga cabellera roja, alzando una mano, moviéndola de un lado a otro—. Hoy es tu graduación, ¿verdad? No me sorprende que hayas obtenido ese título tan pronto. —rió a carcajadas, siendo seguida por la rubia de una coleta; no obstante, aquella risotada por parte de ambas sólo hizo que Sakura frunciera el ceño, muy enfadada por darle otro sentido a las palabras de la mujer. Por otro lado, el Uchiha asintió, siguiéndole la corriente; a estas alturas ya era inútil refutar esa frase.

Después de intercambiar unas cuantas palabras con la Uzumaki, y sintiéndose extraño por hablar con una mujer que, en la realidad, estaba muerta, Sasuke retomó sus pasos. Siendo observado por unos ojos jade llenos de tristeza y resignación, la dueña de éstos hizo amago de seguir al azabache; pero, sus intenciones fueron echadas a perder cuando Ino se la llevó, prácticamente a rastras, alegando que necesitaba ayuda con la recolección de unas flores muy bonitas, que crecían cerca del bosque que rodeaba a la aldea.


—No me puedo creer que en esta aldea no haya más de un perro. ¡Es una completa mierda! Maldita suerte, ¿no crees, Akamaru?

Inuzuka Kiba gritó con furia hacia la nada, siendo sus fuertes exclamaciones secundadas por su fiel canino, Akamaru, al ladrar en respuesta; una clara señal de que estaba de acuerdo con las palabras de su amo.

—¡Estoy haaaaaarto! —De un salto, se levantó de la gran piedra en la que estaba sentado, y alzó sus manos hechas puño, mientras sentía una gran determinación corroer su cuerpo—. Un día de estos, llenaré la aldea de Konoha de muchos cachorros; este lugar estará rebosante de diversidad de especies de perros.

Y, mientras seguía en su monólogo decisivo, Sasuke pasó a un lado, ignorándole; sin embargo, el castaño fue consciente de su presencia y, de un salto, se puso enfrente del Uchiha.

—¡Oh, Sasuke! ¿Tú qué crees de mi gran sueño? ¿A qué sería genial tener muchísimos perros correteando por la aldea?

—Creo que eres un idiota. —respondió automáticamente, ganándose una mirada fulminante del otro. Sasuke odiaba a los perros; eran tan traviesos e hiperactivos que, de tener una mascota, prefería mil veces tener un gato.

—¡Jódete, Sasuke!

En el momento que quiso rodear al Inuzuka para continuar su camino, recordó algo de manera súbita: ese perro, es decir, Kiba era uno de los mejores amigos de su esposa, ex-compañero de equipo. ¡Tal vez él sabía dónde estaba su mujer!

—Eh, Kiba —Le llamó, recibiendo un bufido y un resentido «¿Qué quieres?» como respuesta—, ¿dónde está Hinata?

—¡Oye! Más respeto en cómo llamas a esa mujer —El chico de extrañas marcas en las mejillas alzó su mano, señalando al azabache con reproche; pero, cayendo en cuenta de la interrogante del otro, frunció el ceño, contestando con toda obviedad—. Pues, ¿dónde más va a estar? En el Castillo del País del Fuego, por supuesto; después de todo, ahí vive, ¿no? —Las cejas del Uchiha se arrugaron, y sus manos se volvieron puños, temiendo lo peor—. A todo esto, ¿no tenías una cita con ella, para hacer oficial tu nombramiento de caballero? —Kiba exclamó—. No es bueno que hagas esperar a la princesa, ¿eh, Sasuke?

Y, mientras el chico amante de los perros reía, Sasuke palideció, al mismo tiempo que cerraba los ojos con fuerza.

¿Hinata era la princesa de ese extraño lugar?


—¡Hola, Sasuke-kun! —Umino Iruka se le acercó a paso rápido, saludándole con mucha alegría, nada más verle cruzar los portones que separaban a la ciudadela del castillo, de toda la llanura del reino; aquellas puertas eran una especie de protección de todos los peligros que se encontraban afuera—. ¿Cómo has estado? He oído por ahí que hoy es tu graduación —El hombre que poseía una larga cicatriz en la nariz, sonrió cruzándose de brazos—. ¿Sabes? Yo siempre he respetado mucho a los caballeros, pues, gracias a ellos es que podemos convivir en paz en éste hermoso reino. ¡Me da mucho gusto que tú también seas uno ahora!

Sasuke suspiró, cansado de escuchar lo mismo de cada persona que se encontraba cada vez que daba dos pasos; incluso gente que nunca había tratado con él en el mundo real, pero que, por alguna razón, estaban ahí, le habían felicitado por un logro del que no tenía idea ni interés. Joder, si había ido hasta donde se encontraba, era sólo porque quería encontrar a su esposa, pasar el tiempo con ella hasta que tuviera que despertar; sólo quería un momento de paz, y sabía que al lado de Hinata lo tendría.

Cuando se despidió de su ex-profesor, justo a los tres pasos, alguien más se le puso enfrente con una gran sonrisa en el rostro. Una venita apareció sobre la sien del Uchiha, mientras intentaba mantener la calma y evitaba mandar a esa persona a la mierda; de cierta manera, si ignoraba a esa gente que le saludaba, ésta se volvía insoportable al seguirle, hasta que él les contestaba, así fuera un simple gruñido.

—¡Hola, Sasuke-kun! Supe que hoy...

Y ahí iba de nuevo.

Respiró hondo, llevándose ambas manos al rostro, cubriendo la desesperación que se había apoderado de sus facciones; no les daría el gusto a esos locos de saber que le estaban volviendo loco.

—¡Por cierto! De casualidad, ¿no conoces a alguien que desee comprar perros? Hace poco mi Cuqui dio a luz, y tengo tantos cachorros que no puedo mantenerlos en casa. —«Persona desconocida, número diez» le preguntó al azabache, haciéndole fruncir el ceño. ¡Como si a él le importara!

Entonces, Sasuke recordó las palabras de Kiba:

«No me puedo creer que en esta aldea no haya más de un perro. ¡Es una completa mierda! Maldita suerte, ¿no crees, Akamaru? ¡Estoy haaaaaarto! Un día de estos, llenaré la aldea de Konoha de muchos cachorros; este lugar estará rebosante de diversidad de especies de perros. ¿A qué sería genial tener muchísimos perros correteando por la aldea?».

—No. —contestó de inmediato el de mirada oscura, encogiéndose de hombros.

La decepción se hizo presente en el semblante de esa persona, cuyo nombre le valía un comino, al otro—. Oh, bu-bueno, está bien. Gracias, Sasuke-kun.

Nada más despedirse, siguió su camino al castillo, dando grandes zancadas; como se le volviese a atravesar alguien...

—¡Saludos, mi buen caballero! Probablemente no sepas mi nombre, pero eso no importa por ahora 'tteba-a ah, ah, ¡achú!

... ¡Oh! Al menos, a esa persona sí que la podía mandar a la mismísima mierda, sin remordimientos.

—Lo que importa ahora, es que me ocupo de tu correo; mi vida estará dedicada al cien por ciento, con el único propósito de que recibas todas las cartas que te manden —Sasuke suspiró, llevándose una mano a la cara, para luego acariciar el tabique de su nariz, tratando de infundirse paciencia—. ¡Oh, sí! Tú debes ser el Temeeeeerario Uchiha Sasuke, ¿verdad? —El «extraño tipo» dentro de un traje blanco, complementado con una ridícula gorra roja, exclamó nervioso ante su pequeño desliz.

«¿Extraño tipo?» ¡Al diablo! ¿Qué estupidez estaba haciendo ahora Naruto? Y, sobre todo, ¿cuándo fue que llegó a la ciudadela?

El otro continuó hablando—. Antes, yo solía leer las cartas de la gente; pero, eso hacía peligrar mi integridad física, así que ahora sólo te mandaré los mensajes, ¿vale?

¡Y con razón! ¿Qué «mensajero» puede ser tan idiota como para leer el correo ajeno?

Ah, cierto, que era el dobe de quien estaba hablando.

—Pues, listo, he terminado —El rubio exclamó, llevándose una mano a la cabeza, haciendo un saludo militar para despedirse—. ¡Hasta la próxima 'ttebaaaaaa... aaaaa llevar el treeeeeen!

Y, tan pronto como el Uzumaki desapareció, corriendo hacia el horizonte como si estuviera en una maratón de caminata, Sasuke se golpeó la frente con su mano derecha.

¡¿Qué mierda había sido eso?!


—Sólo los invitados pueden pasar a la sala de audiencias, ¡así que lárgate!

Uchiha estuvo a punto de formar los sellos para un Chidori, pero rápidamente recordó que en ese maldito lugar no tenía chakra; al contrario, era un simple mortal, común y corriente, destinado a servir a la realeza. Una vez que había llegado a su destino, fue interceptado por dos guardias que se quejaban de la falta de sueño, diciéndole que no podía entrar, a no ser que fuera el caballero que la princesa estaba esperando; cuando él les aclaró, con la paciencia a segundos de acabarse, que era justamente él, el malentendido se arregló tan fácilmente que estuvo a punto de darles un puñetazo a esos buenos para nada.

Caminando por los amplios pasillos del palacio, Sasuke se topó con el idiota de Kabuto, quien tenía la misma apariencia de hace diez años, cuando recién se unía a Orochimaru. Y, tal como pensó, éste le miró con suma rabia y, de pronto, había comenzado a reclamarle por su presencia en el palacio.

—Pero, ¿qué es todo este escándalo, Kabuto?

El azabache reprimió una mueca de disgusto al ver a Orochimaru aparecer de entre las sombras, con su típica sonrisa perturbadora.

—¡Orochimaru-sama! —El de enormes gafas pegó un respingo ante la cercanía del otro, dando una rápida reverencia—. Disculpe, no era mi intención —Volteó a ver a Sasuke, con mucha rabia—, pero, éste niñato dice que quiere ver a la princesa.

La mujer que iba con Orochimaru, hasta ahora desapercibida por todos los presentes, habló con algo de arrogancia.

—Hmmm... Así que tú eres el nuevo caballero, ¿eh? —Se acercó hasta Sasuke, y le miró de cerca—. ¡Joder, qué joven te ves! ¿En qué estará pensando ahora la princesa? —Se cruzó de brazos y masculló por lo bajo—. Nuestras vías desaparecen día a día, ¿y pretende que perdamos el tiempo en celebraciones absurdas?

—Tayuya, tranquila —El hombre aficionado a las serpientes miró al Uchiha de arriba abajo, sonriendo levemente; una acción que hizo estremecer a Sasuke por dentro, había olvidado las raras mañas de Orochimaru cuando le veía fijamente—. Tú deber ser Sasuke-kun; ven, sígueme, te estábamos esperando.


Justo como había sucedido la primera vez que se vieron, sus miradas se conectaron de inmediato. Cuando Hinata se presentó ante él, no pudo evitar quedar idiotizado al verla ataviada en aquél vestido blanco, casi traslúcido; con unas cuantas joyas de oro y plata que, lejos de opacar su belleza natural, sólo la acentuaba. Así mismo, la chica de cabello azulino no pudo despegar sus perlados ojos de Sasuke; los rumores que decía su pueblo, acerca del físico de su nuevo caballero, no era mentira. Ése hombre era tan guapo, que temió ruborizarse de manera exagerada y caer desmayada por la impresión; no obstante, logró mantener la compostura, como la perfecta monarca que era.

—¡Ah! ¿Has levantado la cabeza sin permiso, Sasuke-kun? ¡Semejante joven tan descortés se ha ido a conseguir, princesa!

Entonces, el utópico momento entre ambos fue abruptamente interrumpido por Kabuto; quien se encontraba entre el módico público. Sasuke crujió los dedos de sus manos, jurando que iba a degollarle en cuanto le diesen una espada.

Hinata despertó de su embobado estado, al escuchar al asistente del primer ministro; carraspeó de manera disimulada y alzó una mano, sonriendo levemente—. Está bien, Kabuto-san, no hacen falta tantas formalidades —Volteó a ver al Uchiha que le dedicó una sonrisa de medio lado, haciéndola corresponder al gesto, con una sonrisa leve—. Sois el nuevo caballero entre nuestras filas, ¿no es así? ¿Cómo os llamáis?

Él contestó, siguiéndole el juego; estaba al tanto que Hinata, ahí, no era su esposa. Él era un simple caballero y ella la hermosa princesa del reino; sin embargo, eso no le molestó en absoluto; al contrario, hasta le dio cierta diversión pensar en cómo tratar a su mujer con tanto respeto.

—Uchiha Sasuke —Él volvió su sonrisa en una más cálida, al ver que nadie más, aparte de la mujer, podía verle; puesto que estaba de espaldas a Orochimaru y su séquito, incluso pudo susurrarle—. Está bien, princesa, no hacen falta tantas formalidades.

—Sasuke-kun, ¿eh? —Hinata sonrió, ruborizándose un poco al acatar sus mismas palabras, usadas en su contra—. Bueno, como princesa de este reino, yo os nombro oficialment-...

—¡Princesa! Estamos perdiendo el maldito tiempo. ¡Terminemos ésta estupidez cuanto antes! —Tayuya gritó, con el entrecejo arrugado, notablemente aburrida.

La de mirada lilácea suspiró, resignada—. Vale —Miró al joven de castaña cabellera que se acercaba a ella, y le sonreía discretamente; cogió un documento que él traía entre las manos, e hizo una leve reverencia—. Gracias, Neji nii-san. —El aludido asintió, y desapareció por una puerta distinta a la que Sasuke utilizó para ingresar a la sala.

—Uchiha Sasuke-kun —La chica retomó el discurso, leyendo cuidadosamente el manuscrito—: como princesa y futura reina de la nación establecida en el excepcional País del Fuego, os nombro oficialmente caballero del reino —Dejando el papel de lado, Hinata juntó ambas manos y sonrió al Uchiha con calidez—. Espero que actuéis con diligencia y rectitud; con las cualidades características de este feudo, con el único objetivo de proteger a sus habitantes.

Notando que todos los que se encontraban en la audiencia estaban más ocupados aplaudiendo, la joven se acercó a Sasuke y, con toda discreción, le entregó una carta. Alzando una ceja, Uchiha la cogió sin pensárselo mucho, y la escondió en el bolsillo de su pantalón—. No digáis nada de ésto, por favor; leedla más tarde, pero, procurad que ni Orochimaru-sama, ni Kabuto-san, os vean. —Y, antes de que él siquiera rozara su mano con la de ella, Hinata se retiró a sus aposentos.

En ese momento, Orochimaru se acercó a Sasuke, quien frunció el ceño al verle tan cerca.

—Ya ha terminado la ceremonia, así que te puedes ir, Sasuke-kun. Ve a buscar una nueva espada y vete a hacer tus rondas en la ciudadela. —Pasando de largo al Uchiha, el hombre murmuró algo por lo bajo, con una voz casi inaudible para todo el mundo; excepto para el mismo Uchiha.

Aunque, de todas formas, dentro de poco ya nada importará.

—¡Eh, Sasuke! ¿Qué tal la ceremonia? ¿No crees que la princesa es guapísima? —Suigetsu, quien había esperado por el Uchiha en un pequeño bar, luego de arribar al pueblo, habló para llamar su atención al verle pasar. No recibió respuesta, pero asumió eso como un sí—. ¿A que está preciosa?

Mientras el de cabellos blancos seguía desvariando, Sasuke frunció el ceño al escucharle hablar de su esposa así; no obstante, mejor leyó la carta de Hinata.

«Sasuke-kun, lamento que esto sea tan repentino, pero os tengo que pedir una cosa muy importante en persona. Seguid el camino que os he trazado en el mapa que he adjuntado en ésta carta; lleva a la terraza del castillo. Venid hasta mi habitación, sin que los guardias os vean, por favor.

Hinata».

Inevitablemente, una sonrisa pícara se dibujó en el rostro del Uchiha. No sabía para qué le quería ver Hinata, pero había sido un tremendo error citarle en su habitación; después de todo, no sólo era incorrecto que un hombre de «clase baja» y una princesa estuviesen solos en un lugar cerrado, sino que también, Sasuke iba a tener que usar todo su autocontrol para contenerse y no echarse encima de su no-esposa.

No tardó más de diez minutos en llegar a la habitación de Hinata; al parecer, sus habilidades ninja no habían desaparecido del todo, por lo que no resultó una dificultad burlar a la seguridad del castillo. Se quedó apoyado en la puerta, una vez que la cerró, y notó a la joven de espaldas a él, tejiendo lo que parecía ser una larga bufanda. Cuando ella le notó, se levantó de su asiento con rapidez y se dirigió a él, sonriendo ampliamente.

—¡Sasuke-kun, estáis aquí! —Hinata cogió sus manos, apretándolas emocionada—. ¿Habéis conseguido llegar sin que os descubrieran?

Él sólo se encogió de hombros. No le diría que sus guardias eran unos idiotas, ni que, en realidad, había usado el techo para trasladarse hasta donde ella se encontraba.

—Oh, ¿en serio? —Sonrió nerviosa—. Bueno, no importa... o eso creo —Su tono se volvió serio y su mirada también—. Yo... necesito que me llevéis a la torre que está a las afueras de la ciudadela.

Uchiha alzó una ceja, extrañado. ¿Ir a dónde? ¿No le quería ver para confesarle su amor o algo por el estilo? Por algo era la carta, ¿no? Al menos, eso habían hecho varias de sus fangirls cuando tenía doce años; aunque él nunca acudía a la dichosa «cita».

Ella continuó.

—Desde hace un tiempo, muchas cosas extrañas han estado sucediendo y necesito averiguar qué es —La joven se dio media vuelta, ignorando el ceño fruncido del hombre—. Tal vez alguien que vive ahí pueda explicarnos qué ocurre.

—¿Y por qué tienes que ir tú? —A este punto, la voz de Sasuke empezaba a sonar muy molesta. ¿Por qué ella tendría que exponerse de esa manera?

—Soy la princesa —contestó, tajante—. Sin embargo, el ministro no me permite salir del palacio; y, aunque dice que es por mi seguridad, creo que algo está ocultando —Se acercó al Uchiha y le miró fijamente, arqueando las cejas, preocupada—. ¡Por favor, tenéis que llevarme ahí, Sasuke-kun!

—No. —contestó rotundo. ¡Ni hablar! Él y Hinata se quedarían en esa habitación, hablando, mirándose o lo que fuera; ya que no podían tener un contacto más íntimo, al menos la tendría cerca y segura. En ese lugar no eran ninjas, dudaba mucho que ella, siendo la princesa, supiese defenderse como tal.

A todo esto, ¿por qué todavía no despertaba?

—Co-comprendo —Hinata susurró, llevando su mirada hacia el suelo—. Os estoy pi-pidiendo mucho. —Se abrazó a sí misma, y apretó los labios.

«Oh, no... Esa cara, ¡no!», pensó Sasuke, intentando no prestarle atención a la postura que la mujer frente a él había adoptado.

—Sasuke-kun...

«Que no lo diga, joder. Que no lo diga»

—Yo sólo podía confiar en... ti.

«Mierda»

Sasuke frunció el ceño aún más y tensó la mandíbula; apretó sus puños y contó mentalmente hasta veinte. Justo ésa había sido la cara que Hinata le mostró cuando le propuso la idea de ir al cine con el par de rubios idiotas; y, claro, él no pudo negarse porque, si no, luego no tendría sus momentos, eh... «Románticos», «cursis», «perfectos para algo de sexo desenfrenado»—como quieran llamarle—, porque ella estaría demasiado triste, al no darle el pequeño gusto de pasar una tarde con sus mejores amigos.

Maldita fuera su poca resistencia a la falta de sexo... Y su desastroso lado pervertido; el culpable de no poder mantener su decisión por mucho tiempo.

Dejó salir un bufido, resignado—. De acuerdo —Desvió la mirada y apretó aún más sus puños—. Vamos a la estúpida torre.

La de cabellos azulinos parpadeó, incrédula por el rápido cambio en su caballero; mas, sonrió alegremente, con el rubor inundando sus mejillas—. ¡Muchas gracias, Sasuke-kun! —Se abalanzó sobre el azabache, sin importarle mucho mantener la imagen de «correcta princesa» que siempre debía portar.

Sasuke sólo suspiró; sin embargo, aprovechó el contacto con la pequeña mujer, y correspondió con fuerza al gesto, mientras pensaba qué demonios estaba pasando.


—¿Q-qué es eso?

Cuando Sasuke y Hinata llegaron a la torre central, notaron cómo el cielo se estaba oscureciendo por una inesperada y espesa nube negra; misma que también rodeaba la susodicha edificación. De pronto, unos potentes rayos empezaron a atacarla, amenazando con volverla miles de pedazos; sin embargo, eso no sucedió, por fortuna.

—¿Qué demonios significa todo esto? —Sasuke murmuró, poniéndose enfrente de la joven.

No obstante, una tercera voz hizo acto de presencia.

—Ah, pero mira a quién tenemos aquí, Kabuto —Chasqueando la lengua y moviendo la cabeza de manera negativa, aquél habló burlón—. Las niñas buenas como tú, princesa, no deberían salir sin permiso.

—¿O-Orochimaru-sama? —expresó, incrédula de ver al ministro en aquél lugar.

—Tenía pensando continuar un poco más siendo tu ministro, pero ya ha pasado tanto tiempo desde que tomé esta asquerosa forma humana —El hombre de larga cabellera expresó, haciendo una mueca y luego sonriendo de manera terrorífica—. Me temo que he tenido que adelantar mis planes.

—¿De qué estáis hablando?

—Ah... Hablo de esas cosas que pronto desaparecerán —Señaló hacia unas vías utilizadas por los trenes, que se podían visualizar a lo lejos—. Lo único que necesito es una... pequeña ayuda de ti, princesa.

—¿Eh? —En este punto de la conversación, Uchiha estaba en una pose de defensa frente a Hinata; listo para atacar en el momento justo. Quizás ya no podía usar Ninjutsu, pero eso no significaba que no sabría apañárselas con el Taijutsu.

—¡Ah! Sasuke-kun, ni te molestes —habló por fin Kabuto, fijándose en la postura del azabache—. No servirá de nada.

Hmph —Sonrió con sorna—. No te confíes, Kabuto, podrías llevarte una sorpresa —Repentinamente, su expresión se volvió totalmente seria—. No dejaré que toques a Hinata.

—Eso está por verse.

Dos segundos después, Orochimaru empezó a reír de manera abrumante, como si fuera un psicópata, poniendo los nervios de punta. Sin mover ninguna otra parte de su cuerpo, su cuello se estiró tanto como quiso, hasta llegar a la espalda de la joven; no obstante, antes de poder atacarla, Sasuke dio un fuerte golpe en su rostro, haciéndole gruñir furioso. El Uchiha sonrió, ese puñetazo hizo sonar sus huesos de manera desagradable. Tal vez su fuerza ahí no sería suficiente, pero no se rendiría, y menos contra alguien que ya venció en el pasado.

Sólo era cuestión de resistir. Protegería a Hinata con su vida; después de todo, no podía morir en sus sueños.

¿Verdad?


Despierta, despierta, ¡despieeeeeertaaaaaaa!

«¿Qué?»

Vamos, Sasukeeeeeeee, ¡despieeerta, dormilooooón, que ya salió el Soooool!

«¿Suigetsu?»

—¡Ah, hasta que al fin despiertas, hombre! —Al verle entreabrir los oscuros orbes que tenía por ojos, el de cabellos blancos sonrió abiertamente, mostrando sus filosos dientes al azabache debajo de él.

Eh... ¿Debajo de él?

—¿Qué mierda...? —De un golpe en el estómago, usando su rodilla, Sasuke se quitó al Hōzuki de encima; ignorando las quejas ahogadas, se incorporó hasta quedar sentado en la cama donde, inexplicablemente, se encontraba. Observó sin mucho interés a su alrededor, hasta que se dio cuenta de algo...

—Maldito Sasuke, ¡joder! Creo que me has partido tres costillas...

—Suigetsu, ¿dónde está Hinata? —Al no obtener respuesta, cogió del cuello de su camisa al aludido con fuerza, sacudiéndole para que contestara de inmediato—. ¡Contesta, joder!

—¡Ah, deja de moverme así que acabo de comer! —Suigetsu se soltó del brusco agarre y se masajeó el cuello, evitando que las náuseas hicieran mella en él; no obstante, al ver la furiosa mirada de su amigo, resopló—. ¿Por qué no buscas en tu frío corazón la respuesta?

—No estoy para juegos, imbécil. —Rápidamente, Sasuke se levantó de la cama, dispuesto a golpear al otro por burlarse.

—¡No estoy jugando, hombre! —Levantó sus manos, mostrando clemencia—. Cuando te encontraron, no había nadie a tu alrededor.

Sasuke maldijo entre dientes, golpeando la pared más cercana con su puño. Al final no había podido proteger a su mujer. Salió furioso de aquella habitación, ignorando los llamados del Hōzuki; estaba tan cabreado que podría mandar a todos a la mierda.

Sin embargo, y cuando estuvo a punto de cruzar la puerta principal del palacio, vio algo pasar frente a sus ojos.

Sin pensarlo mucho, siguió a aquella extraña bolita de luz; sin razón aparente, se sintió sumamente atraído a ella. Vio cómo ésta se detenía frente a uno de los tantos guardias del castillo, pero aquél hombre nunca reparó en su presencia; al contrario, el único movimiento que hizo fue el de sacarse la cera de la oreja, olerla y limpiarla en el pantalón de su uniforme. Asqueado por esa imagen, Sasuke sacudió la cabeza, buscando frenéticamente con la mirada a la bola de luz; afortunadamente la encontró cerca de la puerta que llevaba a los aposentos de Hinata. Cuando dio un paso para continuar siguiéndola, creyó que la paliza que Orochimaru le había dado le provocó un serio daño; y es que, ¿acaso aquella cosa había traspasado la puerta?

Sin perder más tiempo, y dejando inconsciente al asqueroso guardia, él también entró en la habitación de la mujer de perlada mirada.

Sus ojos se abrieron a más no poder al ver lo que tenía enfrente, ¿en serio era...?

—Sa-... ¿Sasuke-kun?

El Uchiha tragó saliva, a la vez que apretaba los puños con fuerza, sintiendo las uñas introducirse en su piel. Ese maldito hijo de puta de Orochimaru se las iba a pagar bien caro.

—¿Pu-puedes verme, Sasuke-kun? —Ignorando que ahora le trataba con más confianza, él asintió, frunciendo el ceño y ejerciendo más fuerza en sus puños—. Oh, Dios mío... Esto se ha tornado cada vez más problemático —La sintió acercarse, sin medir distancias; sin embargo, no pudo sentir cuando ella colocó su mano sobre su mejilla. Sus ojos tristes, llenos de lágrimas brillantes era lo único que podía transmitirle cuánto estaba sufriendo—. Te pido perdón por lo que te ha sucedido, Sasuke-kun —Parpadeó, dejando que las gotas de agua corrieran sin parar por sus mejillas—. Fui tan tonta al no darme cuenta.

—Hinata —La llamó, con voz sumamente ronca y llena de furia—. Como te culpes de nuevo por algo que no sabías, me vas a cabrear.

—Yo... —Ella quiso disculparse, pero la gélida mirada que él estaba dedicándole la hizo callar.

—¿Qué significa todo esto?

Hinata respiró hondo, buscando calmarse; por un momento desvió su perlada mirada de la oscura de Sasuke, y cerró los ojos. Una vez que se sintió un poco más tranquila, procedió a explicarle lo poco que sabía.

—Todo esto obra de Orochimaru y sus secuaces; pero me temo que no sé por qué lo hace —Se dio media vuelta, y se cruzó de brazos—. ¿Cuál sería su objetivo? ¿Qué sentido tiene que haga todo esto?

Entonces, mientras Hinata seguía preguntándose hasta por qué Orochimaru era fanático de las serpientes, empezó a flotar hasta que llegó al techo de la habitación.

Sasuke sintió un tic atacar su ceja derecha—. Joder... ¡Hinata!

—¡¿Eh?! —Saliendo abruptamente de sus pensamientos, bajó al suelo, sin darse cuenta, y volteó a ver al Uchiha—. ¡Lo-lo siento! Desde que me convertí en esto, estoy como en las nubes —Obviando el hecho de que ella no sabía que estaba diciéndolo de manera literal, continuó hablando—. Sasuke-kun, creo que será mejor que regresemos a la torre; realmente, tengo que reunirme con aquella persona, sea como sea.

—¿Estás loca? —Contraatacó el Uchiha—. ¿Por qué tan terca en querer ir ahí? ¿Acaso todavía no te das cuenta de lo que te ha pasado? —Con voz ruda, él la interrogó. Se lamentaría luego por tratarla así, pero no estaba dispuesto a perderla... Todavía más.

¡Joder! ¿Es que Hinata no captaba que era un maldito fantasma?

Con aquél cuerpo traslúcido, que flotara sin que se diera cuenta, y que se lo tomara con tanta calma, sólo hacía que la furia de Sasuke creciera a cada segundo, cada vez más. ¿Así como demonios la abrazaría para «darle ánimos»? ¿Cómo la cogería de la mano para que se apresurase? ¡Anda! ¿Cómo tendría relaciones con un espíritu?

Bueno, eso último todavía no. Pero, el punto es que no planeaba llevar a Hinata a esa estúpida torre. ¡Eso sólo empeoraría las cosas!

—Pues, entonces, no hace falta que vayan.

Ambos jóvenes giraron su cabeza de manera rápida hacia atrás, justo en la entrada de la habitación. Debajo del umbral de la puerta, una mujer de cabellos rubios y ojos marrones, sonreía con superioridad; se acercó a ellos, y se cruzó de brazos, haciendo resaltar su notorio atractivo.

—¿Tsunade? —Sasuke preguntó, alzando una ceja.

—Así es, mocoso, y te callas.

—¿Cómo? ¿T-tú la conoces, Sasuke-kun?

«Por supuesto, era la borracha que tenían por Hokage mientras yo jugaba al vengador», quiso decirle, pero no tenía ganas de alargar su abstracto sueño. No obstante, sólo atinó a asentir con la cabeza; afortunadamente, Hinata no dijo nada al respecto.

—Yo soy la persona encargada de cuidar la torre a la que querías ir, princesa Hinata —contestó, sentándose en una silla cerca de la ventana—. Me llamo Senju Tsunade.

—Ah, Tsunade-sama, ¿no debería estar en la torre? —La de cabellos azulinos cuestionó, flotando hacia la rubia, quien sólo agitó la mano sin interés.

—Se supone.

—No... no comprendo.

—Bueno, eso pregúntaselo a la persona que está controlando el sueño de este mocoso.

—¿Qué...?

—Como sea —Uchiha interrumpió, acercándose también—. ¿Por qué cojones Hinata es un fantasma?

Tsunade sonrió, recargando su mejilla en la mano que tenía apoyada sobre el brazo de la silla—. Las vías de las que hablaba Orochimaru son una especie de sellos contra la maldad que amenaza con volver a estas tierras. No obstante, para hacerlo, se necesita de un elemento clave —De repente, toda la diversión se fue de su rostro, a la vez que señalaba a la princesa—. Princesa Hinata, descendiente de la prestigiosa familia real Hyūga, futura gobernante del reino del País del Fuego, y, además, portadora de un gran poder oculto, capaz de resurgir las fuerzas del mal.

Sasuke tenía un mal presentimiento sobre las palabras de Tsunade; como siguiera hablando, se volvía loco... Más todavía.

—Lo que el espíritu del mal necesita es...


—¡Noooooooo! ¡Su cuerpo, noooooooo!

—¡¿Sasuke-kun?!

—¿Qué…? —Aturdido, Uchiha Sasuke apretó las sábanas que cubrían su cuerpo y miró a todos lados, hasta que su perlada y oscura mirada fue a parar al rostro desconcertado de su esposa.

—¿Sasuke-kun, por qué gritas? ¿Estás bien? —Hinata se abrazó a él, apretándole con fuerza; él, correspondió al tacto, acercándola más a su cuerpo, queriendo asegurarse de algo. Eso, en lugar de calmar a la mujer, sólo provocó que se alzara y mirara preocupada al hombre—. ¿Sasuke-kun?

—Descuida, sólo... —Carraspeó al sentir que su voz salía sumamente ronca; necesitaba un vaso abundante de agua—. Sólo fue una pesadilla —Parpadeó un par de veces más y se llevó su única mano al rostro, tapándose los ojos.

—¿E-estás seguro? —Aún nerviosa e incrédula, la de cabellos azulinos llevó sus manos al rostro de su marido, haciendo que él bajase su brazo y la mirara con el ceño levemente fruncido. Ella volvió a hablar—. Tú... tú dijiste algo acerca de un cuerpo —Sasuke frunció aún más el entrecejo—. ¿Qué estabas soñando?

—Eso ya no importa. —contestó, tajante.

Ahora que se sentía un poco más tranquilo, sólo quería olvidarse de toda la estupidez que inundó sus sueños. Se tumbó de nuevo en la cama, siendo seguido de inmediato por su esposa, quien antes apagó la luz de la lámpara que había encendido, al ser despertada por el grito del Uchiha; acercó más a su mujer hacia su cuerpo, y la susurró en el oído.

—Sólo... que te quede claro que, el único dueño de tu cuerpo soy yo.

Ruborizándose levemente, Hinata asintió, confundida, pero luego sonrió algo nerviosa cuando repitió las palabras de su esposo, en su mente—. Bu-bueno, tal vez, Sasuke-kun no sea el único ahora...

—¿De qué hablas? —Él cuestionó, frunciendo el ceño, contrariado por su respuesta; mas, Hinata no contestó. Fue suficiente que ella le cogiera la mano y la llevara hacia su plano vientre para que él lo comprendiera de inmediato.

Oh, mierda...

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¡Y ahí tenéis!

Algo raro, sin sentido, con el único motivo de tener a Sasuke con dos brazos, de nuevo, sin necesidad de recurrir a un mundo lleno de Smartphones y rascacielos neoyorquinos XD

Ah, y voy avisando que el tercer tema es una especie de continuación a éste; así que, veréis más situaciones ridículas para el emo XD

¿Saben? Me he dado cuenta que ya me he acostumbrado a ver a Sasuke manco; incluso, en varios de mis escritos al azar le tengo así. Se me hace un tanto difícil, pero es interesante; sin embargo, ahora sólo puedo verlo en un AU con dos brazos. Así que, no se sorprendan si en casi todos los fanfics que haga del universo ninja le ven con un solo brazo. Bueh, es canon, so... No problem, espero XD

Y con esto dicho, ¡mi regreso a FanFiction!

El siguiente capítulo lo tendréis más tarde, cuando consiga una pinche recarga a mi móvil y active un mugre plan de datos XD Así, el tercero y el cuarto serán publicados en el mismo día, ¡eso espero! Quiero ir al ritmo de los temas, así que más vale ir sacando las polillas de la billetera XD

Sin más que decir, ¿gustó el capítulo? Ya saben que con un review se dice mucho, así sólo sea el típico «conti plis» XD

¡Hasta la próxima!