El día menos esperado

-Sebas, ya despierta que tu tío estará por ti en cualquier momento.

Escuchó cerrar la puerta tras el comentario. Apretó los ojos para intentar escapar de esa realidad: sería su primer día en Hogwarts y eso no le entusiasmaba mucho. Cuando estuvo listo, se recostó en la cama esperando que no fuera cierto que había llegado el momento menos esperado para él, cuando llamaron a la puerta.

-¡Sebas!- escuchó que decía su madre desde el primer piso- ¡Tu tío ha llegado!

Bajó las escaleras de la enorme casa para ver en la puerta a su tío Alexander Bollstrode y a su prima Millicent. Ella era una niña morena de cabello café y ojos grises, mientras que él tenía la cualidad de ser rubio con ojos claros al igual que su hermano, padre de Sebas, sin embargo, el parecido del chico con su prima era inmenso. Subió al auto después de dejar su baúl en el porta equipaje y se dirigieron al andén

-El transporte Muggle es una basura pero no hay modo de llegar a la estación sin levantar sospechas- su tío era un enfermo de a limpieza de sangre y no perdía momento para hacerlo saber.

Al llegar a la estación, Millicent se despidió de su padre y fue acompañada de Sebas hasta la barrera que debieran cruzar para abordar el expreso. Una vez en el andén 9 ¾, los chicos se dirigieron al Expreso para abordar y encontrar un compartimiento vacío. Allí dejaron el equipaje en la rejilla y se sentaron frente a frente.

-Esto es absurdo- Milli rompió el silencio-. Mi padre podría enseñarme todo lo que sabe y no tendría que ir a Hogwarts.

-Tranquila que a mi tampoco me hace gracia, pero ya estamos rumbo al castillo.

-Mi madre me dijo que sería mejor su Dumbledore fuera el director.

-Está muerto, ¿recuerdas?

-Lo sé, pero eso dice ella.

El tren comenzó su marcha hacia el castillo unos minutos después, y con cada metro que avanzaba, Sebas se hacía más a la idea de que Hogwarts era su destino y no podría cambiarlo, por más que quisiera.

Al llegar a la estación, el guardabosque llamó a los de primer año hasta el lago.

-Cuatroen cada bote.

Y así, los primos Bulstrode subieron junto a otros dos chicos a uno de los botes.

-Hola, soy Neville Longbottom- dijo uno de ellos.

-Soy Sebas Bulstrode y ella mi prima Millicent

-Soy Seamos Finnigan, un gusto conocerlos.

-Yo te conozco- inquirió Millicent mirando a Neville-, ¿eres hijo de Frank Longbottom, el auror?

-Así es. Mi padre es el mejor auror de todos.

-No es verdad- intervino Sebas seriamente-, James Potter es el mejor.

-Bueno, se disputan el primer lugar.

-Como digas.

Al llegar la orilla, fueron conducidos hasta la escalera de piedra fuera del gran comedor. Ahí, un profesor de naris ganchuda y cabello negro les pidió orden.

-Soy el profesor Snape de pociones: podría darles una plática motivadora pero no lo haré. Si se portan bien obtendrán puntos, y si se dedican a romper reglas, los perderán. Ahora serán elegidos para sus casas. Esperen aquí- y se marchó.

-Vaya, vaya- dijo una voz frente a Sebas- Así que es verdad que Harry Potter ha llegado a Hogwarts… creí que te mudarías a Alemania

-Eso quisieras Malfoy- respondió el chico de gafas- para tu desgracia aquí estoy, y no lograrás librarte: en el verano estube planeando la mejor manera de hacerte sufrir.

-Ahorra saliva: esto es guerra.

-Basta- Snape había vuelto con un pergamino en la mano-, ahora síganme.- y entraron en el gran comedor.

Tras la emotiva canción del sombrero seleccionador, se llevó a cabo la ceremonia esperada, y nomo era de suponer, los primos Bullstrode fueron seleccionados para Slytherin.

-Bienvenidos- dijo la directora, Minerva McGonagall- a otro curso en Hogwarts. Les recordamos que queda prohibido para los alumnos introducirse en el bosque prohibido sin supervisión. Que comience el banquete.

Deliciosas viandas adornaron las cuatro mesas del gran comedor seguida de la tradicional guerra de palabras entre Slytherin y Gryffindor.

-Para desgracia nuestra- decía Tom Collins, Slytherin-, la nueva generación de merodeadores se ha completado.

-Cierra el pico- contestó Ruppert Black- si no quieres que yo re lo cierre

-¿es una amenaza?

-No vale la pena- intervino Daniel Lupin- discutir con alguien que no tiene nada que decir.

-¿te asusta, Lupin?- apoyó Draco provocando la risas de los merodeadores.

-Viniendo de ti- repuso Harry-, más bien da risa

-Lástima que esta nueva generación- intervino Sebas-, sea de solo tres integrantes.

-Lástima la que te tengo- puntualizó Harry.

-Chicos- inquirió George Wesley-, no vale la pena gastar insltos

-Es verda- apoyó su gemelo Fred-, Tenemos todo un año pro delante

-Eso si no los corren antes- amenazó Pansi

-Calla niña que eso es lo quisieras.- retó Daniel

Cuando la chica abrió la boca para contestar, McGonagall llamó al silencio.

-Espero que este año, la competencia por la copa de la casa, sea mas sana que la del añoanterior, y lo digo por cierto grupo de la casa de Gryffindor…

-¡Vivan los merodeadores!

-…. Gracias señor Black. Pueden retirarse a sus salas.

Sebas anduvo hasta las mazmorras sin mucho entusiasmo por el inicio de clases a diferencia de los nuevos merodeadores, que más tardaron en llegar a la torre, que en comenzar el desastre:

-Mi padre me dio estos- dijo Ruppert sacando un par de espejos- dijo que es algo para comunicarnos: me los iba a dar hace un año, pero quiso esperar a que llegara Harry al colegio.

-Grandioso- dijo éste-. A mí me dieron una capa de invisibilidad.

-Es fabuloso, pero no tanto como lo que me dieron a mi- Dijo Daniel y sacó un trozo de pergamino.

-¿bromeas?- dijo Harry-, ¿un trozo de pergamino viejo?

-Eso dices: "juro solemnemente que mis intenciones no son buenas"- tocó el pergamino con la punta de su varita y se lo tendió a Ruppert.

-"Los señores- leyó- Lunático, colagusano, canuto y cornamenta, proveedores de artículos para magos traviesos, están orgullosos de presentar: el mapa del merodeador", mi padre me habó de él, es grandioso.

-Mi padre dijo que Flich se los quitó en séptimo año- repuso Harry.

-Así es- dijo Daniel-, pero mi padre logró que se los regresaran en el verano. Dijo que sería un buen regalo ahora que estamos juntos en Hogwarts

-¿Vivan los merodeadores!- dijeron a coro el otro par, y chocaron sus manos.

-Disculpen- dijo Percy Weasley-, es tarde… merodeadores… es hora de ir a sus habitaciones… ¡ahora!

-Bien, Weasley- dijo Ruppert-. Espero que tu pequeño hermano no sea tan amargado como tú.- los tres chicos recogieron sus pertenencias y se perdieron escaleras arriba a toda velocidad.

-Hola.- dijo Harry al entrar en el cuarto, reparando en la presencia de un chico pelirrojo- ¿acaso eres Weasley?

-Si- respondió el chico un tanto asustado- soy Ron.

-¡Es grandioso!- se contuvo por un momento-, ¿eres un segundo Percy o una nueva generación de "desastres Weasley"?

-¿desastres Weasley?- Ron arqueó una ceja.

-Si: los chicos dijeron que los gemelos son todo un caso, y que les gustaría que fueran merodeadores.

-¿y que dijeron?- esta vez estaba ansioso.

-No aceptaron. Dijeron que seguirían siendo los merodeadores y los gemelos por separado.

-Pero aún les hace falta uno, ¿no es así?

-Si, pero ya veremos quien será: mi mamá me dijo de una chica de Ravenclaw… pero los merodeadores son de Gryffindor.

-No quiero parecer aguafiestas- intervino Neville- pero es tarde y mañana tenemos clase

-¿bromeas?, Neville: la noche es joven y el año apenas comienza.

-Has lo que quieras, Harry, pero no te voy a cubrir como en las reuniones del ministerio.

-Bien, pero es aburrido.- y todos durmieron temprano esa noche.

En la fila del aula de pociones, la última clase de ese primer día, comenzaron las competencias in-sanas e irrespetuosas de las que había hablado la profesora McGonagall el día anterior, ya que Gryffindor y Slytherin tenían clase compartida.

-Deberían aprender a no juntar leones con serpientes- le decía Sebas a Draco mientras caminaban hacia el aula.

-Tranquilo Bullstrode. No creo que Potter se atreva a hacer nada sin los otros dos.

-Yo no estaría tan seguro- dijo cuando doblaban en el último pasillo.

-Potter es joven, en cambio, Lupin y Black… ¡AHHH!- sebas se apartó asombrado cuando Draco quedó colgado de los tobillos si cuerda que lo agarrase.

Todos los Gryffindors reían fascinados mientras que los Slytherins miraban con asombro lo ocurrido. Sebas reparó en que Harry, varita en mano, apuntaba a los tobillos de Draco.

-Te dijo que no te fiaras en Potter.

-¡Cállate y ayúdame a bajar!

-¿Qué quieres que haga?

-¡LO QUE SEA, BÁJAME!

-Bájalo ya Potter.- dijo la fría voz de Snape tras él.

Continuará