Iba sentada en el asiento del copiloto de un flamante Chevrolet Malibú de los años 70 en el cual sonaba Jailhouse rock de Elvis. Miré con cara de pocos amigos a Emerson mientras conducía.
-Number forty-seven said to number three: "You're the cutest jailbird I ever did see. I sure would be delighted with your company, come on and do the Jailhouse Rock with me" Let's rock, everybody, let's rock. Everybody in the whole cell block was dancin' to the Jailhouse Rock…
-Por favor no hagas que mi condena empiece antes de tiempo.
-¿Qué pasa Woods?-Rió entre dientes.-¿No te gusta como canto?
Lo fulminé con la mirada y continué mirando por la ventana viendo como nos desviábamos hacia una gasolinera.
-¿Puedes traerme un refresco?
-¡Ja!-Cerró la puerta tan fuerte que me sobresaltó.
Observé por el retrovisor como entregaba las llaves para que le llenaran el deposito y entraba a la tienda.
¿Quien me manda hacer tratos con la policía?
El empleado de la gasolinera metió la mano por la ventanilla abierta del conductor y dejo las llaves en el salpicadero tras llenar el deposito. Dio dos golpes seguidos en el techo del vehículo, esa era la señal, sin duda era el hombre de Roan.
Dejé caer la chaqueta de cuero que cubría mis manos esposadas y me deslice de un asiento a otro. Metí las llaves en el bombín, arranqué metiendo la primera marcha y salí chirriando ruedas.
Alexandra Woods:
DELITOS: Tenencia ilegal de armas, extorsión, robo con violencia, desacato a la autoridad, agresión. Relacionada con la organización criminal Ice Nation.
ESTADO: En busca y captura.
Solo había una persona a la que podía pedirle ayuda en estos momentos, Clarke. Ya habíamos trabajado anteriormente juntas, ella conducía para mí antes de que Roan me "reclutara" por así decirlo.
Mayormente me dedicaba a seducir a viejos con buena racha en los casinos. Cuando los pobres ilusos me llevaban a su habitación solía maniatarlos en una especie de juego sexual, les metía mi tanga en la boca y me largaba con el dinero y las joyas que llevaran encima. Clarke me esperaba en el coche y nos perdíamos en un nuevo estado.
¿Qué por qué lo hacíamos? Nos excitaba, con el trabajo de una noche vivíamos durante meses como reinas. No hace falta decir que también eramos amantes, sé que jamás hay que mezclar los negocios y el placer pero era difícil con Clarke y su temperamento.
Y sabia exactamente donde encontrarla. En el bar para camioneros que había junto al taller de su mejor amiga Raven.
Clarke Griffin:
DELITOS: Conducción temeraria, desacato a la autoridad, tenencia ilegal de armas.
ESTADO: Cumpliendo 30 meses de condena en la prisión de Sing Sing, Ossining, Nueva York.
-No te metas en líos Griffin.-La guardia abrió la puerta que me devolvía la libertad.
Eche un ultimo vistazo atrás despidiéndome de aquel basurero humano.
Eldorado Brougham descapotable de Raven se detuvo ante mí. Dejé la pequeña bolsa con las pertenencias que llevaba el día que me detuvieron en el asiento de detrás.
-Llegas tarde.-Abrí su puerta indicándole que se moviera.
-Llego justo a tiempo rubia,-Se deslizó al asiento de al lado.-no seas exigente.
El tiempo siempre había sido fundamental para mí, miré el reloj de pulsera que llevaba, el único recuerdo físico que me quedaba de mi padre. Siempre había sido mi ancla, luego se convirtió en mi compañero inseparable, con el que cronometraba cada trabajo, si quien me había contratado se retrasaba lo más mínimo me largaba, no quería que me pillaran en el lugar de un delito.
Presione el encendedor del coche y me tomé la libertad de coger un cigarro del paquete que había en el salpicadero y de quitarle las gafas de sol a Raven. Cuando saltó el encendedor me prendí el cigarro con él, dando una gran calada.
-Nunca ha sabido tan bien.-Exhalé el humo.
Raven era mi mejor amiga desde que tengo uso de razón. Nos habíamos conocido en el reformatorio, ambas habíamos robado un vehículo, así que nos vimos reflejadas la una en la otra, dos niñas de doce años que preferían jugar con coches que con muñecas, o con lo que diablos jugaran las niñas de esa edad.
-¿Qué te apetece?
-Una rubia bien fresquista.-Sonreí y empecé a quemar rueda levantando una humareda.-¡Hasta nunca Byrne!-Levanté la mano despidiéndome de la guardia y salí de aquel apestoso agujero.
Volvía a ser libre y joder, la sensación del viento era tan gratificante que quise exprimirla al máximo presionando el acelerador.
Derrapé llegando al taller de Raven. Estaba a las afueras de Nueva York, en mitad de una carretera mayormente transitada por camiones y motos. Un lugar en el que no pararías a no ser que tuvieras una avería urgente en el coche.
-No pienso volver a dejarte mi coche.-Bajo y acarició el ardiente capo.-Mi pequeño.
-No creo que me vuelva hacer falta.-Reí.-¿La tienes?-Pregunté con impaciencia.
-¿Qué clase de amiga crees que soy?-Preguntó con arrogancia.-Claro que la tengo.
La seguí al interior del taller y levantó una tela mostrándome mi preciosa Indian Chief.
-Mi pequeña.-Me senté sobre ella.-¿Has echado de menos a mama?-Acaricié las lineas curvas de su deposito.-No sabes cuanta falta me has hecho pequeña, cada noche soñaba con montarte y que me mostraras la libertad como solo tú sabes hacerlo.
-Siento interrumpir el maravilloso encuentro.-Carraspeó.-Pero me debes una birra, rubia.
-Pues ya me dirás como piensas que pague.-Desmonté acariciando la piel de su asiento y arrastré los dedos por su magnifico trasero.
-Ya se me ocurrirá algo.-Sonrió de manera maliciosa.
-Entonces barra libre.-Extendí los brazos para achucharla.
-No te pases Griffin.-Me empujo.
Me bebí la primera cerveza casi de golpe y me dirigí con una segunda jarra a la mesa de billar donde ya se encontraba Raven contoneando el trasero, concentrándose para golpear una bola.
Era nuestro juego, si metía la ultima bola de quienes estaban jugando nos dejaban la mesa solo para nosotras, si fallaba jugábamos contra ellos.
Me apetecía divertirme, y enfrentarse contra aquellos hombres rudos seria suficiente diversión, eso y apostar un dinero que no tenia.
Fui por detrás y choque mi pubis en el culo respingón de Raven haciendo que la bola saltara de la mesa y corriera por el suelo.
-¡Oh sí nena!-Grité cuando restregó su culo contra mí.
-¿Clarke?-Levanté la mirada encontrando esos odiosos ojos verdes que habían sido mi condena.-Me alegro de verte.
-¡Que te den zorra!-Le lancé la cerveza a la cara.
Y empecé a jugar a billar ignorando su presencia.
-Clarke necesito tu ayuda.-Rogó haciendo que me hirviera la sangre.
-¿Qué?-Jugué con el palo entre mis manos.-Me vendiste en el Casino Weather, yo confiaba en ti.-Esas ultimas palabras las grité con resentimiento. La arrinconé y apreté el taco contra su cuello de manera horizontal, ejerciendo presión con ambas manos.-Dos años y medio en prisión.-Miré sus labios fugazmente y volví a sus ojos.-¿Quien me los va a devolver?-Dije entre dientes.
-Estoy indefensa Clarke.-Jadeó levantando lentamente sus manos mostrándome unas esposas.
-Y problemas.-Alejé el taco de ella.-Olvídate de mí Lexa Woods, yo lo he hecho.-Espeté.
-Te pagaré.
Resoplé cerrando los ojos ante su insistencia.
-No estoy en venta.-Golpeé con fuerza una bola.
-Te hablo de mucho dinero.
-¿A quien le has robado esta vez?-Bebí de la cerveza caliente que alguien se había dejado sobre la mesa.
-Eso no te importa, solo debes ayudarme a cruzar el país.
-¿A Canadá?-Pregunté con sorna puesto que estaba a unas cuantas millas.
-He dicho el país no la frontera, tengo que llegar a Los Ángeles.
-Coge un avión.-Hice amago de volver al juego y la miré de nuevo.-Es verdad que no puedes.
-Hice lo que tuve que hacer Clarke.-Colocó la mano en mi hombro.
La miré con asco, me giré bruscamente y apreté la punta del taco contra su garganta.
-Ni una visita, ni una carta, ni una llamada en estos novecientos trece días. Y apareces de repente pidiendo mi ayuda…-Negué.
-No podía Clarke.-Dijo a duras penas sin hacer nada para defenderse.
-Yo tampoco puedo ayudarte.-Y con un rápido juego de muñecas la golpeé con el taco dejándola inconsciente.-¡Wow!-Grité emocionada.-Que bien me ha sentado hacer eso joder.-Cogí la cerveza de Raven y bebí.
-Despierta preciosa.
Sentí que me golpeaban la cara y un terrible dolor de cabeza.
-No había más que esta mochila en el coche y esta prácticamente vacía.
-Despierta. ¿Dónde esta el dinero del que hablabas?
Clarke me estaba hablando, reconocí su voz, abrí los ojos viendo todo grisáceo y borroso hasta que mi vista se fue acostumbrando y entendí que estaba en el suelo del taller de Raven.
-¿El Chevy es tuyo?-Me preguntó la morena acercándose con una cizalla.
-Puedes quedartelo.-Murmuré.
-Eso ya lo habíamos dado por hecho Lex.-Clarke estaba de cuclillas ante mí.-He estado meditando tu oferta. ¿Pagarías todos los gastos?-Asentí.-Bien. Hazlo Raven.-Se levantó y Raven cortó la cadena de las esposas.-Tenemos un trato, no me jodas nuevamente.-Me tendió la mano ayudándome a que me levantara.-Quiero la mitad ahora.
-Ni hablar.-Negué aun aturdida.
-¿No confías en mí?-Frunció el ceño.-Fuiste tú la que me dejo tirada.
-Te pagaré cuando lleguemos.-Dije con contundencia.
-¿Y cómo sé que es cierto que tienes tanto dinero? No…-Miró a su amiga que se encogió de hombros.-hay rastro de él.
-¿No me creerás tan tonta como para llevarlo encima?
-Claro que no.-Rió sarcásticamente.-Eres la reina del engaño, demasiado lista para eso.-Le quitó la cizalla de las manos a Raven.-Vamos a terminar el trabajo.-Las abrió ante mí.-Extiende las manos Lex.
Por supuesto que no lo hice, no confiaba en absoluto en esa Clarke resentida pero me serviría para llegar a Los Ángeles.
La conocía demasiado bien, siempre había soñado con recorrer la ruta 66, "Es algo que debemos hacer por lo menos una vez en nuestras vidas" solía decirme. Pero siempre estuvimos demasiado entretenidas para llevarlo a cabo y ahora se lo estaba sirviendo en bandeja.
Así que teníamos un trato, ella me llevaba a mi destino y a cambio seria recompensada por ello.
Sacó su moto del taller de Raven, joder no recordaba lo sexy que estaba con su cazadora de piel negra. A regañadientes me indicó que subiera tras ella.
-Volveré.-Le dijo a su amiga.
Nuestra primera parada fue en un motel de carretera de Chicago. Al entrar a la habitación deje mi mochila sobre la cama adentrándome en el baño, Clarke la cogió y la dejó caer al suelo llamando mi atención.
-¿Qué haces?-La recogí molesta y volví a dejarla en la cama.
-Es mi primera noche fuera de prisión.-Dijo pausadamente cogiendo de nuevo mi mochila y lanzándola a un pequeño sofá.-Voy a dormir en la cama, sola.
-Cebemos de sobra las dos.-Señalé la amplia cama de matrimonio.
-Sola.-Recalcó clavándome sus ojos azules llenos de ira.-Haber pedido una con dos camas.-Se dejó caer en el colchón.
-No habían.
-No es mi problema.-Cruzó sus piernas una sobre otra y se encendió un cigarro.-Dime una cosa.-Golpeó sus pies.-¿Cómo estas pagando esto si no llevas dinero encima?
-Ese no es tu problema.-Le robé una de las almohada que tenia bajo la cabeza y me acomodé en el sofá.
Iba a ser un infierno.
Hola, sí, más motos, lo sé, no tengo remedio.
Os dejo esta idea por aquí para que me digáis que os parece antes de que termine Rider2. Si os gusta y queréis que continué solo hacérmelo saber.
Twitter: saritasegval
