00

07 de Julio, 2000.


- Tengo que moverme, tengo que moverme- murmuraba Georg entre dientes.

Corrió y se escondió bajo la cama, en su solitaria casa.

- ¡Te encontraremos, Listing!- vociferaba un chico con una voz ronca.

Se oían unas pisadas fuertes por toda la casa. Un grupo de chicos abusadores perseguían a Georg; y si éste se dejaba atrapar quizá lo mataban. Georg estaba nerviosísimo. Dependía de alguien que llegara a la casa en ese momento, su mamá, su padrastro... Alguien. O simplemente que se hartaran de buscarlo y que lo dejaran en paz. De repente, Georg observó como los chicos entraron a la habitación, pudo identificar a ninguno.

- No, Fred, no está aquí- comentó uno de los chicos.

Y salieron de la habitación. O al menos eso creía. Georg intentó salir. Se arrastró y se incorporó con cuidado. Pero alguien lo tomó por el t-shirt.

- ¡Hasta que te encontré, pequeño Moritz!- gritó el chico.
- ¡Fred!- dijo Georg asustado.
- Ya eres todo mío - comentó riendo.
Lo tiró al suelo. Todos los chicos subieron a la habitación donde estaban Georg y Fred. Tenían bates de baseball y palos en las manos. Se burlaban de Georg.

- ¿Cuáles serán tus ultimas palabras, Listing?- inquirió un fortachón que balanceaba el bate de un lado hacia otro.
- Por favor... ¡Déjenme ir!- exclamaba Georg haciendo fuerzas para levantarse.

Pero era imposible: Fred le pisaba el pecho con fuerza. Los chicos comenzaron a burlarse de él; hasta que uno dio el primer paso y le dio en el estomago con el bate. Georg se encogió por el dolor tan grande que sintió.

- ¿Qué más quieres Listing? ¿Un besito de mi parte? ¡Marica!- gritó Fred burlón.
- P-por favor... Déjame ir- murmuró Georg abrazando su estómago.

No valió de nada. Siguieron golpeándolo aún con más fuerza. Hasta el punto de que ya estaba sangrando. Fue tan fuerte, que ya estaba agonizando.

- ¿P-por qué?- preguntó Georg sollozando.
- Por meterte donde no tenías que meterte, imbécil- respondió un chico con una máscara negra en la cara.
- ¡Ya verán!- pudo decir Georg con la poca fuerza que le quedaba.
- Sí claro...- dijo Fred por última vez.

Le golpeó por última vez. Y allí quedó todo. Georg murió.