Disclaimer: Saint Seiya y sus personajes no son míos son de Masami Kurumada y demás... si fueran míos yo sería rica y os aseguro que no estaría escribiendo fanfics, sino mejorando el anime de Hades xDDDD.

Capítulo 1: Cálido y Frío

-Grecia, 12 de Junio-

Lo digo ahora y lo diré siempre.

Nunca me gustará el calor de esta región, es diferente al calor del volcán. Amo el frío y todo lo que con el trae. Al salir del avión junto a Lady Flare observo las gentes de allí, tan morenos y sonrientes; me vuelvo a la señorita y ella también sonríe, buscando a alguien con sus ojos. Suspiro agobiada, no tengo ganas de estar aquí, no quiero estar aquí y no debo estar aquí... Quiero volver a Asgard, con Hagen y con Siegfried, quiero volver a correr por los pasillos del Valhalla y llevarme las regañinas de las Valquirias mayores...

- Ya llegó -oigo decir a la princesa Flare, me vuelvo a ella y veo a donde señalan sus blancos y finísimos dedos; cabello oscuro, ojos índigo y unos labios dignos de besarse. Sacudo la cabeza¿pero qué demonios estoy pensando? Aún no conozco a este tipo, además soy una Valquiria del Dios Odín.

- Lady Flare -su voz era un cántico de ángeles y de demonios a la vez, frío y calido, salado y dulce. Mi cuerpo se estremeció por completo, en ese instante me miró y yo le devolví una mirada tan fría como la de él, mis bajos instintos se calmaron rápidamente tras de aquello. La princesa me lo presentó como el guardián de la Onceava Casa del Santuario de la Diosa Atenea, el mismo donde ahora me dirijo.

- También es Maestro de Hyoga del Cisne -dice alegremente Lady Flare, mi cuerpo se tensiona y me quedo parada con la mirada vacía al horizonte-. ¿Alexiel?

- ¿Cygnus Hyoga? -pregunto aún incrédula de todo lo que está pasando por mi mente a una velocidad vertiginosa.

- Así es -responde el joven de ojos índigos clavando sus ojos en los míos más claros.

Cygnus Hyoga, el mismo que fue a Asgard antes que ninguno de sus compañeros. El mismo que embaucó a Lady Flare, el mismo que se enfrentó a Hagen, mi hermano, mi Maestro y mi padre... Mi única familia. Su asesino... el mismo que ahora se acerca a nosotros en la entrada del Santuario.

Sin duda alguna, Grecia si es un sitio extraño, muy extraño.

Estoy demasiado estresada desde que le he visto. Hagen nunca ha dejado de decirme que no debo pensar mal en él, que nosotros éramos los equivocados, que estábamos manipulados pero mi hermano no entiende lo que yo sentí al verle muerto... muerto de manos del que ahora le sonríe a mi princesa y me mira extrañamente.

¿Curiosidad, Cisne¿No me recuerdas?

El Maestro me mira de arriba a abajo, observa la mirada que le dedico a su alumno y parece que intenta entrar en mi mente para saber algo. Le miro y le dedico la más fría de mis miradas, cerrando mi mente a él. Lady Flare se da cuenta de lo incómoda que me encuentro y pone una mano en mi hombro. Suspiro y sigo adelante, pero siempre atenta a lo que hablan o pueden decir de mí.

- ¿Quién es ella, Flare?

- Se llama Alexiel, es una futura Diosa Guerrera.

- Parece una persona bastante fría…

- Justo como vos, Maestro Camus, ella es una Maestra del hielo.

Camus, así que el otro se llama Camus y es un Maestro de los hielos. Sonrío justo al llegar a la última de las Casas del Zodíaco, si este Maestro supiera todas las cartas que puedo llegar a jugar. Lady Flare se posiciona a mi lado y entramos a ese llamado Templo del Patriarca, me echo algo atrás dejando entrar antes a mi princesa por aquel pasillo de armaduras doradas, doce de ellas, para ser concretos.

A los lados de cada Caballero su alumno o alumna y al final los Caballeros de Bronce. La princesa hizo una leve reverencia a un joven de cabellos verdosos y sonrió, el hombre le tomó la mano y la llevó con él. Yo me quedé atrás con una rodilla en el suelo y sin levantar la mirada, escuchando los cuchicheos de los atenienses al ver que no movía uno solo de mis músculos.

- Levántate Alexiel de Merak -la sorpresa cruzó la cara del Cisne al escuchar el apellido-. Sed bienvenida a las tierras de la Diosa Atenea.

- Muchas gracias, Milord -dije haciendo una leve reverencia.

- ¿Os sentís bien en este calor?

- Es una leve brisa veraniega -susurré levemente y sonreí torvamente-. Comparado con el dominio del fuego y del hielo en manos de un Merak, esto es eso, Milord, brisas...

Punto para la nórdica: Alexiel 1 - Grecia 0

Observo a los maestros y alumnos atenienses, algunos al escuchar mis palabras solo ríen pero otros parecen molestos, muy molestos entre ellos un joven de ojos verdes y piel morena; le veo cerrar los puños tan fuertes y eso me hace reír.

-Espero entonces que la brisa sea de su agrado.

-Así es, Milord -dije volviendo a bajar mi mirada mientras Lady Flare volvía a hablar con él, más tarde me enteraría era el Patriarca, sentí las miradas de todos sobre mí, especialmente del Caballero de Acuario y de una de las alumnas que estaban allí presentes.

- ¿Cuál es tu signo del zodíaco, muchacha?

- Escorpio, Milord -en ese instante el joven de ojos verdes se estremece y suspira angustiado. A su lado otro joven le palmea la espalda, entre ellos está esa jovencita que no deja de mirarme.

- Milo de Escorpión -el aludido da un paso adelante, yo lo observo y río por dentro-. Alexiel de Merak -me levanto y cruzo una mirada con el Escorpión y luego miro fijamente al Patriarca-. Desde el día de hoy serán maestro y alumna, compartirán entrenamientos, casa y comida...

- ¡No puede ser posible, Shion! -dice Milo, lo que no puede ser posible es que tengan tan poco respeto a la autoridad, psssttt, atenienses.

- Milord si el Caballero no quiere, no haré lo posible por la adaptación...

- Milo será tu Maestro, quiera o no¿verdad Milo? -dice una suave voz, Lady Flare se vuelve y sonríe tendiéndole una mano a la joven frente a ella; una joven de largos cabellos violáceos.

A su entrada todos los Caballeros, alumnos y el propio Patriarca hincan una rodilla en tierra; Lady Flare baja su mirada pero yo no puedo hacerlo, me quedo observando a aquella joven de aura tan parecida a Lady Hilda. Fuerte y gentil, ella se acerca a mí y sonríe alzando mi cabeza a su mirada, tan suave y tomándome por el mentón sonríe.

- Espero que estéis cómoda aquí Valquiria Alexiel.

- A... ¿Atenea?

La joven frente a mí sonríe, sus Caballeros se levantan menos Milo, quien está cerca de ella y sigue estático.

- Princesa Flare decidle al Guerrero Merak y a Lady Hilda que la joven estará bien, en cuanto acabe su entrenamiento volverá a Asgard, su Maestro será Milo de Escorpión en su primer tiempo con nosotros.

-Así se hará, mi Señora -dice Escorpio sin levantarse.

Al rato Milady Flare se despide de mí dejándome en aquel sitio, la casa del Escorpión Celeste donde ahora me encuentro escribiendo este diario. Ella me dijo que sería un buen recuerdo y una buena forma de desahogarme, y que esperaba que cuando terminase se lo mandara.

Al levantar el diario para cerrarlo, algo cayó de su interior. Alexiel lo tomó, era una foto de los Dioses Guerreros junto a Flare e Hilda. La nórdica volvió la foto y sonrió; "Sé fuerte y nunca olvides tu tierra. Te queremos" Era la letra de Siegfried y el recuerdo de todos los Dioses Guerreros de Asgard.