"Introducción"
"¡Aléjate!" Era un día lluvioso. Las luces se habían apagado en el edificio debido a la tormenta.
"¿Qué sucede? ¿Acaso tienes miedo?" una voz grave se escuchaba en una de las habitaciones del edificio.
"¡No me toques, déjame!" una chica gritaba con desesperación.
"Así que… a esto hemos llegado, es una lástima" dijo un hombre entrando a la habitación, cerrando la puerta tras él. "¿Qué se siente que te traicionen… y que los amigos que confiaban en ti te abandonen? Pues bien merecido lo tenías… nos traicionaste. ¡Prosigan!" el hombre ordenó.
"¡Nunca los engañé!" dijo la chica mientras algunas lágrimas recorrían su rostro, mientras yacía en el piso, amarrada de manos y pies, la cuerda levemente cortaba éstos, su sangre recorría ya el suelo donde estaba.
La prominente sombra de un hombre que fumaba en la esquina de la habitación, se desvaneció junto con el humo de su puro, que terminó bajo su bota. Había estado observando todo lo que ocurría, sin dedicar palabra a ninguno de los presentes.
Finalmente, el hombre, se había levantado y se había agachado al lado de ella, liberando el humo que retenía dentro de su boca en la cara de la chica. "Nada se consigue tan fácilmente así como tu lo hiciste, nadie con tan malos fines llega tan lejos, tú nos engañaste, nos hiciste pensar que todo lo que hacías era para el bien de todos nosotros; sin embargo, solo pensabas en ti misma. Me traicionaste a mi al final, lo siento, pero mi ego no lo soporta más, no sé los demás, pero los que han intentado engañarme a mi…" dijo el hombre mientras agarraba a la chica de su quijada, levantando su mirada violentamente. "Dicen que al morir, ves la vida pasar en un instante. Es una lástima que descubrí tu engaño antes de que tu me dijeras las mismas palabras a mi" dijo soltándola. "Mátenla… y no tengan piedad. Ella no tuvo ninguna con ustedes"
"Estoy embarazada" rogó mientras uno de los hombres allí presentes, desenvainó su katana y la acercó al cuello de la chica. Ella cerró sus ojos mientras sentía el corte y un agudo gemido de dolor atravesaba la oscura habitación.
