Última dosis
Son colores, ¿o es mi imaginación? Otra vez ingreso a esta grandiosa ilusión donde todo es olvidado y solo chispas de alegría brotan por todo mi cuerpo, imposibilitándome de cualquier acto peligroso que atente contra mi felicidad. El hecho de que yo tenga que buscar desde lo más profundo de mis ahorros para poder conseguir la manutención básica es una de las principales causas de la que me libró al menos cuarenta y cinco minutos.
Este trance es perfecto e inigualable, creo que sin esto no hubiese podido vivir. He encontrado la solución a todo problema que compite en mi vida. Desde este portal se me es imposible volver a la realidad. Estoy seguro que soy insuperable; hoy por hoy, nadie puede ser mejor que yo.
Aun un entiendo aquellos extraños sueños, o mejor dicho, pesadillas, donde estoy inmerso a un mundo en el que soy completamente discriminado, tampoco puedo entrar en ningún sitio público, y, sin importar edad, género o etnia, nadie me pasa por el lado. Nunca llego a percibir las caras de esos individuos, pero por una extraña razón, me parece que siempre son los mismos.
Algo que me cuesta olvidar es esa sensación de que alguien me vive persiguiendo, no puedo evitar esa alucinación, y yo, en ese momento de mi vida, no tardo en buscar a mi mejor aliado, aquel que aguarda dentro de un baúl color marrón, donde más que un cajón, parece una valija carcomida, la cual la humedad y el paso de los años han sido testigos de su triste apariencia.
Cada vez que pinto un nuevo cuadro y esa imagen es reflejada varios días después en los periódicos, es síntoma de que yo soy un ser el cual no fui elegido para vivir en este desagradable universo.
Todos los días a las tres de la tarde, Simone Deveaux abre esa puerta tal cual es su apartamento, me hace salir de mi trance y siempre grita la misma frase: "No creas que la heroína te librará de tus problemas, ¿!ok!?" Aún no entiendo el por qué se sigue interesando por mi vida, ¿acaso ya no tiene suficiente problemas?
¡¿Pero qué sabe ella?! ¿Acaso pintar el trágico futuro es lo que me salvará? No creo que dure mucho tiempo en pie, mucho menos ahora que ilustré un extraño bosquejo tenebroso… No puedo creer que aparezca mi tipo en este mismo piso, al lado mío una nota con unas cuantas letras incrustadas, de la que se podía percibi: "2008, lamentamos su triste muerte".
Ahora tendré que adivinar el día, aunque la verdad que lo considero tan inútil como el hecho de yo no entrar a mi querida adicción. Enseguida buscaré nuevamente en el baúl mi dosis de heroína diaria y aguardaré, indistintamente, a por el juicio final.
