-¡¿Acaso no tienes personalidad propia

Perdido

-¡¿Acaso no tienes personalidad propia?! –exclamaba Hermione Granger frunciendo el seño en aquel baño espantoso, donde solo unos cuantos estudiantes del castillo de magia de Hogwarts tenían la facultad de saber la ubicación exacta de aquel recinto.

-Ya te he explicado que no es problema de identidad –respondía Ron Weasly un poco más molesto de lo que acostumbraba a estarlo. Esta había sido la cuarta vez que Hermione lo había encontrado creando la poción en la semana.

-Igual –seguía Ron explicando- Si no me hubieses enseñado la receta, estoy más que seguro que no estuviera probando esta asquerosa poción multijugos.

-Su supone… Si yo no te la hubiese mostrado, ¿tú la hubieses descubierto? Por dios... no acuerdo la última vez que fuiste a la biblioteca a investigar sobre alguna asignación. –respondía Hermione con un tono más sarcástico que nunca.

Ron sólo dirigió una mirada asesina, se levantó del piso del cubículo que acostumbraba a entrar, aquel que estaba oculto por una espesa sombra; era imposible que tan sólo un pequeño rayo de luz entrara por alguna rendija.

-¡Tienes problemas! –exclamó Hermione indignada, mirando cara a cara a Ron.

-¡Te he dicho que no me importa! Hago con mi vida lo que quiera. De verdad que estoy cansado que no se me valore en esta escuela por el simple hecho de que no sea como todos los demás. No, no tengo dinero y mucho menos tengo amigos.

No dudo más de un segundo en estrellar la puerta y salir con aquellos ingredientes necesarios para volver a crear la poción. Weasley se había convertido en un individuo incapaz de crear su propia identidad y, cada día más, se veía más desesperado aunque le costara reconocerlo, ya no era el mismo Ron de hacía cuatro años atrás. Era difícil para él reconocer sus defectos y haría lo imposible por no volver a ser el de antes.

-Al menos… tú si me importas –declaraba Hermione, tratando se calmar los ánimos de Ron, quien parecía cada segundo que pasaba, una bestia encerrada queriendo liberar sus alas.

-No me vengas con esa ahora, estuve cuatro años tratando de decírtelo y tú nunca quisiste entender –Ron explicaba.

-Por favor, baja esos ingredientes. No dejes que esta adicción te sumerja y te corrompa la conciencia, no puedo dejarte perder tu esencia. Eres especial, y no sólo para mí, tienes una familia que depende de ti. –Hermione Granger le hacía entender, mientras intentaba quitar aquellos componentes.

-Hermione, perdón, pero ya es tarde, los años han pasado y ya nada de esto lo puedo olvidar. –Ron quitaba violentamente los ingredientes desde las manos de Hermione.

Sólo hacía cruzar la puerta del baño y tomaba un sorbo de aquella poción recién creada, otra vez más tomaba el aspecto de Viktor Krum, tratando de subir su moral al cielo. Mientras, su figura se desvanecía cada vez más entre las sombras.