Nota de la autora: Holaaaaa!!! Y, por fin, después de mucho tiempo aquí vengo con una historia que, pro primera vez, no es de Harry Potter, jejejeje. La verdad es que hacía mucho tiempo que quería escribir algo sobre los Guardianes del Tiempo, porque me encantaba la serie y por lo que ví se han escrito pocos fics sobre ella. Y bueno, aquí llega otro más y espero que poco a poco vayan saliendo más fics ;). Aunque es un poco cortita (en principio tengo pensado hacer solamente 3 partes) espero que les guste de todas maneras, ya que trata sobre mi pareja favorita Ethan & Rochelle . me encantan!!. En fin, espero que no seáis muy duros conmigo y me dejéis algún review que otro (está muy fácil, al final del todo donde pone 'submit review' le dais al botón de 'OK' y con este simple gesto hacéis feliz a esta humilde autora :D). Muchos besos y espero que os guste, DEWWWW.
Capítulo 1. Conclusiones
En medio de una plana extensión de fina hierba, al borde de un pequeño precipicio, con los rayos del sol bañando la superficie de la tierra con infinita claridad, dos personas se encuentran, dos figuras solitarias, la una junto a la otra. En un instante, los dos se abrazan con ternura, fundidos en un único ser.
El muchacho rodea con sus brazos la cintura de su compañera, de manera protectora, deseando permanecer en aquella posición, que el tiempo se detenga, para poder quedarse para siempre junto a ella.
Sin embargo, apenas en cuestión de segundos, esta bella imagen de amor y felicidad se ve enturbiada por la presencia de una sombra.
Un deje de inquietud inunda el lugar, mientras los ojos verdes de la muchacha lo examinan en profundidad, como si estuviesen buscando algo, alguna señal de peligro en el ambiente que era perfectamente capaz de percibir.
Una expresión de miedo aparece en el rostro de la muchacha que comienza a buscar con más ahínco, desesperada, la posición de aquel hombre que había logrado identificar, escondido en algún punto situado entre la basta extensión de árboles.
El joven se vuelve hacia ella, confuso e inquieto por su reacción y la sostiene con más fuerza entre sus brazos.
-Rochelle¿qué sucede?
En ese momento, un ligero silbido recorre la distancia que se interpone entre el cazador y sus presas, y con una asombrosa rapidez y decisión, la muchacha se zafa del abrazo del joven y se interpone con un salto entre este y la flecha que se dirige directamente hacia su pecho.
Cuando la flecha envenenada la atraviesa con fuerza, clavándose profundamente en su corazón, la muchacha cae hacia atrás.
Antes de que toque el suelo, el joven la sujeta por la espalda y la sostiene en sus brazos.
-¡Rochelle!- su compañero contempla la flecha clavada en el pecho de ella, horrorizado, y la mira con ojos desorbitados- ¡Rochelle!.
Los ojos verdes de la muchacha sonríen mientras extiende con dificultad los brazos, tratando de alcanzar el rostro de su amado, hasta que sus manos acarician tiernamente sus mejillas, con infinita dulzura.
-A salvo. Estás a salvo- susurra sonriendo aliviada.
Él sacude la cabeza, desesperado, mientras unas lágrimas de tristeza escapan de entre sus párpados. Balbucea y solloza desolado, sin saber qué hacer.
La muchacha recorre sus mejillas con los dedos, tratando de secarle las lágrimas, pero en un instante flaquean y sus brazos caen hacia los lados, ya sin fuerzas.
La luz de sus ojos se extingue lentamente y los latidos de su corazón comienzan a detenerse poco a poco, sin remedio.
Cuando sus ojos se cierran, esbozando una última sonrisa, el muchacho sacude fuertemente la cabeza y cierra los ojos con fuerza, sollozando y chillando, roto por el dolor y la pena.
-¡Noooooo!.
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
Isabel despertó sobresaltada incorporándose rápidamente en la cama, con un chillido de angustia.
Su corazón latía desenfrenadamente mientras en su pecho comenzaba a acumularse una sensación de dolor y tristeza y el sudor recorría su frente donde unas gotas resbalaban lentamente a través de sus sienes, hasta alcanzar sus mejillas.
La muchacha se encogió, agarrando sus piernas por debajo del edredón y escondió la cabeza entre sus brazos.
Lentamente, su ritmo cardíaco consiguió estabilizarse y aquella horrible sensación se desprendió de su pecho.
Sólo entonces se atrevió a levantar la cabeza y miró a su alrededor.
Se encontraba en su habitación. Las cortinas ondeaban mecidas por la brisa cálida que penetraba a través de la ventana del dormitorio, ligeramente entreabierta. La persiana estaba subida y apenas podía distinguirse una fina claridad en el ambiente.
Los rayos de la luna iluminaban el paisaje tras la ventana. Aún era de noche.
Isabel apartó bruscamente el edredón y se sentó a un lado de la cama. Encendió la lámpara que se encontraba sobre la mesita de noche y agarró el despertador.
Las manecillas apenas marcaban las 4 de la madrugada.
Entonces, de improviso, la puerta de la habitación se abrió con estrépito.
Un joven alto y delgado, de cabello castaño claro y ojos marrones entró en la habitación y se acercó hacia ella con expresión preocupada. Era su hermano Matt.
-¿Te encuentras bien, Isabel?- preguntó plantándose de rodillas en el suelo, frente a ella, y agarrando con firmeza las manos de la muchacha entre las suyas.
Isabel asintió débilmente, sin mirar a su hermano.
Matt levantó un brazo y cogió a su hermana por la barbilla, examinando su rostro.
-Estás muy pálida¿seguro que estás bien?.
Isabel se zafó de su mano apartando la cara y le habló ya más tranquila.
-No es nada, Matt- susurró intentando calmarle, cómo cada vez que su hermano se portaba de manera tan protectora con ella- Sólo ha sido un sueño.
-Más bien una pesadilla diría yo- dijo preocupado- ¿Por qué gritabas?.
La muchacha lo miró extrañada.
-Sólo he gritado al despertarme.
Matt negó con la cabeza, muy serio.
-Te movías mucho y hablabas y te quejabas en sueños- explicó- te llevo escuchando desde hace un rato.
Isabel desvió la mirada, incómoda.
-¿Has soñado con lo mismo otra vez?.
Volvió a mirarlo y supo inmediatamente a lo que se refería. Ya había tenido ese sueño otras veces, desde hacía ya dos semanas, y había hablado hacía poco con su hermano sobre eso.
Ella asintió tristemente.
Matt se llevó una mano a la barbilla y frunció el ceño, pensativo.
-Se está repitiendo mucho- murmuró desconfiado- es demasiado raro...
Isabel tragó saliva nerviosa.
-Es cierto que me afectó mucho lo de Rochelle, sobre todo por Ethan, y por no haber podido ayudarla- añadió cabizbaja- pero soñar con el momento de su muerte cada noche que, es demasiado extraño e inquietante.
Matt la miró un momento y continuó pensativo, fijando la vista en el colchón, sin mirarlo en realidad.
-¿Qué crees que significa, Matt?- preguntó intranquila- ¿por qué tengo esta misma pesadilla siempre?.
Matt fijó la vista en ella con rostro serio.
-Tal vez no sea una pesadilla- murmuró dubitativo.
Isabel lo observó extrañada.
-¿Qué quieres decir¿Si no es una pesadilla entonces qué?.
Su hermano siguió mirándola con gravedad, sin atreverse a decirle lo que rondaba hacía ya tiempo por su cabeza, desde que ella le había contado lo del sueño unos días atrás.
Isabel lo apremió impaciente.
-¡Matt!.
El muchacho se incorporó rápidamente y se sentó junto a ella.
-Bueno, es una tontería porque.. es algo que ya ha sucedido y, por tanto, no es muy probable que sea, pero existe una posibilidad- balbuceó Matt dudoso.
Isabel torció el gesto impacientándose más aún.
-Ve al grano, Matt¿Qué intentas decir con eso?.
-Que puede que sea una visión- añadió no muy convencido.
Isabel lo miró sorprendida.
-¡Pero eso no puede ser!- exclamó inquieta- Las únicas veces en las que sucedió algo parecido fueron cuando...
-Cuando Sera trataba de comunicarse con Ethan a través de ti- añadió Matt terminando la frase por ella.
Isabel se quedó mirándola boquiabierta.
-¡Pero eso no tiene nada que ver!- exclamó confundida, pero ante la expresión que le dirigía su hermano, intentó pensar en lo que le había dicho, hasta que finalmente su expresión de torno de sorpresa y miró al muchacho, atónita- Un momento¿me estás diciendo que crees que el alma de Rochelle está tratando de comunicarse con Ethan a través de mi?.
Matt se encogió de hombros.
-Podría ser...
Isabel negó con la cabeza, de manera tajante.
-¡Es imposible, Matt!- exclamó Isabel convencida- Rochelle está muerta.
-Sera también lo estaba y su alma acabó vagando sin rumbo en la pirámide, en aquella isla¿no te acuerdas?- dijo Matt seriamente.
-Claro que lo recuerdo, pero... Marduke la llevó ahí, es lógico que su alma no descansara en paz hasta que la sacamos de allí.
Matt asintió con la cabeza.
Sabía que Isabel llevaba la razón pero... sentía que algo se les escapaba. Rápidamente por su cabeza comenzó a rondar una idea, una absurda e inexplicable idea que, aunque sin ser sólida, explicaba aquella extraña teoría.
-Sí, pero Isabel, no somos conscientes del camino que recorren las almas de los muertos para llegar hasta su descanso eterno- explicó rápidamente repitiendo cada palabra que iba pasando una y otra vez por su mente- Sabemos que morimos pero no sabemos exactamente qué es lo que ocurre entre el instante en que fallecemos hasta que se supone que ascendemos hasta el cielo¿comprendes lo que te estoy diciendo?.
La muchacha parpadeó confundida.
-¿Lo que intentas decirme es que el alma de Rochelle no llegó hasta el cielo y se perdió en el camino por alguna extraña razón?.
Matt asintió avergonzado.
-Bueno, tal y como lo has dicho parece una teoría absurda pero, piénsalo bien, Isabel, lo que hizo Marduke con Sera demuestra que se puede cambiar ese destino, que pueden pasar muchas cosas desde el instante en que morimos hasta que llegamos al cielo o todo puede seguir su curso normal, pero no existe ninguna razón por la que un alma no pudiera perderse por el camino o ignorar a la luz que la guía, no lo sabemos con seguridad pero tampoco es imposible que pueda ocurrir¿entiendes?- Matt sonrió complacido- Nada es imposible y eso lo he aprendido a lo largo del tiempo que pasamos en la Guardia.
Isabel asintió comprendiendo adónde quería llegar su hermano, pero seguía frunciendo el ceño, sin estar muy convencida de ello.
-Te aferras a un clavo ardiendo, Matt- razonó la muchacha- Y además es una teoría absurda que no podemos demostrar.
Matt examinó un momento lo último que había dicho su hermana y de repente se le ocurrió algo.
-Quizá si podamos demostrarlo...
Isabel lo miró entre divertida e impresionada.
-Estás extrañamente ingenioso esta noche, Matt¿a qué se debe?- añadió burlona.
Matt le dirigió una mirada muy seria.
-¡Vamos, Isabel¡Podría ser!.
-¡Pero es absurdo, Matt!- exclamó sulfurada- Es cómo lo que dicen las películas de que los fantasmas son espíritus de las personas que han muerto y tienen aún asuntos que resolver... ¡Pero sólo son películas¡Es ficción!.
Matt la fulminó con la mirada, receloso.
-Isabel, creía que con todo lo que has experimentado en la Guardia durante estos años estarías más receptiva- su hermana le dirigió una mirada furiosa mientras hablaba- También pensábamos antes de entrar en la Guardia que la magia y los viajes en el tiempo no existían y sin embargo míranos, yo soy un inmortal y tú tienes el poder de curación¿Qué me dices a eso, hermanita?.
Isabel no pudo añadir nada más a eso. Se llevó una mano a los labios, entreabriéndolos ligeramente, y volvió a pensar en ello, frunciendo el ceño levemente.
Matt sonrió complacido.
-Pero, pero es... es imposible...
Matt la agarró fuertemente de las manos y la miró con dulzura.
-Vamos, Isabel- intentó convencerla- Tal vez esta sea la única oportunidad de salvar a Ethan y que vuelva a ser el de antes.
Isabel miró a su hermano tristemente.
No veía motivo alguno por el que Ethan volviera a ser el mismo si supiera que el alma de Rochelle podría no haber alcanzado el cielo y siguiera intentando comunicarse con ellos.
Desde luego, si fuera ella, trataría por todos los medios de buscar el alma de Rochelle y resucitarla y eso lo podría perjudicar demasiado a su amigo.
Sin embargo, Isabel recordó en aquel momento la situación de la madre de Ethan hacía sólo unos meses, cuando no paraba de tener pesadillas sobre su hija Sera, que al final resultó que eran en realidad mensajes que la muchacha intentaba transmitirles para que acudieran a salvarla del infierno en que se hallaba sumida. Recordó que cuando por fin lograron rescatar el alma de Sera, la madre de Ethan pudo por fin encontrar la calma y la serenidad que tanto deseaba.
Aquel pensamiento la ayudó a decidirse finalmente, y se volvió para mirar a su hermano.
-¿Cómo podemos demostrar que no nos equivocamos y toda esa locura resulta ser cierta?.
Matt esbozó una media sonrisa.
-Sólo podemos esperar a que Rochelle nos conduzca hasta donde se encuentra.
Isabel se cruzó de brazos molesta, aquella idea no la había convencido demasiado.
-Y mientras esperamos a que la supuesta alma de Rochelle que se ha perdido en el camino se manifieste¿qué hacemos?- preguntó escéptica.
Matt la miró, decidido y respondió:
-Ir a ver a Ethan.
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Fin del capítulo
