"Mi Gran Amor, Siempre Has Sido Tú"

Capítulo 1

Los personajes no son míos. Pertenecen a Kyoko Mizuki y a Yumiko Igarashi

El tan esperado día había llegado. La ceremonia de graduación del curso de enfermería, en el Hospital Saint Jane era hoy. Todo un camino recorrido de su nueva vida. Sus amigos vendrían a verla y a felicitarla cuando ella recibiera su tan esperado Diploma de enfermera/cirujana. ¡Hasta Albert estaría ahí! Pero a pesar de toda esa alegría, algo en el fondo de su corazón no estaba bien. La pena la invadía desde ese fatídico día, en el cual ella y su gran amor, tuvieron que separarse por infortunios de la vida, siempre le ocurrían cosas así, desde su nacimiento. Lo extrañaba día y noche. Sobre todo, en las noches… dónde los recuerdos y las emociones afloraban en su máximo esplendor. Aún no había sido capaz de olvidarlo, era imposible. Siempre fue su gran y único amor. Jamás olvidaría esa voz profunda, esa mirada penetrante llena de sentimientos y emociones que solo ella sabía apreciar y adivinar. No, jamás esa rubia pecosa, olvidaría a ese hombre que marcó su vida para siempre.

Hoy es mi día. ¡Arriba el ánimo Candy! Por fin serás la enfermera que siempre quisiste ser. Todo el esfuerzo valió la pena. Todos mis amigos vendrán. Archie, Stear, Annie, Patty, Albert… todos menos… él.-

Candy salió de su pensamiento cuando escuchó que llamaban a su puerta. Se levantó de la cama, en la cual estaba sentada y se puso de pie, con su mejor cara. "Nadie puede saber que lloro por él todavía. Eso solo quedará en mi corazón, por siempre". Pensó Candy.

¡Ya voy!.- Cuando abrió la puerta, grande fue su sorpresa al ver a sus amigas ahí. – ¡Chicas! ¿cómo llegaron a mi habitación?.- Candy se abalanzó hacia ellas, abrazándolas a las dos. Lágrimas de felicidad aparecían por su cara.

¡Candy, amiga mía!.- Decía Annie. – ¿Acaso crees que ibas a estar sola, en este momento tan especial? ¡Patty y yo te ayudaremos con tu atuendo! Hoy debes verte preciosa, más hermosa de lo que jamás te hayas visto. ¡Además los chicos ya están en el salón, esperando ansiosos por verte recibir tu diploma! – Exclamaba Annie.

Pero Chicas… ¿para qué me voy a arreglar tanto? Es solo la ceremonia de graduación… Solo estarán ustedes. – Candy no entendía por qué había que hacer tanta parafernalia de todo esto. Bueno, era su graduación, pero solo estarían los dueños del hospital, la enfermera Jane, sus compañeras y claro, sus amigos. Ella solo quería estar como siempre.

¡A a a! No digas más Candy. Hoy estarás preciosa y punto!. – Sentenció Annie.

Si Candy, hoy es tu gran día, debes verte preciosa.- Secundó Patty con su voz cálida y amorosa como siempre. Los chicos ya están sentados en sus respectivos asientos. Nosotras les avisamos que te dejaríamos como muñeca, la verdad, solo quieren verte feliz.

Candy estaba emocionada... sus lindas amigas nunca se olvidaban de ella. - ¡Está bien! Haré lo que ustedes digan, pero por favor… algo sobrio, te conozco Annie, y sé que te encanta vestirte a la moda y con esos vestidos ajustados que a mí no me van… - Decía la rubia de cabellos rizados.

Candy, amiga mia…. – Le decía la pelinegra, abrazándola de manera maternal. – Por favor, quiero verte hermosa, feliz, sobre todo… feliz, a mí no me engañas, aunque ocultes muy bien tus sentimientos, puedo leerte como a la palma de mi mano. ¿Dejarás hacer lo que yo quiera, sí?.- Decía Annie con una mirada que era imposible que la rubia le dijera que no.

Está bien, está bien… haz lo que tú quieras. Pero Patty, ¡te lo suplico!, fíjate en lo que hace Annie, ¡me da miedo quedar tan arreglada! Jajajaja.- Decía la pecosa con ese humor tan característico de ella.

No te preocupes Candy. Yo estaré aquí viendo que hace esta pelinegra ¡apasionada por la moda!.- Reía Patty.

¡Ay! Ya basta las dos. Ahora ¡a trabajar!. – terminó de decir Annie.

Al otro lado de la habitación, en el salón principal que tenía el Hospital, estaban todos los invitados reunidos a la ceremonia de graduación. Algunos ya estaban sentados. Archie, Stear y Albert, estaban entusiasmados por estar ahí. Ya había pasado un año entero desde que todos los integrantes Andrew supieron de la verdadera identidad de Albert. En ese año, habían ocurrido muchas cosas. Albert era el famoso Abuelo William, Stear se había enlistado en la guerra y casi que ocurrió una desgracia… menos mal que él había salido absuelto de esa explosión y pudo volver a casa sano y salvo. No sin antes recibir una buena oratoria por parte de su hermano Archie y por supuesto de la tía abuela. Todos estaban preocupados por él, y Albert, también se lo hizo saber. A pesar de ser el Abuelo William, todos lo llaman Albert, pues él no tenía apariencia de anciano y los integrantes más importantes del Clan Andrew le tenían cariño y estimación, así que todos lo trataban como un amigo muy querido. Sin embargo, lo trataban con respeto. Además de eso, ese año pasó la fatídica separación de Candy y Terry. Nadie ha tocado ese tema desde ese día. Todos sabían que eso le causaba mucha tristeza a su querida pecosa que todos querían y adoraban.

Ya quiero verla, ¡ya quiero verla! – Exclamaba Archie. En el pasado estuvo enamorado de Candy, pero al conocer a Annie y acercarse a ella, se dio cuenta que por su querida amiga, solo sentía afecto, como un verdadero hermano. – ¡No puedo creer que hoy sea el día que veamos a nuestra gatita adulta y egresada!

Yo tampoco puedo creerlo.- Exclamaba Stear. – Pensar que la conocimos tan pequeña, siendo maltratada por esos Leegan y a pesar de eso, ella nunca perdía la esperanza y la sonrisa de su dulce rostro.

Es cierto… - secundó Archie- Pensar que… - de pronto Archie se calló.

¿Qué? ¿pensar qué hermano? – le preguntó Stear.

Bueno… me callé porque aún me da pena el recordarlo. Pensar que Anthony pudo haber estado aquí, si él no hubiera muerto… quizás ellos dos seguirían juntos. – decía él, apenado aún por la muerte de su querido primo.

Sí… es cierto.- Afirmó Stear. – Ellos se amaban mucho, su amor era puro, libre de toda maldad.

Ambos hermanos guardaron silencio, recordando al fallecido Anthony. Aún era una herida que no sanaban y quizás, nunca sanaría.

A ver muchachos… - habló la voz con experiencia del grupo. – Anthony siempre vivirá en nuestros corazones, él está vivo, jamás lo van a olvidar, y sé, que Candy, lo amará por siempre, hasta el último día de su vida. Es por eso, que no debemos recordarlo con palabras tristes, o miradas afligidas. Él está aquí con nosotros, presente. - Dijo Albert con esa mirada dulce y sonrisa tranquilizadora. – Sobrinos, tienen que estar felices, hoy no es un día para pensar en penas, solo en alegría. Alegría por nuestra dulce niña que hoy, ya es toda una mujer.

¡Tienes razón, Tío! - Secundaron los dos hermanos. Cuando Albert hablaba con esa voz llena de experiencia, los dos hermanos, le decían "tío" era una forma de hacerle saber que lo respetaban cuando él los dotaba con esas palabras llenas de afecto pero también de enseñanzas.

Además… hoy Candy recibirá una sorpresa que la dejará más feliz que nunca. - Dijo el rubio de ojos celestes, con una sonrisa misteriosa.

¿Qué quisiste decir Albert? ¿Acaso le tienes una sorpresa a Candy? – Preguntó Archie.

Mira que sería muy feo que tú le tuvieras algo ¿y nosotros no! ¡Ya que dijiste que con nuestra visita bastaría!- Decía el chico de anteojos.

Tranquilo muchachos… - decía Albert lleno de misterio. - Ya verán, solo esperen tranquilos. - Y ninguna otra palabra salió por su boca, ya que la ceremonia, estaba por comenzar.

¡Chicos, chicos!.- Escucharon desde lo lejos. Eran Annie y Patty que ya volvían a sus lugares al lado de sus novios.

Ya llegaron! Qué bueno, la ceremonia está a punto de iniciar.- Decía Archie.

Sí, lo sabemos. Ya dejamos arreglada a Candy, está ¡DESLUMBRANTE!.- Decía Annie con voz de superioridad. Pues ella misma la había arreglado.

Sí tú la arreglaste.. entonces sí que quedó hermosa. Eres hábil Annie, siempre te gustó la moda. – Le decía su novio Archie. Muchas cosas de las que sabía su amada, él mismo se las había enseñado.

¡No te imaginas como quedó! ¿Cierto Patty?- Le dijo Annie.

Es cierto…. Hoy Candy estará como nunca antes.

Me alegro.- Decía Albert. –Eso lo hará más emocionante para Candy.

Albert, ya me estás preocupando! – decía Stear. - ¿De qué estás hablando?

Sí! Yo también quiero saber de qué tanto estás hablando Tío.- Decía Archie.

Shhhh, la ceremonia empieza ahora. Guardemos silencio.- Sentenció Albert.

Y tal como lo había dicho el tío abuelo William, la ceremonia dio inicio, pronto saldría al escenario Candy.