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Infidelidades
por JD Wordenwood

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Capítulo 1:Solo es sexo…

La fría pared de piedra congela aún más mi espalda, en la oscuridad del pequeño armario puedo distinguir un rayo de luz muy fino entrar por la cerradura de la puerta. La señal que estamos a salvo es que ese diminuto rayo de luz sea sostenido, que nadie trate de abrir la cerradura con la llave o con algún hechizo. Escucho el movimiento de un balde de metal moverse bruscamente contra la pared y hacer que un trapeador se caiga estrepitosamente.

- Lo siento – me susurra Harry. Trato de reprimir las sensaciones de mi cuerpo en vano y gimo una vez más, sus manos se abren paso por encima de mi blusa de manera sensual, rodeando mis pechos con desesperación y brusquedad. Tanteo en la oscuridad y trato de encontrar la calidez de sus labios, una vez juntos me siento segura. – Me encantas Hermione – me susurra con una voz extraña, ajena a él.

Siento sus labios bajar por mi cuello con suavidad, sus fuertes, trabajadas y desnudas piernas me sostienen y apoyan unos centímetros más altos que él en la pared. Con las mías rodeo su cadera, sintiendo su miembro endurecido y aprisionado por sus bóxers moverse rítmicamente sobre mi húmeda ropa interior. Los movimientos de Harry son más frenéticos, en especial cuando trata de abrir mi sujetador para liberar mis senos, se le es difícil y lo siento frustrarse.

Mis dedos tratan de abrir inútilmente su sujetador, cuando por fin lo logro llevo mis labios hacia los senos de Hermione y los beso frenéticamente. Ella termina de desabotonar mi camisa del colegio, por la oscuridad y estrechez del armario rompe algunos de los botones y sus manos se dedican a tratar de apartarla lo más posible para poder sentir nuestras pieles lo más juntas posibles.

En un acto irracional la vuelvo a besar y me excita el querer verla. La cargo aún más contra la pared, rozando nuestros sexos encubiertos y provocando respuestas sonoras en ambos. Con una mano trato de alcanzar mi varita, puesta en el bolsillo de la túnica que colgué sobre una escoba.

- ¿Qué haces? – me dice arañando mi espalda, resistiéndose a que me estire a un lado que no sea el donde está ella. Mi respuesta es invocar la luz con mi varita y la puedo ver. Toda la sangre de mi cuerpo cobra una dirección especial, todos mis sentidos ahora están rendidos ante ella.

Sus ojos color chocolate tienen un brillo especial, frenético, lujurioso: el deseo. Sus blancas mejillas lucen sonrosadas y encandecidas, su cabello castaño esta alborotado y su blusa está detrás de ella, a medio sacar junto con su sujetador. Sus senos me seducen y sus labios me llaman, me sumerjo en ellos y rodeo sus atributos con mis manos.

Los ojos esmeralda de Harry me miran con picardía, sus labios se juntan con los míos y al separarse puedo ver el brillo del hechizo materializar mis sensaciones. Harry luce semi desnudo salvo por sus bóxers, su pecho trabajado por el Quidditch es ataviado con una fina capa de vellos que me guía hacia por dentro de la elástica y estirada tela de su ropa interior. Lo veo dejar su varita encima de una cubeta y noto sus musculosos brazos apoyarse a los lados de mi cabeza. Beso su cuello y le cambio de posición, apoyándolo contra la pared, llevo mis manos hacia sus abdominales tocando uno por uno hasta llegar al elástico de sus bóxers. Lo miro fijamente a los ojos y sonrío, seguidamente introduzco mis manos en ellos pasando por una abundante mata de vellos y llegando hacia su endurecida virilidad.

Lo escucho gemir y me éxito aún más, sus manos viajan a espalda y me apoya contra él. Siento sus pies descalzos rozar con los míos y trato de agacharme junto con él, pero es imposible. El armario es demasiado estrecho. Junto nuestros labios y con mi mano hago suaves movimientos en el miembro de Harry, lo siento disfrutar y el se adentra en mi ropa interior sujetando fuertemente el lugar donde la espalda perdió su nombre.

Una extraña sensación me invade y me alejo algo de él, sin sacar mi mano de su ropa interior. Quiero sentir a Harry adentro mío, quiero poder verlo completamente desnudo, quiero ser suya. Noto una sonrisa surcarse en su varonil rostro, con mi mano libre sujeto su cabello azabache fuertemente y beso su cuello.

- Sé que lo quieres hacer – me susurra al oído tratando de llegar con sus dedos a zonas que nunca antes alguien había llegado – Pero yo no quiero hacerlo aquí y ahora… tu te mereces mucho más que esto... – Me sonrojo aún más, su capacidad de entender mis pensamientos con solo mirarme me cautiva, beso el lóbulo de su oreja y me apego más a él, moviendo haciendo movimientos cada vez más frenéticos ahí abajo.

Las mano de Hermione se mueve rítmicamente y respiro sonoramente para poder mantener la calma. Su mirada, sus gestos, sus labios y la picardía de sus ojos me indican lo que yo también deseo, a ella. Cierro los ojos y gimo una vez más. – Harry… - me dice con suavidad al oído, moviendo su mano intensamente, rodeando y presionando mi virilidad. – Tú me fascinas…

La levanto una vez más, y ella lleva sus dos manos rodeando mi espalda. Me besa frenéticamente y sus senos rozan con mi cuello y mi barbilla. Siento su ropa interior húmeda y al mirar abajo veo que la mía también lo está, unos cuantos movimientos más de Hermione y seguro no solo estaría húmeda.

- Quiero seguir… - me dice al oído después de dejar mis labios – Pero ya es hora. – La dejo colocar sus pies en el suelo y la noto cambiarse apresuradamente, con unos cuantos hechizos alisa y enmienda nuestras ropas. Una vez cambiada, ordenada y hermosa como siempre se dispone a salir, revisa el mapa del merodeador y comprueba que no hay nadie cerca. Le robo un beso y ella me corresponde. – Te voy a extrañar – me susurra y con una mirada de resignación abre la puerta y se retira.

Mi excitación decrece al verla irse así, resignada a que esto sea tan efímero, tan irreal y tan secreto. De los secretos que he tenido que guardar este es el que más me cuesta. Ella me cautiva y me inspira a seguir viviendo y yo la mantengo en este armario de escobas. Chico, oscuro y olvidado… perfecto para que seamos infieles.

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Mis ojos se ponen llorosos al enfrentar la sobrecogedora luz del gran pasillo del séptimo piso, me detengo detrás de una imponente escultura de uno de los grandes magos del siglo y un alarido de tristeza se escapa de entre mis labios. Esto es un veneno que me carcome cada día más, una maldición que me hace ser desdichada y un secreto que me esclaviza.

Mi corazón todavía late fuertemente y siento mis mejillas sonrosadas por la fogosidad de lo vivido con Harry. Me siento todavía húmeda y al cerrar los ojos brevemente lo recuerdo besarme y tocarme tan apasionadamente. Mis labios tiemblan del deseo de regresar a ese armario y de obligarlo a hacerme suya. Lo quiero, lo deseo… mis sentimientos por él son demasiado fuertes pero no me atrevo en si quiera pronunciar la verdadera palabra con el potencial de describirlos. Lo que nosotros hacemos de vez en cuando es producto de una situación inocente, es más, lo que hacemos es casi inocente.

Hoy ha sido la primera vez que hemos llegado tan lejos, la primera vez que Harry ha descubierto, tocado y besado mis senos sin tapujo alguno… la primera vez que me he adentrado en sus bóxers. La primera vez que me ha dicho que quiere hacerme suya, la primera vez que he conversado con él sobre mi primera vez. Hoy ha sido la primera vez que hemos roto la curiosidad y la inocencia de nuestros actos, la primera vez que hemos ido más allá. Y me ha encantado.

Eso es lo que me pone tan nerviosa, que me haya encantando. Nunca pensé que esto llegaría a ser lo que es, que sus labios me gustaran tanto, que su cuerpo se amoldara tanto al mío. Que fuera capaz de tocarlo tan íntimamente, de decirle esas cosas al oído. Hasta hace unos meses él era mi mejor amigo, ahora es mi amante. Y yo soy su amante. Sin embargo, solo será sexo… estamos enamorados de personas diferentes.

¡Qué confusión! Toda mi vida me he sentido atraída por una persona, he hecho cosas solo por él, me he cambiado a mi misma sólo por él… y cuando por fin él me ha correspondido y estoy a punto de ser su novia… todo cambia. Soy su novia pero me derrito por otro chico, un chico que ha estado siempre a mi lado, en las buenas y en las malas, mi mejor amigo: Harry Potter.

Me acerco a uno de los enormes vitrales y miro a través de él, con lágrimas en los ojos, los terrenos de Hogwarts. Suspiro y prosigo mi caminata hacia la sala común de Gryffindor donde me espera Ron con su calidez y niñerías de siempre correspondiéndome como nunca antes.

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Los labios de Ginny aprietan los míos a las afueras del Gran Comedor, ya casi es la hora de la cena y todavía no veo a Ron y a Hermione bajar de la torre de Gryffindor. Abro ligeramente los ojos en medio del beso y puedo observar las diminutas pecas pelirrojas de Ginny, al separarse siento sus dedos pasar por mi boca para quitarme el pinta de labios rojo que ha dejado en la comisura de mis labios. Su alisado cabello pelirrojo hace resaltar el escote de su blusa que deja muy poco para la imaginación.

- ¿Qué vas a hacer ahora más tarde? – me dice de manera seductora, sentada en mis piernas. Sus manos viajan por el cuello de mi camisa, tocando la piel que hace unas horas raspó Hermione siete pisos más arriba. – Estaba pensando que podíamos ir a pasear por los terrenos…

- No sé, tengo que hablar unas cosas con Ron y Hermione – la expresión de disgusto de Ginny no podía ser más evidente, si iba a hablar solo con Ron todo estaba muy bien, pero cuando mencionaba a Hermione ella fruncía el ceño y sus ojos se oscurecían. No soporta no ser parte del trío. Para que no se moleste y no tenga que soportar otro de sus escándalos la beso, pasando mis manos por su escote y presionándola más contra mí.

- Harry… - me dice al oído seductoramente – Harry… ya estoy lista. – Sin entender a qué se refiere, ignoro lo que me ha dicho y beso su cuello, entreteniéndome en cada una de sus pecas. – Estoy lista, Harry. – Me dice haciendo que la mire a sus ojos color café. – Quiero hacerlo contigo… en la próxima salida a Hogsmeade.

La miro fijamente y trato de pronunciar palabra. Ginny siempre ha sido muy candente, en especial cuando estamos solos y a oscuras, pero nunca quiso pasar más allá y hemos tenido múltiples oportunidades. Sus manos se van hacia mi pecho y su mirada sigue sostenida. Cuando intento asentir, escucho a Ron y Hermione aproximarse tomados de la mano.

- Hey, chicos… distancia – nos dice Ron con una expresión burlesca en su rostro. – Me muero de hambre… ¿vamos a comer? – Por una fracción de segundo mi mirada se cruza con la de Hermione, y al volver a mirar a Ginny deseo que todo fuera diferente. Que fuera Hermione la que me bese en público, que sea ella que yo tome de la mano y la que haga magia conmigo.

Ginny camina conmigo y toma fuertemente mi mano. A nuestro paso los ojos de muchos chicos envidiosos se posan sobre su retaguardia, ataviada solamente con una minifalda.

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La mano de Ron se cierra sobre mi muslo derecho, siento sus dedos hacer líneas a través de la media y tratar de llegar más allá. Lo veo comer con desesperación, engullendo los platos uno por uno. Mis ojos viajan a través de la mesa hasta ver a Ginny sumergiendo sus manos en el desordenado cabello azabache de Harry. Siento una opresión en mi pecho pero trato de actuar normal, como hemos quedado.

- ¿Qué tienes planeado hacer en Hogsmeade? – le digo a Ron llevando mi mano junto con la suya en uno de mis muslos – Yo tengo que comprar pergamino y tinta. – Sus ojos azules me miran con impaciencia y después de tragar el último bocado y beber un largo sorbo de zumo de calabaza me responde tomando mi rostro entre sus manos.

- Estaba pensando si querías que nos quedemos… y así podemos pasar el día juntos, solos… descansar… tu sabes. – me dice dubitativamente – podemos encargarle lo que necesitas a Harry… o lo podemos hacer por correo, pero creo que necesitamos pasar un tiempo solos.

Noto sus ojos viajar hacia mis labios y escurrirse entre mis senos, sus grandes manos me aprisionan contra él y me besa por un instante ante la atenta mirada de nuestros compañeros de casa, los cuales le vitorean cosas a Ron. Él sonríe, se levanta y me da la mano.

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Sus manos se entrelazan con las mías y llevo sus labios hacia mi cuello. Su marcado, pálido y desnudo cuerpo contrastan con la elegante y fina cubrecama. Debajo de él, siento como me quita cada una de mis prendas de vestir y las tira al costado de su cama de dos plazas. Sus manos se dirigen con cuidado a mis senos y los estrujan de manera delicada. Le sonrío y él me sonríe.

Noto su potente erección y me siento poderosa. Él está así por mí, y lo ha estado desde que esto comenzó. Observo los músculos de sus brazos tensarse al apoyarse en su cama, su miembro roza con mi vientre y lo siento apoyarse totalmente en mí. Sus labios se juntan con los míos y nos besamos suavemente, su lengua fricciona con la mía y mis manos se depositan en su cabello.

Él respira y yo hago lo mismo, separa nuestros rostros unos minutos y su mano baja hacia lo que queda de mi ropa interior. – Hace tiempo que no hacíamos esto, te he extrañado – me susurra, excitándome en cada una de las sílabas que arrastra. – No sabes como alucino con tu cuerpo cuando te veo pasar por los pasillos, como quiero que sea mía en cada momento del día. – Con uno de sus dedos lo siento deshacerse de mi sensual calzón.

Llevo mi mano hacia detrás de su cuello y atraigo sus labios hacia los míos, cierro los ojos y lo siento hacerme suya una vez más. Su virilidad se introduce en mí lentamente, con cuidado. Sus labios juegan con los míos, su pálido rostro se sumerge en uno de mis hombros. Llevo una de mis manos hacia su firme trasero y la otra la dejo en su espalda, de pronto comienzo a sentir sus constantes movimientos, el placer se expande en cada célula de mi cuerpo, sus labios se depositan en mis senos y sus manos jalan con mediana fuerza mi cabello.

Ambos tratamos de ocultar nuestros gemidos pero nos es imposible cuando sus movimientos se vuelven más constantes. Siento sus manos tocar, apretar, poseer y manipular todo mi cuerpo a su gusto. Busco sus ojos con desesperación y los encuentro, sus orbes grises adornan su despeinada cabellera rubia, su pálido y frío cuerpo es adornado por la coloración más oscura de sus tetillas en sus formados pectorales y la visión de por debajo de sus abdominales es tan sensual que una señorita no puede hacer comentarios sobre ello.

Cuando mis ojos y los de ella se conectan presiono más fuerte, su lacio y perfecto cabello pelirrojo contrastan contra el verde y plateado de mi habitación. Me incorporo y ella gime, rodea mi cintura con sus piernas y se me mueve contra mí, aprensándome más contra ella.

- Malfoy – me dice con una voz lujuriosa, siento sus uñas clavarse en mi espalda cuando ella se incorpora para besarme. Me muevo frenéticamente, me entierro más en ella y mi erección incontrolable se fusiona con su sexo, Weasley me susurra incoherencias al oído y grita estrepitosamente.

Me besa y la beso, desparramándome en ella con fuerza.

Una vez satisfechos nos quedamos por unos momentos en mi cama, todavía dentro de ella retiro unos cuantos mechones pelirrojos que se han pegado en su frente por el sudor de nuestra actividad recreativa. Ella está con los ojos cerrados, como siempre después de haber tenido sexo. Aprovecho para examinarla y siento como mi cuerpo vuelve a responder.

Sus abundantes senos están regados de unas pecas pelirrojas que adornan la blancura de su cuerpo, sus pezones erguidos siguen invitando a mis labios y nuestra unión me provoca nunca dejarla sola. Sus piernas están en una sensual posición, resaltando los resultados del Quidditch y sus pies se entrelazan con los míos. ¿Quién iba a pensar que una semejante traidora a la sangre me cautive tanto? ¿Me excite tanto? ¿Me atraiga de esa manera? Yo nunca lo pensé, y seguro que ella tampoco… pero que me importa, al final de todo solo es sexo.

Sexo y nada más. Me repito a mí misma una y otra vez. Cuando esto comenzó solo me excitaba la idea de besarme con él a escondidas y que me tocase en lugares donde solo él sabía… pero cuando lo hicimos terminé tan tonta… por este hijo de mortífagos, esta escoria humana… por Draco Malfoy. Arrogante, orgulloso, vanidoso, mimado, atractivo y deseado chico. Hace que mi piel descargue electricidad cada vez que esté con él, que mi cuerpo responda de tales maneras solo estar cerca de él, sin mirarlo, sin que me toque…

Pensé en dejarlo, es verdad, pero ya lo he probado y ahora soy adicta. Además, mientras Harry siga rechazando a hacer cosas conmigo yo tampoco podía esperar tanto. Veo a Malfoy pararse y colocarse sus boxers Calvin Klein, como siempre no me dirige la mirada, va a su baño privado y se lava la cara.

Esa es la señal: recojo mis cosas del suelo y me las pongo una por una. Trato que se vean tan limpias como cuando salí de mi habitación hace unas horas. Me miro al espejo y cepillo mi cabello dejándolo tan perfecto como siempre, abrocho mi túnica y lo espero. Lo veo salir increíblemente atractivo como siempre, quiero sonreírle y volver a besarlo… pero es solo sexo.

- Déjame ver quien está afuera – me dice con la voz tan fría con la que me trata cuando no está entretenido conmigo, no tengo problema porque lo trato igual. Lo veo aproximarse al gran armario que adorna su habitación privada, abre la puerta y se introduce en él. Al rato sale – No hay nadie Weasley, ya nos vemos. – Me da la mano para ayudarme meterme al armario otra vez.

Una vez llegada al pasillo veo el gran retrato de una bruja antiquísima cerrarse y la mano de Malfoy que minutos antes había cerrado la mía desaparecer. Un sentimiento de vacío me acompañan hasta llegar a la sala común, donde mi vida normal regresa, para bien y para mal.

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¡Hola a todos! Debo admitir que hace poco no me imaginaba a mí mismo comenzando otro fic, pero la verdad es que desde que salió en trailer de Harry Potter 7 y me propuse terminar mi fic Proyecto Bebé se me vinieron dos ideas a la cabeza. La primera es este fic, el cual espero que les guste. Lo considero una propuesta atractiva y polémica tratándose de mí… pero aprovecharé para escribirlo ahora que por fin tengo 18 años. Jajaja. La segunda se llama Otoño y en algún momento la publicaré. Bueno, espero que les guste el fic y trataré de actualizar cada semana.

Les otorgo todo permiso para que me torturen con mails, amenazas, vociferadores y entre otros medios de aviso/tortura/ recordatorio para que lo continúe. Como siempre espero sus comentarios sinceros, sus críticas crudas y sus recomendaciones si me lo merezco. Muchas gracias.