¡Hola a todos! Bueno aquí estoy con una de mis locuras. Este fic es, se podría decir la precuela de No se Debe de Jugar con el Destino, pero ambos se pueden leer de forma independiente y separada. Espero que les guste la introducción. :) Comenten por favor.
Disclaimer: Harry Potter NO es mío, es propiedad de J. K. Rowling, yo sóleo juego con el mundo que ella creó.
Inicio
Ginny Weasley se lanzó a su cama, chillando de emoción. Acababa de regresar del callejón Diagon, había ido a comprar su material para Hogwarts junto con su familia y con él, con Harry Potter, el Niño-Que-Vivió, el mago que derrotó a Quien-No-Debe-Ser-Nombrado cuando apenas era un bebé.
Estaba tan feliz de que Harry estuviera en la Madriguera, pero a la vez estaba profundamente avergonzada por comportase como se comportaba frente a él, en las últimas semanas cada vez que lo veía se sonrojaba como un tomate y no podía despegar los labios, nunca hablaba directamente con él, pero es que era Harry Potter, ella había crecido escuchando historias sobre sus hazañas, era un héroe ¿Cómo no ponerse nerviosa en frente de él? Así continuó Ginny, divagando por largo tiempo, evocando con complacencia y orgullo lo que había pasado en la librería de Flourish y Blotts ¡Ella había defendido a Harry! Había tenido el valor de defenderlo, bueno al final no todo había salido bien ya que Malfoy se había burlado de ella y Harry no había interferido para defenderla.
Ginny se sonrojó de la vergüenza, habría querido que Harry la defendiera y la salvara, el era como un caballero blanco, como un príncipe heroico.
De pronto Ginny saltó de su cama y fue directo hacia su caldero, allí estaban los libros de Gilderoy Lockhart, eran los que Harry le había regalado, los tomó y los abrazó fuertemente, después miró con tristeza los otros libros, los que le habían comprado sus padres, estaban tan gastados y viejos, libros de segunda mano.
La niña dejó los libros de Lockhart en su cama y tomó los libros de segunda mano, para después mirarlos con profunda tristeza. Desearía muchísimo tener dinero, no era que se avergonzara de su familia, o para el caso de su padre amante de los muggles, no, ella sólo querría tener más, nunca había tenido nada nuevo para ella, siempre había heredado todo de sus hermanos, y si no por lo menos ya había sido utilizado por otras personas, cosas de segunda mano, tal vez era demasiado egoísta por pensar así.
Ginny suspiró profundamente, comenzó a revisar las cosas de su caldero, tenía que ver sus libros escolares, algo que la ilusionaba era que por fin iría a Hogwarts, ese había sido su mayor anhelo desde que era un bebé y Bill había ido.
Cuando estaba revisando los libros, de pronto encontró un pequeño libro negro, un diario, Ginny lo vio con curiosidad, no recordaba que sus padres se lo hubieran comprado, se veía en demasiado buen estado para lo que sus padres se podían permitir, Ginny se sonrojó profundamente por sus pensamientos desagradecidos, habían sido muy groseros con sus padres. Entonces se le ocurrió una idea ¡Harry se lo debía de haber regalado! Lo más seguro era eso, Harry era tan amable, Ginny sintió sus orejas calientes. Ella quería poder hablar normalmente con Harry, se avergonzaba de que ella siendo tan abierta y parlanchina se cohibiera frete a él.
Como todavía faltaba media hora para bajar a comer, Ginny se sentó en su pequeño escritorio, si Harry le había regalado el diario ella debía de usarlo. Tomó una de sus plumas nuevas y comenzó a escribir.
"Querido Diario, mi nombre es Ginny Weasley, tengo 11 años y es mi primer año en Hogwarts" Ginny se quedó pensando que mas podría escribir, pero de repente vio asombrada que las palabras que acababa de escribir desaparecieron, ¿Por qué pasaba eso? ¿Acaso todo lo que escribiera se iba a borrar? Era un diario, no se suponía que pasara eso. Cuando Ginny estaba a punto de levantarse y llevarle el diario a su mamá para que lo arreglara, en éste aparecieron palabras.
"Hola Ginny, que bueno que vayas a entrar a Hogwarts, es lo mejor que te pueda pasar" Ginny se quedó asombrada, no se suponía que un libro te pudiera contestar, debía de cerrar ese libro y llevárselo a sus padres, pero el libro era tan bonito y no había sido de sus hermanos, era suyo y no quería que se lo quitaran, algo que sus padres seguramente harían.
"¿Quién eres?"
"Yo me llamo Tom Riddle, también estudié en Hogwarts"
"¡¿En serio?!"
"Por supuesto, sólo que fue hace mucho tiempo, pero ¿En cual casa estás?"
"Es mi primer año, faltan algunas semanas para que vaya a Hogwarts"
"¿Y en cuál casa quieres quedar?"
"En Gryffindor, toda mi familia ha estado allí desde hace generaciones"
"Entonces toda tu familia es de magos ¿Cuál dijiste que era tu apellido?"
"Weasley ¿Por qué?"
"Tu familia es muy antigua, ¿Ginny? ¿Es un apodo?"
"Sí, es un apodo, bueno, más bien un diminutivo, mi nombre verdadero es Ginevra, pero lo odio, es muy raro, nadie mas se llama así"
"A mí me gusta más Ginevra, es un nombre único, Ginny suena demasiado común e infantil"
"¿En serio? Entonces tú puedes llamarme Ginevra, Tom, pero solamente tú, detesto que llamen así"
"Está bien, es un honor poder llamarte Ginevra, ¿Estás emocionada por ir a Hogwarts?"
"Claro que sí, pero tengo mucho miedo de no poder hacer amigos"
"¿Por qué?, eres muy agradable"
"Bueno…Es que mi familia no tiene mucho dinero y muchos se burlan de nosotros por eso"
Ginny se quedó sin respiración, esperaba que él siguiera hablándole igual aunque ella fuera pobre, tardó tiempo en que aparecieran más palabras. Se sonrojó fuertemente y se reprendió por la estupidez de haberle dicho eso a alguien que acababa de conocer.
"Yo sé lo que es eso, soy huérfano, siempre tuve que vestir ropas usadas y cosas de segunda mano"
"¿En serio? Entonces ¿Tú querrías ser mi amigo?" Escribió Ginny sintiendo una profunda vergüenza por sí misma, ese chico era huérfano y tampoco tenía dinero, pero no andaba quejándose como ella lo hacía sólo por no tener suficiente dinero.
"Por supuesto Ginevra, me siento muy solo encerrado en este diario"
"¿Qué eres? ¿Por qué estás en este diario? ¿Quién te encerró?"
"Soy un recuerdo, Ginevra, no sé quien me encerró, pero es mejor que no le digas a nadie sobre mí"
"Ah, eso eres, por supuesto que no le voy a decir a nadie sobre ti, vas a ser mi amigo secreto"
"Así es, y dime ¿Tienes hermanos?"
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Ginny se despertó en su cama, estaba aturdida, no recordaba cómo había llegado a los dormitorios de niñas de primer año. Observó sus manos, estaba llenas de algo rojo, la niña se acercó las manos a la nariz y las olió, era sangre. Se paró de un salto de su cama, llevaba puesto su túnica escolar, el borde de su túnica estaba húmedo de sangre y los bolsillos estaban llenos de restos de plumas.
Se puso sumamente pálida y se quedó allí, simplemente mirándose las manos llenas del líquido rojo. Sólo reaccionó cuando escuchó ruido en el pasillo de fuera del dormitorio, entonces tomó su pijama y se metió al baño corriendo, podía estar aturdida pero no era tan tonta como para pensar que no era grave que tuviera esa sangre en las manos.
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"Querido Tom, estoy preocupada, sigo olvidándome de muchas cosas, no puedo recodar dónde estaba la noche de Halloween ni tampoco recuerdo dónde estaba el día que petrificaron a Colin ¿Qué voy a hacer Tom? Estoy segura de que es mi culpa"
"Cálmate Ginevra, no empieces a alterarte, tú no estás atacando a nadie, si lo hubieras hecho te acordarías"
"Pero Tom ¡Yo maté a los pollos de Hagrid!"
"Tal vez tengas tendencias homicidas y recién las estás descubriendo"
"¡Tom! ¡Esto es serio!"
"De todas formas no sé por qué te importa lo que le pase a todas esas personas, no son tus amigos"
"Puede que no lo sean pero tampoco deseo que les pase algo malo, la señora Norris no tenía la culpa de nada y tampoco Colin, él siempre era amable conmigo y se sentaba a mi lado cuando nadie se quería sentar conmigo, y lo peor de todo es que toda la escuela está culpando a Harry por algo que yo hice"
"En primer lugar; no sabes si lo hiciste tú, e…"
"¡Pero sí fui yo!"
"No me interrumpas, estoy intentando ayudarte, y me tratas así, pero sí te importa lo que le suceda a ese mocoso que no te da ni la hora"
"Harry es amigo de mi hermano y tú sabes que yo lo amo"
"¿Amor? Solamente es un flechazo ¿Cómo puedes amarlo si ni siquiera sabes cómo es, si nunca han hablado?"
"Tom, no me estás ayudando"
"Pero tus hermanos sí ¿no? Ellos están siempre a tu lado y siempre están preocupándose por lo que te pase"
"¡Eres muy cruel!"
"Ahora yo soy el cruel, eres bastante injusta Ginevra, tu hermanos te tratan así, ignorándote todo el tiempo, excluyéndote de sus amigos y ni si quiera les importa que no puedas ni dormir y estés débil todo el tiempo"
"Eso no es cierto, Percy se preocupa por mi y ha estado preguntándome que me sucede"
"Sabes perfectamente que sólo lo hace porque lo viste con su novia besándose"
" T-tom "
"Y aún así me criticas a mí solamente, cuando yo lo único que he hecho ha sido apoyarte y ser tu amigo, si no fuera por mí estarías absolutamente sola en esa maldita casa de Gryffindor"
"Ya lo sé, por favor no te enojes, sólo ayúdame por favor"
"No voy a hacer nada por ti, a ver si cuando te quedes sola con tus queridos hermanos me aprecies más"
" Tom, espero " " Por favor, contéstame" " No te enojes conmigo, por favor Tom, Me Siento Sola, contéstame "
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Ginny estaba llorando en el baño, no podía parar de hacerlo, estaba completamente sola, no le importaba a nadie. Percy estaba ocupado con su querida novia Penélope, Fred y George ni siquiera la tomaban en cuenta, todo el tiempo estaban con sus amigos planeando travesuras y Ron ni siquiera le hablaba, todo el tiempo estaba con sus amigos.
Y sobre Harry, los lamentos de Ginny se elevaron al pensar en el chico, él prácticamente la ignoraba, nunca le dirigía la palabra, no había hecho el más mínimo intento de saludarla ni si quiera cuando la veía en la mañana. Y ahora ni siquiera tenía el consuelo de Tom, él tampoco le hablaba desde hacia varias semanas, no le había contestado el diario desde que se había enojado con ella. Quería volver a hablar con Tom, se sentía tan sola sin sus palabras de apoyo.
Lo peor de todo era que ni siquiera recordaba cómo había llegado a el baño de niñas, estaba agazapada en un rincón, debajo de los lavabos de piedra, con las manos contra su regazo, no quería verlas, si estaban manchadas de sangre sólo podía significar que ella había petrificado a alguien más.
Soltó sus últimos sollozos, ya no tenía más lágrimas ara derramar, intentaría hablar de nuevo con Tom, no podía hacer otra cosa.
"Querido Tom yo sé que sigues molesto conmigo pero yo necesito que me ayudes, me siento muy sola sin ti, te extraño mucho, no sé qué hacer sin ti"
Esperó con impaciencia y expectativa, tal vez Tom ya no estuviera molesto con ella.
"¿Así que solamente por eso me hablas? ¿Tus hermanos siguen sin hacerte caso, verdad? Por eso estás tan desesperada como para querer hablar conmigo"
"Tom, yo te estoy hablando porque eres mi mejor amigo, el único que tengo, no quiero que me ignores, me lastimas"
"No me vengas con tus justificaciones tontas, Ginevra"
"Pero To…"
"¡Cállate! Y no me vuelvas a hablar, ve a seguir rogándole a tu amor Potter como un perro siguiendo a su amo"
"Tom ¿Por qué me dices esto? ¿Por qué me torturas así? Yo te amo"
"Por ¿Qué?"
"Yo te amo y me duele que me digas esas cosas, te necesito"
Tom tardó en contestar, Ginny estaba agonizando por la espera, si el volvía a ser cruel con ella y a ignorarla, ella no sabría qué hacer. Finalmente comenzaron a aparecer manchas de tinta en las hojas del diario.
"Está bien Ginevra, te prometo que no volveré a hacer nada para lastimarte"
"Gracias Tom, no sabes canto te he extrañado, hoy pasó algo horrible, petrifiqué a Justin Fitch-Fletchley y a Nick Casi Decapitado, los encontraron en…"
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Ginny estaba en clase de Transfiguración, era 14 de febrero y ella quería salir de ese salón lo más pronto posible. Hacia tres semanas había peleado de nuevo con Tom, el se había enfurecido con ella porque Ginny le había comentado que le iba a regalar algo a Harry en San Valentín.
Él había sido muy cortante y cruel con Ginny, y ella no había podido soportarlo más, ahora era ella la que se había negado a hablarle. Sólo había aguantado dos días, al tercero el impulso de abrir el diario había sido demasiado fuerte, pero ella no quería volverse a humillar y a rogarle que le hablara, había hecho lo único lógico que se le había ocurrido, deshacerse del diario, o había llevado al baño de Myrtle la llorona, ese lugar era un recuerdo constante de las lágrimas que había derramado por él, y sólo en ese lugar tuvo valor para dejarlo.
Se había arrepentido a la hora de dejarlo, pero cuando había regresado por el diario éste ya no se encontraba allí. Había estado deprimida durante semanas, no tenía ganas de hacer nada, el sueño había vuelto y podía concentrarse más en clases, pero aún así era infeliz, cuando se despertaba en las mañanas deseaba seguir durmiendo y nunca volver a ver el mundo real, en clase sólo poniendo atención desviaba de su mente la aplastante tristeza y las profundas ganas de llorar que tenía todo el tiempo.
Por eso le había mandado esa poema a Harry, tenía la esperanza de que Tom regresara si lo hacía enojar lo suficiente, ese poema lo había escrito en la Madriguera, antes de que empezara su año en Hogwarts, lo había escrito el día en que había visto a Harry en el andén.
Al principio pensó que no había funcionado, sólo se había avergonzado a si misma, nunca volvería a ver a Harry a la cara. Pero se había equivocado, había visto al diario, Harry lo tenía, él tenía a Tom, se había puesto pálida al ver eso, Harry jamás le devolvería a Tom sin una explicación de qué era, y si Harry se enteraba que el diario respondía se lo iba a decir a Ron y si su hermano se enteraba que ella había estado escribiendo en ese diario, se lo diría a sus padres y…Ginny no quiso seguir pensando en ello, tenía que poner sus manos en el diario a como diera lugar.
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Ginny estaba en su cama, acababa de regresar del Gran Comedor, había intentado decirle a Ron que era ella quien había petrificado a todas esas personas, ya no podía con la culpa, ella había petrificado a personas importantes para su hermanos. Sólo que no había sido capaz de decirles, Percy los había interrumpido, el muy tonto había creído que ella quería decirles de su novia Penélope Clearwater, como si el tonto fuera el centro de su universo.
Ahora que lo pensaba mejor, Ginny pensó que lo mejor había sido no decirles, no sabía cómo reaccionarían, y al fin y al cabo, pronto estarían maduras las Mandrágoras y todos podrían despertar. A decir verdad a Ginny no le molestaba mucho haberlos petrificado, eso también la asustaba, sentía que se estaba volviendo muy fría y cruel, tal vez en verdad tuviera tendencias homicidas, como Tom le había dicho una vez.
Realmente se sentía más culpable de haber petrificado a la señora Norris que a todos los demás juntos, excepto tal vez Colin Creevey, él era un buen chico, pero Justin era prejuicioso, Penélope una tonta, Nick no contaba ya que estaba muerto, y Hermione, ella le había robado a su hermano, por su culpa Ron y Harry no le hacían caso a ella misma.
Ginny tuvo miedo de sus propios pensamientos.
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Estaba húmedo y obscuro, Ginny sintió mucho frío, estaba temblando, abrió los ojos con temor, se encontraba en una gran habitación, con serpientes gigantes por adorno.
Levantó su cabeza, estaba muy débil, no podía pararse. No sabía qué había pasado, lo último que recordaba era estar en clase de Defensa Contra las Artes Obscuras, de pronto todo se había nublado, con temor se vio las manos. Estaban llenas de sangre, comenzó a llorar, había pasado de nuevo, ella había vuelto a petrificar a alguien, y o que era peor, ni siquiera sabía dónde se encontraba.
De pronto, a través de sus ojos llorosos, vio una figura borrosa dirigirse hacia ella. Era un muchacho, debía de tener dieciséis o diecisiete años, era pálido, con un lustroso cabello negro, la cara delgada y las facciones aristocráticas, con una nariz alargada y derecha y unos profundos ojos obscuros. El muchacho se acercó hasta Ginny y se arrodillo enfrente de ella, poniéndose a su altura
-¿Tom? ¿Eres tú?- Preguntó Ginny aturdida, ella nunca había visto a Tom Riddle ya fuera en imagen o en carne y hueso, pero podría reconocer su presencia en todas partes, ese muchacho tenía la misma esencia que el diario, el solo estar cerca de él la llenaba de una tranquilidad inexplicable, al igual que cuando escribía en el diario. Era demasiado extraña la sensación, toda ella se llenaba de calidez y de felicidad.
-Sí Ginevra- Le contestó Tom con la cara justo enfrente de la de ella.
-¿En dónde estamos?
-En la Cámara de los Secretos
Ginny se puso sumamente pálida -¿Qué? Tenemos que irnos, es muy peligroso estar aquí, el monstruo nos va a matar.
-Mientras estés conmigo no te va a pasar nada, el monstruo me obedece.
Ginny se quedó lívida, por fin entendía todo, él había hecho todo, él había petrificado a todas esas personas, él la había engañado, la había usado para abrir la cámara. Las lágrimas pugnaban por salir, pero Ginny no iba a dejarlas, ya había llorado más que suficiente durante todo ese año y ya había llorado demasiado por Tom, al final sólo se permitió derramar una pequeña lágrima de decepción.
Tom la observó con su rostro frío e inexpresivo –No llores Ginevra, eso demuestra debilidad.
-¿Tú eres el heredero de Slytherin?- Preguntó Ginny con la voz aguda, deseando con todo su corazón equivocarse con respecto a él.
-Sí- Dijo Tom con frialdad.
- ¿Me vas a matar?
Tom se quedó callado por unos momentos, después dio una profunda exhalación y dijo con un deje de calidez en la voz –No te va a pasar nada Ginevra, sólo necesito que me ayudes, quiero salir de ese diario pero mi energía no es suficiente, dame un poco de la tuya.
-Tú me hiciste todo esto, confié en ti y me engañaste- Dijo Ginny con reproche.
-No te engañe, ni te mentí, aunque tampoco te dije toda la verdad.
-Tú me dijiste que no era yo quien petrificaba a las personas
-Y no eras tú, fui yo. Ginevra no te quiero hacer daño y nunca te voy a lastimar, sólo te pido tu ayuda.
Ginny suspiró profundamente, era realmente patética, él la había manipulado todo el tiempo, pero aún así no podía negarle su ayuda, lo quería demasiado, no, no lo quería, lo am…Desvió sus pensamientos, no debía de recordarse lo que sentía, debía ayudarlo sólo porque él había estado siempre para ella, fuera el motivo que fuera, él no la había abandonado como habían hecho todos los demás.
-¿Qué tengo que hacer?- Preguntó Ginny débilmente, mientras miraba directamente lo ojos de Tom.
-Sólo debes de quedarte aquí, tranquila, la energía debes de darla voluntariamente, sino yo no podré utilizarla- Ginny sólo asintió débilmente y volvió a recostar su cabeza en el húmedo suelo, ignorándolo.
-Ginevra, la próxima vez no te voy a dejar ir, no me importa lo que opines, nunca voy a dejar que te vayas de mi lado- Susurró Tom obscuramente, arrastrando las palabras. Ginny quedó confundida por ese comentario.
Se dejó ir y pronto perdió el conocimiento, estaba soñando. Estaba con Tom, él le sonreía cálidamente, una sonrisa que ella nunca vería en ese rostro frío y perfecto, le decía que la amaba y nunca la iba a dejar, de repente sus hermanos y Harry llegaron, acusándola de traición, acusándola de ser una bruja obscura, de odiar a los muggles y a los nacidos de muggles, todos le decían palabras horribles pero a ella no le importaba, ya que Tom estaba a su lado, de pronto volteó y Tom estaba en el suelo lleno de sangre, Harry estaba al lado suyo, diciéndole que ya estaba a salvo, que él se había encargado de matarlo, y Ginny gritaba desesperada, no podía ser verdad, Tom había dicho que no la iba a dejar…la próxima vez.
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Se despertó, por un momento pensó que la persona enfrente de ella era Tom, se equivocó. Era más pequeño y su cabello no estaba perfectamente peinado como el de Tom, era Harry. Ginny lo vio horrorizada, comprendiendo lo que había pasado mientras pasaba la vista al diario destruido con un colmillo incrustado en el centro.
Recordó a Tom, lo que él había hecho e intentó justificarse ante Harry, para que él no pensara que ella había petrificado a nadie, por lo menos concientemente. Pero no fue necesario, Harry no la dejó hablar, le dijo que Tom la había estado manipulando y que había estado a punto de matarla robándole toda su energía.
Ginny quedó en un trance hipnótico, en cuanto Harry había terminado de hablar, sólo podía pensar a Tom. Él fue la primera persona que la aceptó tal y como era, él la había apoyado en sus momentos más difíciles, él nunca la había abandonado, para él, ella no era la hermana, la hija o la amiga de alguien, era simplemente Ginny, Ginevra. Las lágrimas comenzaron a caer, ella no se esforzó en detenerlas, él había desaparecido, la había abandonado, aunque él había dicho que no la abandonaría.
" La próxima vez " Pensó Ginny de repente, un día lo vería de nuevo, hasta ese entonces ella lo esperaría. Aun con estos pensamientos, Ginny podía sentir claramente como se formaba un profundo agujero en su interior, nunca más se volvería a sentir llena ni a ser feliz, al menos no, hasta que él regresara.
Este sólo es el inicio, no sé cuando vaya a subir el siguiente, como ya dije de repente se me ocurrió la idea de escribirlo, y no me quería quedar con las ganas, aunque espero que en una semana suba el siguiente, :)
