Disclaimer: Glee no me pertenece y tampoco me pertenece esta historia.

Inicio intenso pero necesario

Capítulo 1

Mi ritmo cardíaco me indica que simplemente debo alejarme. Les me ha recordado más de una vez que no es de mi incumbencia. Sin embargo, no tiene la menor idea de lo difícil que es para mí quedarme de brazos cruzados y no permitir que sea de mi incumbencia. Es por eso que, en este momento, este hijo de puta es mi prioridad número uno.

Deslizo mis manos dentro de los bolsillos de mis jeans y espero con todas mis fuerzas poder mantenerlas allí. Me encuentro de pie detrás del sofá, con la mirada sobre él. No sé cuánto tiempo le tomará notar que estoy aquí. Tomando en cuenta el agarre que mantiene sobre la chica que tiene a horcajadas sobre sus piernas, dudo que lo note durante un rato. Me mantengo detrás de ellos durante varios minutos mientras la fiesta continúa a nuestro alrededor, todos completamente inconscientes de que estoy a un paso de volverme completamente loca. Sacaría mi teléfono para así poder tener evidencia, pero no podría hacerle eso a Les. No necesita una imagen como esa.

—Oye —digo finalmente, incapaz de mantenerme en silencio ni un segundo más. Si lo veo palmear el seno de esta chica una vez más, sin siquiera un poco de respeto hacia la relación que mantiene con Les, le arrancaré la maldita cabeza.

Brody separa su boca de la boca de la chica e inclina la cabeza hacia atrás, mirándome con ojos vidriosos. Puedo ver como el miedo lo arropa al darse cuenta que la última persona que pensó que estaría aquí esta noche, en realidad sí apareció.

—Quinn —dice, empujando a la chica de sus piernas. Lucha un poco para levantarse, pero apenas puede mantenerse derecho. Me mira suplicante, señalando a la chica, quién ahora se encuentra ajustando la falda que apenas le cubre algo—. Esto no… no es lo que parece.

Deslizo mis manos fuera de mis bolsillos traseros y cruzo los brazos sobre mi pecho. Ahora mi puño se encuentra mucho más cerca de él, y no puedo evitar tensarlo, sabiendo lo bien que se sentirá al golpearlo en la cara.

Miro hacia el piso y respiro hondo. Lo hago de nuevo. Y una vez más, sólo cómo demostración, ya que en verdad disfruto viéndolo retorcerse. Sacudo la cabeza y vuelvo mi mirada hacia él. —Dame tu teléfono.

La confusión en su rostro sería cómica si no me encontrara tan enojada. Se ríe e intenta retroceder un paso, pero choca contra la mesita del centro. Se agarra al presionar una mano contra el vidrio, y vuelve a enderezarse. —Consigue tu propio jodido teléfono —murmura. No vuelve a mirarme mientras maniobra para pasar alrededor de la mesita. Con calma, rodeo el sofá y lo intercepto, estirando mi mano en su dirección.

—Dame tu teléfono, Brody. Ahora.

Con respecto al tamaño, no tengo mucha ventaja, sin embargo, definitivamente tengo ventaja si tomas en consideración mi rabia, y Brody puede ver eso claramente. Da un paso atrás, lo cual probablemente no es demasiado inteligente considerando que está retrocediendo, acorralándose a sí mismo en dirección a la esquina de la sala. Manosea sus bolsillos y finalmente saca el teléfono.

—¿Para qué demonios quieres mi teléfono? —dice. Lo tomo de sus manos y marco el número de Les sin apretar el botón de llamar. Se lo devuelvo.

—Llámala. Dile lo bastardo que eres y termina la relación.

Brody baja la mirada hacia su teléfono, luego me mira de nuevo. —Jódete —escupe.

Inhalo profundo para calmarme, luego tuerzo mi cuello y hago sonar mi mandíbula. Cuando eso no ayuda a apaciguar mi urgencia de hacerlo sangrar, me lanzo hacia adelante y lo tomo por el cuello de su camiseta, luego lo empujo con fuerza contra la pared, atrapando su cuello con mi antebrazo. Me recuerdo a mí misma que si le pateo el trasero antes de que haga la llamada, la calma que estuve conteniendo durante los últimos diez minutos, habrá sido en vano.

Mis dientes se encuentran apretados, mi mandíbula tensa, y mi pulso golpea en mi cabeza. Nunca antes había odiado tanto a alguien como en este momento. La intensidad de lo que desearía poder hacerle me asusta incluso a mí.

Lo miro fijamente a los ojos y le hago saber cómo van a ser los siguientes minutos—: Brody —digo entre dientes—, a menos que en este momento quieras que te haga lo que en verdad tengo ganas de hacerte, llevarás el teléfono hasta tú oreja, llamarás a mi hermana, y terminarás con ella. Luego colgarás el teléfono y nunca más le hablarás otra vez. —Presiono su cuello con más fuerza, tomando nota del hecho de que su rostro ahora se encuentra más rojo que su camisa, debido a la falta de oxígeno.

—Está bien —refunfuña, intentando liberarse del agarre que tengo sobre él. Espero hasta que mira el teléfono y presiona llamar, para relajar mi brazo y soltar su camisa. Lleva el teléfono hasta su oreja y no deja de mirarme mientras ambos nos quedamos ahí de pie esperando a que Les conteste.

Sé lo que esto le causará, pero ella no tiene idea de lo que le hace a sus espaldas. No importa cuántas veces lo escuche de parte de otros, siempre de alguna manera, él se las arregla para escurrirse de nuevo en su vida.

Esta vez no. No si tengo algún control en el asunto. Ya no me sentaré a observar y permitir que continúe haciéndole esto a mi hermana.

—Hola —dice al teléfono. Intenta apartarse de mí para hablar con ella, pero empujo su hombro de vuelta contra la pared. Hace una mueca de dolor.

—No, nena —dice con nerviosismo—. Estoy en la casa de Elliot. —Hay una larga pausa mientras la escucha hablar—. Sé que fue eso lo que te dije, pero mentí. Es por eso que llamo. Les, yo… creo que necesitamos algo de espacio.

Sacudo la cabeza, dejándole saber que tiene que hacer una ruptura absoluta. Lo que busco no es que le dé espacio. Lo que quiero es que le dé libertad permanente a mi hermana.

Brody rueda los ojos y me muestra el dedo medio con su mano libre. —Quiero terminar contigo —dice sin emoción. Le permite hablar mientras se mantiene en silencio. El hecho de que no muestra ningún tipo de pena o culpa demuestra lo idiota insensible que es. Mis manos tiemblan y mi pecho se aprieta, sabiendo exactamente lo que eso le está provocando a Les en este momento. Me odio a mí misma por forzar a que esto sucediera, pero Les se merece algo mejor, incluso aunque ella misma no lo crea.

—Voy a colgar —le dice.

Lanzo su cabeza contra la pared y lo obligo a mirarme. —Discúlpate con ella —digo en voz baja, sin querer que ella me oiga del otro lado. Brody cierra los ojos y suspira, luego agacha la cabeza.

—Lo lamento, Lesslie. Ya no quiero continuar con esto. —Retira el teléfono de su oreja y termina la llamada abruptamente. Mira la pantalla fijamente durante algunos segundos—. Espero que estés feliz —dice, mirándome—. Porque acabas de romperle el corazón a tu hermana.

Eso es lo último que Brody me dice. Mi puño se junta con su mandíbula dos veces antes de que caiga contra el piso. Sacudo mi mano, me alejo de él y me dirijo hacia la salida. Antes de llegar a mi auto, mi teléfono comienza a vibrar en mi bolsillo. Lo saco y ni siquiera miro la pantalla antes de contestar.

—Hola —digo, intentando calmar la ferviente ira en mi voz cuando la escucho llorar al otro lado del teléfono—. Voy en camino, Les. Todo estará bien, voy en camino.


Ha pasado todo un día desde que Brody hizo esa llamada, pero aún me siento culpable, así que le añado otros tres kilómetros a mi rutina de trote, como castigo autoimpuesto. Ver a Les tan rota como estuvo anoche no era algo que había esperado. Ahora me doy cuenta de que haberle hecho llamarla de esa manera probablemente no fue la mejor forma de lidiar con las cosas, pero no hay forma de que pueda quedarme sentada como si nada y le permita tratarla así.

Lo más inesperado sobre la reacción de Les fue que su rabia no iba dirigida solamente en dirección a Brody. Era como si se encontraba molesta con toda la población masculina. Seguía refiriéndose a los hombres como "bastardos enfermos" caminando en su habitación de lado a lado, mientras yo sólo me senté allí viéndola desahogarse. Finalmente, se derrumbó, gateó hacia la cama y lloró hasta quedarse dormida. Me quedé allí despierta, sabiendo que tenía algo de responsabilidad en su dolor. Me quedé en su habitación toda la noche, en parte para cerciorarme de que estuviese bien, pero principalmente porque no quería que levantara el teléfono y llamara a Brody en un momento de desesperación.

Aunque es mucho más fuerte de lo que creía. No intentó llamarlo ayer, y hoy tampoco ha hecho ningún intento. Anoche no logró dormir mucho, así que antes del almuerzo subió a su habitación para tomar una siesta. Sin embargo, me he detenido varias veces afuera de su puerta sólo para cerciorarme de que no estuviese al teléfono. Así que estoy segura de que no ha hecho ningún intento por llamarlo. Al menos mientras estuve en la casa. De hecho, estoy bastante segura que la insensible llamada que él le hizo anoche, era exactamente lo que necesitaba para finalmente verlo por quien es en verdad.

Me quito los zapatos en la puerta y camino hasta la cocina para rellenar mi agua. Es sábado en la noche, y normalmente saldría por ahí con Santana, pero ya le envié un mensaje diciéndole que no iba a salir esta noche. Les me hizo prometerle que me quedaría hoy con ella porque no quería tener que salir y arriesgarse a ver a Brody. Corro por las escaleras, me quito la franela y empujo la puerta del baño para abrirla. Enciendo el agua, luego camino por el pasillo y toco la puerta de su habitación. —Voy a tomar una ducha rápida, ¿ordenas la pizza?

Me apoyo con una mano en su puerta y me quito los calcetines. Me giro y los lanzo al baño, luego vuelvo a tocar en su puerta. —¡Les!

Cuando no me responde, suspiro y miro hacia el techo. Si está hablando por teléfono con él, me enojaré. Pero si está hablando con él, probablemente significa que le está contando que la ruptura fue toda mi culpa, y ella será la que estará enojada. Seco mis palmas con mis shorts y abro la puerta de su habitación, preparándome para otro acalorado discurso sobre que tengo que preocuparme por mis propios asuntos.


Después de entrar a su cuarto, veo a Les sobre su cama, e inmediatamente regreso a cuando era niña. De vuelta al momento que me cambió para siempre. Que cambió todo de mí. Todo sobre el mundo que me rodeaba. Mi mundo pasó de ser un lugar lleno de colores vibrantes a ser de un gris seco y sin vida. El cielo, la hierba, los árboles… todas las cosas que alguna vez fueron hermosas, se encontraban desnudas de todo su esplendor en el momento en que me di cuenta que era responsable de la desaparición de nuestra mejor amiga, Hope.

Nunca volví a ver a la gente de la misma forma. Nunca vi a la naturaleza igual. Nunca miré mi futuro de la misma manera. Todo pasó de tener un significado, un propósito, y una razón, a ser simplemente una versión de segunda mano sobre lo que la vida se suponía que debía ser. Mi mundo una vez efervescente, de pronto se tornó borroso y gris, como una fotocopia sin color.

Justo como los ojos de Les.

No son los suyos. Están abiertos. Me miran directamente desde su posición en la cama.

Pero no son los suyos.

El color en sus ojos ya no está. Esta chica es una gris fotocopia sin color de mi hermana.

Mi Les.

No puedo moverme. Espero a que parpadee, que se ría, que revele el retorcido truco de esa enferma y jodida broma que me está jugando en este momento. Espero a que mi corazón comience a latir de nuevo, a que mis pulmones comiencen a funcionar otra vez. Espero a que el control de mi cuerpo regrese a mí porque no sé quién tiene el control de él en este momento. Yo, maldita sea, no soy la que lo tiene. Espero y espero, y me pregunto cuánto tiempo puede seguir con esto. ¿Cuánto tiempo las personas pueden mantener sus ojos abiertos de esa manera? ¿Cuánto tiempo la gente puede dejar de respirar antes de que su cuerpo se remueva en desesperada necesidad de jadear por aire?

¿Cuánto maldito tiempo antes de que haga algo para ayudarla?

Mis manos tocan su rostro, toman sus hombros, sacuden su cuerpo hasta que se encuentra en mis brazos y la jalo hasta mis piernas. La botella vacía de pastillas cae de su mano y aterriza sobre el piso, pero me rehúso a mirarla. Sus ojos aún se encuentran sin vida y ya no me está mirando, ya que la cabeza en mis manos se va para atrás cada vez que intento levantarla.

No reacciona cuando grito su nombre, y no reacciona cuando la cacheteo, ni reacciona cuando comienzo a llorar.

No hace ni una jodida cosa.

Ni siquiera me dice que todo estará bien cuando cada partícula de lo que sea que queda dentro de mi pecho, es propulsado fuera de mí al momento en que me doy cuenta que la mejor parte de mí, está muerta.


Hola chicas, regreso con la segunda parte de Hidden Memories, que será contada totalmente desde el punto de vista de Quinn, lo que nos hará entender mas su personaje y descubrir la razón de sus acciones.

Este fic contara con 38 capítulos, pero no son largos (algunos si)

Saludos