Capítulo 1: La cocina de los elfos.

Todos los personajes pertenecen a J.K. Rowling.

El calor llenaba la cocina. Un montón de pequeñas criaturas corrían de aquí para allá, unas con calabazas sobre sus manos, otras con zanahorias y algunos cuchillos. A pesar del enorme bullicio y aparente desorden, una mesa ubicada en el centro de la habitación se llenaba cada vez con más comida.

Uno de ellos llevaba sobre sus pequeños brazos una enorme torta de chocolate, que parecía más grande que el cuerpo de dos elfos juntos. La colocó delicadamente sobre la mesa y volvió al trabajo. Pasado unos minutos volvió con otra, igual a la anterior, y notó que esa no se encontraba en ningún lugar. Desesperado comenzó a rodear la mesa, casi corriendo, y chocó con un par de elfos que llevaban un gran cerdo con una manzana en la boca. Los elfos se cayeron y empujaron a otro más, que botaron una gran olla llena de caldo.

-¡JAJAJAJAJA!- Sonó una estruendosa risa que rápidamente llenó la habitación. Los elfos comienzan a girar enfadados, buscando la fuente del sonido.

-¡Silencio, Canuto!- Susurró James, dando un codazo al chico que se encontraba atrás. James era un adolescente delgado y alto de 16 años, que utilizaba gafas redondeadas y solía llevar el cabello desordenado.

-Relájate, Cornamenta, ¿Acaso crees que nos encontrarán? Y si lo hacen qué, ¿nos golpean en las pantorrillas?- Agrego Sirus con una radiante sonrisa. Llevaba la torta de chocolate en sus brazos mientras James sostenía cuidadosamente una misteriosa capa de invisibilidad sobre los dos. En el último año ambos habían crecido bastante, especialmente James, por lo cual debían caminar encorvados bajo la capa para evitar que se les vieran los pies- Además, ya estamos saliendo. Toma los pasteles y larguémonos rápido de acá, que el calor me está matando

-Ok, pero mantente callado. A esta hora deberíamos estar en nuestros dormitorios y no quiero que resten más puntos a Gryffindor por nuestra culpa- Susurro mientras tomaba un montón de pasteles entre sus brazos y comenzaba a caminar lentamente dando pequeños pasitos.

-Oh, ¡escúchate Cornamenta! ya hablas como todo un empollón. ¿No será porque quieres hacerte el bueno y así atraer a Evans?- Respondió Sirius, ya saliendo de la cocina pero aun bajo la capa-¿ Es por que quieres llevarla a Hogsmade?

-¿Quieres callarte, Canuto?

En ese momento un chico delgado, con largo pelo negro y nariz de águila caminaba en dirección a ellos. Llevaba en sus manos un libro de pociones y lo leía apasionadamente, sin fijarse en nada más.

-Oh, mira quien viene ahí! Nuestro alumno favorito, Quejicus!- Susurró Sirius al oído de James, dándole un codazo- Vamos, deja de hablar como Prefecto y lánzale un pastel.

James se mantuvo en silencio. Sabía que era imposible razonar con Sirius cuando se trataba de molestar a los demás, especialmente cuando "los demás" son Severus.

Sirius intentó equilibrar la gran torta en una mano para quitarle un pastel a James y lanzarlo a Severus, pero no pudo. La torta era demasiado grande y pesaba demasiado. Espero en silencio, y cuando Severus pasaba por su lado, le hizo una zancadilla y lo boto al piso.

-¡Ahí tienes, Quejicus! Apúrate Cornamenta. Si nos quedamos un momento mas no podre aguantar las ganas de lanzarle algún hechizo- Dijo entre risas Sirius mientras empujaba a James. Este se mantuvo callado, aguantando las ganas de estallar en risas, y apuro el paso.

Al cabo de un rato llegaron al retrato de la Dama Gorda, dijeron la contraseña y entraron. Era una gran habitación, decorada con rojo y dorado, los colores de Gryffindor. Tenía varias butacas y una gran chimenea. Remus se encontraba en la más cercana al fuego, leyendo un gran libro. Tenía un aspecto demacrado: grandes ojeras, algunas heridas en sus manos sobre antiguas cicatrices. Su pelo iba desordenado, y lucia más flaco de lo normal. Peter estaba sentado en la butaca junto a él, mirando el fuego con aspecto torpe.

Sirius y James se alegraron al ver a sus amigos. Sabían que Remus estaba en los últimos días de su ciclo y se sentía hambriento. Caminaron hacia ellos cuando sintieron un gran golpe. Una pelirroja que pasaba por la sala común hacia la habitación de las chicas chocó con James, y este de paso empujó a Sirius, que en un ágil movimiento logró girar y salvar la torta.

Entre el impacto y la sorpresa, James soltó los pasteles y estos cayeron a los pies de la pelirroja. Ella los miro extrañada, se agachó y tomo uno. Lo estaba mirando detenidamente cuando escucho un suave silbido que venía desde algún lugar frente a ella. Levanto la mirada y lo entendió: James Potter la miraba sorprendido, y Sirius Black, atrás de él, hacía equilibrios con una gran torta, intentando no botarla. En el suelo se veía un trozo de tela pequeño, mientras que donde debería haber una capa no se veía nada más que el piso.

-Hola, Evans- Dijo James en un tono grave, y se acercó un poco a ella.

-Deberías comenzar a considerar un poco más el trabajo de quienes intentamos mantener el nombre y la reputación de esta casa, y dejar de hacer tonteras con esa capa- Agregó ella soberbiamente. James le sonrió coquetamente y ella se limito a dar la vuelta y subir a la habitación de las chicas.

-¡Buena esa, James!- Gritó Sirius mientras colocaba la torta en una mesita cerca de Remus y Peter- Sabemos que estas en los últimos días de tu problema peludo, Lunatico, y decidimos traerte un regalo. Yo mismo elegí esta torta, con chocolate extra-negro.

James recogió los pasteles del piso, y los coloco junto a la torta. Peter se lanzó, tomo dos y comenzó a comerlos inmediatamente. James se dejó caer en la butaca que estaba junto a la de Peter, y Sirus se sentó junto a Remus.

Lunático miro seriamente la torta, y luego a su amigo que le sonreía felizmente. Suspiró.

-Generalmente les diría que no comeré torta, ya que me estarían poniendo de cómplice en sus travesuras y como Prefecto es lo último que debo hacer- Dijo seriamente cerrando el libro y colocándolo sobre sus piernas- Por otro lado, no podría estas mas hambriento.. Y es chocolate extra-negro.

-Solo lo mejor para los mejores- Agregó Sirius con una pequeña sonrisita irónica mientras miraba a sus compañeros- ¿Qué pasa, Cornamenta? ¿Ya te afectó lo que dijo Evans?

James estaba mirando sin mirar como Petigrew engullía los pasteles. Lunático y Colagusano lo miraron, aguantanto las risas.

-¡Claro que no!- Mintió Potter- Solo intentaba entender como Peter puede comer tan rápido

Los cuatro chicos rieron. James tomo un pastel y Sirius compartió la torta con Remus.

La hora pasó volando entre comida, risas, conversaciones y bromas. Ya no quedaban pasteles y la mitad de torta que aun quedaba estaba en un inminente peligro de terminar rápidamente en el estomago de Peter. Era muy tarde pero no importaba, ya que era viernes por la noche. La noche estaba muy fría y todos los alumnos, excepto por los merodeadores, se encontraban en sus camas. Escucharon pasos y se dieron vuelta. La pelirroja volvía.

-¿Te quieres unir, Evans?- Le gritó Sirius desde su butaca, miró a James sonriendo- Tenemos torta-Agregó.

Lily lo miró seriamente, luego vio la torta y sintió su estomago rugir. Se acerco a la butaca de James y comenzó a revisarla con la mirada.

Remus, Peter y Sirius miraban atentos.

-¿Quieres sentarte conmigo, Evans?-Preguntó James mientras levantaba una ceja y se hacía a un lado.

-Claro que no, Potter. Solo busco..

-¿Esto?- Agregó Cornamenta, mostrando un libro. Lily lo tomó agresivamente

-Oh, Evans, te recordaba más amigable- Dijo Sirius, que se había parado y ahora estaba frente a ella, con un plato que tenía un gran trozo de torta- ¿Segura que no quieres? Dejémoslo como una tregua.

-Sería agradable comer todos juntos, Lily- Remus le sonreía desde su butaca. Estaba demasiado cansado como para pararse e intentar convencerla.

Lily miró el trozo de torta. Lucía irresistible! con una gruesa capa de chocolate en la parte superior. No podía ocultar su gusto por los postres. Luego miró a Potter, que le sonreía. Rodó los ojos, tomo el plato, caminó hacia Remus y se sentó en una butaca que acercó con su varita, entre él y Sirius

-¿Cómo consiguieron todo esto?-Preguntó la chica, dirigiéndose a Sirius, medio atorada con la torta.

-No quieres saber- Respondió James entre risas, miró a Sirius mientras hacia una especie de reverencia con la cabeza.

Peter rió estruendosamente.

-¿Y por qué te fuiste tan rápido, Lily?- Preguntó Colagusano. Remus lo miro con los ojos muy abiertos.

-Porque Potter llegó- Dijo tranquilamente

-Este es el momento en que dices "no es personal"- Añadió James

-Lo diría si no lo fuese

-¡Hey!- soltó James. Todos rieron.

Conversaron de las clases y la tarea de pociones que tenían que hacer el fin de semana; comentaron algunos chismes y rieron de los chistes de James y Sirius.

Finalmente Lily colocó el plato vacío en la mesita y se paró.

-Debo admitir que fue un momento agradable, pero es hora de dormir. Buenas noches- Se despidió de Remus y Sirius con un beso en la mejilla y de los demás con la mano. Se dirigió a la habitación de las chicas con el libro en la mano.

Los Merodeadores esperaron a que la pelirroja cerrara la puerta. Luego Colagusano y Canuto se abalanzaron sobre James y le pegaron algunos manotazos en la cabeza amistosamente.

-Tranquilos, caballeros- Dijo James alejándolos, mientras Remus reía débilmente en su asiento

-¿Notaron como se reía de lo que decía James?- Dijo Pettigrew

-Eso no es nada, ¿Notaron como James se sonrojaba cada vez que ella reía?- Gritó Sirius

-¡Silencio! – Murmuró James, moviendo exageradamente los labios. Los 3 chicos se callaron y lo miraron extrañados - ... Los puede escuchar

Todos rieron aún mas fuerte y se dirigieron a sus dormitorios.

Bueno, este es mi primer fanfic; y espero que les guste. por favor déjenme algun review con sus comentarios sobre él (Y si llegan a encontrar algún error, me gustaria que me lo hagan saber).

Ya publicaré el segundo capitulo.