Los personajes de Katekyo Hitman Reborn! y Shijō Saikyō no Deshi Kenichi (Kenichi: El discípulo más fuerte de la historia) pertecen respectivamente a la maestra Akira Amano y al maestro Shun Matsuena, la escritora de este fanfic no tiene derecho sobre nada (por más que quiera), excepto la extraña y posiblemente ridi-surda trama de este fanfic.


Capítulo 1.

Era una apacible noche de verano y todos los miembros de la casa Sawada se encontraban disfrutando de la maravillosa y deliciosa cena que la matriarca de aquel hogar había preparado con todo su amor de madre.

- La comida es, como siempre, digna del banquete de un rey, mamma. – felicito Bianchi mientras ponía un trozo de filete mignon en su boca.

- Oh, basta, Bianchi-chan. Haces que me sonroje. – respondió con un ligero rubor en sus mejillas Nana Sawada, la matriarca de aquel hogar.

- ¿A qué se debe tan deliciosa cena, mamma? – cuestiono interesado Reborn, que ahora tenía la apariencia de un niño de diez años.

Ya habían pasado unos cuantos meses desde que Tsuna rompió la maldición de los arcobaleno y estos, en su impaciencia por volver a su edad real, le dijeron a Verde que inventara alguna forma de apresurar el proceso de crecimiento, lo cual resulto en una máquina que logro que todos aumentaran unos cuantos años, pero la maquina se sobrecalentó y exploto, ahora deben esperar a que Verde repare la máquina para volverla a usar. La excusa que le dieron a Nana de porque los siete bebes ahora eran niños de la edad de Fuuta fue que tuvieron un estirón repentino, situación que como siempre la afable mujer acepto sonriente y sin preguntar.

- Me alegra que preguntes, Reborn-kun. Primero que nada esta cena es para celebrar que las calificaciones de Tsu-kun han mejorado. – comenzó la adorable dama – Y porque me gustaría pedirte que tomen vacaciones. – concluyo.

Ante lo último dicho todos dejaron de comer y miraron asombrados a la madre.

- Bueno, esto es inesperado. Por favor, mamma, continua. – pidió Reborn.

Tsuna miraba a su madre en silencio y con sus ojos, de por si grandes, abiertos como platos.

- Lo que intento decir es que en estos casi tres años que los dos han convivido ninguno ha descansado. Entiendo que el trabajo de tutor es a tiempo completo y que Tsuna necesitaba toda la ayuda posible, por lo cual te agradezco enormemente, pero creo que ahora que Tsuna va a mitad de su último año de secundaria sería bueno para él y para ti tomar un respiro. – explico Nana.

- ¿Y que sugiere? – la curiosidad había tomado lo mejor de Reborn para estos instantes.

- Bueno, cuando Tsu-kun era más pequeño solíamos ir mucho a visitar a mi prima favorita…

Ante la mención de aquellos días una sonrisa que rivalizaba con el sol al amanecer comenzó a formarse en el rostro del castaño futuro jefe mafioso.

- … Y como ha pasado mucho desde la última vez que fuimos a visitarlos, bueno, la llame y le pregunte si ustedes podrían quedarse allá para el descanso de verano y dijo que no habría ningún problema. – concluyo tan radiante como estrella Nana.

Reborn coloco con aire pensante su mano en su barbilla, la idea de tomar un descanso de la tutoría y del caos que por lo general rodeaba a Tsuna, fuese por causa suya o no, sonaba tentadora. Fue entonces cuando dirigió su mirada de ónix hacia su estudiante y vio aquel brillo feliz y ansioso en los siempre honestos ojos de Tsuna, el castaño le estaba suplicando con la mirada que dijera que sí. Ahora que si lo pensaba, Tsuna si había mejorado sus calificaciones, no tanto como al tutor-asesino le gustaría, pero estaba encaminado, ya no cometía tantos errores a la hora de estudiar o hacer tarea, también había mejorado considerablemente en su entrenamiento de combate cuerpo a cuerpo, lo mismo que su intuición… oh, qué diablos.

- Está bien. Si a la prima de mamma no le causa ningún inconveniente que nos quedemos allá para el descanso de verano no veo ningún otro inconveniente. – asintió el niño del fedora.

- YAY! – salto Tsuna de su silla en un arrebato de éxtasi y felicidad.

CHIU.

Disparo Reborn en dirección del castaño.

- Hiee! – exclamo Tsuna al esquivar la bala y caer sentado en su silla que debido a la fuerza con la que el castaño volvió a sentarse termino volcándose con todo y castaño hacia atrás.

- Es de mala educación saltar como desquiciado en medio de la cena, Tsuna. – reprendió el del fedora mientras Leon volvía a su forma natural en las manos de su amo.

- Ok… lo shiento. – contesto Tsuna desde su extraña posición de alacrán en el suelo.

Nana sonrio divertida y complacida.


En la casa Shirahama todos los miembros estaban reunidos para la cena, ese día Kenichi había pedido permiso en Ryozanpaku para ir a casa pues su madre le pidió estar ahí para discutir algo que parecía realmente importante.

La cena había transcurrido en un apacible silencio y ahora se encontraban tomando una taza de té para la digestión, momento que Saori Shirahama tomo para hacer su importante anuncio.

- Muy bien, ahora que todos los miembros de esta familia están reunidos me gustaría hacer mi anuncio, pero antes que nada, Kenichi, Honoka, ¿Recuerdan a su primo Tsunayoshi? – comentó como no queriendo la cosa la única razonable en aquel hogar.

El efecto fue inmediato, los rostros tanto Kenichi como Honoka se iluminaron de felicidad ante la mención de su primo favorito.

- Tsu-chan! ¡¿Qué pasa con Tsu-chan, mamá?! – cuestiono impaciente Honoka mientras se ponía de pie y recargaba sus manos en la mesa.

Kenichi por su parte aún estaba sentado, pero la sonrisa no dejaba su rostro, toda su atención fijada en su madre.

- Hahaha! – rio estridentemente Mototsugu Shirahama al ver la impaciencia de sus hijos – Díselos ya, Saori. Creo que van a morir de anticipación. – bromeo el hombre y le dio un sorbo a su té.

- Hehe, supongo que tienes razón, querido. – sonrio enternecida Saori – Me alegra saber que aún recuerdan a Tsu-kun, y si lo traigo a discusión es porque ayer me llamo Nana-chan y me pidió si podríamos darle hospedaje a Tsu-kun para este descanso de verano, le dije que no había ningún problema, pero me alegra haber saber que…

- Tsu-chan va a venir! YAY! – salto extasiada Honoka al interrumpir bruscamente a su madre.

- ¡¿Tsuna-kun vendrá de visita?! – exclamo feliz Kenichi aun sentado.

Saori suspiro derrotada y enternecida, ¿Quién diría que la mención de su pequeño sobrino fuera a causar tanta euforia?

Mototsugu siguió riendo estridentemente, feliz de que sus hijos fueran felices.

Tsuna-kun va a venir de visita! Pensaba feliz Kenichi mientras se alistaba para ir a la cama. Imágenes de su pequeño primo, el hermanito que nunca tuvo, llegaban a su mente. Tsuna tenía la misma edad de Honoka (aunque el susodicho era mayor por unos meses) así que cuando eran más pequeños y este los visitaban los dos pequeños siempre estaban detrás el, Honoka siempre actuando como la hermana mayor de Tsuna, y el castañito tan adorable y torpe.

Hace tiempo que no lo veo, apuesto a que ha crecido bastante. No puedo esperar a presentárselo a todos en Ryozanpaku y en la alianza! Penso contento Kenichi al tiempo que apagaba la luz y cerraba los ojos, el sueño rápidamente apoderándose de sus…

- ¡¿Presentárselo a todos en Ryozanpaku y en la alianza?! – reacciono de repente el castaño mientras todo los colores se le iban del rostro – Lo van a matar! – se escuchó el llanto de Kenichi por toda la cuadra.

- Onii-chan, cállate! – reprendió Honoka.


- Eeeh, así que tú y el pequeño se van de vacaciones para el descanso de verano, ¿A dónde irán? – pregunto Yamamoto para después meter un rollo de sushi a su boca.

Era la hora del almuerzo en Namichuu y Tsuna y sus amigos se movieron a la azotea para ingerir sus alimentos.

- ¡¿Qué no escuchaste?! El décimo y Reborn-san van a visitar a un familiar del décimo, solo que por parte de su madre! – regaño Hayato.

- Haha, lo siento. Es que por ahora toda mi atención ha estado en el campamento de baseball que hará el club de baseball para el descanso de verano. – se excusó el más alto del grupo.

- Es verdad. Yamamoto ira al campamento de baseball y Reborn arreglo las cosas para que los demás, incluyendo a mamá, vayan a Mafia-land, de esta forma todos tenemos unas merecidas vacaciones. – comento Tsuna tranquilo de saber que todos estarán en lugares seguros, más o menos.

- Pues a mí aun no me convence eso de que vaya a Dios sabe dónde usted solo, decimo. Entiendo que son familia de su madre y que Reborn-san estará con usted en todo momento, pero simplemente no me siento cómodo con la idea de que estén solo ustedes para defenderse. – explico Hayato sus preocupaciones.

- Maa, maa, relájate Gokudera. Estas llevando esto a un extremo muy… bueno, extremo. – respondió Takeshi.

- Pero…

- Estaré bien, Hayato-kun. – interrumpió Tsuna al peliplata – Es precisamente por esto que estas vacaciones fueron una excelente idea. Todos estamos muy tensos, es momento de que nos demos tiempo para nosotros y que nos relajemos, en Mafia-land mamá se la pasara con las chicas de tienda en tienda, tu tendrás tiempo para leer todas esas novelas que no has logrado terminar por culpa del entrenamiento y al escuela, los niños estarán todo el día en el club infantil, Hibari-san estará en Namimori haciendo lo que sea que haga en vacaciones sin que nadie le moleste, Mukuro estará entrenando a Fran, Ryohei-onii-san estará entrenando con Colonello y Takeshi estará en su campamento de baseball preocupándose solo de eso, yo estaré en una zona donde nadie me conoce ni a Reborn, lejos de cualquier conflicto, estaré bien. Por ahora lo único que me preocupa es que todos se relajen y por un ratito nos podamos olvidar de la mafia. – discurso el fututo jefe mafioso.

Todos miraban a Tsuna con una sonrisa en sus rostros.

- Si lo pone así… - suspiro derrotado Hayato.

- Haha, Tsuna 227, Gokudera 0. – conto Takeshi las veces que Tsuna había ganado una discusión contra su segundo al mando.

Kyoko y Chrome se rieron divertidas.


- Muy bien. Primero que nada quiero agradecerles a todos por venir en tan corto tiempo. – comenzó Kenichi.

La escuela ya había terminado por ese día y Kenichi convoco a una reunión para todos los miembros de la alianza Shinpaku, le dijo a Niijima que tenía algo súper importante de que hablar con todos los miembros, el cara de alíen pensando que se trataba de noticias sobre Yomi mando un mensaje colectivo a todos los miembros de la alianza.

- ¿Qué es tan importante que nos has mandado llamar a todos, Kenichi-kun? – pregunto Takeda al tiempo que alzaba la mano.

Todos los miembros de la alianza, quisieran o no, estaban presentes para aquella junta, les causaba curiosidad lo que fuera que Kenichi quisiera decirles, no era muy común que el castaño discípulo del Ryozanpaku los convocara y por lo general cuando lo hacía ocurrían cosas realmente interesantes, ¡hasta Tanimoto estaba ahí!

- Me alegra que preguntes Takeda-san. La verdad es que ya hable de esto con los maestros y ellos parecieron entender, pero no sé cómo lo vayan a tomar ustedes. –

- Escúpelo de una vez, Shirahama. – hablo Kisara.

- Bueno, verán. Lo que pasa es que cuando empiece el descanso de verano mi primo, Tsunayoshi, nos vendrá a visitar, y bueno… me gustaría que mientras Tsuna-kun está en la ciudad evitáramos, ya saben, cualquier tipo de confrontación. – pidió Kenichi.

- Aah? – fue la inteligente respuesta de la mayoría de los presentes.

Miu sonrio comprensiva, esta misma situacion viviéndose esa mañana en el dojo.

- Verán, mi primo no sabe nada de artes marciales ni nada por el estilo, él es un chico sensible y algo torpe, cuando éramos niños siempre se caía, Tsuna-kun es un buen niño pero… no creo que sobreviva a alguna de nuestras… experiencias. –

- Estas jugando?! Solo para eso me hiciste convocar a todos?! Pensé que tendrías algo más importante que decir! – exclamo Niijima con indignación.

- Esto es importante! Se trata de la vida de mi primo! El niño más dulce que he tenido la certeza de conocer! – respondió Kenichi.

- O sea, ¿Qué lo único que quieres que hagamos es que no peleemos ni nada por el estilo mientras este chico este aquí? – cuestiono Kisara.

- Si no es mucho pedir se los agradecería infinitamente! – exclamo Kenichi mientras se inclinaba en exactos 90 grados de manera respetuosa.

- ¿Qué dijeron los maestros del Ryozanpaku? – cuestiono Tanimoto a Miu.

- Estuvieron de acuerdo, dijeron que no sería lindo que por algún descuido el primo de Kenichi-san acababa lastimado, así que nos la llevaremos tranquila por todo el descanso de verano. – respondió honesta la rubia.

- Bueno, si los maestros del Ryozanpaku estarán inactivos por un rato supongo que nosotros tampoco tenemos mucho que hacer, por lo general solo los seguimos en sus peligrosas misiones y si no van a hacer nada, pues nada se va hacer. Está bien, Shirahama. – acepto Kisara al tiempo que se ponía de pie y salía del lugar.

- Le diré a las valkirias que también se la lleven tranquila, descuida. – acepto Freya y salio tras Kisara.

- No te preocupes, Kenichi mi amor, le diré a todos en el barrio chino que se comporten. – dijo Renka.

Nadie más dijo nada, todos aceptaron llevársela tranquila mientras el primo de Kenichi estuviera en la ciudad, ahora en la sala solo quedaban Tanimoto, Niijima, Miu y Kenichi.

- ¿Mi primo está condenado, verdad? – cuestiono Kenichi.

Los otros tres solo asintieron en silencio.

- A todo esto, Kenichi, este primo tuyo, ¿De dónde es? – pregunto Niijima con aire ausente, su siempre confiable smartphone en mano.

- De Namimori. – respondió Kenichi de inmediato.

- ¿Y se llama Tsuna…

- Tsunayoshi. Sawada Tsunayoshi. – volvió a responder – Un segundo, ¡¿Qué demonios estás haciendo?! – reacciono el castaño al tiempo que ponía su atención en el peor de sus amigos.

Miu y Tanimoto ya estaban uno a cada lado de Niijima viendo que podían descubrir de este primo, Kenichi se acercó y también se puso a esperar que apareciera algo sobre su primo, finalmente una foto de un adorable chico con antigravitatorio y revoltoso cabello de color avellana, grandes y sinceros ojos del mismo color, nariz de muñeca y boca pequeña apareció en la pantalla.

- Esta es información que logre obtener de los archivos de la escuela a la que asiste, es todo lo que pude encontrar sobre él. – informo el cara de alíen - ¿Seguro que es de tu familia? Este si esta bonito. -

En la pantalla, justo debajo de la foto, se leía…

Nombre: Sawada, Tsunayoshi.

Fecha de nacimiento: 14 de octubre, 199X.

Tipo de sangre: A

Estatura: 170 cm

Peso: 58.4 kg

No tiene ninguna actividad extracurricular.

- Wow, sí que ha crecido. – se dijo Kenichi al ver la foto de su primito.


El esperado descanso de verano había llegado, Tsuna y Reborn fueron encaminados a la estación de trenes por Nana, Bianchi, Hayato y los niños, sería un viaje e aproximadamente 5 hrs y Reborn lo utilizaría para aprender lo más que pueda de estos parientes.

- Primero está el tío Mototsugu. – comenzó Tsuna – Creo que tú y él se van llevar muy bien, lo podrías describir como un aficionado a las armas, mamá me dijo que gano un concurso de tiro al blanco el año pasado. –

- Entonces, quizás no es tan aficionado. – comento Reborn.

- Si, ahora que lo mencionas seguramente se ha dedicado más ello de lo que recuerdo. – dijo Tsuna – Luego está la tía Saori, que es la prima de mamá, es una mujer muy amable y razonable. –

- Es bueno saber que hay alguien cuerdo en la familia. –

- Finalmente están Kenichi-nii y Honoka-chan. – continuo Tsuna decidiendo ignorar el comentario de su tutor – Kenichi-nii es muy tranquilo, le gusta mucho leer, cuando éramos niños nos llevaba a mí y a Honoka-chan a cazar escarabajos y nos lea historias antes de dormir, Honoka-chan por su parte es más activa, siempre actuó como mi hermana mayor. – informo Tsuna.

- ¿Es mayor que tú? – cuestiono Reborn.

- Eh? No. Honoka-chan tiene la misma edad que yo, de hecho, yo soy mayor por meses, pero en aquel entonces Honoka era más alta que yo, supongo que eso fue como un factor clave para que se comportara así. –

- Hmm. – mascullo el niño del fedora.

- Me asombra que no hayas hecho ninguna clase de loca investigación, ya sabes, investigar sus cuentas bancarias o sus archivos médicos. –

- Lo hice. – corto Reborn – Pero es interesante escucharte hablar de alguien tan afablemente. – sonrio Reborn sincero.

Tsuna se sonrojo un poco ante lo dicho por su tutor.

El resto del viaje Tsuna y Reborn hablaron de trivialidades, ninguno mencionando nada sobre la mafia.


- ¡Ya se tardó ese maldito tren! – grito Honoka mientras se cruzaba de brazos y no dejaba de mover su pierna de arriba hacia abajo en impaciencia.

- Solo han pasado cinco minutos, Honoka. – intento Kenichi calmar a su hermana menor.

- Espero que no se hayan perdido, hace mucho que Tsu-kun no viene a visitarnos y su acompañante nunca ha venido a esta ciudad. – comento preocupada Saori.

- Descuida, amor. Tal vez fueron al baño. – añadió Mototsugu.

- A todo esto, madre, ¿Quién es esta persona que acompaña a Tsuna-kun? – interrogo Kenichi.

- Nana-chan me dijo que era su tutor, creo que se llama Reborn. – respondió Saori a su hijo mayor.

¿Qué clase de nombre es ese? Se dijo incrédulo Kenichi en su interior.

- Veo una mopa de pelo castaño! – rugió Honoka al tiempo que se ponía en pie y apunta al frente.

La familia Shirahama reacciono al instante y voltearon en la dirección que la chica apuntaba.

Acercándose a ellos estaba un adorable chico de antigravitatorio y revuelto cabello castaño, sus ojos grandes y sinceros expresaban la felicidad de ver sus rostros.

- Tsu-chan! – chillo Honoka al tiempo que corría a encontrar a su primo y lo atrapaba en un abrazo de oso.

- Es bueno verte, Honoka-chan. – dijo Tsuna mientras abrazaba, y cargaba, a su prima.

Honoka soltó a Tsuna y se deslizo hacia el suelo, fue entonces que la chica se dio cuenta de que su primo le sacaba media cabeza de altura.

- Eeh! Tsu-chan es más alto que yo! – exclamo.

Tsuna solo sonrio.

Los demás miembros de la familia Shirahama ya se había acercado a saludar al recién llegado.

- Has crecido mucho, Tsu-kun. – señalo Saori al tiempo que abrazaba a su sobrino.

- Bienvenido, Tsunayoshi. – saludo Mototsugu con una palmada en el hombro al muchacho mientras su esposa aun le abrazaba.

Cuando Saori por fin soltó a Tsuna fue el turno de Kenichi de abrazarlo.

- Es bueno verte. – saludo Kenichi.

Tsuna solo apretó el abrazo feliz de volver a ver a su primera figura fraternal.

- Ara, Tsu-kun, ¿No se suponía que tu tutor vendría contigo? – pregunto Saori cuando Kenichi soltó al menor.

Un carraspeo llamo la atención de todos y dirigieron sui atención hacia abajo, ahí un niño de unos diez años que usaba un traje sastre negro, ¡a mitad del verano!, y un sombrero fedora.

- Ciaossu, yo soy Reborn, soy el tutor de Tsuna. Es un placer conocerles. – se presentó el pequeño.

- Tsu-kun… este es… - Saori no encontraba las palabras adecuadas.

Mototsugu, Kenichi y Honoka no estaban mejor que su madre.

- Créanlo o no, este es mi tutor. – asevero Tsuna mientras se colocaba al lado de Reborn.

- Disculpen mi apariencia. – comenzó a hablar nuevamente el niño de fedora – Hasta hace poco estuve realmente enfermo, a punto de morir a decir verdad, mi apariencia actual es consecuencia de aquella enfermedad, pero ahora, gracias a Tsuna, todo está mejor, mi enfermedad ha pasado y dentro de poco recuperare mi apariencia normal, un muy brillante científico está trabajando en ello. – explico Reborn con una verdad a medias.

- Oh, Dios. ¿Y ya está mejor? ¿Necesita de alguna medicina? – interrogo preocupada Saori.

- En lo absoluto, señora Saori, mi salud ha vuelto a ser tan buena como la de un toro. – tranquilizo el tutor-asesino – Oh, por cierto, este es mi compañero, Leon. – presento Reborn a su camaleón – Espero que no le molesten los camaleones. –

- Por supuesto que no. – sonrio Saori.

- Jamás había visto un camaleón como ese. – dijo Kenichi mientras observaba curioso a Leon.

- Bueno, ya que nuestros huéspedes están aquí, vayamos a casa. – propuso Mototsugu.

Todos asintieron.

El viaje al hogar de los Shirahama fue corto entre conversaciones y anécdotas.

- Este es la habitación en la que se quedaran. – dijo Saori mientras abría la puerta del cuarto de huéspedes – Lamento no tener más espacio para usted. Reborn-kun. Pero ahora que Tsu-kun vino de vacaciones Kenichi logro que sus maestros en el dojo le dejaran venir a casa a dormir. – explico la mujer.

- Está bien, señora Saori. En Namimori, Tsuna y yo también compartimos habitación, no hay ningún problema. – respondió Reborn.

- ¿Dojo? – pregunto Tsuna.

- ¿No te dije? – apareció Kenichi detrás de su madre – Desde hace un tiempo estudio y práctico artes marciales en un dojo local, es pequeño y algo viejo, pero los maestros son fuertes…

- Y también esta Miuu~ - canto Honoka interrumpiendo mientras pasaba por el pasillo detrás de su hermano.

- Cállate! – reacciono Kenichi.

- Eso suena interesante. – comento demasiado interesado Reborn.

Tsuna volteo a ver a su tutor con miedo en los ojos.

- Si quieren, podemos dar una visita. Dudo que a los maestros les moleste. – comento Kenichi.

- No creo que sea necesa…

- Por supuesto que nos gustaría dar un vistazo. – interrumpió Reborn a Tsuna.

Tsuna ya estaba al borde de las lágrimas.

- Yo también quiero ir! – apareció de nuevo Honoka.

- Podemos, madre? – pidió permiso Kenichi.

- No lo sé. Tsu-kun y Reborn-kun acaban de llegar, deben estar cansados por el viaje. – razono Saori.

Tsuna miro a si tía como si fuese una santa, una luz de esperanza…

- No hay problema alguno, Tsuna y yo estuvimos dormidos la mayor parte del viaje, además estuvimos sentados por mucho rato, sería bueno caminar un poco. -

… Un rayo de esperanza que fue vilmente destruido por Reborn.

- Muy bien, supongo que si sería bueno, de esa forma Tsu-kun se familiarizaría con los alrededores más rápido. De acuerdo, pueden ir todos juntos. – decidió sonriente Saori Shirahama.

Tengo un muy mal presentimiento. Lloro Tsuna en su interior cuando su intuición le pateo el hígado.


La puerta de entrada al dojo era INMENSA.

Sip, definitivamente un muy mal presentimiento. Se dijo Tsuna en su interior mientras un ligero tono de azul decoraba su rostro.

Ryozanpaku… umm, ¿Dónde he escuchado ese nombre antes? Se cuestionó Reborn en sus adentros.

- Este es el lugar. – señalo Kenichi mientras recarga una de sus manos en la inmensa puerta, fue entonces que con una facilidad aterradora el aparentemente delgado estudiante de preparatoria abrió la enorme entrada.

Tanto Tsuna como Reborn estaban sorprendidos por la facilidad con la que Kenichi abrió.

- El lugar es algo aterrador. – comento Honoka mientras tomaba a Tsuna por el brazo – Pero la gente de aquí es buena y cálida. –

Tsuna miro a su prima detenidamente, Honoka se veía en paz, como si hubiese encontrado el lugar donde ella sabía nada ni nadie le dañaría, entonces Honoka soltó a Tsuna y entro corriendo al dojo, adelantando por mucho a su hermano mayor. Tsuna y Reborn fueron con más calma.

- Reborn, este sitio…

- Si, está lleno de trampas. – completo el tutor la idea de su alumno.

- Y alguien nos observa. – añadió Tsuna.

- Muy bien, Tsuna. Ya estas aprendiendo. – felicito Reborn.

Ambos susurraban su conversación, apenas y movían los labios, así que para Shigure, que estaba oculta vigilando a los recién llegados, tuvo problemas para leer sus labios y saber exactamente que decían.

- Miu-san! Ya llegue! – anuncio Kenichi su llegada.

Honoka ya había entrado a la casa, se había quitado sus zapatos mientras corría y entraba a la casa, así que estos estaban mal acomodados.

Como Lambo. Penso divertido Tsuna, este se agacho y acomodo los zapatos de su prima.

- Bienvenido, Kenichi-sa- oh! Los trajiste! – exclamo una voz femenina.

Tsuna y Reborn dirigieron su atención a la recién llegada y fueron recibidos por una guapa muchacha de largo cabello rubio y vibrantes ojos azules, sus atributos muy bien desarrollados... Tsuna no puso evitar sonrojarse al ver a la chica.

- Tsuna-kun, Reborn-san, esta es Furinji Miu, es la nieta del venerable anciano maestro de este lugar, también es mi compañera de salón en la escuela. – presento Kenichi a la rubia.

- Soy Furinji Miu, es un verdadero placer. – se presentó la bella muchacha mientras hacia una educada reverencia.

- Mi nombre es Sawada Tsunayoshi, gracias por cuidar de mi primo. – imito Tsuna las acciones de la chica.

- Ciaossu, Yo soy Reborn y soy el tutor de Tsuna. – saludo el del fedora.

- Su ¿Tutor? – Miu miro a Kenichi como no creyendo nada.

- Por lo visto estuvo enfermo hasta hace poco y por eso tiene esa apariencia. – explico Kenichi susurrando en la oreja de Miu.

- Oh! ¿Se encuentra bien? Aquí en tenemos dos buenos terapeutas. – propuso Miu verdaderamente preocupada por Reborn.

- No hay problema señorita, ahora todo está bajo control. – tranquilizo Reborn.

- Oh, rayos, ¿Dónde están mis modales? Pasen, por favor. Kenichi-san, por favor llévelos a la sala, les llevare algo de té, también le avisare a los demás que están aquí. – señalo Miu mientras daba espacio para que Tsuna y Reborn entraran a la casa principal.

- Honoka entro poco antes, debe estar con Apachai-san. – informo Kenichi a la rubia.

Furinji, Furinji… Yo conozco ese apellido, pero ¿De dónde? Se reclamaba Reborn.

- Por favor, esperen aquí. Iré a ayudar a Miu-san con el té y los bocadillos. – se excusó Kenichi dejando a Tsuna y a Reborn en la sala.

- Sabes, Kenichi-kun. – llamo Reborn al muchacho – Tu hermana tiene razón, esa señorita es muy guapa, con razón estudias artes marciales. –

- Reborn-san! – bufo Kenichi con la cara tan roja como cereza, y no sabiendo que decir para defender su honor el chico decidió que era mejor salir de ahí mientras pudiera.

- Haha, tu primo es muy divertido. – rio ligeramente el del fedora mientras jugaba con Leon.

Tsuna solo negó en silencio, una sonrisa comprensiva en su rostro.

De repente Tsuna y Reborn detuvieron todo lo que estaban haciendo, ¿Por qué? Por de la nada una hermosa mujer de largo cabello negro amarrado en una coleta de caballo, cuyos inexpresivos ojos eran tan sinceros como los de un niño pequeño y cuya ropa era demasiado pequeña para aquellas curvas de infarto, apareció frente a ellos, sentada en perfecta seiza. Tsuna ni siquiera reacciono, simplemente le devolvió la curiosa mirada a la mujer frente a él, intentando pasar por alto lo poco que le cubrían sus ropas, pero él sabía que esta persona era la que hacia un momento los había vigilado a él y a Reborn.

- Kosaka… Shigure. – hablo la mujer.

- Perdón? - Tsuna no comprendía.

- Tsuna, no seas grosero, la señorita se está presentando. – razono Reborn.

Shigure asintió en silencio, dándole así la razón al del fedora.

- Ah, sí! Soy Sawada Tsunayoshi, soy primo de Kenichi, mucho gusto! – se apresuró a decir el castaño.

- Ciaossu, yo soy Reborn, soy el tutor de Tsuna. –

Shigure nuevamente asintió en silencio.

La maestra de las armas observo en silencio a los dos frente a ella, el más pequeño que usaba un sombrero tenía un aura oscura, el brillo en aquellos ojos de ónix no era el de alguien que hubiese tenido una vida sencilla, ese aparentemente niño olía a sangre y muerte, pero aun así había algo en el que le decía a Shigure que no era un enemigo, por ahora.

El otro, el primo de Kenichi, se suponía que tenía la misma edad de Honoka, pero este chico tenía un brillo diferente en los ojos, aunque Shigure no estaba segura del todo.

Reborn por su lado también estudiaba a la dama frente a él, para empezar era hábil en infiltración, la katana en su espalda y su perfecta postura la delataban como una experimentada peleadora, no tenía ninguna clase de falta en su defensa.

- Ah, Shigure-san. – llamo Miu, que iba entrando a la sala de estar con una bandeja que traía varias tazas de té, Kenichi venía detrás de ella con otra bandeja con galletas – Apachai-san y Honoka-chan te han estado buscando. – informo la rubia mientras ponía una taza de té frente a Tsuna.

La silenciosa dama volvió a asentir en… bueno, silencio y salio de la sala en el parpadeo con el que apareció.

- Esa era la maestra Kosaka Shigure, su especialidad son las espadas y las armas. – explicaba Kenichi – Es callada y algo misteriosa, pero es una persona muy amable. –

En esta ocasión fue Tsuna el que asintió en silencio, Reborn seguía sintiendo que algo se le escapaba de su aguda mente.

- ¡¿Dónde está el mocoso?! – exclamo una estridente y rasposa voz.

- Sakaki-dono, no grites. Asustaras a nuestra visita. – reprendió una voz calma y profunda.

- Sakaki-kun esta emocionado por conocer al precioso sobrino de nuestro adorable discípulo. – dijo en tono burlón una voz con un curioso acento.

- Apapa! Que emoción! – chillo otra voz.

Los ojos de Tsuna se abrieron desmesurados cuando los propietarios de las voces entraron a la sala.

El más alto de ello tenia piel morena y usaba lo que el futuro jefe de la mafia identifico como accesorios que usan los peleadores de Muay Thai, el que le seguía en estatura parecía un militar mal encarado, tenía una cicatriz sobre el puente de su nariz, el siguiente usaba ropa más tradicional, sus pupilas eran casi transparentes, el último de los hombres era el más bajo, usaba ropas chinas y un sombrero que ocultaba sus ojos de la vista, pero lo que realmente asusto a Tsuna fue el aura que estos individuos irradiaban, Tsuna sentía como si el cuarto se hubiese llenado de un olor fuerte, se sentía más pequeño de lo usual, como la primera vez que vio a Xanxus, con la única diferencia de que estas personas no tenían una pistola cargada apuntando a su frente, Honoka iba colgada del hombro del moreno alto y la señorita Shigure entro junto al hombre de pupilas demasiado claras.

- Ooh, es más alto de lo que pensé. – comento el hombre de la cicatriz en la nariz.

- Es un placer conocerte. – saludo el que tenía las pupilas casi transparentes.

- Bienvenido! Apa-apa! – chillo emocionado el alto moreno.

- Es un jovencito muy bonito. – escucho Tuna mascullar el hombre más pequeño.

- Maestros. – llamo Kenichi – Este es mi primo, Sawada Tsunayoshi, el pequeño a su lado es su tutor, Reborn-san. – presento el Shirahama, cada uno de los susodichos inclino respetuosamente la cabeza cuando sus respectivos nombres fueron mencionados.

- Sawada Tsunayoshi, un placer conocerlos. – saludo Tsuna con toda la calma que pudo.

- Ciaossu. – saludo Reborn.

- Tsuna-kun, estos son mis maestros. – comenzó a presentar de nuevo Kenichi – Ya conociste a la maestra Shigure. – la susodicha asintió una vez – Estos son: el tranquilo y calculador, todo un artista, destacándose en caligrafía, escultura, artes japonesas tradicionales, poeta, actor y médico, el maestro filosofo del jiujitsu, el maestro Akisame Koetsuji. – presento Kenichi al hombre con pupilas demasiado claras – A pesar de su apariencia y descomunal fuerza, este hombre tiene el corazón de un caballero, amante de los niños y protector del inocente, "El maestro Karateka del centésimo Dan"…

¿Existe ese dan? Penso Tsuna.

- … Sakaki Shio! – presento Kenichi al hombre de la cicatriz – Alto y fornido, pero con el corazón de un niño, además cuenta con la maravillosa habilidad de entender a los animales! el "Dios de la muerte del Muay Thai", Apachai Hopachai! –

- APA! – exclamo el hombre alto y moreno, Honoka, que estaba colgada de su hombro, grito junto con él.

- Adicto a las mujeres hermosas! – continuo Kenichi – Amoroso padre y hermano! Maestro de la perversión y la fotografías eróticas!...

Ah? Se dijo Tsuna en su interior.

- …"El mejor maestro en las artes marciales chinas"…

Conozco a alguien que refutaría eso. Penso divertido Reborn mientras le daba otro sorbo a su té.

- Ma Kensei! –

- Maa, maa, Kenichi, nos haces sonrojar. – señalo algo avergonzado Sakaki.

- Haha, Kenichi-kun, las adulaciones no harán que tu entrenamiento sea más fácil. – rio alagado Akisame.

- Está bien, Ken-chan, te daré un cupón de comida gratis en el restaurante de mi primo. – dijo sonrojado en Ma mientras le daba a su discípulo un cupón.

- Apapa! Kenichi nos admira! – exclamo Apachai.

- Ho, ho, ho. – una risa de santa claus, profunda y amigable, se escuchó a espaldas de Tsuna.

El futuro jefe mafioso sintió como todos los bellos de su cuerpo se erizaban ante la fuerza de la mirada del hombre que estaba a sus espaldas, Tsuna jamás había sentido algo parecido, excepto por aquella primera vez que se encontró cara a cara con su ancestro, Giotto, cuando se enfrentó al Hibari del futuro.

- Abuelo, bienvenido. – Miu se inclinó de manera respetuosa, Kenichi le imito.

Tsuna y Reborn se giraron a encarar al recién llegado y… era enorme, su yukata verde olivo le llegaba hasta los tobillos, los músculos se le marcaban a través de la tela, su cabello rubio era abundante y largo, lo mismo que su barba. Tsuna no pudo evitar abrir un poco su pequeña boca en asombro.

- Tsuna-kun, este es el venerable anciano y gran maestro del Ryozanpaku, también es el propietario del lugar y abuelo de Miu-san, es experto en todo tipo de artes marciales y el hombre más poderoso de este mundo, Furinji Hayato. –

¡¿Furinji Hayato?! Algo hizo click en la mente de Reborn, todo lo que no había logrado recordar golpeándolo, ya recordó porque el nombre Ryozanpaku se le hacía familiar, lo mismo que el apellido Furinji. Lentamente una sonrisita se fue formando en los labios del que usaba fedora.

Tsuna sintió un escalofrió recorrer su espalda y sus ojos se fijaron rápidamente en su tutor.

¿Re-reborn? El mal presentimiento del castaño había vuelto el triple de fuerte.

- Gran mastro, este es mi primo, Sawada Tsunayoshi y su tutor, Reborn. – presento Kenichi, la mención de su nombre devolviendo a Tsuna a la realidad.

- Un gusto, señor. – inclino Tsuna respetuosamente su cabeza.

- Ciaossu! – saludo demasiado entusiasta Reborn.

- Ooh, que tutor tan joven. – comento casual el venerable anciano mientras jugaba con su barba – Apuesto a que se trata de uno de esos genios. –

- No me gusta presumir pero como negar la verdad. – intento ser humilde Reborn.

Palabra clave, intento.

- A todo esto, algunos nombres me suenan familiares. – siguió hablando Reborn - Akisame Koetsuji-san, ¿no es usted el escritor de Historia de Japón: el arte de nuestro pasado? – cuestiono interesado el del fedora.

- ¿Qué no es ese el libro que me hiciste leer para mi examen el mes pasado? – interrogo Tsuna a su tutor.

- Ooh, ¿Han leído mi libro? – Akisame estaba agradablemente sorprendido de que las mentes jóvenes entendieran su trabajo.

- Utilizo varios de sus escritos durante las tutorías de Tsuna, su forma es concisa y fácil de seguir, además es usted realmente detallista en cuanto a fechas y formas, las ilustraciones de sus escritos también son muy bellas. – elogio Reborn.

- Un amigo mio también es fan de su trabajo, debe tener al menos cinco libros de usted. – añadió Tsuna recordando a su propio Hayato.

De alguna manera los nervios de Tsuna se fueron calmando, estas personas a pesar de su obvia fuerza, tenían noble corazón y se veía que se querían como una familia, eso fue suficiente para Tsuna, pero el notorio interés de Reborn no hacía nada por tranquilizarle.

- Umm, dime muchacho. – de repente Ma Kensei estaba justo al lado de Tsuna, estaba palpando su brazo izquierdo, como examinándolo – ¿Haces algún tipo de ejercicio? - pregunto como no queriendo la cosa el hombre de bigote y sombrero.

- ¿Huir de los abusivos y los perros cuenta? – interrumpió Reborn a su alumno, dejándolo con la respuesta en la boca.

- Reborn! – reprendió avergonzado Tsuna.

- ¿Así que solo corres? – la pregunta esta vez vino de Akisame, que estaba detrás de Tsuna, examinando su espalda.

- Eeh, sí. Por lo general. – respondió el castaño menor.

Akisame y Ma compartieron una mirada.

Sakaki vio la interacción entre sus colegas y luego dirigió su atención a los dos invitados, todos habían sentido algo extraño en cuanto al tutor, ese pequeño envuelto en sombras, su postura no tenía aperturas y algo muy oscuro se pintaba en su mirada. Pero el verdaderamente interesante era el primo de Kenichi, por lo general las personas saltaban en terror al ver a por primera vez a los maestros del Ryozanpaku, pero este pequeño y aparentemente frágil chico había resistido la presión de sus miradas, la fuerza de sus auras de batalla, y ahora estaba charlando cómodamente como si nada, y esos ojos, esos grandes y castaños ojos que parecían brillar dorados cuando la luz del sol los golpeaba tenían una luz madura digna de un general de los viejos tiempos.

Todos los maestros pensaban lo mismo.

Entonces al venerable anciano se le ocurrió una idea.

- Na, Ken-chan. – llamo el mayor de todos los presentes - ¿Por qué no le damos a Tsu-chan y a Reborn-chan una demostración de tus habilidades? – propuso.

- Esa es una excelente idea, gran maestro! – acepto feliz Kenichi de mostrar a su querido primito lo fuerte que se había vuelto.

- No hay necesidad, no quisiera ser una molestia. – hablo Tsuna.

Reborn seguía procesando algo en su cabeza en silencio así que no dio opinión al respecto. Tsuna empezaba a preocuparse en serio.

- No es molestia alguna, Tsunayoshi-kun. A nosotros nos encantaría maravillarte con un poco del mundo de las artes marciales. – calmo Akisame.

- Oh, vamos! Te va a encantar, Tsu-chan! – aplico algo de presión Honoka.

Tsuna miro a sus primos y vio la emoción en sus rostros, no podía romper esa ilusión.

- Bueno, supongo que si no es molestia. – al fin dio Tsuna su brazo a torcer.

- Muy bien, vamos todos al dojo! Ken-chan, ve a cambiarte! Miu, tu también! – instruyo Ma mientras se ponía en pie.

- Disculpe, Miu-san. – llamo Reborn a la rubia mientras iban caminando por el pasillo – Podría decirme ¿Dónde está el baño? –

Tsuna detuvo en seco sus pasos, ¿Por qué Reborn quería estar a solas?

- Es por todo este pasillo, luego va hacia la izquierda y hasta el fondo. – indico Miu al del fedora.

- Gracias. – respondió el tutor mientras empezaba a caminar el sendero indicado.

- Reborn. – llamo Tsuna a su tutor.

- Tranquilo, Tsuna. No voy a romper nada. – calmo el del fedora.

No te creo nada. Penso Tsuna acusador, pero aun así dejo ser a su tutor y siguió a Honoka hacia el dojo.

Una vez estuvo solo en la privacidad del baño Reborn le dijo a Leon que se transformara en teléfono y marco un más que familiar número.

- Hey. – hablo Reborn cuando la persona al otro lado de la línea contesto – No te vas a creer donde estoy de vacaciones. –

- Tsuna y los demás ya habían llegado al dojo, el futuro jefe mafioso se sentó al lado de su prima.

- Ta vas a alucinar, Tsu-chan! – prometió Honoka.

Fue entonces cuando Kenichi y Miu entraron al dojo, las ropas casuales que usaban hace un momento cambiadas por obis personalizados que por lo visto representaban el tipo de artes marciales que los dos practicaban.

- Recuerden, esta es solo una demostración. – recordó Akisame – Miu te hablo a ti. –

La susodicha asintió.

- Tomen posiciones… comiencen. – indico el maestro filosofo.

El movimiento fue tan rápido que de haber parpadeado Tsuna se lo hubiese perdido. Miu pareció dar un paso hacia adelante, pero en verdad dio un salto y llego hasta donde estaba Kenichi en menos de una milésima de segundo, Kenichi puso sus brazos frente a él en forma de cruz para bloquear el golpe, luego uso uno de sus brazos para poder atapara a Miu, pero esta se deslizo y siguió atacando y atacando, Kenichi por su lado se dedicaba a esquivar y defenderse lo mejor posible.

Tsuna no se atrevió a parpadear, su primo y aquella señorita se movían como balas, el joven castaño seguía lo mejor que podía los movimientos de ambos, sin darse cuenta estaba conteniendo su respiración mientras la tormenta de golpes, patadas y saltos dibujaban una bella y letal danza, Tsuna se sentía hechizado, los movimientos eran tan fluidos como un rio y la fuerza que ambos luchadores mostraban era harmoniosa y casi palpable.

- ¿Por qué Kenichi-kun no ataca a la señorita Miu? – pregunto Reborn apareciendo de repente.

Pero Tsuna estaba tan ensimismado en la letal danza frente a él que ni lo noto.

- Me temo que Kenichi en su nobleza y moral, ha decidido que no golpeara a ninguna mujer, ni siquiera cuando esta está a punto de matarlo. – respondió Akisame no despegando la vista de la pelea.

- Eeh. – fue la inteligente respuesta de Reborn.

Shirahama Kenichi, el discípulo más fuerte de la historia ¿Eh? Fue el pensamiento que circulaba la mente de Reborn.

En la pelea Miu logro impactar una fuerte patada en el costado derecho de Kenichi y le mando volando hacia atrás haciendo que saliera del dojo rompiendo una pared e impactando contra el suelo del patio.

- Onii-chan! – chillo Honoka.

Tsuna miro asombrado cada uno de los movimientos tanto de Miu como de Kenichi, la danza había concluido y el joven castaño por fin se permitió parpadear y respirar.

Lo que Tsuna no sabía era que el gran maestro le estuvo observando durante todo aquel tiempo, Furinji Hayato observo como Tsuna seguía con ojo entrenado los movimientos de su nieta y su discípulo, pero lo que más le llamo la atención fue el característico brillo que obtuvieron dichos ojos y el filo en ellos, el venerable anciano sonreía curioso, sin duda había encontrado a otro individuo interesante.

Mientras todos estaban intentando arrancar a Kenichi de las garras del shinigami que siempre parecía estar cerca de él, Tsuna aún estaba sentado, quieto, intentando calmar toda la adrenalina que recorría su interior, las imágenes de la reciente pelea pasándose una y otra vez en su cabeza, su intuición le decía que corriera y se ocultara, que ese lugar era peligroso, pero no podía moverse. Reborn noto esto y no culpaba a su alumno para nada, después de todo estaban en Ryozanpaku, el lugar donde los más grandes y poderosos maestros de artes marciales se reúnen, ya Fon le había comentado de los miembros de dicho grupo, sin embargo Reborn no había puesto la debida atención en aquel tiempo y tuvo problemas para recordar, esta era una oportunidad dorada para Tsuna y, por supuesto, para NeoVongola.

Kenichi ya había vuelto de seguir la luz del paraíso y junto con los maestros volvieron a entrar al dojo.

- ¿Qué te pareció, Tsuna-kun? – llamo Kenichi.

Tsuna reacciono ante la mención de su nombre con un saltito y le dio toda su atención a su primo, sudor decoraba su frente.

- Intenso. – respondió honesto el castaño menor.

- Na, Tsu-chan. – llamo el anciano maestro del Ryozanpaku, otra idea formándose en su mente. – Ya que te vas a quedar por aquí todo el descanso de verano, ¿Te gustaría ser un discípulo temporal aquí en Ryozanpaku? – cuestiono realmente interesado el enorme anciano.

Eso definitivamente engancho la atención de todos los presentes.

A Kenichi y a Honoka se les fue el alma al suelo, Reborn sonrio complacido, por lo visto no tendría que meter su cuchara, Miu miro asombrada a su abuelo, los miraron al mayor entendiendo su intención y Tsuna miro al enorme hombre con una mezcla de incertidumbre y ansiedad, sus pupilas contraídas.

- B-bueno, yo…

- Claro que acepta. – interrumpió Reborn.

- Eeh?! – exclamo Tsuna.

- Entonces que así sea, el entrenamiento comienza mañana. Como será un discípulo temporal solo le cobraremos la mitad de la inscripción. – acepto el anciano la respuesta del de fedora.

- Eeeh?! – volvió a exclamar escandalizado Tsuna.

- Perfecto. – acepto Reborn los términos.

- Eeeeeeeeeeeeeeh?! – exclamaron escandalizados Tsuna, Kenichi y Honoka.


Mientras, en sus respectivos lugares vacacionales, todos los guardianes y amigos cercanos de cierto castaño futuro jefe de la mafia sintieron un escalofrió recorrer sus espaldas.