Capitulo 1
Amanecía en NY y una joven de 27 años estaba en su dormitorio, en casa de sus padres. No había tenido la mejor noche. Le costó dormirse y cuando lo consiguió ya era muy tarde. La causa de sus desvelos era siempre la misma, desde hace un tiempo la joven inspectora no podía sacar de su cabeza una noche y eso había influido en su futuro. Esta era una promesa en abogacía, la mejor alumna de su generación, con un futuro en el despacho familiar. Pero un suceso del destino cambio su rumbo, se metió en la academia de policías y en un par de años logro ser la mejor. Hace ya dos años que es inspectora de homicidios en la 12 de NY.
Después de dormir un par de horas sonó su despertador y aunque se negaba a abrir los ojos sabia que debía hacerlo que tenía que trabajar…
"Otra vez ese despertador, lo odio cada vez mas. 6:30 de la mañana otra vez. Y la rutina empieza…. Otra vez. Como todos los días desde hace 5 años cuando la vida me dio una sorpresa.
Me tengo que levantar, ya es hora, pero saber que nada me va a sorprender no me da muchos ánimos. Todos los días lo mismo sin ningún sentido para esta vida. Pero sé que el destino me va a recompensar que llegara el día en que me va a sorprender… pero mientras espero sigo así, en esta rutina… "
De pronto un ruido corta su monologo matinal…
- Kate. ¿te despertaste?
- Si, madre. Ya me levanto.
- Porque el desayuno está listo y sino se enfría. Además si no te apuras vas a llegar tarde.
"La escucho marcharse y sé que no le importa que yo llegue tarde, al contrario le hubiera gustado que siga sus paso o los de mi padre, ambos abogados, exitosos, CASADOS, pero sin amor entre ellos. Y yo acá sola y como una detective de homicidios."
Katherine Beckett se levanto y se me metió a ducharse. Dejo que el agua despertara sus músculos y así poder terminar de despejarse. Se tomo el tiempo para elegir la ropa que llevaría ese dia. Se coloco un pantalón negro de gabarina con una camisa blanca de seda y su infaltable campera de cuero negra. Y de esta forma baja al comedor.
"Cuando llego al comedor ahí están ellos los que un día arruinaron mi vida.
Los miro. Tan tranquilos, como si nada pasara. Me dirijo a buscar una taza de café porque sino no soy humana y puedo llegar a decir cosas que no debo, ya que mi humor sin cafeína en mi sistema es insoportable"
"Suelto un escueto buen día y ellos me responden de la misma forma. Después de ese interesante intercambio de palabra entre mis padres y yo (nótese el sarcasmo) me retiro para así irme de ese lugar"
Una media hora después se encuentra rumbo a la comisaría de NY a donde estaba su verdadera familia, sus compañeros del día a día.
Al llegar sube al primer piso que es donde se encuentra su despacho. Ese piso lo comparte con sus dos fieles compañeros que se transformaron rápidamente en sus amigos cuando ella llego a trabajar en homicidios.
Estaba Javier Esposito un moreno bastante alto que antes de ser inspector había pasado por el sector de robos y llego junto con Kate a homicidios. Era una persona extraordinaria y protegía a Beckett en todas sus misiones. Este desde hacía poco tiempo estaba tratando de conquistar a la forense del grupo pero todavía no había dado frutos.
Por otro lado se encontraba Kevin Ryan un joven rubio muy buen mozo, algo tímido y más serio que el moreno pero igual o más de responsable. Este tenía una relación más formal, si bien sus amigos de la 12 la veían poco sabían que estaba de novio con una hermosa mujer rubia llamada Jenny.
Saludo a sus compañeros con una sonrisa.
- Buenos días chicos
- Buenos días jefa- le responden los dos al mismo tiempo
- ¿Espo hay algo para hoy?
- No jefa, solo papeleo.
- Ryan y ¿Jenny como esta?
- Bien Beckett. Te manda saludos.
- Otros para ella –le contesta mientras camina hacia su escritorio
Cuando llega encuentra un mensaje de su capitana, esta es una mujer fría y de un carácter fuerte, todos la respetaban y seguía sus órdenes sin protestar.
"Inspectora Beckett: Cuando llegue diríjase a mi despacho. Gate"
Me dirijo hacia el despacho donde golpeo y espero a que me de permiso para entrar.
- Adelante inspectora
- ¿Señor me necesitaba?
- Si inspectora, quería saber si se encuentra bien?. Porque hace unos días que no la veo como antes.
- Estoy bien señor. Puedo volver al papeleo que se me está acumulando?
- Si valla. Cualquier cosa me avisa. Recuerde que es usted de mis mejores inspectores
- Sí señor. Gracias
"Volví a mi escritorio y empecé con el papeleo pero siempre con ese día en mi mente ese día en el que me convertí en lo que era una mujer fría, una mujer que no entrega su corazón y que tampoco demuestra lo que siente." Y eso era asi, porque nuestra protagonista desde el suceso que cambio su vida se había transformado en una mujer fuerte, pero débil al mismo tiempo. Al no demostrar lo que sentía había creado un muro dejando toda persona afuera de este. Todo el que se interese en ella era alejado. La razón? No quería volver a sufrir.
Mientras nuestra inspectora luchaba con los fantasmas del pasado el millonario Richard Castle se despertaba de una fiesta de la que no se acuerda nada después de las dos de la mañana. Tenía una resaca de los mil demonios y para completarlo se dio cuenta de que estaba en su casa y no estaba solo al contrario había una rubia durmiendo a su lado.
"Dios que resaca" "y a esta de donde la saque"
- Rubia arriba no podes estar acá puede llegar mi madre y me va a largar uno de sus discursos de que tengo que madurar y bla bla bla.
- Pero Rick…
- Nada te vas!
El millonario Richard Castle era un joven escritor. Guapo, de unos ojos azules impresionantes, y una sonrisa que dejaba a más de una hipnotizada sin proponérselo. Era un Don Juan de primera, tenía la fama de ser el más mujeriego de la ciudad de Londres. Lo precedía su fama, la que había alcanzado en poco tiempo porque a sus cortos 30 años era reconocido en muchas ciudades del mundo. Pero a él en estos momentos solo le interesaban las fiestas. Salir a divertirse mantener esa reputación que gracias a sus obras había conseguido. Y de esta forma dejar los fantasmas del pasado lejos al margen, aunque no siempre lo conseguía.
Richard se dio una ducha después de que "la rubia", de la cual no se acordaba del nombre, se fuera. Dejo que el agua le saque los restos de su noche de fiesta. Y cuando termino bajo a ver si su madre estaba en casa o ya se había marchado a su escuela de actuación.
Martha era la madre de Castle, era madre soltera y una excelente actriz, muchas veces le dijo a su hijo que las dotes creativas las había heredado de ella. Era una mujer elegante, distintiva, muy perspicaz y de un gran corazón. Había dejado su carrera para seguir a su único hijo y que este cumpla sus sueños. Estando en Londres había fundado una escuela de actuación. Decía que si no podía actuar por lo menos podía enseñar. Y así se mantenía ocupada. Le dolía que Castle creciera sin un padre pero había hecho todo lo posible para que no le falte nada y sea un buen hombre. Por eso estaba preocupada por la forma de actuar últimamente de Rick.
Esta estaba sentada en la barra de la cocina terminando de desayunar cuando lo escucho bajar
- Madre? Estas en casa?
- Richard que tal la fiesta de anoche? La pasaste bien? Por la rubia que salió de tu cuarto me imagino que si... Por cierto ¿cómo se llama?
- Despacio madre que me duele la cabeza. Si la fiesta estuvo bien! Y en cuanto a la rubia nose como se llama era algo así como Carla, Carmen nose no me acuerdo.
- RICHARD CUANDO PENSAS MADURAR….
Pero Martha no pudo terminar ya que fue interrumpida por su hijo
- Madre no empecemos con el discurso de todos los días ya me lo sé de memoria si?- mientras tomaba un café fuerte era su desayuno preferido y sobre todo después de una buena fiesta donde le quedaban unas resacas importantes.
- Está bien no sigo pero porque no volves a ser como antes?- le pregunto mientras le entregaba unas aspirinas para intentar menguar la cruda que traía el joven de la familia
- Porque el destino me la jugó en contra madre por eso. Ya conoces la historia y además no quiero hablar de eso.
Y así Richard Castle dio por finalizada la conversación con su madre y se fue a su escritorio a donde iba a intentar escribir. Pero su inspiración se había ido de paseo hace ya 5 años.
