Disclaimer: Este anime no me pertenece es idea original de Hiro Mashima y yo solo uso sus personajes para diversión sin fines de lucro.

Asaltacunas.

Capítulo 1.- Tutoriales

Romeo miró una vez más hacia donde se encontraba Wendy. Había esperado mucho tiempo tratando de hablar con ella a solas, pero la joven dragon slayer era más popular de lo que podía esperar. Niños y adultos pasaban y la saludaban, y en ocasiones ella misma se detenía a hablar con ellos, o para curar el raspón de un niño en el piso. Así era Wendy, un dechado de virtud y simpatía.

– Romeo–san… –dijo una voz detrás de él, y el chico casi gritó del susto, pero quien le había hablado lo sujetó y le tapó la boca.

– ¡No grites, o nos verán! –Romeo reconoció que la chica que lo había asustado era Juvia. Ahora comprendía todo, pues Gray se había detenido un momento para saludar a Wendy.

–Juvia–san…–

–Y bien, ¿quieres tener a Wendy para ti solo? –Romeo se sonrojo

–Oye, yo sólo…–

Juvia le tapó la boca una vez más –Tengo un plan–

Dicho esto, le lanzó un fuerte chorro de agua que lo lanzó por los aires hasta estrellarse con Wendy.

– ¡Kyaaaa! –Wendy rodó junto con Romeo hasta frenar.

"Juvia está loca" pensó para sus adentros Romeo. Eso había sido muy peligroso. Era una suerte que hubiera podido abrazar a Wendy protegiéndola en la caída. Un momento, ¡l a había abrazado! El calor fue subiendo a través de sus mejillas, tal vez, después de todo, no se enojaría con Juvia.

– ¿Estás bien, Wendy? ¡Ay! –Romeo se incorporó pero su muñeca tronó de una forma muy rara– creo que me torcí…–

– ¡Cuánto lo siento! –Respondió Wendy – Déjame arreglarlo…–

– Esos niños…– Gray se preocupó al verlos caer, pero ahora se veían tan lindos ayudándose a levantarse que no se interesó más por ellos. Luego observó la causa de que Romeo hubiera chocado así.

– ¿Agua?–

Juvia se agachó rápidamente. No quería tener que admitir a Gray que estaba usando esos trucos tan sucios para reclamar su atención. En vez de salir de entre los arbustos, se escondió más adentro, dejando un rastro de agua que el mago de hielo fue siguiendo.

– ¿Ya está mejor? –Preguntó Wendy, solícita.

Romeo estaba acostado en el duro piso, empapado, con la mano torcida y probablemente una rama se le estaba enterrando en los riñones, sin olvidar que Wendy estaba tan preocupada por su mano que inconscientemente le estaba dejando sin respiración (estaba aplastando sus pulmones con la rodilla).

–Creo que morí y estoy en el paraíso… –respondió Romeo, semiconsciente.

– ¿Qué?–

– N–nada, Wendy –Romeo movió la muñeca y ya no tronó –Caray, sí que eres buena con esos hechizos curativos, ¡gracias!

– No fue nada –respondió Wendy, halagada– Me encanta hacer cosas por los demás, ¿sabes? Si algún día necesitas algo, ¡sólo pídelo!

Romeo se quedó helado. Respiró hondo e hizo una gran inclinación.

– Wendy–san, ¡ten una cita conmigo, por favor!

– ¿U–una… cita?

El color rojo subió por su cara a una velocidad impresionante. Su cara podría camuflajearse con el cabello de Erza.

– Eto… yo… –se sentía extremadamente confundida, y Romeo no ayudaba pues él tampoco había esperado que esas palabras salieran tan rápido de su boca.

– ¡L–lo siento! ¡W-wendy-san, no quiero que creas que soy un pervertido o algo!

– ¡N– no, yo pienso eso, pero…! ¡Kyaaaaaaaaaaaaaaa! – Empezó a salir humo por las orejas de Wendy hasta que se desvaneció.

– ¡Wendy! ¡Aguanta!–

El joven mago se las arregló para cargarla en sus hombros para llevarla al gremio. Eso era muy difícil ya que la chica pasaba casi lo mismo que él y el gremio estaba lejos y de subida.

– Vamos, ¡no te caigas!–

Pero Wendy no reaccionaba y poco a poco se iba resbalando. Lo peor es que su ropa también se iba desacomodando y Romeo no sabía qué hacer. Hasta que vio a…

– ¡Happy! ¡Ayúdame por favor!–

– ¡Aye! –Happy se lanzó en picada y empezó a llevársela volando. El aire fresco de las alturas ayudó a respirar a Wendy la cual se recuperó rápidamente y empezó a despertar.

–No esperaba que pesara tanto –dijo Happy – y eso que ni siquiera tiene bubis como Lucy–

– ¡Nani! –Gritó Wendy, ofendida– Me dijiste plana…–

– ¡Hey! –Dijo Romeo desde abajo– ¡No seas tan maleducado con Wendy!–

– ¡Ay, no, Romeo me oyó! ¿Qué voy a hacer? ¡Happy, llévame rápido a Fairy Hills!–

Wendy se empezó a convertir en un puntito diminuto en el cielo

– ¡No te vayas! –Romeo empezó a correr tras el puntito– ¡Ni siquiera me dijiste si aceptabas o no!–

– ¡Esta bieeeeeen! – Dijo Wendy, aunque su voz casi no se escuchaba – ¡Nos vemos a las ochoooooooooooo!–


La pequeña dragon slayer llevaba un par de horas dando vueltas entre los dormitorios de las chicas sin saber muy bien que hacer. Nunca había tenido una cita, y no sabía a quién preguntarle.

–Erza–san, ¿podrías darme un consejo?–

La pelirroja se encontraba puliendo un par armaduras, y respondió sin levantar la cabeza.

–Nunca le des la espalda al enemigo, ése sí es un buen consejo–

–Pero… yo me refería a… ¿Qué es lo que debe hacer una chica en una cita?–

Pronto se dio cuenta que no debió decir eso. Erza se detuvo de su trabajo y una mirada rara se apoderó de ella. En un instante utilizó su magia de recambio e invocó una rara armadura rosa con alas emplumadas y un escote que dejaba muy poco a la imaginación. Tomó su espada de filo de rubí (y empuñadura en forma de corazón, así como el escudo) y apuntó directamente a la peliazul.

–Sexo… ¡nunca en la primera cita! –luego bajo la espada y se quedó pensativa– Por otro lado, ¡Hay muchas clases de besos! De picorete, esquimal, francés… Hay que llevar comida ¡Es mejor si se hace un picnic! Si hacen un picnic, ¿puedo ir?–

Sólo verla daba miedo.

–Esteee… Erza–san, gracias por todo…–

Wendy salió corriendo a buscar refugio en casa de Lucy.


Romeo se encontraba particularmente nervioso, no había planeado lo que hizo por lo que la cita era también nueva para él, y no tenía idea de qué hacer. Por suerte en el gremio había una gran cantidad de magos jóvenes y guays de los que aprender. Le preguntaría al primero que pasara… se abrió la puerta y…

No, a Gray no. Todas las chicas decían que era un pervertido. Mejor al segundo.

El segundo en entrar le dio mucha más confianza, después de todo, era un mago fuerte, increíblemente poderoso, y hasta donde sabía, era de los pocos que habían convencido a una chica de entrar al gremio. Por no decir que como mago lo admiraba profundamente.

Sí, era Natsu.

– ¡Natsu!–saludó el joven mago de fuego.

– ¡Hola, Romeo! ¿Qué tal?–

–N–necesito un par de consejos, si puedes…–

–Claro, ¿Qué necesitas? ¿Quieres practicar a ver que magia de fuego es la más fuerte?– dicho esto encendió una tea en su mano, listo para la batalla.

– No realmente, emm… oye Natsu, ¿Qué es lo que se debe hacer en una cita?–

– ¿Una qué…? –Natsu parecía demasiado concentrado haciendo malabares con unas bolas a las que había prendido fuego.

–Ya sabes, cuando sales con una chica, y la invitas a comer o…

– ¿A comer? –Romeo había utilizado las palabras mágicas– ¿Será en un buen lugar?–

– B–bueno, supongo que si…– Romeo empezaba a arrepentirse de pedir consejo.

– En ese caso, ¡debes pedir el especial de la casa! Siempre te llevas una rica sorpresa. Y puedes ponerte de acuerdo y decir que es tu cumpleaños, así te dan pastel gratis, pero nunca lo intentes dos veces en el mismo local, creéme...–

–Pero, ¿y las chicas?–

– ¿Cuál chica? Ah, sí, deja propina o te irá mal…–

– G-gracias, Natsu –"Creo que eso de las citas no es el fuerte de Natsu" reconoció Romeo, derrotado.

– ¡Cuando quieras! –dijo Natsu satisfecho por los consejos que había dado a su joven amigo.


– ¡Kyaaaaaa! –

Wendy bajó hacia el río a toda la velocidad que le permitían sus piernas. Estaba aterrada después de hablar con Erza y a última hora quedar en una cita con Romeo le parecía una locura suprema.

– ¿Qué voy a hacer? Nunca he salido con un chico, y fue todo tan repentino… ¿y si sale todo mal y el acaba odiándome?

– ¡Wendyyy! –Lucy iba caminando con la bolsa de las compras – ¿Qué andas haciendo por aquí? –Lucy saludo a la chica pero esta se veía tan preocupada que de inmediato la rubia adivinó que algo le inquietaba–. ¿Estás bien?–

–Es que… ¡Romeo me invitó a salir! –Estalló Wendy al borde del colapso– No sé qué voy a hacer, ¿qué tal si las cosas salen mal? Creo que mejor es que huya del gremio antes que alguien se dé cuenta…

– ¡Wendy! –Lucy trató de tranquilizarla– Vamos, una cita es sólo eso: una cita. Estoy segura de que no puede salir tan mal–

– ¿En serio?–

–Segura– Lucy le entregó la bolsa de las compras y la llave de su casa–. Ve a mi casa y espérame ahí, haré un par de cosas y te alcanzo–

Wendy tomó la llave y salió corriendo a toda velocidad. Una vez la perdió de vista, Lucy sacó una de sus preciadas llaves estelares.

– ¡Ábrete Puerta del León, Loke!–

El chico de pelo naranja apareció de la nada.

– ¿Me llamabas?–

– Necesito tu ayuda para una cita.–

Loke sonrió coquetamente.

– Sabía que me lo pedirías tarde o temprano, Lucy…–

– ¡No es para mí! –respondió enérgica mientras Loke se deprimía por ser rechazado tan tajantemente– Sólo que necesito que vayas al gremio y…–


Romeo acababa de salir del gremio cuando un hombre de traje se interpuso en su camino

– Ven, pobre Romeo. La desgracia se ha enamorado de ti, y el dolor se ha desposado contigo…*

– ¿Qué rayos? –Romeo estuvo a punto de atacar, pero se detuvo al reconocer al del traje– ¿Loke?–

– ¿Qué tal? ¿Cuántos años, no? –Saludó el espíritu estelar, mientras se acomodaba la corbata– Has crecido mucho, Romeo. Pero aun necesitas de los mayores, según me ha dicho un pajarito…

– ¡Oye! –Romeo iba a reclamar, pero en un momento fue obligado a tomar asiento, mientras Loke sacaba un gran pizarrón que decía con letras grandes: "TÉCNICAS PARA LIGAR"

–Ya me darás las gracias luego, chico. Ahora, calla y aprende…–


–…y entonces me dijo: "ten una cita conmigo, por favor" y, y…–

Wendy no pudo seguir hablando. Todo esto le causaba mucha vergüenza.

–Ya, ya…–Lucy le había dado una taza de té y ahora la abrazaba consoladoramente– Este Romeo, ¿quién lo creería capaz?–

– ¡Ahh ya no sé! ¡Y aparte de todo él es un año más grande que yo! EL tiene trece y yo… yo… –Wendy empezó a echar cuentas– yo tenía doce y luego perdí siete años, entonces yo, yo… ¡tengo diecinueve! ¡Soy una anciana asaltacunas!–

– ¡Oye! –Lucy sintió el peso de la frase, si Wendy tenía diecinueve, entonces ella tenía… ¡veinticinco!


¡Hola, gente bonita! ¡Gracias por leer el capítulo de este fic que empezó planeado como oneshot pero que se ha visto rebasado por la gran cantidad de ideas que salen solitas de esta historia.

Diras que salen de esta hermosa cabecita mía amor…

¿De TU cabeza? A ver a ver, ¿quién se puso a escribir primero?

Yo te dije que escribir *pose de Gordolfo Gelatino o Nichiya que es casi lo mismo* ¡Soy Excelente!

¿Ah, sí? ¡Pues ya verás sr. Excelente ahora te va a tocar a ti escribir lo que sigue!

Ok lo hare… Cartas con ántrax, Mentadas (dulces de menta malpensados), bombas nucleares Norcoreanas o galletitas virtuales…

O ya de perdida un comentario, les agradeceremos mucho que nos lo dejen en los reviews, onegaiii (con carita de perrito triste) ¡Nos vemos!

Yana

PD: * Esta frase es copiada de Romeo y Julieta del gran William Shakespeare (jujuju)