Roulette.

I

Yo no creía en el destino. No pensaba que la reencarnación, que el hilo rojo y demás fueran reales. Que eso de que existe tu alma gemela, el amor de tu vida, alguien con quien conviviste en el pasado... Que los amantes que no pudieron quedarse juntos a pesar de amarse verdaderamente se reencontrarían en la próxima vida para comprobar si esta vez serían capaces de lograr amarse con ímpetu como no pudieron hacerlo.

Y lo vi, a él, un ángel de cabellos celestes.

Me había quedado pasmado en mi asiento, que era algo parecido a una caja. Y mis ojos desiguales brillaron con intensidad y mis pupilas se dilataron. Estaba emocionado, sorprendido... Hipnotizado.

Pronto me di cuenta que iba a ser imposible. Que este humano... Que este precioso y perfecto ángel nunca me miraría, por más esfuerzo que hiciera.

... Me percaté que sería imposible para él fijarse en un muerto.


Un conjunto de cuatro drabbles. Todas relacionadas con alguna frase de la ruleta rusa. Por ahí, en una web, he leído esto: "El amor es la ruleta más indigna de la tierra, pues te da vida o te entierra. [...]"