Nota : Antes de empezar... Los personajes que salen aquí os van a sonar si habéis leido mi otro fic de los merodeadores. Son los mismos xD Al menos la gran mayoría. El porque de este fic? Pues porque tengo un bonito bloqueo con el otro y tenía que escribir una paranoia como este para salir de mi crisis... Voy a subir un capitulo por día, de hoy hasta el día 25... Así que la historia, de cierta manera, se desarrolla en tiempo 'real'. Weno, a ver que os parece.

18 de Diciembre de 1980 : La idea.

Era una fría mañana de mediados de diciembre. Había poca gente paseando por las calles cubiertas de nieve; sin embargo un hombre joven con el pelo moreno que le caía rebeldemente sobre los ojos grises caminaba decidido con las manos en los bolsillos y una bufanda rodeándole el cuello.

Se detuvo delante de una casa de aspecto acogedor y tocó el timbre. No había pasado ni medio minuto cuando un joven de cabello castaño y una somnolienta mirada dorada le abrió la puerta, todavía en pijama y rascándose la cabeza.

"¿Sirius?" – preguntó extrañado.

"Buenos días, Moony" – respondió el otro con una ancha sonrisa. – "¿Puedo pasar y me invitas a una taza de café?" – pero cuando terminó de hablar ya estaba a medio camino de la cocina, mientras Remus cerraba la puerta de la calle negando con la cabeza. Su amigo no tenía remedio. Lo siguió hasta la cocina donde el animago ya estaba abriendo armarios para intentar encontrar una cafetera.

"Bueno, que ha pasado, ¿tu casa ha explotado, ¿te has despertado con una chica al lado que no sabes quien es y tienes que huir de ella, ¿te has quedado sin café en tu casa?"

"Pero bueno!" – exclamó Sirius con tono ofendido – "¿Es que uno ya no puede venir a desayunar con un amigo?"

El licántropo como toda respuesta se cruzó de brazos y se lo quedó mirando al tiempo que levantaba una ceja, dejándole claro que eso no colaba.

"Vale, vale..." – suspiró Sirius – "Es que he tenido una idea, pero es que si no me ayudas..."

"¿Una idea a estas horas de la mañana? Que Merlín nos ayude..." – Remus puso los ojos en blanco – "Venga va, dispara, ¿de que se trata?"

"Pues creo que podría estar bien hacer una fiesta con los excompañeros de Hogwarts! ¿Qué te parece?"

Como que el animago seguía poniendo patas arriba los armarios de la cocina de su amigo no pudo ver la cara de puro alucine que ponía Remus.

"Que, te has quedado impresionado con la idea ¿eh?" – dijo al fin Sirius girándose, pues Remus todavía no había dicho nada.

"Si, creo que voy a tener que sentarme para no caerme de culos de lo impresionado que estoy..." – respondió el licántropo con sorna.

"Vale señor cerebrito. ¿Qué problema ves en mi idea?" – dijo Sirius, fastidiado.

"Vamos a ver Sirius, reflexionemos. Sé que te cuesta, pero vamos a hacer el esfuerzo." – Remus tomó asiento en la mesa y le indicó a su amigo que hiciera lo mismo. Sirius lo hizo con una cara que dejaba claro que se le estaba pasando por la cabeza arrancarle la cabeza a su compañero por el tono que estaba utilizando – "Una fiesta de excompañeros de Hogwarts... De acuerdo... ¿Cómo piensas localizarlos a todos? ¿Irás a sus casas uno por uno? ¿Pondrás un anuncio en el Profeta? ¿O te sabes las direcciones de todo el mundo?"

"Que aguafiestas que eres Moony, de verdad... No sé porque te cuento nada." – Sirius se cruzó de brazos haciéndose el ofendido.

Remus se lo quedó mirando, y aún sabiendo que era una completa locura y que debía estar mal de la cabeza se decidió.

"Pero te voy a ayudar Padfoot."

Y cuando Sirius se giró a mirarlo otra vez tenía una sonrisa de triunfo en los labios.

O.O.O

Lily abrió la puerta y se quedó de piedra al encontrar a Sirius al otro lado. James no estaba en casa y habría jurado que él lo sabía perfectamente.

"¿Qué pasa, Black?" – preguntó levantando las cejas.

"Hola Lily, yo también me alegro de verte. Te repito por enésima vez que puedes llamarme Sirius. ¿Puedo pasar? Es que estamos bajo cero en la calle y se me están congelando hasta las pestañas."

Lily le hizo un gesto resignado para que pasara, viendo que no tenía elección. El animago se instaló en el salón de la casa de los Potter como si estuviera en la suya propia.

"Bueno, que tal la vida de recién casados con James?" – preguntó alzando las cejas de forma repetitiva.

"¿Qué es lo que quieres, Black?" – suspiró ella.

"Llámame Sirius." – se quejó él – "No hace ni un mes que fui tu padrino de bodas! Puedes empezar a tratarme con más familiaridad."

"Bueno, técnicamente te escogió James... Pero bueno, si eso te hace feliz... ¿Qué es lo que quieres, Sirius?"

"Tus amigas te han estado lavando el cerebro en contra mío... Es eso ¿no? Por eso usas ese tono cabreado conmigo."

"No hace falta que nadie me lave nada en contra de ti... ¿O te recuerdo que me he pasado siete años contigo en el mismo colegio viéndote hacer el ganso?"

"¿Te recuerdo yo que la mayoría de veces que hacía el ganso me acompañaba el hombre con el que estás felizmente casada y que por tanto no tienes porque tomarla conmigo si a él no se lo tienes en cuenta?"

"No sigas por ese camino Black o vas a salir por la ventana" – dijo la pelirroja entrecerrando los ojos.

"Vale, vale, perdón, es que hace una semana que no tengo ninguna cita y estoy un tanto susceptible." – se explicó él – "Venía en son de paz a explicarte algo."

Lily solo se cruzó de brazos para indicarle que continuara.

"Bueno... Remus y yo pretendemos dar una fiesta de navidad... Con todos los excompañeros de Hogwarts... Y bueno, por supuesto tu y James tendréis que venir... Pero bueno, me preguntaba si se lo podrías decir a tus amigas y... bueno eso."

"¿Y porque no se lo vas a decir tu?" – preguntó Lily con una sonrisa malvada pintada en el rostro, viendo la oportunidad de oro para hacérselo pasar un poco mal al animago.

"Porque... ¿no sé donde viven?"

Lily que ya estaba preparada, le tendió un trozo de pergamino con tres direcciones apuntadas : - "Aquí tienes."

"Pero... Pero..." – Sirius miró el pergamino en su mano, a Lily, al pergamino y otra vez a Lily – "Pero es que me odian..." – terminó con un hilillo de voz.

"Buena suerte Sirius." – sonrió Lily levantándose, dejando claro que la visita terminaba ahí.

O.O.O

"Estás casado con una psicópata, ¿lo sabías?" – gruñó Sirius ese mismo día por la tarde, cuando por fin pudo hablar con James.

"Lo sabía, es parte de su morbo." – sonrió este.

"Colega... Tu estás mal de la cabeza." – sentenció mientras continuaba jugueteando con el trozo de pergamino en el cual estaban escritas las direcciones. – "Y supongo que tampoco vas a decirle nada con respecto a su comportamiento conmigo ¿no?"

"¿Para que? ¿Para que me suelte que se ha casado conmigo, no con mi mejor amigo? Créeme... No serviría de nada."

Sirius soltó un suspiro y siguió jugueteando con el trozo de pergamino.

"¿Sabes que creo? ¿Qué en cuanto te quites eso de delante mejor. Ve ahora a visitarlas."

"Bueno... He estado pensando que tampoco es completamente necesario que vengan ¿no? A lo que me refiero es que si no vienen no pasa nada. Moony ha conseguido avisar a casi todo Ravenclaw y Hufflepuff... Así que ya vamos a ser suficiente gente..."

"Enfócalo de otra manera... Cuando se enteren por medio de Lily que has dado esa fiesta con todo el mundo menos con ellas... Lo único que van a encontrar de ti será la uña del dedo meñique del pie."

"Y tu no podrías..."

"Intenta impedir tu a Lily que les cuente algo a sus amigas si tienes huevos, yo desde luego paso." – sentenció James.

"Joer tío, te has casado con una mujer que te tiene completamente dominado... Esa es la razón por la que estoy en contra del matrimonio. Bueno me voy, pero que sepas que no voy a tenerte en cuenta en mi testamento, mal amigo."

O.O.O

Sirius alzó la mano para tocar el timbre pero luego se lo pensó mejor y volvió a quedarse tal y como estaba, mirando la madera de la puerta.

"Y eso que he empezado por la que menos miedo me da..." – se dijo a si mismo.

De echo, Nataly Watters, Nat para los amigos (entre los cuales él no se contaba), había pasado bastante desapercibida por él durante sus siete años de colegio juntos, aún perteneciendo a la misma casa y curso... Tuvieron sus pequeños roces que terminaron con Sirius tres días en la enfermería a causa de un hechizo y con la amenaza de ser capado si volvía a acercarse a menos de diez metros de ella... Se preguntó si ella todavía recordaba aquellos incidentes. Rezó para que no fuera así y por fin llamó al timbre.

Hacía casi dos años que no veía a Nat, pero estaba tal y como la recordaba : pelo castaño claro que enmarcaba su rostro en suaves ondas, ojos color café y nariz pequeña.

"¿Black?" – preguntó ella, demasiado asombrada en un principio para reaccionar.

"Emmm... Hola Watters... Cuanto tiempo ¿eh?"

"¿Qué haces tu en mi casa?" – preguntó ella cruzándose de brazos y dirigiéndole una mirada fulminante.

Genial... No era un buen comienzo, pensó Sirius.

"¿Tienes un momento?"

"Para ti, no."

"Vengo de parte de Lily!" – inventó él.

"¿De parte de Lily?" – Nat lo miró escéptica por algunos instantes antes de hacerle una inclinación de cabeza – "Pasa."

Sirius dudó. ¿Entrar en casa de Watters? Su plan era darle el sobre con la invitación para la fiesta y salir huyendo de allí tan rápido como le permitieran sus dotes en aparición, que no era por alardear pero eran bastante buenas. Aún así, como acto de supervivencia, optó por seguirla sin abrir la boca.

Se sentó en una punta del sofá, algo cohibido, pensando que era la primera vez que se sentía intimidado delante de una chica.

"Bueno, tu dirás." – dijo ella sentándose en uno de los sillones, en frente del animago.

"Ummmm... Es que simplemente venía a darte esto. Le dije a Lily que te lo diera ella... Pero me... aconsejó que viniera personalmente."

Nat cogió el sobre mientras arqueaba las cejas. ¿Para que le habría mandado Lily a Sirius?

"¿Una fiesta de navidad?" – preguntó

"Si... Tuve esa idea... Para reunirnos todos... Después de dos años creí que sería bonito."

"Vaya Black... Por una vez has tenido una buena idea. Suena bien." – ella esbozó una media sonrisa. – "Cuenta conmigo."

"Genial." – sonrió él al tiempo que se levantaba – "Bueno no te molesto más, sé que no me soportas así que te ahorraré el tener que aguantarme por más rato."

El animago salió casi corriendo de la casa, antes de que el humor de ella diera un giro.

Una vez en la calle, se sacó el trozo de pergamino del bolsillo de nuevo y miró la siguiente dirección y al ver el nombre la boca se le torció en una mueca : Alexiel Laasser. Slytherin. Terrorífica. No iba a entrar en su casa ni aunque le dieran todo el dinero de Gringotts...

Y seguía pensando lo mismo una vez se detuvo delante de la casa, así que se sacó el sobre con la invitación del bolsillo y empezó a deslizarlo suavemente por debajo de la puerta, y ya había pasado casi todo cuando la puerta se abrió.

Sirius se encontró cara a cara con los ojos claros de Alex y se quedó paralizado. La Slytherin lo miraba con su típica mirada asesina que dejó al animago arrodillado en el suelo sin poder moverse. Cuando la vio sacar la varita creyó que estaba muerto, pero Alex se limitó a coger el sobre y lanzarle un hechizo para que ardiera. Acto seguido dio un portazo que desequilibró al mago, dejándolo sentado de culos en el porche de la casa de Laasser. Cuando ya empezaba a recuperarse la puerta volvió a abrirse y Alex lanzó un hechizo propulsor, que lo envió un par de manzanas más lejos, cayendo encima de un castillo de arena que estaban haciendo un par de niños, que se enfadaron mucho y le dieron con sus palas de plástico en la cabeza.

O.O.O

"Moony por favooooooooooooooooooooor" – lloriqueó Sirius – "No me obligues a volverlo a hacer. Ve tu a casa de Caddel... Además a ti te tolera! Y vuelve a casa de Laasser también. Yo dimito. DIMITO! Paso de esa fiesta. Antes va mi integridad física."

"Creo que eres un exagerado Padfoot."

"Si claro, eso lo dices porque Laasser no te ha mandado volando a través de medio Londres." – refunfuñó el animago cruzándose de brazos.

"No voy a poder ir por mucho que te empeñes, así que vas a tener que volver tu si quieres invitarlas."

"Mal amigo... ¡Estoy rodeado de malos amigos!"

"Ah Padfoot... A casa de Laasser lleva dos invitaciones... Porque ya sabes que vive con Snape ¿no?"

Sirius se giró alucinado a mirar a su amigo : - "Me estás diciendo que he ido por voluntad propia a casa de Snivellus? Merlín... Esto acabará con mi reputación si llega a saberse... Estoy acabado... Acabado..." – el murmullo del animago se fue perdiendo a medida que abandonaba la casa de Remus.

El joven salió de casa del licántropo arrastrando los pies, preguntándose en que momento se le había ocurrido la maldita fiesta... Desapareció para un instante más tarde aparecer de nuevo delante la casa de Alex. Se mentalizó previamente de volver a salir volando por los aires antes de tocar el timbre.

Fue una suerte que en aquella ocasión fuera Snape quien abriera la puerta. Al ver a Sirius al otro lado se puso rápidamente a la defensiva; entrecerró los ojos hasta que sólo quedaron visibles dos finas líneas oscuras y hizo ademán de cerrarle la puerta en las narices. El animago, que ya tenía prevista una reacción de ese tipo, lo impidió. No se sentía ni de lejos tan intimidado como se hubiera sentido si hubiese sido Alex la que le hubiera abierto.

"Fuera de mi casa, Black." – siseó el Slytherin.

Sirius se mordió la lengua, pues sabía que meterse con Snape en la puerta de la casa que compartía con Laasser no era una buena idea. Así que a pesar de las ganas que tenía, se calló los insultos que le acudían a los labios y le tendió un par de sobres.

"No estoy aquí por gusto ni mucho menos Snape, sólo he venido a dejar esto. Para ti y tu... 'novia'" – dijo la palabra con sorna, no lo pudo evitar, pero al verla justo detrás de Severus se arrepintió al instante.

"¿No te ha quedado suficientemente claro antes que no te quiero en mi casa?" – dijo con una lentitud peligrosa que hizo retroceder a Sirius tres o cuatro pasos. Y entonces todo sucedió muy rápido : vio a Alex con la varita en la mano, la oyó pronunciar unas palabras y empezó a oler a chamuscado. Lo primero que pensó es que había vuelto a quemar las invitaciones, pero las vio enteras en la mano de Snape... ¿Así que era lo que se estaba quemando?

Cuando empezó a notar calor en la cabeza lo comprendió...

"¡Mi peloooooooooooo!" – exclamó al tiempo que se desaparecía.

O.O.O

Cuando Remus vio aparecer a Sirius en su casa con media melena carbonizada levantó una ceja, algo alucinado.

"¿Laasser?"

"¡Y todo por tu culpa porque no quisiste echarme una mano! ¡Voy a tener que raparme al cero por tu culpa! ¡Esa chica tiene un grave problema con el fuego! Primero me quema mis preciosas invitaciones y luego, como no ha tenido suficiente me quema a mi! Pedazo de pirómana! Cualquier día veremos a Snape echo una bola de fuego corriendo por el centro de Londres."

"No seas dramático Sirius, sólo tendrás que cortártelo un poco... Anda pasa."

"¿Desde cuando sabes cortar el pelo?" – preguntó suspicazmente el animago al ver a su amigo con unas tijeras en la mano.

"¿Quieres que te lo arregle o no?"

"Ehhh... ¿Es una pregunta trampa?"

"Cállate y quédate quieto Padfoot." – advirtió Remus con un suspiro.

Cuando el licántropo le puso un espejo delante, Sirius tuvo que reprimir una exclamación.

"¡Pero que has hecho! ¡Si me has dejado sin pelo!"

"Sirius... Te llega a los hombros... Si esto es dejarte sin pelo..."

El animago continuó mirándose desde todos los ángulos, y descubrió que por la parte de detrás su amigo se lo había cortado desnivelado.

"¿¡Y esto que representa?"

"Era eso o cortártelo todo bien corto..."

Sirius, con un simple movimiento de varita, conjuro algo de fijador mágico y se lo aplicó en las puntas desiguales de detrás del pelo. Se volvió a mirar en el espejo. Ahhh... Eso le gustaba más.

"Bueno... Podía haber sido peor... Supongo que después de esto tampoco te habrás ablandado y me va a tocar ir igual a casa de Caddel ¿no?"

"Supones bien Sirius, yo tengo otras cosas por hacer." – Remus se encogió de hombros y empezó a guardar las cosas que había echo servir para cortarle el pelo a su amigo.

El animago le dirigió una mala mirada antes de desaparecerse del comedor.

O.O.O

"Bueno va, esta es la última... Si las otras dos no me han matado, esta tampoco va a hacerlo... Compórtate como el auror que eres, Sirius..." – se decía a si mismo el animago cuando por fin llegó delante de la casa de Dawn Caddel.

Dawn... Sirius tenía una teoría con respecto a ella : al Sombrero Seleccionador se le había ido la olla y la puso en Gryffindor cuando realmente tenía que ir a Slytherin... Aún no entendía como Remus se había podido fijar en ella... Se dijo a si mismo que el lobito siempre había sido algo raro...

Tocó el timbre y cruzó los dedos por detrás de la espalda, rogando para que la cosa fuera bien.

Dawn no tardó mucho en abrir la puerta. Tenia el pelo mas corto y algo mas liso pero los ojos seguían teniendo el mismo brillo peligroso, pero lo que hizo que Sirius reprimiera un escalofrío de pánico fue ver su sonrisa de estar planeando algo. Una sonrisa que el recordaba muy bien...

Algo le decía que esto no iba a salir bien...

"Hola Black me dijeron que vendrías..."-dijo haciendo su sonrisa aun mas malvada.

"Si ya lo sabes ¿No hace falta que te lo explique no?"-pregunto esperanzado tendiéndole el sobre

"No seas idiota"-rió la chica-"Si me avisaron fue para que no te rompiera la nariz al cerrarte la puerta en las narices, pero no me explicaron para que es."

Dawn abrió más la puerta

"Entra y explícamelo"-le ordenó

Sirius bajo la cabeza...ya sabia él que eso era demasiado bueno para ser cierto... Entro y se sentó en el extremo del sofá que estaba mas cercano a la puerta. Caddel no era tan peligrosa como su amiga la Slytherin pero podía tener la misma mala leche si se lo proponía y si se cabreaba prefería huir lo antes posible.

Le tendió el sobre mientras miraba por el rabillo del ojo la puerta. Dawn lo leyó con atención antes de volver a mirarle.

"Estoy impresionada Black..."-comento su ex compañera.

Sirius sintió como una sonrisa asomaba a sus labios aunque se esfumo rápidamente al oír lo siguiente.

"Aunque no se que me impresiona mas que hayas tenido una buena idea por primera vez en tu vida o el simple hecho de que puedas pensar"-comento Caddel levantándose.

Sirius siguió su ejemplo y se levanto.

"Allí estaré"-dijo Dawn antes de abrirle la puerta

Cuando Sirius se quiso dar cuenta estaba fuera y le habían cerrado la puerta en las narices. Bueno al final no había sido tan grave, les había dado los sobres y seguía intacto.

Decidió volver andando hasta su casa. Después de toda la adrenalina que había descargado entregando las puñeteras invitaciones le apetecía algo de aire. Paseó por las calles londinenses cubiertas de nieve, mirando sin ver las luces de navidad que las adornaban, las parejas que andaban tomadas de la mano.

Visto desde el punto de vista de un soltero, la navidad era algo un poco deprimente... Y lo era más si se era un soltero sin familia... Se dio cuenta que desde que James estaba arrejuntado con la pelirroja apenas había salido a ligar, puesto que Moony era reacio a hacer ese tipo de cosas y Peter le asustaba todos los ligues...

Y en ese instante, mientras se perdía en la fría noche, tuvo la certeza de que algo tenía que cambiar en su vida...

O.O.O

Bueno, hasta aquí el primer capi de este mini fic... Que si haceis cuentas y sabiendo que durará hasta el dia 25, constará de 8 capitulos ni más ni menos. Bueno, solo decir que en los próximos capis esto pasará de parida sin sentido a parida con un poco más de sentido... Solo dadle tiempo ¿vale? xD Como ya veis está basado en Sirius... Espero que no os importe... Bueno, dejadme reviews ¿ok? Así sabre si lo continuo o tengo que dedicarme a otra cosa.