Recordando a un guerrero

Hoy se cumplía un año, un año desde la muerte de un guerrero amado por su familia y amigos, un guerrero que al igual que había hecho en el pasado, no dudó en dar su vida para proteger el planeta en el que creció y la gente a la que amaba.

Nadie dijo nada, pero todos los que le conocieron no pudieron evitar dedicarle sus pensamientos a ese niño grande al que le debían la vida y al que todos admiraban, respetaban y amaban. Incluso Vegeta, aunque jamás lo admitiría, le dedicó varios minutos de sus pensamientos, pues aunque se trataba de su mayor rival, también era su mejor amigo, el único con los mismos intereses que él y el único sayan puro aparte de él.

Entrenaría sin descanso para verlo vencido ante él algún día, pero también lo recordaría con el respeto que se tiene a un igual y el cariño que se reserva para los más grandes amigos. Todos desde sus respectivos hogares, alzaron la vista al cielo tan coordinadamente que incluso se podría pensar que lo había sido planeado, recordaron las numerosas batallas que habían librado juntos, y sonrieron al pensar en los alegres momentos que les había brindado, porque ese era él, un hombre fuerte, imponente y aunque rara vez lo dejaba ver, también dotado de una gran inteligencia para determinadas materias, pero al mismo tiempo era un niño, tenía la inocencia de un niño, la risa contagiosa de un niño y el carácter alegre de un niño.

Sus amigos le añoraban, sin embargo tenían mucho cuidado con lo que decían en presencia de su mujer e hijos pues, si ellos lo echaban en falta, resultaba obvio que su familia le extrañaba más que nadie.

En parte así era, tanto Milk como Gohan pensaban mucho en él y deseaban poder verlo, pero al mismo tiempo se sentían tranquilos, ellos conocían a ese guerrero mejor que cualquiera de sus amigos y ambos sabían que nunca les dejaría completamente solos.

Antes de morir les dejó el regalo más maravilloso que existe, un segundo hijo para su mujer y un hermanito para su hijo.

Este pequeño, a pesar de tener solo tres meses de vida ya les recordaba a su padre, tenía el mismo cabello despeinado, la misma sonrisa contagiosa y la misma personalidad alegre.

Nació con una peculiar cola de mono al igual que su padre y hermano, pero para evitar problemas futuros se la cortaron pocos días después de su nacimiento.

El recién nacido, al que bautizaron con el nombre de Goten, llenaba la casa de vida, sin embargo no era eso lo que conseguía que no se entristecieran por la falta del cabeza de familia, lo que les daba esta tranquilidad era que para ellos seguía estando ahí, estaba en sus pensamientos y en sus corazones.

Estaban seguros de que los cuidaba desde el otro mundo y que todos los días se aseguraba de que las cosas siguieran bien, porque ellos le conocían de verdad y sabían que no era despistado como todos pensaban ni tampoco tan irresponsable. Sabían que cuando algo le importaba se preocupaba por ello y si de algo estaban seguros era del gran amor que sentían por él y del gran amor que él sentía por ellos.

Era distraído pero determinado, ingenuo a la vez que inteligente, amable a la par que fuerte, el guerrero más poderoso del universo, pero también un gran amigo, esposo y padre, ese era él, ese era… Son Goku.

Fin