Pincha la Luna.
Habían sido convencidos de mantener la calma. Todo iba a estar bien, las cosas iban a ser como el destino quisiera. Pero, ¿quién quiere aceptar el destino, cuando este es cruel con nosotros? Basta de conformarnos con lo que nos toco. Si no te gusta la luna llena, pínchala.
-Cuando éramos pequeños, y pasaban cosas malas en nuestras vidas, solían decirnos que todo saldría mejor a la siguiente. ¿A quién no le dijeron que le moretón desaparecería algún día? Sana sana, colita de rana, me cantaban a mi.- el publico soltó algunas carcajadas.- Todos hemos escuchado aquel cliché que dice, "será como Dios quiera" aunque eso no sea lo que quiero yo. Es más fácil asumir que el destino es así.
Observe a todos los presentes en el lugar, muchas de ellas mujeres, la gran mayoría con las cabezas cubiertas con pañoletas vistosas, y usando rubor rosa para disimular lo demacrado de la piel.
Todas teníamos el mismo aspecto después de un tiempo.
-Nos han pedido madurez y entereza en el peor momento de nuestras vidas. Nos negamos a aceptar lo que el destino ha deparado para nosotros. Esto no es lo que queremos. Vamos a darle lucha a esta enfermedad, porque ninguno escogió esta basura.- todos los presentes asintieron frenéticamente a mis palabras y gritaron.
-Este es un mensaje para nuestros familiares, los que andan diciendo por los rincones, será como Dios quiera. Nadie va a escoger como terminara o comenzara nuestra vida. Esta es nuestra lucha, y la daremos a nuestro modo. El destino puede irse a la mierda. Yo me niego a creer que así tenía que ser. Al cáncer nos vamos a sobreponer y a mandar al carajo al destino mezquino. Esto no es una lección de vida que yo necesitaba, ni una prueba para aprender a vivir, esto es un reto, que me desagrada y lo digo.- golpe el podio con la mano.
Muchos de los presentes tenían los ojos preñados de lágrimas, mientras concentraban su atención en mí.
-¿Por qué le tenemos tanto miedo a la verdad? Fuimos educados para auto censurarnos y ser flexibles ante la vida, pero ya no más. Si no te gusta ¿Por qué no lo dices?- señale un señor en primera fila, que recibía quimio con algunas de nosotras, por cáncer de pulmón.- Odiamos el cáncer, de eso estamos seguros. No seamos pusilánimes, ni nos resignemos. Esto no es para nosotros.- concentre mi vista en el, mientras comenzaba a sentir calor.
Repentinamente, la temperatura de mi cuerpo comenzaba a subir. La peluca que llevaba esa tarde, comenzaba a picarme debido al sudor que emanaba de mi cuero. Arrugue los ojos, sintiendo que me descompensaba.
-Nunca lo olviden señores. Sobre todo ustedes, mujeres, las que perdimos un seno, el cabello, la dignidad y el amor propio, si no les gusta llena, pincha la luna.- me aleje del micrófono, afianzando mis manos en el podía, mientras mi visión se cerraba.
El piso bajo mis pies comenzaba a moverse, a medida que los presentes se ponían de pie y aplaudían. El sudor pegajosos corría por mi cuerpo, pero ahora la sensación se entremezclaba con un escalofrió desagradable.
Mire a todos lados, mientras la gente sonria, se saludaba y aun me aplaudían. Nadie parecía notar que me comenzaba a desvanecer en pleno escenario.
Mis oídos bulleron, los sonidos se difuminaron, mientras mis brazos luchaban por hacer apoyo sobre el podio.
Busque a Edward con la mirada, detrás del escenario. El estaba ajeno a todo, sonriendo y hablando animadamente con Alice. Ni siquiera se había percatado de mi estado.
Quise abrir la boca para gritar, pero me fue imposible que las palabras sonaran más altas que un murmullo. Su nombre a duras penas rozo mis labios, pero parecía ser suficiente.
Lo siguiente fue instantáneo. El me miro con una gran sonrisa, hasta que denoto mi estado. Cambio su expresión y se encamino hacia mí.
Antes que Edward me alcanzara, yo me había desvanecido en el piso y mi peluca había caído. Estaba desmayada en medio de una conferencia, mostrando al mundo mi cabello corto y pálida como una hoja de papel.
Desmadejada, perdí el conocimiento mientras la gente corría y gritaba a mí alrededor.
Detrás de mis parpados, la visión era clara. De nuevo volvía a ver esa fea luna llena, amarilla y gorda, que me había recibido aquella estúpida noche de julio.
Si no te gusta llena, pincha la luna…
Esta es una pequeña historia, que está a punto de comenzar. Hablara de la vida, la muerte, y la lucha contra el cáncer. Esta dedicada a los pacientes y a los familiares. Sera un camino de reencuentro, de perdón y de saber aceptar pero no resignarse jamás. Gracias por estar aquí y espero que les guste. Bienvenidas.
