A veces lo odia...

A veces Rachel odia ser el Oráculo. Claro es genial saber el futuro, ser legado de un dios, y todo eso.

Pero lo odia, odia no poder tener romances como sus amigas, odia no poder llevar una vida normal, y odia tener que estar con cuidado.

¿Por qué? Porque si llega a haber un movimiento en falso en el espacio habrá una nueva profecía. A veces desearía ser una adolescente normal, con un novio, vida normal, poder pintar sin tener que preocuparse por pinturas llenas de cosas de futuro, y escuchar música.

—Hey, Rachel. —Llamó su atención el hijo de Poseidón. Ella sonrió dejando de lado sus malos pensamientos.

—Hola, sesos de algas. —Saludo con una gran sonrisa a, Percy, su mejor amigo, su amor prohibido.

El chico hizo una mueca ante el apodo. —Annabeth y yo rompimos RED... En estos momentos no quiero que me llamen así. —Susurró el chico. Ella odiaba sentirse así, odiaba sentirse feliz por la separación odiaba sentirse feliz por el hecho de que él estaba libre.

Lo odiaba.

— ¿Por qué? —Pregunto mirando a Percy. Trato de guardar un momento sus sentimientos.

—Por muchas razones. —Respondió el chico. —Ser hijo de Poseidón, y ella hija de Atenea nos da muchas razones. —Hizo una mueca. — ¿Está mal que esté feliz? —Se mantuvo callada.

Le sorprendió, una sonrisa quiso escapar de sus labios ante la emoción.

—Ya no siento lo mismo. —Explicó el portador de ojos verde agua. —Estaba tan acostumbrado de pelear a su lado, que con el tiempo se volvió obligado.

La portadora de él espíritu de Delfos beso su frente sorprendiéndolo. —Mantén tu mente fría, Percy. —Le susurró aun con sus labios cerca de su frente.

El moreno sonrió, y abrazo la cintura del oráculo. —Gracias RED. —Susurró con agradecimiento.

A veces lo odia. A veces odia tener una oportunidad y no poder hacer nada.

Hazlo... —Sonó una voz en su cabeza. —Te doy mi bendición y permiso, mi hermosa oráculo. —Era la voz de Apolo en su mente, la reconoció de inmediato. En un principio se mostró reacia. Pero después se emocionó.

—Percy... —Llamó su atención, cuando el hijo del mar levanto su mirada pudo jurar que brillaba. — Me gustas. —Sonrió.

A veces lo odiaba... Pero ser Oráculo la mantenía cerca de él.

—También me gustas RED... —Susurró el chico con una sonrisa.

A veces lo odio, a veces odio decir las profecías que todos odian, odio tener dos espíritus dentro de mí, pero ser oráculo es genial

Junte mis labios con los suyos, como la primera vez. Sus labios salados, su frescura con olor a mar.

Lo odio, pero lo amo a la vez.

—Hey, RED. —Me llamó de mi ensoñación mi novio. — ¿Estas bien? —Pregunto preocupado.

—Sip. Solo me acordaba de algo. —Sonreí terminando la pintura. Una hermosa pintura del mar en un ocaso.

Soy Rachel Elizabeth Dare, oráculo de Delfos, y novia de Percy Jackson.