Disclaimer: Nada me pertenece todo es de la maravillosa JotaKa Rowling ;)

Advertencia: Incesto è.è

Primer Recuerdo: Nuestra llegada a Hogwarts

-¡Rápido, rápido se nos hará tarde! –gritaba mi tía Ginny, tu madre, ella que siempre se preocupaba por todos los de la familia. No quería que perdiéramos el tren a Hogwarts pues se nos había hecho tarde, todo por culpa de tu hermano James, mi primo y un buen amigo.

-James, ve tu primero –le ordenó mi tío Harry, mientras que el mayor de tus hermanos atravesaba el muro. Me preocupé un poco al principio, aunque eso ya lo habíamos visto otras veces. Tu padre indicó que atravesara el muro tu segundo hermano, Albus, que es más tranquilo, seguido de mi hermana Rose. Ahora nos tocaba a nosotros.

-Niños, vienen ustedes –dijo mi padre mientras nos hacía señas de pasar que los íbamos a esperar al otro lado. Ambos asentimos y corrimos lo más rápido que pudimos atravesando el muro. A los pocos segundos llegaron nuestros padres tomando nuestros equipajes.

-¿Estás lista, Lily? –te pregunté, dándote una de mis sonrisas, ésas que te gustaban mucho. Me sonreíste de la misma manera. No entendía porqué, pero cada vez que me sonreías mi corazón palpitaba a todo lo que podía. Tal vez, pensaba, que era porque me agradaban tus sonrisas, pero nunca lo llegué a saberlo hasta dentro de unos cuatro años después. Sin embargo, no hay necesidad de contar aquello aún, es mejor que cuando llegue el momento lo diga. Sólo me importa este instante, nuestra partida a Hogwarts.

-Yo siempre estoy lista Hugo –me volviste a sonreír mientras me tomaste de la mano, sintiendo como mi corazón explotaba en aquel momento tan tierno.

-Niños, no tenemos todo el día –gritó mi madre borrando los pensamientos que tenía. Gracias madre por haber acabado aquel momento tan tierno con Lily. Dejamos de tomarnos las manos dirigiéndonos al interior del tren. Nos despedimos de nuestros padres con abrazos; mi madre empezó a llorar: su pequeño hijo ya estaba a punto de irse a Hogwarts.

-Prométeme enviarme una carta esta noche antes de irte a dormir y ya sabes, cepíllate los dientes antes de acostarte –me dijo, mientras varias lágrimas salían de sus ojos y resbalaban por sus mejillas. Me sentía un poco apenado, ya no era un niño, era un hombre y no era necesario que me recordara todo.

-¡Mamá! –dije, sonrojándome, mientras volteaba a verte y una risita burlona salió de tus labios.

Entramos al tren buscando un compartimiento. Ya todos estaban ocupados, así que me sentía un poco tonto. Todos nos estaban mirando raro, cosa que me hizo sonrojar.

-Oigan, es por aquí –nos dijo una voz familiar. Nos dimos la vuelta y nos encontramos con Albus, que nos estaba esperando. Fuimos hacia donde él estaba –Se tardaron –dijo mientras entrábamos a un compartimiento donde se encontraban nuestra prima Dominique peleando con James, Rose leyendo un libro y, sentado al lado del asiento a la izquierda de la ventana, estaba Fred, mirando a todos los padres un tanto aburrido. A la derecha sólo estaba sentado Albus. Tomamos asiento a su lado mientras el tren empezaba a moverse. Nos despedimos agitando las manos, mientras comenzábamos a alejarnos. Un hueco se abrió en mi corazón en ese momento. Nunca había estado tan lejos de mis padres, los extrañaría. Te vi directo a los ojos mientras me mirabas de la misma manera. Suspiré levemente y me senté de nuevo.

El viaje se había tornado un tanto silencioso. No había ningún tema de conversación y aquella sensación me incomodaba demasiado. Me di cuenta que te habías quedado dormida. Si supieras lo hermosa que te ves al dormir, Lily.

Después de largas horas de viaje llegamos a Hogwarts. Te despertaste al sentir que el vagón no seguía moviéndose.

-Ya llegamos dormilona, vístete –te dije en broma mientras salía del compartimiento. A los minutos saliste ya cambiada y con una sonrisa. Bajamos del tren y nos encontramos a Hagrid, el cual era al exactamente igual a como lo habían descrito nuestros padres: parecía un gigante (aunque ahora estaba más viejo), de seguro ya tenía como setenta y algo más. La verdad no quise ni preguntarle la edad. Él nos sonrío mientras los de primer año nos dirigíamos a los botes, que nos mandarían hasta el castillo. Cada uno se fue en una barca diferente –al rato nos veremos –te animé un poco, mientras nos íbamos.

No sé cuánto tiempo había pasado, pero llegamos al castillo. Mientras nos daban instrucciones por dónde ir al llegar, nos encontramos con una profesora que daba un pequeño discurso y nos abría la puerta. Entré al Gran Comedor; ahora entendía por qué se llamaba así: ¡era gigantesco! Pasamos por el medio de la mesas de Gryffindor y de Ravenclaw y saludamos a nuestros familiares. Los únicos que no estaban en Gryffindor eran Albus (había parado a Slytherin) y estaba hablando con su amigo Scorpius Malfoy. También Molly, que había quedado en Hufflepuff junto con Louis. Todos nos detuvimos al llegar a un banco viejo que estaba ahí, sosteniendo un sombrero… Era el Sombrero Seleccionador.

-Cuando diga su nombre, les pondré el Sombrero, el cual elegirá su Casa –nos indicó la profesora. Luego de unos minutos ya habían pasado muchos niños; quedábamos muy pocos . –¡Potter, Lily! –exclamó la profesora y tú te alteraste, presa de los nervios.

-Tranquila –te dije en el oído mientras subías los pequeños escalones. Sólo quedábamos cuatro niños y supuse que iba a ser el último.

-¡GRYFFINDOR! –gritó el Sombrero y sonreí. Al cabo de unos minutos, fui el nombrado al final. Ahora yo era el nervioso. Me senté en el banco deseando que me tocara Gryffindor. Cerré los ojos, frenético, mientras esperaba el anuncio del Sombrero.

¡GRYFFINDOR! –volvió a gritar. Caminé a la mesa de mi nueva Casa y me senté a tu lado, sonriendo.