Todos los personajes de Inuyasha y Ranma ½ pertenecen a Rumiko Takahashi, salvo toda su descendencia que ha nacido de nuestra imaginación.

Hola queridos lectores! Estamos de nuevo aquí festejando el aniversario de nuestra querida historia, y primera, Ai wa yasei da!. Para nuestra alegría y la de ustedes (espero xP) trajimos una nueva secuela para conmemorar esta ocasión... esperamos que sea de

su agrado y que la disfruten tanto como nosotras al escribirla...

Antes de dejarlos con el fanfic, les aviso que pasaron cinco años de la secuela Algunas flores tienen espinas... es todo... buena lectura!

Conquistando a la flor

por

Freya & Sakura

Era mediodía en Tokyo. La escuela secundaria Furinkan disfrutaba del descanso en un maravilloso día de verano. Algunos comían en parejas agazapados cerca de los árboles y otros se esparcían en mesas conversando de variados temas.

Una pareja muy particular se encontraba alejada de todo el bullicio y conversaban en la terraza de la enorme escuela.

—La que empezó con todo eso fuiste tú. Yo solamente quería demostrar que soy un hombre de palabra, tengo honor y no le tengo miedo a una niña… —objetó un muchacho de coleta de aproximadamente diecisiete años. Sus ojos eran de un llamativo color azul.

—Yo sólo dije que me gustaría saber por qué todas nuestras compañeras actuaban como idiotas luego de eso, fuiste tú quien insistió en que tenía que probarlo contigo porque cualquier otro se propasaría —respondió la muchacha mirándolo de reojo—. Deja de actuar como un niño y admite que te morías por besarme Kei-baka —sonrió de medio lado mientras jugueteaba con las puntas de su cabello que caían sobre sus hombros.

El muchacho miró de reojo el gesto femenino de la chica. A pesar de que se esforzaba por comportarse como niño su lado femenino brotaba a menudo. Quizás era algo de lo que ella ni siquiera se daba cuenta. Sacudiendo su cabeza dejó de prestar atención en ello y frunció su ceño. —¿Y qué querías que te dijera? Tú sabes como son nuestros compañeros… nosotros nos conocemos desde que nacimos… ¿para qué intentar con otro? —gruñó por lo bajo—. A… además… ¡la que muere por besarme eres tú! —agregó un poco nervioso.

—¡Ja! Suenas como si estuvieras hablando de una niña indefensa, te recuerdo que puedo barrer el piso con cualquiera de nuestros compañeros ¿quieres ver? —respondió mirándolo desafiante—. ¿Por qué te importa tanto si lo intento con otro? —preguntó arqueando levemente una de sus cejas.

El joven carraspeó nervioso. —Yo… tú… es decir… ¡¿somos amigos, no?!... me preocupo… es eso… ya sabes… —espetó levemente sonrojado mirando hacia un lado.

Una sonrisa juguetona se formó en los labios de la muchacha. —Hai...amigos... ¿no? —susurró acercándose al rostro del chico.

Keishii, a punto de la taquicardia, asintió. —Ssí... sí... ¿por... por qué? —balbuceó nervioso intentando pensar en cualquier cosa, tratando de olvidar la proximidad con la pelinegra.

La muchacha se apartó rápidamente de él sin parar de reír abiertamente. —Baka... ¡ja, ja, ja!... ¿Por qué te pones tan nervioso Kei-baka? —preguntó mirándolo divertida.

Segundos después, luego de oír las burlas de la joven el muchacho de la coleta recompuso postura un poco irritado. Realmente era difícil estar con ella. Cuando eran niños todo era tan diferente. Pero últimamente cada vez que se acercaba tanto a él su corazón comenzaba a desbocarse y un calor interno lo sofocaba. —¡No es cierto! Yo no estaba nervioso, es tu imaginación… —espetó orgulloso acercándose nuevamente a la muchacha.

—Tienes razón no estabas nervioso ¿Estabas muerto de miedo? —preguntó mirándolo de forma burlesca.

—¡Deja de decir tonterías, Hanako-chan! —espetó con especial énfasis la última palabra. Lentamente se acercó a la chica hasta quedar a pocos centímetros de ella. Intentó por todos los medios dejar de lado su nerviosismo y concentrarse en mirarla, durante segundos la observó fijamente.

Hanako desvió la mirada de los ojos del muchacho. Cada vez que él se acercaba con tanta seguridad a ella y mirándola de se modo se ponía inevitablemente nerviosa. —Entonces responde mi pregunta ¿por qué estabas tan nervioso?

El joven miró hacia un costado un poco irritado. Detestaba mostrar sus debilidades. —No sé de que me hablas… —respondió fingiendo naturalidad. "Kuso… la semana pasada pasó algo muy parecido… si no hubiera sido por Ranko… ¿ahora sería todo diferente?" pensó el moreno mientras comenzaba a recordar.

Flash Back

Una semana atrás, Dojo Tendo.

Luego de salir de la escuela Keishii había invitado a Hanako para entrenar un poco por la tarde. Después de dos horas de practicar las nuevas técnicas que sus padres les habían enseñado ambos tomaron sus toallas para secarse y descansar un poco.

—Debería pedirle a Inuyasha que me enseñe alguna de sus técnicas… ¿crees que lo haría? —sonrió el muchacho secándose el sudor de su frente.

—No eres tan malo... —sonrió Hanako, rápidamente soltó la traba que sujetaba sus cabellos dejando que estos cayeran cubriendo parte de su espalda y hombros—. Puedes intentarlo, a mi nunca ha querido enseñarme todas sus técnicas.

Las mejillas del joven se sonrojaron levemente. Todavía no había podido superar aquella debilidad. Un cosquilleo recorrió su cuerpo y sintió como su corazón comenzaba a aumentar su ritmo. Disimuladamente se dio vuelta para tomar la mochila que había dejado en el suelo. —Es que tú eres una niña… —respondió con una media sonrisa pero todavía un poco embobado por el aspecto de la chica.

Aprovechando que el muchacho se encontraba de espaldas, Hanako se lanzó con todas sus fuerzas hacia él logrando que cayera de bruces al suelo. Triunfante se sentó sobre la zona lumbar del chico. —Una niña que puede derribarte —Usando todas sus fuerzas apoyo sus manos sobre la espalda de Keishii para evitar cualquier tipo de escape—. ¿Quién es el niño indefenso ahora, Kei-baka?

El estado anterior del muchacho cambió totalmente por uno de furia. Lo peor que podía suceder para él era que una chica lo tuviera a su merced. —¡Rayos, Hanako!... ¿no podrías ser un poco más delicada? —gruñó tratando de ponerse de pie sin poder lograrlo.

La chica mordió su labio inferior para contener una carcajada. —Pero si no te hice nada...no es mi culpa que bajes la guardia tan fácil.

El joven de la coleta apretó los dientes bastante fastidiado. —Está bien… ¿pero podrías salir de encima mío? Kuso… —farfulló intentando voltearse.

—No, no pienso moverme hasta que admitas que soy fuerte, inteligente, y bonita. — respondió bastante divertida por los inútiles esfuerzos que el muchacho hacía.

El joven sonrió triunfal, ante su confianza, Hanako se había descuidado y no prestó atención para sujetarlo con la misma fuerza de antes. De un movimiento rápido volteó dejando a la joven sentada en el suelo. —¡Ja, ja! Te descuidaste… —Rió divertido al observar la expresión de fastidio de la muchacha—. ¿Quién es fuerte, inteligente y encantador ahora? —espetó sacándole la lengua a la chica.

—Infantil, eres el único que sigue siendo un niño aquí... —masculló frunciendo el ceño.

—¿Yo, niño? —gruñó arqueando una ceja—. ¿Por qué dices eso ahora? —preguntó observándola inquisidoramente.

—Si te comparas con nuestros compañeros de escuela está claro que sigues portándote como un niño —Hanako sonrió de medio lado mientras se ponía de pie —. ¿Alguna vez has besado a alguien? —preguntó mirándolo con curiosidad.

El joven frunció el ceño colocándose de pie también. —Baka… ¿y tú has besado a alguien? —preguntó ligeramente burlón. "Je… estoy seguro que ella no lo ha hecho… y ella sabe perfectamente que yo nunca he besado a nadie… ¿a qué se supone que quiere llegar con esto?"

—Yo pregunté primero ¿no me quieres contar?... ¿a quién besaste? —preguntó cruzando sus brazos sobre su pecho—. Seguro que ya lo hiciste, los chicos siempre hacen esas cosas, algunos sólo piensan en eso.

Keishii sonrió radiante por los evidentes celos de la muchacha. —Ja, ja… ¿no creías hace un rato que era un niño? —preguntó burlón.

—Eso no tiene nada que ver —refunfuñó mirando hacia otro lado para evitar la mirada del muchacho—, de todos modos poco me importa...

—¿Creíste que lo hice? – preguntó lanzando una carcajada—. No sé porque llegaste a esa conclusión… ya sabes que para mí las niñas son una molestia… no me interesa ese asunto… y no es por ser infantil, encuentro idiota que mis amigos estén tras sus novias todo el tiempo… como si no tuvieran vida propia… —comentó volteando los ojos—. ¿Y tú?... ¿si besaste a alguien? —preguntó tratando de parecer casual. "Je… ella nunca lo hizo… la conozco perfectamente…"

—Hai, a algunos de mis amigos en el Sengoku —respondió sin darle mucha importancia al asunto.

El muchacho la fulminó con la mirada. —¿Estas bromeando, no?... estoy seguro que si Inuyasha supiera eso no estaría muy contento —farfulló bastante celoso.

—¿Vas a contarle todo a mi papá? — preguntó fingiéndose asustada.

—¡Kuso!... ¿Por qué no pensaste eso cuando lo hacías?... ¿A cuántos besaste?... ¿Fueron los hijos de ese tal Kouga? —gruñó notablemente celoso apretando los puños.

La chica estalló en carcajadas. —¡Ja,ja,ja! Pensé que me conocías más —comentó antes de sacarle la lengua. Al ver la expresión de enfado del muchacho, agregó: —. Nunca he besado a nadie, sabes lo que pienso de los chicos y deberías recordar lo que le pasó a tu primo cuando intentó algo...pero...creo que me gustaría saber cómo es...

—¡Je!... ¿pero quién aceptaría una propuesta de Tacchi? —Rió divertido y más relajado al saber que la chica no había hecho tal cosa. —¿Te gustaría?... ¿entonces si cualquiera de nuestros compañeros te lo pide le dirías que sí? —preguntó volviendo a fruncir levemente el ceño.

La chica le dio un leve golpe en la cabeza. —Me gustaría saber que se siente besar a alguien, pero tampoco voy a dejar a cualquier idiota besarme —refunfuñó mirándolo bastante molesta—. Además ni uno de ellos se acercaría a mi, son unos cobardes que le tienen miedo a mi papá, a mis hermanos y a mi —bufó bastante frustrada—; supongo que debería intentarlo con alguno que no conozca tanto a mi familia.

—¿Pero conoces a alguien así? —inquirió comenzando a tener celos nuevamente. "Shimatta… nunca pensé que ella quisiera hacer algo así… siempre fue tan poco femenina y desinteresada por estos temas…". —No creo que sea bueno… creo que primero debes estar enamorada de esa persona… ¿na? —Intentó parecer serio.

—Supongo que basta con que esa persona me guste —respondió mirando hacia otro lado para ocultar el rubor en sus mejillas—, de todos modos ese beso sería solo para probar.

El ojiazul la miró dubitativo. Finalmente suspiró y tocó uno de los hombros de la chica decidido. —Si quieres yo puedo servirte… soy tu amigo hace mucho tiempo… y sabes que nunca me aprovecharía de una situación así… si se lo pides a cualquier desconocido de sobra que podría aprovecharse de la situación... —expresó mirándola fijamente.

Hanako miró al muchacho a los ojos —¿Hablas en serio?...etto...no...no eres capaz...—balbuceó bastante sonrojada.

Keishii sonrió autosuficiente. —Yo no le temo a ningún reto… estoy seguro que podré hacerlo mejor que esos idiotas de nuestros compañeros… —aseguró en la misma posición. A pesar de su orgullo exactamente no sabía como debía tomarla—. ¿Quieres que te lo demuestre? —preguntó sin despegar su mirada de sus ojos castaños.

—¿Sabes cómo hacerlo? —preguntó la chica dirigiéndole una escéptica mirada.

—Kuso… ¿por qué desconfías tanto? —gruñó intentando concentrarse. Con cuidado acercó una de sus manos a la mejilla de la joven para acariciarla—. Si no lo sé lo aprenderé muy rápido… —sonrió triunfal al causar un leve sonrojo en Hanako.

—Yo...hai...yo también...—susurró sin despegar su mirada de los ojos del muchacho. Tímidamente deslizó sus manos por el pecho de Keishii hasta posarlas sobre sus hombros—. ¿No deberías colocar tus manos en mi cintura?

Levemente sonrojado, Keishii asintió. Con cuidado acercó su otra mano a la cintura de la chica ciñéndola para acercarla un poco más hacia él. —¿Estas lista? —preguntó sonriéndole tiernamente.

Hanako asintió. —¿Qué estas esperando? —susurró suavemente antes de cerrar los ojos.

El joven reunió valor y comenzó a acercarse lentamente al rostro de su amiga. Sus respiraciones comenzaron a entremezclarse, sus labios estaban muy cerca, pero el paso era interminable. El rostro de la jovencita de cabellos oscuros era hipnotizante, mirándola embobado reparó en cada detalle de éste, especialmente su cabello rebelde que lo enmarcaba haciéndolo aun más armonioso. Sus pestañas tupidas; su piel blanca, tal como una porcelana, las mejillas graciosamente sonrojadas, sus labios rojos, expectantes porque él los rozara. Ahuecó su mano aún más acariciando con cuidado sus mejillas.

En ese momento la chica abrió lentamente sus ojos. No pronunció ninguna palabra. Ambos se miraron embobados, perdiéndose en la mirada del otro por un prolongado tiempo, mientras sus corazones latían al mismo ritmo, ansiosos por descubrir que era aquel sentimiento tan fuerte que sentían, por experimentar una suave caricia que ambos anhelaban, quizás sin admitirlo para ellos mismos, dos jóvenes, inexpertos en la materia del amor. No conocían casi en absoluto como debían proceder, pero creían que lo mejor era dejarse llevar por sus sentimientos.

Después de un segmento de tiempo, el joven recobró fuerzas y comenzó a acercarse nuevamente a la chica por lo que ella rápidamente cerró sus párpados en espera de sentir aquellos labios tan deseados.

—¡Hana-chan!... ¡Keishii! —exclamó Ranko entrando rápidamente al Dojo —¿Adivinen que... —Se interrumpió al ver la escena que acababa de impedir.

Totalmente sonrojada, Hanako se apartó del muchacho. —Nosotros...no...no es lo que estás pensando... —balbuceó mirando avergonzada a Ranko que en ese minuto les dedicaba una pícara sonrisa.

—No estoy pensando nada, siempre he dicho que me encantaría que fueras mi cuñada —Ranko avanzó hacia la pareja—. Tía Kagome estará muy feliz cuando se entere.

El muchacho totalmente furioso le lanzó una mirada asesina a su hermana menor. —¿Y qué diablos vienes a hacer aquí? ...¿no te dejaron tarea? Kuso, eres tan entrometida…— espetó con profundos deseos de asesinarla.

Ranko frunció el ceño —¿Y cómo demonios iba a saber que se les había ocurrido dejar de practicar para jugar a darse besos? —preguntó fulminando con la mirada a su hermano—. Mal agradecido, solo venía a invitarlos a comer del pastel que acabo de preparar —Bastante ofendida avanzó hacia la entrada—, deberías tratarme mejor ahora...

El joven asintió frustrado. Seguramente ahora se encargaría de extorsionarlo por un buen tiempo hasta que él encontrara algo para evitar eso. Ahora no podía tratarla mal o todos se enterarían. —Shimatta… entonces… mejor voy a tomar un baño y vamos a la cocina —farfulló siguiendo a su hermana menor que sonreía con picardía.

Fin del Flash Back

—Se nota que estas nervioso...pensé que nada asustaba a Keishii Saotome —respondió Hanako llamando la atención del muchacho quien en ese minuto parecía estar algo distraído.

El joven sacudió la cabeza regresando al tiempo presente y mirando levemente sonrojado a la muchacha al recordar aquel momento, rápidamente miró a un costado y fingió demencia mientras se acomodaba el cabello distraídamente. Luego sonrió malicioso y habló: —A fin de cuentas… la semana pasada tú aceptaste hacer eso… —Se detuvo para guiñarle un ojo—…y dijiste que la persona que besaras tenía que gustarte… entonces… tú… —Se interrumpió para luego mirarla expectante, esperando una confirmación a su reflexión.

El rostro de Hanako se enrojeció —¿Yo qué? —preguntó fingiendo no saber de que estaba hablando.

El muchacho sonrió radiante. —¿Ya te olvidaste?... dijiste que la persona tenía que gustarte para que la besaras… admite que te gusto… —Rió divertido sacando la lengua.

—Idiota... —bufó la muchacha fulminándolo con la mirada, repentinamente una pícara sonrisa se formó en sus labios—. Tú dijiste que para besar a alguien tenías que estar enamorado de esa persona¿estas enamorado de mi?... ¡Por eso te ofreciste!

Un rojo intenso cubrió las mejillas de Keishii. —¡No sé de qué hablas! No lo recuerdo… —bufó bastante nervioso—. ¿No crees que sería mejor volver a clases?... va a tocar la campana en poco tiempo…

—Aún faltan más de diez minutos... —respondió sonriente la muchacha. Siempre había considerado que los muchachos eran unos idiotas, pero tenía que admitir que le encantaba estar cerca de Keishii.

El joven titubeó en responder mirando de reojo a la sonriente joven. Parecía que se divertía mucho cuando él estaba nervioso. Pero de alguna forma le gustaba verla sonreír, solo para él. Sin darse cuenta la siguió observando hasta que unos pasos interrumpieron el momento.

En ese momento apareció un joven de cabello castaño y ojos azules, vestía ropa de kempo y caminaba con mucha parsimonia dirigiéndose a la joven pareja. —Que sola te encuentras bella flor… y más encima con ese fauno acechándote… ¿no quieres que te rescate de tu tedio y te invite a una cita después de clases? —preguntó mirando despectivamente al joven de la coleta.

—Kuso¿qué estas diciendo, baka?... apuesto que pasas horas aprendiéndote esos términos que ni siquiera tú entiendes —gruñó comenzando a irritarse el ojiazul—. Hanako no quiere ir a tu estúpida cita, ya te lo ha dicho durante varios años y todavía no lo entiendes… —espetó colocándose frente a la chica.

—Puedo defenderme sola —refunfuñó dejando la protección de Keishii para acercarse luego al otro muchacho—. Te he dicho más de mil veces que no me interesa nada contigo ni con nadie. ¿Quieres terminar de nuevo en el hospital? —preguntó mirando fieramente a Tatewaki II.

Keishii frunció el ceño y se acercó a la joven nuevamente para tomarla de la muñeca. —¡No tienes que hacerlo! Yo puedo darle su merecido… —susurró por lo bajo para que solo lo escuchara ella.

El heredero del rayo azul de la escuela Furinkan miró confuso a ambos e intentó escuchar su conversación.

—Puedo hacerlo...odio que todos crean que no sé defenderme sola... —murmuró bajando la mirada.

—Ya sé que eres fuerte, pero hay cosas que debes dejar que las haga yo ¿por algo soy tu amigo, na? —susurró el chico tocando uno de los hombros de la joven.

Hanako miró a los ojos a Keishii durante algunos segundos. —Hai... —respondió sonriéndole dulcemente.

Comprendiéndolo todo, el joven castaño tomó un micrófono. —A veces la injusticia nos derrota, pero debemos saber enfrentarla… de algún modo lograré separarlos… —murmuró por lo bajo pero siendo escuchado por todos los estudiantes y profesores que estaban en los jardines de la escuela.

Tratando de recuperar el aliento el muchacho continuó, elevando la voz —¡Hanako y Keishii están saliendo! —exclamó con todas sus fuerzas para hacerlo noticia en todo el colegio y zonas cercanas.

Ansiosos por enterarse, cientos de estudiantes comenzaron a dirigirse hacia la terraza para presenciar una escena que la presentían hacia un buen tiempo. Finalmente ese par había admitido que se gustaban. Era el tema que estaba en boca de todos ellos desde hace unos años atrás.

Al escuchar los gritos del muchacho, Hanako reaccionó: —¡¿De qué mierda estas hablando?! ...¡Cállate! —exclamó bastante sonrojada al ver como comenzaban a llegar la tropa de chismosos de la escuela.

—¿Acaso estas loco, ahou?... ¡¡Chikuso!!... ¿Cómo se te ocurre decir algo así? —agregó el joven de la coleta comenzando a temer por la avalancha que se acercaba.

---------------------

—¿A dónde pretendes llevarme? —sonrió coqueta una mujer de cabellos azulados ignorando todo el bullicio de la hora de receso.

—Es una sorpresa… —sonrió seductor el hombre de la trenza tomando de una de las manos de su esposa para encaminarla hacia la terraza.

—Pero tenemos que volver pronto al trabajo, anata... —respondió Akane dejándose llevar por su esposo.

Sonriendo pícaramente Ranma besó el lóbulo de su mujer mientras subían las escaleras. Un bullicio general se escuchaba de afuera, en la azotea de la escuela. —¿Recuerdas cuando veníamos aquí hace algunos años? —murmuró ronco.

—Cuando estudiábamos aquí nunca vinimos en plan romántico... —Una traviesa sonrisa adornaba el rostro de la mujer—. ¿Me traes para que hagamos lo que nunca hicimos cuando éramos estudiantes?

Ranma asintió rozando sus labios por su cara hasta llegar a su cuello. —Tenemos que aprovechar que están en receso… no creo que haya gente aquí… —comentó totalmente abstraído del notable murmullo y gritos que se escuchaban afuera mientras subían algunos escalones más.

Akane rió divertida. —Anata, suenas como si nunca tuviéramos tiempo para nosotros —Con suavidad movió su rostro hasta encontrar los labios de su esposo—, y eso me gusta... —suspiró antes de darle un corto beso en los labios.

—Lo tenemos… pero es bueno tener nuestro tiempo libre solo para nosotros para descansar un poco de estos demon… digo... de mis alumnos… ¡je! —sonrió divertido el ojiazul dándole otro pequeño beso en los labios a su esposa. En ese segundo terminaron de subir el último escalón y vieron una multitud en la terraza, casi no había espacio para pasar por en medio para averiguar que sucedía.

—¿Qué es esto? – preguntó sorprendido mirando de reojo a su mujer.

—Tal vez tus demonios tienen alguna pelea —murmuró fastidiada Akane—. Me alegra que Keishii ya no se meta en tantos problemas, nuestro bebé está creciendo —sonrió mirando a su esposo—. ¿Puedes ver algo?

El hombre negó tratando de pararse en puntas de pie. —¿Crees que sea otra pelea?... es mejor que abramos paso o la directora se enfurecerá…—espetó frunciendo levemente el ceño. Colocándose delante de su esposa, haciendo que ella lo tomara por la cintura para no perderla, Ranma comenzó a avanzar entre la muchedumbre hasta que pudo divisar un lugar semivacío donde parecía que se desarrollaba el espectáculo.

Algunos silbidos y gritos de los muchachos sonaron claramente en sus oídos, frases como "Bésala, Saotome", "¡No seas cobarde y demuestra que eres hombre!". Sus ojos se abrieron como platos y avanzó un poco más hasta poder comprobar que el muchacho que se veía a algunos metros era su hijo con la hija menor de Kagome e Inuyasha.

—¿Bésala, Saotome?..—Bruscamente se abrió paso colocándose delante de su esposo. Sus ojos se abrieron desmesuradamente al ver que el centro del espectáculo eran nada más y nada menos que su hijo y Hanako.

Hacía mucho tiempo que había notado que ambos se gustaban, pero ni en sus peores pesadillas se imaginaba a su hijo dando un espectáculo de este tipo en la escuela —¿Qué demonios cree que está haciendo? Voy a acabar con todo esto.

Ranma la detuvo sosteniendo firmemente su cintura. —No te preocupes koishii, no creo que se dejen llevar por eso… debe ser un error… espera un poco… —murmuró por lo bajo para observar nuevamente a los muchachos.

—¡Kuso! No es su maldito problema si Keishii y yo tenemos algo —refunfuñó Hanako enfurecida por la curiosidad de sus compañeros—. ¡Y no soy cobarde, si quisiera besar a Keishii lo haría ahora mismo!

—¡Entonces eres tonta si no lo haces!... ¡Déjame hacerlo a mí! —respondió una muchachita de cabellos claros que estaba dentro del público.

El joven de la coleta sonrió animado. —¡Yo no soy ningún cobarde! Y puedo hacerlo ahora mismo —exclamó para todos—. ¿Tú aceptas el reto, Hanako? —murmuró por lo bajo tomando nuevamente a la chica de la cintura asumiendo una postura triunfante.

Hanako fulminó con la mirada a la otra muchacha. "Ofrecida y además aprovechada" pensó mientras rodeaba con sus brazos el cuello de Keishii —Nunca he rechazado un reto...lo sabes... —murmuró mirando traviesamente al muchacho.

Keishii se sonrojó levemente por la mirada coqueta de su amiga. Luego, totalmente decidido a cumplir el reto acercó sus labios a los de ella. A pesar de que todo era un juego su corazón comenzó a latir de la misma manera que la semana anterior. No podía evitar sentir un leve cosquilleo por todo su cuerpo. Jamás se habían besado, él ansiaba ese momento más que nada.

Algunos gritos de aliento se escucharon de la muchedumbre, silbidos y aplausos esperando el gran momento. Los labios de los jóvenes casi estaban por rozar.

El fuerte y molesto sonido de un silbato silenció todos los murmullos. Al ver al profesor de deportes y a su enfurecida esposa todos los espectadores prefirieron desaparecer lo más rápido posible.

—¿Qué demonios fue todo esto? —preguntó Akane mirando enfurecida a la ahora avergonzada pareja—. ¿Cómo se les ocurre hacer algo así?... ¿Es esta la educación que te dimos con padre, Keishii?

Ranma asintió a lo que decía su esposa, pero por atrás de ella le guiñaba un ojo a ambos en señal de aprobación. Levantó el dedo pulgar para demostrarle lo orgulloso que estaba de su hijo.

El joven de la coleta sonrió disimulado y luego miró con pesar a su madre. - ¡Era un reto, ofukuro!... ¡Los Saotome nunca decimos que no a un reto! —exclamó convincente.

La sonrisa del muchacho no pasó desapercibida para Akane. Ella los conocía perfectamente como para no sospechar de la actitud de su hijo, así que sin dejar pasar un segundo más volteó. —¡Ranma!... ¡¿Qué demonios haces?! —preguntó bastante molesta al ver como su esposo daba claras muestras de aliento a lo que Keishii y Hanako habían estado a punto de hacer—. ¿No te diste cuenta que iban a besarse sólo por cumplir un estúpido reto?... ¿Alguna vez nosotros hicimos algo así?... ¡Por supuesto que no! —agregó mirando cada vez más molesta a Ranma.

Tratando de recordar alguna situación Ranma se rascó la barbilla. Luego de unos segundos sonrió triunfante. —Koishii¿no te acuerdas del neko-ken?... ¿o la vez que peleamos en el parque?... ¿te acuerdas?… cuando te tomé en brazos... y… —El ojiazul se detuvo cuando vio el rostro enrojecido de su esposa. Arqueando una ceja la observó. No sabía exactamente si estaba avergonzada o a punto de asesinarlo.

Keishii codeó a una Hanako totalmente ida. Al no obtener resultados le tocó uno de sus hombros haciendo que ésta regresara a la realidad. El chico se acercó a su oído para murmurarle algunas palabras. —Creo que este es el mejor momento para escapar¿no crees?... —susurró por lo bajo.

Hanako miró a Keishii, segundos después asintió. Nunca en toda su vida se había sentido tan avergonzada. Se disponía a seguirlo cuando una voz que sonaba bastante molesta los detuvo.

—¡Qué ni se te ocurra escapar, Keishii Saotome! —Advirtió Akane dejando de prestar atención a su esposo para acercarse a los chicos—. Tengo bastante claro que todos los Saotome nunca rechazan un reto, pero ¿no se dieron cuenta de lo que iban a hacer? —preguntó mirando a la pareja con el ceño levemente fruncido—. Hanako-chan ¿qué crees que pensaría tu mamá si supiera que pretendían besarse delante de toda la escuela sólo por un reto?

"Festejar y comprometernos...kuso...no soportaría eso..." pensó la muchacha frunciendo bastante el ceño frente a esa posibilidad.

Akane carraspeó, al parecer todos habían imaginado que la reacción de Kagome se alejaría bastante de cualquier reprobación. —Niños, si ustedes se quieren no creo que sea lo mejor que arruinen su primer beso de esa forma.

El hombre de la trenza asintió, dejando de lado el pequeño "intercambio de opiniones" con su amada esposa. —Lo que dice Akane es cierto muchachos, ustedes siempre han estado juntos y es obvio que se aman —sonrió malicioso mientras juntaba sus manos sonrojándose levemente para agregarle más drama—. No deberían hacer esas cosas… nosotros estamos a favor, ustedes saben… si quieren hacerlo pueden en el dojo… o en casa… solo procuren no ser vistos por mis padres o por el padre de Akane… —carcajeó divertido dejando escapar algunas lágrimas.

El muchacho de la coleta tenía claras intenciones de asesinar a su progenitor, pero se contuvo. Sus mejillas estaban coloreadas de un rojo intenso. —¡Deja de decir idioteces, oyaji! —exclamó bastante frustrado—. ¡Hanako y yo solo queríamos cumplir un reto! Además… ¡yo no la besaría!.. —exclamó un poco nervioso para intentar justificarse.

—¡Ja! Como si yo quisiera que me besaras... —bufó con desdén— Todos los hombres son unos idiotas que solo traen problemas —comentó mirando con profundo resentimiento a Keishii—. ¡Y puedes olvidarte de lo que me ofreciste la semana pasada!

—¿Qué yo te ofrecí?... ¡Tú fuiste la que me obligó a hacerlo!... kuso… ¡a mi no me gustan las niñas como tú! —espetó bastante irritado por la reacción de la joven.

Hanako bajó la mirada "¿Cómo pude pensar que él estaba enamorado de mi? Kuso estar con él todo el tiempo me está afectando... ¿por qué se fijaría en mi? De todos modos ¡no me importa! Nunca debí pensarlo...fui una tonta" pensó haciendo grandes esfuerzos para no ponerse a llorar frente al muchacho. Ella no era una niña, no podía demostrar debilidad frente a él.

—¡Yo no te obligué a nada!... ¡Cobarde!... ¡A mi no me gustan los niños cobardes como tú! —exclamó totalmente enfurecida—. Nunca podría enamorarme de un niño mimado y cobarde...ni siquiera sé por qué demonios somos amigos...no tenemos nada en común.

El muchacho la observó por unos segundos deteniéndose. "Enamorarse… ¿no podría enamorarse…?... ¿a qué se referiría con eso?... ¿acaso no me cree tan bueno como para ella?... shimatta… pensé que por aceptar mi beso de alguna forma yo le gustaba…" dejó de pensar para luego fruncir el ceño y mirar fieramente a la chica. —¡Yo no soy cobarde! Si me gustaras te habría besado… y como ves no me gustan las niñas como tú… poco femeninas, descuidadas… ¡así que tampoco te hagas ilusiones, tonta! —exclamó mirándola ásperamente.

Ella le devolvió la mirada, algunas lágrimas caían por sus mejillas. Tal vez había escuchado muchas veces que era poco femenina y descuidada, pero él nunca se lo había dicho de esa forma. Nunca esas palabras habían logrado herirla tanto. —No me hago ilusiones con nadie —habló con la voz quebrada, bruscamente secó sus lágrimas, pero estas se negaban a parar—; tienes razón...soy brusca, poco femenina y descuidada, pero ese no es tu maldito problema...no vuelvas a buscarme...no quiero volver a hablar contigo...baka... —habló entre sollozos antes de darle una fuerte cachetada al muchacho.

Seguido de esto Keishii sintió la helada mirada de su amiga, ella volteó y corrió por las escaleras sin darle tiempo a reaccionar. Segundos después reparó en el golpe que la chica le había propinado y frotó su mano contra éste. Comparado a lo que ella había dicho no le dolía para nada. Se había comportado como un idiota. Quizás ella había llorado en algunas de sus peleas como niños, pero nunca por algo que le hubiera dicho. "Maldición… soy un imbecil… el más estúpido de todos… ¿qué rayos podría hacer para remediarlo?" pensó el joven mientras observaba un punto en el lejano infinito.

Akane suspiró, aquella escena le había resultado muy familiar. Lentamente se acercó hacia su hijo. Sonriente acarició sus cabellos —No te preocupes, muchas veces le dije a tu papá que no volvería a hablarle...aunque lo niegues, sé que ustedes se quieren mucho y todo saldrá bien.

Ranma sonrió tratando de animar a su hijo dándole algunas palmaditas en la espalda. —No te preocupes… Akane tiene razón, te va a perdonar pronto y si tú haces algo va a ser mejor, habla con ella… pero no ahora —Le aconsejó guiñándole un ojo.

El joven suspiró resignado. Luego de eso vio el rostro preocupado de sus padres. No podía parecer un débil ante ellos, ni ante nadie. Él era un Saotome y un asunto de esos no podía afectarlo de esa manera. Tratando de ser el mejor actor recompuso postura haciendo una media sonrisa. —¿Qué dicen? Yo no estoy preocupado… Hanako siempre es así, estoy seguro que en un rato más ya estará hablando de nuevo conmigo… —respondió avanzando unos pasos hacia la escalera—. Ahora me voy a clases… creo que ya sonó la campana… nos vemos después… —espetó ligeramente mientras se alejaba para comenzar a descender en dirección a las aulas.

Una pequeña sonrisa se formó en los labios de Akane. —Se parece demasiado a ti, pero creo que Hanako-chan no lo perdonará tan rápido como lo hacía yo contigo.

Ranma hizo una media sonrisa. —Olvidaste el encanto seductor de los Saotome… no creo que sea Hanako la primera en resistirse… —respondió totalmente confiado.

Akane observó el rostro de su esposo, el paso de los años solo había logrado darle un mayor atractivo a cada una de sus facciones. —¿A qué te refieres con encanto seductor? —preguntó sonriéndole de forma coqueta.

El hombre sonrió abiertamente mientras tomaba la cintura de su esposa. —Tú los conoces koishii… a la perfección… —respondió besando las comisuras de los labios de la mujer.

—Eres muy engreído —sonrió mientras abrazaba a Ranma—. Después del trabajo no podré volver contigo a casa, voy a ayudar a Kagome-chan con los preparativos de la boda...tal vez deberías acompañarme...ya sabes como se está tomando todo esto Inuyasha —comentó con una clara expresión de diversión.

—Oh… ¿obligatoriamente debería ir? —respondió sin mucho entusiasmo—. Inuyasha debe querer asesinar a alguien… —sonrió de forma nerviosa—. O quizás está tan deprimido que da pena… no sé porque no puede aceptarlo aún, hace tantos años que son novios… a veces exagera —agregó acariciando el cabello de su esposa.

—No creo que sea tan malo. ¿Cómo estarías tú si fuera nuestra hija la que se casara? —preguntó Akane tratando de convencerlo.

—Kuso, nuestra princesita no piensa en esas cosas aún… es pequeña… —respondió frunciendo levemente el ceño—. Ella solo se interesa por el estudio… ¿no has visto?... hasta le ha pedido clases a Shinichi para subir más sus notas —sonrió orgulloso.

—Pero algún día lo hará —Akane acarició suavemente las mejillas de su esposo—, y cuando eso pase yo te consolaré, pero solo si prometes acompañarme esta tarde...—sonrió traviesamente.

Ranma ciñó la cintura de su mujer. —Me parece una buena idea koishii, pero estoy seguro que va a pasar tiempo antes que empiece a salir con alguien —respondió totalmente convencido—. Pero espero que cuando eso suceda sepas consolarme muy bien…—agregó roncamente mirándola con intensidad.

Continuará

Notas finales

¿Qué les pareció? Parece que la genética de Ranma se nota a leguas con Keishii, ne? XP

¿Y Keishii ofreciéndose como amigo para el primer beso de Hanako? Es taan evidente el pobrecito... xp ya verán que sucede a continuación... en siete días más o menos habrá otra actualización... nos vemos, y esperamos que dejen sus reviews para saber que les pareció y si quieren hacer alguna sugerencia tienen todo el derecho ; )

Besos,

Sakura

Palabras en japonés

Baka: idiota
Kuso: mierda
Hai: Sí
Na - Ne: son preguntas que requieren de una respuesta afirmativa, por ejemplo¿no,las chicas usan el ne y los chicos el na
Etto: interjección de duda ¿Ah?...¿Uhm?
Ahou: Tonto
Chikuso: Mierda
Anata: significa tú, pero también es la forma en que las esposas se refieren a sus parejas, "querido" "mi amor" etc
Ofukuro: Mamá
Oyaji: Viejo, forma poco respetuosa de decir papá
Shimatta: Maldición, Maldita sea
Koishii: mi amor, amada