Nota de autor:

¡Hola! Primero que nada debo dejar claro que esta historia es una adaptación a un Fic que subió hace tiempo mi autora favorita; LindsayWest. Ella escribe 'Jori' (relación amorosa entre Jade West y Tori Vega - Victorious) y sin excepción amo cada una de sus historias, como dije antes, es mi autora favorita.

Ahora, hice esta adaptación porque tras leer como por sexta vez el Fic "La Otra Cara de Jade West" (perteneciente a LindsayWest) pensé que sería divertido para algunos Gleeks leer algo nuevo, y ¿qué mejor para leer que una adaptación de la que, creo yo es una de las mejores historias que he leído por acá? En fin. Si por algún motivo la autora de la historia original me pide que deje el fic, me veré en la obligación de hacerlo, aunque lo que más deseo es que lejos de enojarse, me ayude y aconseje, ya que es la primera vez que publico algo aquí.

Ni Glee ni los personajes de esta historia me pertenecen, es todo con fin de divertir a los lectores.

Sin más que agregar, diviértanse :)

Chapter 1. UN ENCANTO DE OJOS VERDES.

Sinceramente no lograba entender de qué manera me había metido en problemas con esa chica, nunca antes en mi vida me había topado con alguien tan duro a tan corta edad. Su par de ojos –encantadores para rematar- me miraron rabiosos durante toda la clase. Así que cuando mi madre me pregunto como había estado el día, el primero en una escuela nueva llena de raros estudiantes, solo me limite a decir: "Bien, ha habido mejores". Y corrí a mi habitación.

Aun cuando tuve la fortuna -me atrevo a llamarla así– de estrellarme con un futuro imitador famoso y derramarle el café en su ropa, lo que más recuerdo es a la chica rubia. Me asustaba un poco. Cómo rayos iba a saber que ese joven apuesto y amable tenía novia, y peor, que era ella. Cuando me confrontó no supe qué hacer, solo en mi habitación más tarde asimilé las palabras que le dije.

Estaba segura de una cosa: iba a seguir en esa escuela de artes pasara lo que pasara, aún estando con ella ahí. Regresaría y la enfrentaría, no buscando más problemas claro, pero por nada del mundo dejaría que su actitud volviera a ponerme tan tensa.

Rachel no ayudo mucho cuando disimuladamente le pedí información sobre Quinn Fabray.

-Uuyy cuidado con ella- me dijo haciendo una cara como si hubiera comido algo picante.

-¿Qué quieres decir?

-Mira San, si quieres llevar una vida de lo más normal en la escuela, tendrás que limar asperezas con ella. Quinn Fabray no es del tipo fácil que te saluda con un "hola" todos los días y te sonríe solo por cortesía.

-¿Pero y qué? Ella no es la directora de la escuela, no creo que deba preocuparme por agradarle… ¿o sí? Ella no es nada de eso, verdad? Nada parecido.

-No… es mucho más que eso. Digamos que Quinn en McKinley es así como el titular del noticiero más importante de Lima… y de Estados Unidos. Lo que ella diga, es la verdad de todos.

-¿Qué?

-Santana, solo trata de llevarte bien con ella ¿sí? Y por nada del mundo te metas con su novio Sam

-Ese es el problema- dije más para mí que para mi amiga.

-Quinn Fabray puede destruir tu vida en un parpadeo- decía mientras se pintaba las uñas del pie –ella mueve todo en McKinley, nadie se atreve a contradecirla, ni en sus cinco sentidos, ni fuera de ellos.

Estupendo, ahora tenía por rival a la mandamás de la escuela, no podía ser mejor. Al otro día intento llegar lo más cautelosa posible. Quinn no estaba en la mejor actitud, seguía mirándome recelosa. Solo esperaba que en cualquier momento otro slushie fuera derramado sobre mi rostro.

Pero no lo volvió a hacer y parecía que ya hasta se estaba olvidando de que yo existía. Conforme pasaban los días me la encontraba muy seguido, siempre de hecho, por los pasillos, acompañada todo el tiempo de Sam, ese joven guapo y amable que tenia vueltas locas a más de la mitad de las chicas de esa escuela. No dudo que al tenerlo con ella, Quinn se sienta como la reina del agujero.

Bueno, lo cierto es que tampoco Quinn está como para rechazarse, más bien, es un encanto de 16 años con un estilo diferente. Cabellera corta y rebelde, de un color rubio hermoso con tonos rosa que solo a ella pueden hacerla ver sexy y tierna a la vez. Una piel tan blanca, con unas mejillas rosadas y unos labios seductores, alta y delgada y por si fuera poco con una presencia imponente que dejaba sin aliento.

-Es hermosa- me dijo Rachel aquella noche que se pintaba las uñas de los pies –Quinn Fabray es una belleza de chica… no dudo que Sam esté tan perdido en ella, si yo fuera él, haría lo mismo.

-¡Rachel!- Exprese sorprendida.

-Es la verdad, muchas chicas se volverían locas solo si Quinn les extendiera la mano para saludarlas… pero eso es un privilegio que solo Britt S. Pierce puede disfrutar.

-¿Britt? ¿Brittany Pierce? ¿Hablas de…?

-Si, la chica rubia más alta que se junta en su grupo, ella es la única que puede disfrutar de la compañía de Quinn, es más, hasta estoy segura, porque lo he visto, que Britt es la única que puede hacerle algo a Quinn sin que ella se moleste. ¿Cómo lo hace esa chica?- dice de repente dejando su maniobra para pensar –No cabe duda de que es una genio- agrega para volver a lo que hacía -¿Sabes Santana?- susurra después de un rato de silencio –Aunque Britt es algo ingenua, creo que deberíamos aprender algo de ella. Como eso de dominar a Quinn Fabray.

Asi que mi villana personal no solamente era alguien con una posición bastante alta en la jerarquía social del instituto, sino que también me enfrentaba a una joven cuya seguridad se medía también por sus significativos rasgos de belleza.

Así estaba, observándola de frente mientras ella comía un pepinillo del plato de Sam al tiempo que prestaba mucha atención a lo que Britt le estaba contando. Las observé a las dos, parecían llevarse muy bien. Quinn no perdía su fría expresión, pero estaba muy atenta a Britt, es más, pude ver como ella le decía algo al oído y Quinn se inclinaba para escuchar mejor, algo que según Rachel nadie más tenia permitido, de no ser así, la pobre chica habría salido corriendo de rodillas.

Sam rodeaba el cuerpo de Quinn con el suyo, parecía que disfrutaba su aroma porque no dejaba de acercarse a su cabello y aspirar profundo. ¿A qué olía esa chica? ¿Podría algún día yo saberlo? ¿Podría yo algún día sentarme al lado de Quinn y susurrar a su oído como lo hacía Britt ahora?

En lo que Sam se levanta por otro café y Britt y Artie pelean por algo mientras que Blaine intenta media la situación, mi cauteloso análisis de Quinn es interrumpido abruptamente cuando me percato de su mirada sobre mí. Obviamente se dio cuenta de que no dejaba de mirarle despistada y decidió confrontarme, mis ojos se cruzaron con los verdes de ella y no pude evitar ponerme nerviosa. Todos estos días aunque ella no me provocaba, si se comportaba muy cruel cuando tenía la oportunidad. Parecía que disfrutaba haciéndome sufrir, y yo no entendía por qué no podía hacerle lo mismo. Sabía que podía, estaba confirmado porque mi prima Elaine, aunque es mayor y mas robusta que yo, suelo dominarla con facilidad. Mi tía incluso recurre a mi para obligarla a tragarse las pastillas que debe tomar cuando se enferma o se lesiona en su practica con las porristas. Elaine no puede conmigo. Ella es desquiciante pero yo se muy bien como confrontarla, jamás he sido el tipo de chica que se deja de los demás, oh no, en mi antigua escuela había tenido millones de peleas y encontronazos con profesores y alumnos, todo para dejar claro que a mi se me respeta. Santana López era la ley en ese colegio, si señor.

Pero todo eso cambió cuando mi abuelita enfermó. Los médicos decían que no había esperanzas, y yo entre en una profunda tristeza.

Un dia antes de su muerte, me hizo prometer que iba a cambiar y que ya no sería esa chica ruda que insultaba y daba apodos a todo mundo. Yo tras haber conseguido mi tercer acta negra y por consecuencia haber sido expulsada, hice aquella promesa con intención de complacer a mi abuela en sus últimos días. Pero el día del funeral me senté junto a su tumba y jure cumplir esa promesa costase lo que costase, ya que no podía ir por ahí tatuada como la perra peleonera, insoportable y amargada que solo sabía dar apodos y saltar de un lado a otro con las porristas. La vida era demasiado corta e impredecible como para preocuparme por hacer maldades a los demás.

Y desde ese dia, Santana López dio un giro de 360°, dejando atrás a la perra y siendo ahora la niña amable y agradable que solo había sido con mi abuelita, y que ahora, sería con todos. Así debía ser. No podía permitir que una chica mala tirase a la basura todo el esfuerzo que había hecho por cambiar, pero tampoco puedo dejar que me use como blanco de bromas. Podía confrontarla y salir victoriosa, pero además de que al hacer eso rompería la promesa más importante de todas, había algo que me impedía hacerlo… es como si ella me hipnotizara.

Me vio con su característica mirada que te hace temblar, arqueando una ceja en la que llevaba puesto un piercing de plata, se le ve genial y ese gesto la hace lucir más atractiva de lo que ya es de por si.

Aprovechando la ausencia de Sam, Jacob Ben Israel, un muchacho del instituto extremadamente delgado y con toda la pinta de nerd, con rizos y anteojos, se sienta a su lado obligándola a quitarme la vista de encima.

-¡NO!- Exclama ella.

El chico se levanta de inmediato y se pone a su espalda, se inclina, huele su cabello y echa a correr.

Quinn se levanta de prisa pero en eso llega Sam y la calma. Pone el vaso de café en su mano y un beso coqueto en sus labios. No dudaba que ese chico estaba loco por ella. Quinn solo echó una ultima mirada hacia mi y continuó escuchando atenta la conversación de Britt.

Britt es una chica linda, meditaba esa noche en mi cama, es muy hermosa… No como Quinn, porque Quinn parecía perfecta en el parámetro por el que se mide la belleza, y Britt se le acerca mucho. Pero ingenua, Rachel la llama así por no decirle tonta, aunque quizá, como ella había dicho, en realidad Britt de tonta no tiene nada, de ahí que supo muy bien como atrapar a Quinn.

Antes de despedirnos ese día en la mesa de descanso Quinn jugueteo con los cabellos rubios de Britt. La chica más alta estaba sonriendo, probo un poco de helado y luego dio a probar a Quinn, y me sorprendí completamente cuando esta ultima abrió la boca y dejo que Britt introdujera su cuchara adentro. Luego dijo algo que por más intentos que hice por escuchar, la discusión entre Blaine y Artie no me lo permitió. Britt embarro un poco de helado en la nariz de Quinn y pude ver como ella sonrió. Entonces Sam se levanto para despedirse y ella hizo lo mismo.

Suspiré dándome la vuelta en la cama, me sentía tonta por pasar otra noche meditando la actitud de Quinn Fabray hacia los demás.

Con Britt parecía ser algo así como "linda". Con Blaine se lleva bien, con Sam… bueno, él es el único que puede probar sus labios, él se porta muy bien con ella y sin embargo ella no deja de ser fría, aunque estoy segura de que lo ama, me quedo claro desde el primer día. Con Artie y el resto es una chica mala, pero conmigo… Quinn es cruel, muy cruel.

¿Cómo se supone que debía mantener mi palabra de "no problemas" cuando ella no dejaba de provocarme y atormentarme? Pero no. No planeo romper mi promesa por ella.

A pesar de que no volví siquiera a tener un roce mas comprometedor con Sam sino solo en actuación, Quinn no parecía olvidar mi osadía de la primera vez. Se ensañaba conmigo, algo que de repente me hacía llorar de ira por la noche, solo que hoy no fue ira porque Quinn fuera mala conmigo, sino mas bien porque me ignoro durante todo el dia.

Maldición, como odiaba preocuparme tanto por eso. ¿Por qué me pasaba esto con ella? ¿Por qué de repente su perfecto rostro se aparecía en mis sueños y no me dejaba dormir?

No obstante seguí mi vida tranquila, era mejor que me acostumbrara a sus cambios de humor conmigo, un día era fría, otro día peor. Sin embargo, había ocasiones en las que parecía que todo mejoraba entre nosotras como la vez que termino con Sam por celos, ya que el era amigo de una chica guapa y millonaria, aunque un poco mayor.

Cuando entro llorando a mi casa me sentí muy confundida, sentí un agudo dolor, como de un pinchazo dentro de mi al verla como se encontraba. No podía mentir fingiendo que no me había dado gusto saber que ellos dos ya no estaban juntos, aunque no sabía por qué me daba tanto gusto, pero lo que no me gustaba era verla llorar, ella siempre se mostraba tan fuerte, no podía creer que la ruptura con Sam la dejara en ese estado. ¿Cómo es posible que lo amara tanto? ¿Por qué?

Solo la ayudé a volver con el para que ya no estuviera mal, para que ya no sufriera más, aunque dentro de mi sentía como si algo se rompiera poco a poco.

Aquella vez cuando canto junto a Sam, ya no era más la Quinn destruida y sin novio. Se veía tan sexy cantando. Como la disfrute esa vez…

En realidad, aunque se mostraba mala conmigo, Rachel insistía en que yo le agradaba a Quinn mas de lo que esperaba, pero, ¿podía ser eso verdad?