Re-editado. Creo que ahora está mil veces mejor que antes.

Espero vuestras opiniones, ideas, gustos... en un review!

Let it go!


Tranquila, Granger. Seré bueno.

— ¿Bueno, Malfoy? —Hermione sonrió con malicia, imitando a la perfección la sonrisa marca registrada de los Malfoy—. Tú no sabes ser bueno.

En el momento mismo en el que las dichosas palabras salieron de su boca, se arrepintió de haber dicho nada. Malfoy la miraba directamente a los ojos, con furia. Su mirada se volvió fría como el hielo, dura como el acero. La miró, impasible, totalmente sereno y calmo, tan calmo como se puede estar antes de que se avecine el huracán.

Malfoy…, yo…

—Desnúdate.

— ¿Q-Q-Q-Qué…? —logró articular Hermione entre tartamudeos, sin creer lo que oía.

—He dicho que te desnudes, Granger. No me gusta repetir las cosas. —murmuró Malfoy con voz queda, quién comenzaba a acercarse a ella. Con cada paso que daba el joven hacia adelante, la muchacha retrocedía uno hacia atrás. Hermione comenzaba a asustarse, y mucho. Vamos, Hermione. Sólo discúlpate y ya está. Se calmará y no pasará nada, ¡como si nada hubiera pasado! Y entonces podrás salir corriendo y esconderte en el primer sitio que veas. Realmente deseaba que fuera posible algo así.

—Malf…

—Si no te desnudas, lo haré yo por ti, Granger —la interrumpió Draco, arrinconándola contra la pared.

— ¡Atrévete si quiera a tocarme hurón! —contestó ella, enfadada. Error. Se supone que si estás entre la espada y la pared no es bueno cabrear a la espada, ¿verdad? —, ¡No pienso desnudarme! ¡Y tú no lo harás tampoco! —Tampoco es buena idea cabrear a un tipo que te odia desde que te vio por primera vez, y que ahora te tiene entre sus brazos y a su merced… ¡Por muy bien que se estuviera en ellos!

Granger —susurró él, amenazador a centímetros de la cara de Hermione. Su voz ronca, removió las entrañas de la muchacha—. Soy un chico malo, ¿recuerdas? —Le agarró la cara con una mano, haciéndole daño y obligándola a ver su mirada glacial—. Y ahora soy un príncipe con todas las de la ley, no soy sólo el Príncipe de la Casa Slytherin —apresó sus muñecas—. Tú eres mi sirvienta personal… Puedo hacerte lo que quiera. Si no haces lo que yo te ordene, si no cumples mis expectativas, si no satisfaces mis necesidades, es decir, si no cumples con tu deber de sirvienta para con tu príncipe —le soltó el rostro, bajando la mano hasta uno de sus pechos y agarrándolo con fuerza.

Puedo castigarte como mejor me parezca y nadie podrá decirme lo contrario. Nadie podrá reprochármelo. Mucho menos venir a salvarte. Porque ahora eres mía. Y ni siquiera ese viejo loco podrá hacer nada, porque ha sido su idea la que habrá desencadenado todo —apretó con más fuerza. Hermione no pudo reprimir un gemido de dolor—. Eres mía, Hermione —susurró en su oído, su voz convertida en un murmullo bajo, sus labios rozando el lóbulo de joven—, tú me perteneces ahora, ¿lo comprendes?

Hermione tardó unos segundos en procesar la pregunta. ¿Era suya? Sí, esa estúpida idea loca de Dumbledore había desencadenado semejante situación, como bien había dicho el rubio. No podía hacer nada, sus amigos no podrían ayudarla, bastantes problemas tendrían ya. Estaba sola contra una serpiente. No, una serpiente cualquiera no. Contra la serpiente Malfoy. El chico que había hecho de su estancia en el colegio una miseria. El chico que la había insultado desde el primer día de segundo curso. El imbécil que había visto como la loca de Bellatrix la torturaba en Malfoy Manor, impasible, sin siquiera mover un dedo por ella. Estaba completamente sola, a su merced, lo mirara por donde lo mirara… Malfoy podría hacerle lo que quisiera y ella no podría hacer nada para impedirlo. No tenían magia, y sin magia, el chico le ganaba fácilmente. Era más alto, grande y fuerte que ella.

Responde —Draco estaba impacientándose por su silencio. Pero Hermione no es que no quisiera responder, es que no podía ¿verdad? Porque el rubio la tenía presa de las muñecas, alzándolas por encima de su cabeza y elevando sus pechos. La tenía presa de las piernas, entrelazadas entre las propias piernas del chico. Pero su boca estaba libre, ¿verdad? ¡¿Entonces por qué no reaccionaba?!

Oh, sí. No reaccionaba porque estaba en shock. Malfoy había soltado su pecho para llevar la mano entre ambos cuerpos, le había subido la falda y la estaba tocando ahí, ¡ahí! ¿Se puede decir que la tocaba bruscamente cuando Hermione no lo sentía de esa manera en absoluto? De hecho, empezaba a sentir pequeñas descargas que empezaban en su sexo y se extendían por todo su cuerpo. No se dio cuenta de que jadeaba y gemía como poseída hasta que Malfoy dejó de tocarla y dejó de escuchar su propia voz excitada. Eso sí fue brusco… ¡se sentía tan bien!

Parece que te divierte la situación, Granger —sonrisa ladeada marca Malfoy—, ¿Acaso quieres que termine el trabajo? ¿Quieres que te folle? —sus ojos de hielo quemaban a la castaña, no sabía qué responder, qué decir, qué hacer. Su sexo la llamaba con urgencia, para que lo siguieran consintiendo… ¡Dios!—, si quieres que continúe tendrás que chuparme la polla.

— ¡Ni de coña! ¡No pienso hacer lo que te venga en…! —a Hermione le habría gustado seguir maldiciendo a Draco y a todos sus jodidos antepasados, descendientes y a quién sabe más. Pero los finos labios del mismo le cerraron la boca con mucha más precisión que unas palabras, o bien, la mano. El beso era brusco, fuerte, violento. Pero se sentía tan… ¿bien? Sí, a pesar de la situación… se sentía bien.

Malfoy le mordió el labio con más fuerza de la necesaria, provocándole un gemido a Hermione que abrió los labios en claro signo de protesta. Él aprovechó la ocasión para meterle la lengua de golpe. Eso consiguió sacar otro suspiro por parte de la muchacha. Pero no, ella no iba a quedarse atrás. No, no, no, no… ella era Hermione Granger, era una Gryffindor, mejor amiga de Harry Potter, había ayudado a derrotar al Señor Oscuro. No iba a quedarse atrás, ¡de ninguna manera!

Le devolvió el beso con la misma pasión ferviente que demostraba Draco. Enroscó sus piernas en la cadera del rubio, acercándolo más a su cuerpo. Las lenguas golpeaban y retrocedían en un baile violento, excitante, brutal… Llevaban su propio ritmo, desafiándose mutuamente, intentando tomar el control del beso. Ganaban terreno con la misma facilidad con que lo perdían. Malfoy soltó sus muñecas para agarrar la nuca de Hermione con fuerza, acercando sus bocas aún más, impidiendo que se separara ni un milímetro siquiera; mientras la otra mano descansaba en la baja espalda de la muchacha, acercándola a su más que excitado sexo. Hermione gimió. Gimió al notar la erección del joven que aumentaba su propia excitación. Las manos, ahora libres, quedaron entrelazadas entre el fino cabello del rubio, estirando de ellos. Su dueño no pareció notarlo ¿o tal vez sí?, ya que su erección aumentó aún más si cabe.

Los incontrolables gemidos de Granger, que le acercara hacia ella en lugar de apartarlo, que estuviera tan excitada como él, por él… Lo estaba volviendo loco. Draco no recordaba una chica que lo volviera tan loco como Hermione, no recordaba sentirse tan excitado. ¡Estaba perturbado! Ella era la única mujer a la que deseaba matar y amar con la misma intensidad. Matar, sí. Amar, sí. No recordaba desde cuándo, ni cómo, ni dónde, ni por qué pero Hermione Granger se había convertido, sin saberlo, en su anhelado sueño y pesadilla más terrorífica y profunda. No había hora, minuto o segundo del día en que no pensara en ella. Si ella supiera… que la deseaba interiormente con la misma pasión con que la odiaba de puertas hacia fuera, que había estado a punto, ¡a punto!, de matar a su propia tía por tocar lo que le pertenecía a él por derecho propio. Porque sí, Draco Malfoy estaba seguro al cien por ciento de que Hermione Granger era suya, y ahora el loco chiflado al que no pudo matar le daba la razón. Irónico. Nunca se había sentido así. Y se sentía tan condenadamente bien y mal al mismo tiempo. Bien, porque estaba seguro que podría convencerla para llegar hasta el final. Mal, porque estaba seguro que podría convencerla para llegar hasta el final.

Con un esfuerzo sobrehumano, no porque la chica se aferrara a él con uñas y dientes, que lo hacía. Sino porque le resultaba una auténtica tortura dejar de sentirla, dejar de saborearla. Pero debía hacerlo, o se arrepentiría más tarde.

Pareces más dispuesta ahora a chuparme la polla, Granger. —soltó en un tono brusco y jadeante por el beso anterior. Sí, eso la enfadaría lo suficiente para alejarla de él.

¡Bingo! Los ojos avellana de la muchacha pasaron del deseo… a la realidad. Hermione comprendió quién era él y quién era ella. Comprendió que era muy mala idea lo que había estado a punto de hacer, y que si continuaba así, éste último año en Hogwarts sería el peor de todos. Porque habría sido capaz de darle placer a él, porque habría sido capaz de chuparle la hombría y dejar que él le hiciera lo mismo a ella. Porque le habría dado libre acceso a su más grande intimidad, aquella que era sagrada. ¿Podría ser ese año el peor de todos? Sí. ¿Por culpa de la burla del chico al saberse el primero? No. ¿Por culpa de un corazón roto? Sí. Vio que de alguna manera retorcida e ilógica podría llegar a enamorarse del rubio que la acosaba constantemente.

Con la mirada gacha y sin decir nada soltó el agarre que mantenía en el cabello y la cadera de Malfoy. Con la misma postura abatida, recogió su camisa y su falda, que en algún momento del encuentro había perdido sin siquiera ser consciente de ello. Desde luego. El rubio cumplía sus promesas, había estado a un suspiro de desnudarla por completo. Se vistió rápidamente, sin mirar al joven con el que antes compartía tan fogoso encuentro y salió por la puerta. Deseando poder olvidar ese breve instante, deseando que él lo olvidara también… Pero, deseando con la misma fuerza que volviera a producirse un encuentro similar e igual de intenso.

Porque Draco Malfoy podía ser el único ser humano que la sacaba de sus casillas. El único que la ponía contra las cuerdas y le hacía sacar lo peor de ella. Pero Draco Malfoy, para bien o para mal, era el único ser humano que la había hecho arder con tanta fuerza. El único que le había hecho sentir semejante pasión.


Finite!

y aquí está!

hasta aqui llegamos, jeje

ya sabéis, reviews porfaaaaa y decirme si os gustaría seguir leyendo, averiguar cómo ha pasado todo y lo qué continuara, qué habra hecho Dumbledore para crear esta situacion... jejejejjejeje

soy buena creando curiosidad¿? espero que si jeje

un saludo,

Nasu