Los personajes y la trama de The Twilight Saga pertenecen a la increíble Stephenie Meyer, yo sólo dejé volar mi imaginación y recreé circunstancias que me gustaría fueran verdad. La copia o distribución sin permiso de la historia será considerado plagio.

Prólogo

Nos estábamos divirtiendo hasta el momento, si hubiera si quiera anticipado que es lo que iba a pasar no habría salido de mi casa, no tendría que haber aceptado la invitación de Edward para jugar béisbol con su familia, aunque esa es una manera en la que me puedo involucrar un poco más con mi ahora familia adoptiva, agradezco mucho la cálida bienvenida que me dieron, todos excepto Rosalie, esa despampanante rubia que parece odiarme con todo su corazón, no entiendo que es lo que hice mal con ella o en qué momento le ofendí, pero parece no quererme cerca de ella o de su familia.

Sólo fueron unos instantes, en unos instantes todo se volvió un caos y cuando me di cuenta, ya estábamos en el coche a toda prisa hacia mi casa, James es el nombre de mi persecutor, según Edward es un sádico cazador, que no estará tranquilo hasta que haya conseguido a su víctima (quien obviamente era yo), no fue muy tranquilizador, pero en estos momentos sólo me interesa la seguridad de Charlie, si se trataba de un sádico vampiro que quiere verme muerta es evidente que le puede hacerle daño a todas las personas que quiero para llegar a su meta.

- No sé que voy a decirle Edward, qué puedo hacer para que no lo lastime, no quiero que nada le pase.

- Nada le pasará, no mientras nosotros vivamos y lo sabes, te protegeré con mi vida, al igual que toda la familia, miéntele y que sea convincente, puedes decir que te iras con tu madre a Phoenix, que quieres aclarar tu mente, miente, pero hazlo rápido porque ese maldito nos está siguiendo muy de cerca.

- Está bien, voy a hacer lo posible, tomaré algunas cosas y vuelvo al coche, nos vemos en unos minutos.

Estaba tan nerviosa al atravesar mi puerta, no quería dañar los sentimientos de Charlie, dejándolo de esa manera, sé que lo va a relacionar con la vez que mi madre lo abandono conmigo en brazos hace tantos años, pero es la única opción que tengo de momento, para que no le hagan daño. Tomé algunas cosas del neceser y un par de cambio de ropa y los metí en mi mochila, bajé como bala a la sala en donde Charlie se encontraba viendo un partido.

- ¿A dónde vas? Son las 9 de la noche, creo que Edmundo puede aguantar hasta mañana para verte.

- Me voy papá, me voy y no vuelvo mas a Forks y se llama Edward no Edmundo.

- ¿Qué? ¿de qué hablas Bella?, ¿por qué te vas?

- Ya no soporto estar más aquí papá, lo siento, pero necesito pensar en muchas cosas, si esto es lo que quiero para mi vida, ire a Phoenix aunque mamá no esté ahí, tengo mis propias llaves, si me canso de manejar dormiré en algún motel tú no te preocupes.

- No puedes estar hablando en serio Bella, por favor, no hagas eso, trataré de cambiar, pasar más tiempo de calidad contigo.- lo dijo de una manera que me rompió el corazón, casi al borde de las lágrimas, dios, sólo quería decirle que se trataba de una broma y no me iría, pero era imposible.

- No insistas por favor, nos vemos.- Y salí de casa dejándolo ahí plantado en la sala de estar, me hizo sentir tan mal, la peor hija de todo el universo, pero era por su bien.

Subí a mi camioneta y arranqué, tan pronto di vuelta a la calle Edward se subió reemplazando en el volante.

- Todo estará bien Bella, nos iremos lejos y mi familia se hará cargo de esta situación, cuidarán a Charlie y yo me haré cargo de ti.

- ¿Qué vamos a hacer Edward? ¿A dónde iremos?, dos adolescentes de preparatoria allá afuera, ni siquiera pude tomar mis ahorros del jarrón, rayos.- era verdad, qué se supone que haríamos, dónde dormiríamos. Fue en el instante que Edward se rió que me di cuenta que lo que dije sí que había sonado tonto.

- Bella, tengo más de cien años, lo que haremos déjamelo a mí, tenemos mas de 20 propiedades que son permanentes alrededor de todo el país, además de otras que adquirimos de vez en cuando.- sonrió más amplio aún.- Además yo tengo mi propio dinero y no precisamente guardado en un jarrón, creo que no cabría en una cosa tan pequeña.- para mi pesar soltó una carcajada.

- Muy bien señor Don yo sé lo que hago porque tengo propiedades y dinero que no cabría en un jarrón por el excesivo espacio que demanda, vámonos de aquí.

Definitivamente Edward me hace sentir mejor, quitó un peso de mi espalda y ahora tengo fe en que todo saldrá bien, todo se va a solucionar.