DECLAIMER: Naruto no me pertenece, pero el fic sí, es mío y de mi imaginación.

One-Shot

Idiota

-¿Naruto?-dijo una pequeña niña, de unos ochos años, con un cabello largo y azul casi negro como la noche, con ojos blancos característicos de los Hyuga, y con una piel blanca llamada Hinata.

-¿Si princesa?-respondió un niño de la misma edad que Hinata, con cabello amarillo, ojos azules tan cálidos como el mismo día y unas marcas extrañas en las mejillas, era moreno y muy amistoso.

Hinata se sonrojo.

Ella no era una princesa, ella quería ser una guerrera.

-Naruto-kun, yo quiero ser una guerrera.-dijo decidida, el mundo ninja era muy injusto, eso bien lo sabia Hinata, habiendo perdido a su madre a tan corta edad.

Pero Naruto también lo sabía, él era huérfano por la guerra contra el zorro de las nueve colas.

Naruto arrugó el ceño, Hinata era su princesa, heredera de clan Hyuga, ella no tenía por qué ensuciar sus manos con sangre, ella debía ser feliz porque Naruto se encargaría de que así fuera.

-Nee Hina-chan, por qué no mejor eres mi princesa.-dijo él con los ojos brillando.- Te protegeré de todo ¡dattebayo!-continuó sonriendo.

Hinata iba a desmayarse.

Pero tenía que aprovechar este tiempo con su Naruto-kun.

Porque sí, ella lo quería, y él era suyo.

Pero el clan lo odiaba.

Cuando fuera más grande ella cambiaria eso.

Se armó de valor y le respondió a Naruto-kun.

-Pero, prométeme que nunca dejaras de ser mi guardaespaldas.-dijo cerrando sus ojitos y apretando sus delicadas manos.

Naruto feliz por poder cuidar de su princesa se acercó a ella y le tomo la mano, haciendo que esta abriera los ojos y dejara de cerrar sus puños.

-Lo prometo princesa, ahora cerremos nuestro trato con un beso ¡dattebayo!-dijo con una sonrisa enorme y un gran sonrojo en sus mejillas.

Hinata iba a morir por un paro cardiaco.

-Pero Naru-kun, los besos lo hacen la gente adulta según Neji-nii.-dijo Hinata tan roja como un tomate.

Naruto frunció su ceño e hizo una mueca.

-Será nuestra propia manera de jurar Hinata-chan, ya verás que somos únicos ¡dattebayo!

Hinata nerviosa asintió, ella confiaba en Naru-kun.

-Bien, Hina-chan, ya verás ¡dattebayo!, Uzumaki Naruto siempre cumple sus promesas.-continuó sonriendo el pequeño.

Naruto, tomando la iniciativa se acercó a la pequeña y susurro cerca de sus labios.-Prometo cuidarte para siempre ¡dattebayo!- y sin darle tiempo a Hinata, unió sus labios en un beso.

El primero para ambos.

Porque Naruto no sabía qué era lo que sentía al ver a Hinata, desde aquel día en que la salvó de los tontos niños.

Sentía cosas raras al verla.

Era como si tuviera un paquete de ramen andante.

Sí muy tonta comparación, pero para él era algo muy importante.

Hinata tampoco se quedaba atrás, ella cada vez que salía buscaba con su mirada a Naruto, siempre.

Era pequeña pero sabia por su primo que era amar, y ella amaba a Naruto.

Lo que no sabía era que años después Naruto se fijaría en Sakura.

Aunque Naruto nunca olvidaría a su pequeña princesa, siempre pequeña, dulce y frágil como un pétalo de rosa.

Por eso él tenía miedo.

Mucho miedo de cagarla.

Ella era muy importante, y él muy idiota.

Hinata creía que él había olvidado la promesa.

Pero Naruto jamás lo hizo.

Su sueño de ser hokage comenzó cuando quiso proteger a Hinata.

Naruto era un idiota, pero no un bastardo.

Él sólo quería crecer antes de poder estar al lado de la mujer a la que ama.

Sólo un poco más y ya podría tratar a su princesa como debía ser.

Lo que no sabía es que a Hinata no le importaba.

Hinata lo amaba tal como era.

Quizás sí era un idiota.

Al parecer Sasuke y él no eran tan diferentes después de todo.