Disclaimer: Bakugan new vestroia ni los piropos me pertenecen en lo mas minimo.


Keith era una maldito infeliz… Si, lo era, lo seria y siempre la mayor parte del tiempo se la pasaría maldiciéndolo a pesar de que fueran ya un extraño tipo de pareja que la mayor parte del tiempo se la pasan escondiéndose del mundo, claro, eran pocos los que sabían de su relación secreta, pero probablemente eso dejase de ser secreto dentro de poco…

-Eres como el oso, mientras más bueno más hermoso.-

Se escucho el grito desde el segundo piso del plantel estudiantil, mientras que Lync, junto al grupo de cultura física se encontraban jugando al voleibol y a consecuencia traía la típica ropa de una camisa blanca pegada al cuerpo y unos shorts cortos, que sabia –por culpa de la demás gente pervertida- que no dejaban mucho a la imaginación

-¡Uuuy! te hablan Lync- se burlo una compañera, a la vez que un grupito mas se ponían a reír nerviosamente y desde la ventana del segundo piso se escuchaban las carcajadas.

-¡Bueno, ¿qué? Digo alguna tontería o me la chupas aquí mismo!- se escucho un grito nuevamente del segundo piso

Asi que con un enorme sonrojo, tanto de vergüenza e ira, Lync se giro para ver al maldito rubio teñido, que se encontraba burlándose de él con los malditos piropos que se encontraba lanzándole.

-No te lo vas a creer, pero yo hace 30 segundos era ¡heterosexual! (1)-

-¡Veta a joder al novio de tu hermana!-

¿Por qué piropos?

¿Por qué de todo lo que tenía que existir, Keith le tenía que estar gritando piropos?

Y para acabarla de amolar, no eran piropos dulces, más bien parecían piropos de albañil –si pensaba detenidamente en eso obviamente- ¿Pero porque? ¿Por qué él? ¿Acaso era porque tenían una relación? ¿Acaso su cara roja, roja, roja, le era satisfactoria? ¿Acaso las respuestas que le daba le divertían aun mas?

Pues bien, no sabía que es lo que era, pero estaba seguro que el malnacido de Keith se las pagaría muy cara, aunque claro, ¿Por qué piropos? Era simple, igual de simple que el compuesto del agua, hacia más o menos una semana –el mismo tiempo que su amado y maldito rubio tenia diciéndole piropos- una profesora les había encargado llevar frases, piropos, versos, oh incluso un poema de la preferencia de cualquier persona, para poder decirlo en el salón de clases, y como el maldito rubio tenía una mente de…

-¡Por vos me haría pirata! ¡No por el oro ni por la plata! ¡Sino por el tesoro que hay entre tus patas!- le grito nuevamente Keith, esperando una reacción por parte del peli rosa, que únicamente no hacía otra cosa más que alimentar su ego muy probablemente sin fondo

-¿Quieres guerra?- pensó Lync mirándolo desde el patio- ¿Quieres guerra?- se cuestiono el mismo, nuevamente- Pues si quieres guerra, guerra tendrá

¿Y qué mejor arma?

Oh si, pues ese pirata no obtendría el tesoro que hay entre… ¡Como sea!, no importaba el estúpido piropo, de lo que si estaba seguro que importaba, era que ese rubio prepotente, se quedaría en la abstinencia.

Oh si, adorada abstinencia.


Comentarios de la autora:

¿Se dan cuenta que conmigo, Lync siempre se venga de la misma forma o.o?

1.- El piropo original era: "No te lo vas a creer, pero yo hace 30 segundos era ¡maricon!

Mas sin embargo, cambio lo ultimo para darme gusto ¡Ja!

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