A/N: Hola! La verdad es que Eren y Levi se han vuelto mi pareja favorita últimamente y necesito leer, dibujar, escribir sobre ellos... todo! Los amo XD Y bueno, así es como salió está historia. Será de varios capítulos, y debo admitir que ciertas cosas están basadas en experiencias propias. Así que si tienen alguna duda, anímense a preguntar y trataré de responderles sin spoilers C:
Oh, por cierto. Si es que también siguen mi otro fic "Attack on Mulan" sólo quería comentarles que siempre sí agregaré el capítulo extra (con el lemon yay!). Lo subiré en uno de estos días, ya lo estoy escribiendo :3
Sin más preámbulo, aquí el primer cap :)
De Cráneos y Fotografías
capítulo 1.
Reuniones
Cuando estudias medicina, cualquier momento libre es una bendición. Eren entendía muy bien aquello, y por esa razón había organizado una reunión en su casa un día de suspensión de clases. Quizá debería estar estudiando, pero un descanso no les vendría mal a él y a sus compañeros.
"Bien, aquí están las cervezas... Pero no beban mucho, sobre todo si van a manejar..."
"Gracias Eren," dijo Reiner por todos, mientras Eren se sentaba con ellos y repartían las cervezas. Observó a sus amigos mientras abrían las latas y brindaban: estaba Reiner Braun, rubio y fornido, futuro abogado. A su lado, tímido, moreno y alto, Bertolt Hoover, estudiante de artes plásticas y novio de Reiner. Annie Leonhardt, rubia y luciendo aburrida —pero bella— como siempre, estudiaba teatro. Sasha Blouse y Connie Springer, pareja sumamente reciente, ella estudiante de gastronomía y él de mecatrónica. Jean Kirschtein y Marco Bodt, compañeros de la facultad de medicina de Eren, ambos completamente enamorados y la más vieja de las parejas que habían surgido en el grupo; y Armin Arlert, mejor amigo de Eren y un pequeño genio, que se suponía estaba estudiando ciencias geológicas mas su desempeño e interés eran tan notorios que ya comenzaba a establecer relaciones e involucrarse en investigaciones con científicos reconocidos.
"¿Por qué siempre tenemos que juntarnos en casa de Eren?" reclamó Jean. Eren puso los ojos en blanco, aunque eran amigos su relación consistía en molestarse frecuentemente.
"Emm... ¿Quizá porque tu casa es demasiado chica y la mía siempre está sola?" inquirió retóricamente. "Además, todos conocen mi casa."
"Cierto Jean, no seas un aguafiestas," dijo Reiner. "La casa de Eren siempre ha sido el punto de reunión, incluso desde antes que la señora Jaeger..." se detuvo de pronto, arrepintiéndose de lo que iba a decir. Todos lo miraron con expresiones de alarma, y el rubio la dirigió a Eren una mirada de disculpa. Se aclaró la garganta. "Lo siento, Eren..."
El aludido se encogió de hombros, ignorando el silencio y las miradas sobre él. "No hay problema. Ya estoy acostumbrado a que mamá no esté."
Carla Jaeger había muerto hace ya varios años, desde que Eren era un niño. Ella solía ser la alegría en la casa, y siempre se había asegurado de socializar y conocer a las familias de los amigos de su hijo, de modo que a menudo promovía que Eren invitara amigos a la casa. Así fue como la residencia Jaeger se convirtió en el punto de reunión. Incluso después de su muerte y del distanciamiento de Grisha de su hijo al refugiarse en su trabajo, la casa se había mantenido como el lugar donde usualmente se juntaban.
"Como sea, Jean tiene la culpa por haber sido un gruñón maleducado," dijo Marco con un tono ligeramente jocoso y arrepentido para aliviar la tensión.
"¿Huh? ¡¿De qué lado estás?!" le reclamó Jean, enarcando una ceja. Marco rio y besó su mejilla, a lo que Jean no pudo resistirse y le dio un beso en la boca, saboreando la sonrisita de Marco. Los demás soltaron expresiones de asco fingido, y Reiner incluso les aventó un cojín.
"Celosos," farfulló Jean al romper el contacto. Hubo risas generales y comentarios sarcásticos, y cuando las cosas se hubieron calmado de nuevo comenzaron a hablar de cómo les había ido a todos durante el semestre en sus diferentes carreras y universidades.
"¿Y cómo te va a ti, Armin?" preguntó Eren después de un rato. Armin sonrió, feliz de que pareciera interesado y se encogió de hombros.
"Bastante bien, supongo. He aprendido muchísimo, aunque tenga mucho que estudiar. Pero ya sabes que siempre quise saber más sobre el mundo y cómo está formado: los volcanes y mares, los campos de arena, los paisajes nevados... Es simplemente fascinante. Y cuando trajeron a un reconocido científico, el doctor Dot Pixis, a dar una conferencia y habló sobre cómo estaban reclutando estudiantes de excelencia para cooperar con las investigaciones de Paleontología, supe que tenía que involucrarme. Ha pasado todo tan rápido, y he viajado a lugares increíbles y conocido tantas cosas..."
"No lo dudo," dijo Eren cariñosamente. Todos escuchaban con atención el relato de Armin: siempre habían sabido que era especial. Era un genio, un niño superdotado, que incluso se había graduado dos años antes que los demás de su clase y progresado en la universidad rápidamente. Eren no dudaba que en algunos años Armin fuera un científico de renombre que había logrado importantes descubrimientos.
"Sí, pero ya saben... Me dijeron que me tome un tiempo para descansar. Creo que les preocupa mi edad y esas cosas, un chico como yo debería de estar divirtiéndose y no trabajando tanto, ¡pero lo disfruto mucho! Tanto que no puedo dejar de leer todos los días las investigaciones que hemos hecho y pensar en que no puedo esperar más. Oh, lo siento, estoy hablando demasiado," Armin rio. Probablemente era el alcohol, aunque siempre que le preguntaban sobre sus intereses no podía evitar contar todos los detalles.
"Nah, no importa," dijo Jean cordialmente. Entonces se volvió a Eren. "Oye, Eren, ¿cuándo dijiste que venía Mikasa, por cierto?"
"Oh, creo que vendrá hasta que empiecen las vacaciones. Tal vez sea lo mejor, con lo locas que están las cosas por ahora," dijo Eren. Todos hicieron un gesto de ligera incomodidad. En la ciudad había histeria debido a los repetidos casos de asesinatos que se habían reportado recientemente.
"¿Y ya te arreglaste con ella?" inquirió Armin de pronto, cambiando el tema.
"¿Arreglarme con ella? Armin, si nunca hemos tenido problemas."
"Hm. Si tú lo dices..."
"Sí. Como sea, quiero mostrarles algo," dijo Eren y subió las escaleras para ir a su cuarto. Armin suspiró cuando se fue. Eren lo podía negar, pero era obvio que aún había algo de tensión entre Mikasa y él.
El castaño bajó de inmediato, cargando un objeto. Lo depositó triunfante en la mesita de la sala, y todos se le quedaron viendo con algo de impresión. Era un cráneo humano.
"Lindo, ¿no?" arqueó las cejas.
"Wow Eren, ¿lo conseguiste desde ahora? ¡Pero si es para segundo semestre!" dijo Marco, examinando el cráneo con entusiasmo.
"Lo sé, pero papá me lo dio hace unos días, después de que le comenté que usaríamos uno para el siguiente curso. Y ya sabes, él también fue estudiante de medicina, así que creo que es amigo del tipo del cementerio o algo así, porque le dio uno nuevo y en buen precio..." explicó Eren con la misma emoción.
"Genial..." admitió Jean. "Pero oye, ¿y si no pasas?"
Eren sabía que a pesar de que Jean fuera un cretino, esa vez no lo decía con mala intención. Simplemente estaba expresando una posibilidad, y una muy común, puesto que a la mayoría de los estudiantes de nuevo ingreso les costaba trabajo adaptarse a un ritmo tan diferente en la universidad, y usualmente reprobaban la materia más difícil: Anatomía I. Pero Eren no podía permitirse reprobar: su padre era médico y Mikasa, su hermana adoptiva, había conseguido una beca en una universidad fuera del país; por lo cual él tenía que demostrar que podía ser tan bueno como ella y enorgullecer a Grisha. Así que Eren, aunque detestaba estudiar y no era particularmente brillante, se había estado esforzando para ser uno de los mejores estudiantes de su grupo. Cuando Eren se proponía algo, no había nada que se lo impidiera.
"¡¿Bromeas?! Claro que voy a pasar. Es un hecho."
La conversación fue interrumpida por el sonido del timbre. Eren dejó su cerveza en la mesa y se dirigió a la puerta.
"Debe ser Christa. Voy a abrirle."
"Hola Eren." En efecto, era la pequeña rubia, acompañada por una muchacha morena mucho más alta que ella. Eren no pasó por alto que estaban tomadas de las manos. "Oh, ella es Ymir. La conocí en la facultad. ¿Podemos pasar?"
"Ah, claro. Hola," balbuceó algo avergonzado por su falta de educación. Las chicas pasaron e Ymir lo saludó secamente. Algo en su semblante le recordaba a Annie, ambas parecían indiferentes todo el tiempo.
La verdad es que Eren había sospechado que había algo diferente con Christa desde hacía un tiempo. No en un mal sentido —después de todo, no sería la primera homosexual entre su grupo de amigos— sino que podía tener a cualquier chico que deseara gracias a su belleza tanto interior como exterior. Pero a Christa parecía no importarle, y ahora Eren confirmaba el por qué. Aunque la verdad, le alegró verla con Ymir, ya que se veía realmente feliz, y Christa merecía eso después de toda la mierda por la que su familia la había hecho pasar: los Reiss eran empresarios muy importantes, pero Christa siempre había tenido talento y fascinación por el arte. Así que cuando se rehusó a continuar con el negocio de la familia, la habían echado de la casa y desheredado. Incluso había tenido que cambiarse el nombre de Historia Reiss a Christa Lenz, y conseguir una buena beca para estudiar algo relacionado con las artes y el diseño: diseño gráfico.
Eren tan sólo podía imaginarse lo que su familia diría si se enteraran que además de lo de la universidad, era lesbiana. Pero al menos ahora Christa parecía liberada y realmente satisfecha con su vida, y eso era lo que importaba.
La pequeña rubia saludó y presentó a su pareja, y ambas se acurrucaron en un sillón, uniéndose a la conversación.
"Oh, por cierto, Christa," anunció Armin, sacando algo de su mochila. "Aquí está la cámara que me pediste. Es muy vieja, como una reliquia o algo así, pero funciona bien. Espero que te sirva."
"¡Gracias Armin! Es muy linda," asintió Christa entusiasmada, tomando la cámara. "Me servirá para la clase de Fotografía."
"Me alegra escuchar eso. Um... Sólo cuídala mucho, por favor. Tío Erwin no sabe que la tomé."
"Claro, la cuidaré con mi vida. Lo siento, si pudiera compraría una cámara, pero son muy caras..." se disculpó Christa, haciendo cara de pesar. Debía ser duro estar en quiebra para una chica acostumbrada a los privilegios.
Armin sonrió con empatía.
"No hay problema, me alegra ayudar. La familia es primero."
Christa y él eran primos lejanos. Armin incluso le había ofrecido su casa, pero ella había encontrado un trabajo de medio tiempo y rechazado la oferta, diciendo que no quería ser una molestia.
"Hablando de familia..." meditó ella; "¿Estás seguro que al tío Erwin no le importará? Apenas y lo conozco..."
Armin le restó importancia con un gesto de su mano. "Bah, no te preocupes por eso. No tiene por qué darse cuenta. No la usa."
Mientras, Eren se puso de pie para retirar el cráneo de la mesa, ya que ya no le estaban prestando atención, pero en ese momento Christa lo notó. "Oh, espera Eren, ¿qué es eso?"
"¿Esto? Es un cráneo humano. Lo usaré para Anatomía II, en el siguiente semestre," explicó él.
"¡Es genial!" chilló la rubia, emocionada. "¿Podría tomarle una foto?"
"Oh, claro..." accedió Eren, volviendo a colocar el cráneo en la mesa. Ymir hizo algún comentario burlón que sólo la rubia escuchó, y le dio un codazo, ignorándola. Entonces buscó el mejor ángulo y disparó con la vieja cámara.
"Increíble," susurró después de haber tomado la fotografía. "Gracias, Eren."
"De nada," sonrió el castaño.
Así transcurrió la tarde, entre más risas, conversaciones y bebida. Eren observó las pequeñas reacciones de cada uno de sus amigos, y agradeció porque siguieran juntándose así. Cuando habían terminado el instituto y comenzaban a buscar sus carreras e universidades ideales, había surgido el miedo natural de que se separaran para siempre, pero no había sido así. Cierto, quizá ya no se veían tan seguido como cuando eran niños, pero su amistad seguía igual de fuerte. Y eso le alegraba.
"Tengo miedo de la disección de mañana. ¿Creen que esté muy difícil?"
"Marco, con la doctora Hange, ¿acaso hay algo fácil?"
"Hey, deja de ser un cabrón con mi novio."
"Saben que estoy diciendo la verdad."
Jean suspiró. No podía refutar a eso.
Las disecciones eran lo que condenaban a la mayoría de los estudiantes de primero. Eran en equipos, y consistían en disecar la región asignada con el plazo de una semana; estudiarla a fondo y hacer un reporte al respecto. Finalmente, había que presentarla en el día fijo para cada equipo. Ese día, todos tenían que presentarse bien estudiados y con su material completo. Entonces llegaba la doctora, examinaba que la región estuviera bien disecada y hacía preguntas a cada miembro del equipo. Al final, si consideraba que tu desempeño y la calidad de tus respuestas era satisfactoria, te pedía por tu reporte como una manera de decir que habías pasado.
Podía sonar fácil, pero nunca sabías con exactitud lo que te fuera a preguntar, además de que el hecho que fuera un interrogatorio oral ponía nerviosos a muchos. Y tenías que pasar diez disecciones, o de lo contrario reprobabas el curso.
Y al siguiente día, el equipo de Jean, Marco y Eren tenían que presentar su disección. Eren los había invitado a su casa para estudiar juntos, y a Armin también. Siempre era bueno contar con él cuando había que estudiar: si nadie comprendía, Armin leía el texto y lo explicaba de maravilla.
Los cuatro subieron a la habitación de Eren, argumentando sobre lo mismo. Al entrar a la pieza, Eren se detuvo de inmediato, paralizado de terror.
Había un hombre ahí.
"Eren, ¿qué mierda?" se quejó Jean al chocar contra su amigo.
El hombre estaba de espaldas, sobre un banco y de puntitas, sacudiendo los rincones del cuarto de Eren. Era de estatura baja, piel pálida y cabello negro, rapado en la parte de abajo.
Eren lo conocía muy bien, y a pesar de eso, no pudo contener el impulso de preguntar:
"¿Quién eres?"
Jean, Marco y Armin intercambiaron miradas.
"¿Qué pasa?" preguntó Marco, extrañado.
"¡¿Qué haces en mi cuarto?!" exclamó Eren, ignorándolos. El hombre dejó de sacudir, mas no volteó a verle. Sólo se mantuvo inmóvil.
Los amigos de Eren comenzaron a preocuparse.
"Eren, ¿está todo bien?" inquirió Armin, tocando el hombro del castaño. "A quién le...?"
En ese instante, Eren volteó hacia sus amigos. Sus ojos estaban desorbitados y su tez morena estaba más pálida que nunca. Los tres ahogaron un grito de la impresión.
"¡Eren!" chilló Armin, poniendo ambas manos sobre los hombros de su amigo. Eren jadeó, pero al menos su mirada perdida se enfocó en el rubio.
"E-el hombre... Q-que está ahí..." balbuceó, temblando y señalando hacia atrás. Armin frunció el ceño, mirando el lugar que le indicaba.
"Eren, ahí no hay nadie."
"¡¿Cómo de que no?!" soltó Eren, volteando rápidamente. El joven seguía ahí, ahora mirando en la dirección de los cuatro chicos. "¡Ahí está! ¡Mírenlo!"
"Hey," saludó con un movimiento de cabeza. En efecto, era la persona que Eren había pensado desde un principio. Su corazón dio un vuelco y sintió como si le hubiera caído una cubeta de agua fría de la impresión.
"Tú... Pero es imposible, tú estabas... estabas..."
El joven bufó, sonriendo jocosamente.
"¿Muerto?"
Eren suspiró y su cuerpo cayó al suelo, inconsciente. Sus amigos soltaron exclamaciones de sorpresa y se apresuraron a atraparlo mientras se preguntaban qué debían hacer.
El joven soltó otro bufido y continuó limpiando.
Eren abrió los ojos poco a poco. Le dolía la cabeza ligeramente, como si se hubiera golpeado o algo así. Miró a sus alrededores, notando que estaba en su cuarto. Mas pronto se percató de que no estaba solo como pensaba.
"¡AH!"
El mismo hombre de hacía un momento estaba en un sillón al lado de su cama. Parecía entretenido, con un libro de Bioquímica en sus manos. La mayoría de las personas no lo entenderían, pero Eren sabía que él sí.
"Por fin despertaste..." dijo el joven, bajando el libro, mas Eren no le prestó atención. "Tus amigos están en el otro cuarto, creo que están preocupados."
"Sigues aquí," le espetó con una mirada salvaje. El pelinegro sólo frunció el ceño y asintió de mala gana. Los mismos ojos grises de siempre, Eren los recordaba muy bien...
"¿Por qué?" insistió Eren.
El joven suspiró. "La cámara."
"¿Eh?"
El joven puso los ojos en blanco. "Tu amiga tomó una foto de mi cráneo con una cámara especial. Sonará loco, pero... ¿Has oído eso de que las cámaras atrapan las almas de la gente? Fue más o menos lo que pasó, pero al revés. Mi alma estaba atrapada en esa cámara, y al tomarle una foto a mi cráneo, la liberaste. Así que aquí estoy," explicó.
Eren asintió, recordando la fotografía de Christa. De pronto se sonrojó. Si él estaba ahí, en su casa... Quizá aún recordaría...
"Ya veo..." tragó, nervioso. "Umm... Y oye... No quiero ser descortés, pero... Si sabes que estás... Pues, tú entiendes... Muerto... Umm..." tartamudeó, "¿Recuerdas algo de tu vida?"
Él parpadeó. "No."
Eren frunció el ceño. No tenía mucho sentido. "¿Entonces cómo sabes tan bien lo de la cámara? ¿Y cómo es que tu alma terminó atrapada ahí?"
"Eso fue después de morir, por eso lo recuerdo. Y no tengo la maldita idea," explicó él pacientemente.
"Hmm..." meditó Eren. Parecía sincero. "¿Y sólo yo puedo verte?"
Él se encogió de hombros. "Eso parece."
"¿Por qué?"
"No estoy seguro," admitió. "¿Tal vez porque tú eres el que tiene mi cráneo?"
"Oh," soltó Eren. Bueno, eso sólo haría incómodo trabajar con el cráneo ahora. "¿Entonces no recuerdas nada de ti? ¿Nada?"
"Bueno, sólo sé una cosa," exhaló él, jugueteando incómodamente con los cabellos largos de atrás de su cabeza. "Mi primer nombre."
"¿Y es?" preguntó Eren, aunque conocía la respuesta. El joven lo miró fijamente.
"Levi."
A/N: Los reviews harán que actualice mas rapido! -creo- XD así que si quieren saber como continua, dejen review diciendo que piensan! :)
